San Juan Bautista

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martes, 26 de julio de 2022

Reseña Editorial: "Plandemia: Tiranía Sanitaria Global" de Alejandro Sosa Laprida

 


Diario La Prensa - 24/07/2022

Autor: Agustín de Beitia

 

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De a poco van apareciendo, también en nuestro medio, libros que cuestionan la narrativa oficial sobre lo sucedido en el mundo desde fines de 2019. Este breve pero valioso opúsculo titulado “Plandemia”, de Alejandro Sosa Laprida, debe contarse entre los más provechosos: es compacto, vertiginoso, desafiante y, sobre todo, pone las cosas en perspectiva, a la luz de la fe.

Sosa Laprida es licenciado en Filosofía, profesor de francés y autor de varios libros de tema religioso, incluso alguno crítico del papa Francisco. Es muy activo en las redes sociales, provocador, un poco fragoroso. También es uno de los pocos que entrevió con perspicacia desde el comienzo el engaño que estaba detrás de la última emergencia sanitaria global y se lanzó con ardor a dejar constancia sobre las demenciales medidas que se fueron adoptando.

La “secuencia orwelliana” que denuncia es ya conocida por muchos lectores de este suplemento: sospechosa alarma mundial por un virus que tiene una letalidad similar a la de una gripe estacional, introducción de un test que crea falsos positivos, restricciones de todo tipo, vacunación masiva con terapias genéticas, mordazas a los que disienten, discriminaciones inconstitucionales para los insumisos, y refuerzo de un gobierno mundial con perfiles tenebrosos.

Un giro copernicano en nuestras vidas, el “Gran Reinicio” famoso, como se llamó a esta verdadera maniobra de ingeniería social, política y económica desestructurante de la vida humana tal como la conocíamos, que Sosa Laprida expone en 14 breves artículos que antes fueron entradas de blog. Esos breves escritos permiten seguir la evolución de esta maquinación aberrante, pergeñada por Bill Gates, el Foro Económico Mundial y la OMS.

Pero aquí lo que importa es la mirada a futuro, y Sosa Laprida propone una justificada mirada teológica, o escatológica. Porque el “secuestro psicológico” de la población, que aún no despierta ante esta “comedia grotesca”, como él la llama, puede ser un anticipo de lo que vendrá. Pero la cuestión no se limitará ya a preocuparse porque una elite megalómana e inescrupulosa de millonarios pueda arrogarse el derecho a decidir cómo debemos vivir, si podemos viajar, lo que debemos pensar, lo que estamos autorizados a hacer. El asunto es que el “Gran Reinicio” tiene -qué duda cabe- un carácter diabólico y prefigura ese mundo unificado política y religiosamente bajo el mando del Anticristo y del Falso Profeta del que habla el Apocalipsis.

Tan ineludible es esta mirada como el prólogo de Flavio Infante, que brinda el marco histórico que favoreció la pérdida de todo horizonte sobrenatural en el hombre. El resultado es un libro que se alza como un saludable ejercicio de sentido común, moralmente apremiante, como dice el autor, y podría agregarse que de lectura indispensable.

Fuentes:

1. https://www.laprensa.com.ar/518290-El-Gran-Reinicio-y-su-aterradora-proyeccion-.note.aspx

2. https://drive.google.com/file/d/112TDZlImcKpbPGb_RSxadLkoYQCFpzjv/view

Publicado en:

https://gloria.tv/post/CTkZ3Pa7qExp24G83qemdFVun

Presentación

El propósito de esta publicación es el de cuestionar la narrativa oficial acerca de lo que viene sucediendo en el mundo desde marzo de 2020, cuando la OMS declaró el estado de pandemia por un nuevo tipo de coronavirus, aparecido en China a fines de 2019.


En base a esta supuesta pandemia de “covid” -con un índice de letalidad equivalente al de cualquier gripe estacional-, se tomaron una serie de decisiones sin precedentes en la historia: confinar el mundo entero; dejar a toda la población prácticamente sin atención médica; impedir las autopsias; cerrar las escuelas; prohibir viajes y reuniones; suspender el culto religioso; deshumanizarnos a través del enmascaramiento, el aislamiento y el distanciamiento; infantilizarnos mediante todo tipo de restricciones absurdas; discriminar arbitrariamente entre categorías sociales “esenciales” y “no esenciales”; destruir la economía, empobreciendo a la gente y volviéndola así dependiente de los subsidios estatales, con la consiguiente pérdida de autonomía y de libertad; erradicar la “presencialidad” de la vida social, convirtiendo la “virtualidad” digital en la norma de una existencia humana artificial y solitaria; instaurar una “nueva normalidad” distópica que fragiliza las relaciones humanas y daña la salud física y psíquica, pero que incrementa exponencialmente las pingües ganancias de las grandes corporaciones tecnológicas y farmacéuticas -todas poseídas por “filántropos” que quieren “cuidarnos”, como es bien sabido-; adoctrinarnos con una “propaganda del miedo” incesante en todos los medios de prensa subvencionados por el sistema; utilizar una prueba PCR fraudulenta -no apta para diagnósticos médicos- ideal para identificar tantos casos “positivos” como sea necesario a los efectos de poder mantener las restricciones; prohibir cualquier tratamiento alternativo y sancionar a los médicos que los utilicen; certificar casi todos los decesos como “muerte por covid”.


Descargar la tapa completa:

google.com/file/d/1d8pZbIXl59zgJ_v__frOy-muzyIbWB2P/view

Por último, vacunar masivamente a la población con falsas vacunas pero verdaderos tratamientos génicos experimentales, no probadas en animales, cuyos efectos adversos a mediano y a largo plazo se desconocen, cuyos efectos a corto plazo son de una gravedad nunca antes vista en ninguna vacuna y cuyos fabricantes exigen la confidencialidad de los componentes, así como la inmunidad jurídica ante las eventuales demandas.

Dicha “vacunación universal” fue “decretada” por Bill Gates, pocos días después de la resolución de la OMS, en una sonada entrevista con el Financial Times, en la que tuvo la delicadeza de informarnos que, sin ella, “no habrá un retorno a la normalidad” (sic). Cabe precisar que este multimillonario “filántropo” y eugenista militante es uno de los principales financiadores de la OMS, un poderoso accionista de la industria farmacéutica y que en octubre de 2019 había organizado nada menos que una simulación de pandemia mundial de coronavirus, el “Evento 201”.

Por otro lado, está el aspecto “abortivo” que revisten estas “vacunas”, las que fueron desarrolladas y/o probadas empleando cultivos celulares obtenidos de células de fetos provenientes de abortos provocados, y cuyos tejidos -de múltiples órganos-, además, les fueron extirpados in vivo -requisito indispensable para que sean de utilidad en la experimentación biológica-, lo cual añade al infanticidio una capa suplementaria de crueldad de una malicia propiamente luciferina.

La lista de hechos inusuales, de extrañas coincidencias, de situaciones sospechosas y de aberraciones morales presentes en esta secuencia orwelliana de acontecimientos es infinita: declaraciones contradictorias, decisiones incoherentes, mentiras desvergonzadas -por ejemplo, hacer creer que es una “vacuna” lo que es un tratamiento génico experimental inédito en la historia de la medicina-, conflictos de interés omnipresentes -los vínculos financieros entre laboratorios, fundaciones “filantrópicas”, mass media y organismos gubernamentales son un secreto a voces-, propaganda mediática incesante -sin nada que envidiar a la de los regímenes totalitarios del siglo pasado-, imposiciones arbitrarias, censura sistemática de los disidentes, “lavado de cerebro” y manipulación emocional permanentes, odiosas medidas extorsivas para “sumar vacunados”, discriminaciones inconstitucionales, violación de las libertades personales, etc.

En definitiva, a la luz de todo lo acontecido durante este proceso “sanitario” interminable y que amenaza con volverse crónico, sin precedentes en la historia y carente de toda racionalidad y sustento científico, y cuyas nefastas consecuencias para la salud física y psíquica de la gente -lo ocurrido con ancianos y niños estremece- y para el bienestar general de la sociedad son incalculables, considero que el hecho de atreverse a cuestionar la veracidad de la versión oficial sobre la “pandemia”, mal que les pese a los censores mediáticos, a los fact checkers y demás propagandistas de los laboratorios, no solo está plenamente justificado, sino que es una saludable manifestación de sentido común y una actitud moralmente apremiante.

PEDIDOS A:

Librería y Editorial Santiago Apóstol

La Plata 1721, Bella Vista (1661), Provincia de Buenos Aires, República Argentina.

Teléfonos: 11.3782.8582 / 11.5016.9712

Mail:
 santiagoapostol_bellavista@yahoo.com.ar


 

 

2 comentarios:

  1. Le agradezco mucho la publicación. Un cordial saludo en Cristo y María.

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  2. bravisimo, la verdad plena

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