viernes, 30 de octubre de 2015

La angustia de un desvelado – Augusto TorchSon



   Me despierto desconcertado, aturdido, pensando si realmente lo que vivimos  es sólo un sueño, si es que perdí la capacidad de reacción ante la asfixiante realidad.


  ¿Es que Dios nos ha abandonado, o nos está castigando a todos? Sabemos que Dios hace llover sobre justos y pecadores. ¿Es que esto estaba escrito que tenía que pasar o es simplemente la consecuencia lógica de la perversa sucesión de acontecimientos de los cuales todos somos responsables?


  Lo cierto es que la realidad se hace difícil de soportar, y mientras que la mayoría opta por abrir los ojos sólo a lo que no los comprometa, todavía quedan quienes prefirieren tratar de seguir manteniendo el sentido común, y no sólo por una cuestión de principios, sino como una manera de no deslizarse en ese tobogán de autocondescendencia que sabemos que tarde o temprano conduce tanto al infierno terreno como al supraterreno. Pero en ese mantenerse con los pies real y verdaderamente sobre la tierra a la vez que se mantiene la visión sobrenatural de la existencia; nos enfrentamos a la constante tentación de pasar del desánimo a la desesperación. La solución que se nos propone es aceptar que nuestra postura puede ser demasiado rigorista y para solucionarlo debemos optar por filtrar lo que pueda afectar nuestra psiquis.


  Cuan duro se hace tener que enfrentar cada día asumiendo que prácticamente cada persona con las que interactuemos está tan envenenada por esta ficción a la que quieren creer como realidad, que se debe recurrir al silencio como única manera de continuar. Soledad en medio de la multitud.


  Una vez me dijeron que no hay nadie más realista que los locos, que sus miedos son completamente razonables y que el problema de ellos es que no pueden aceptar esa realidad o no se sienten con fuerzas suficientes para lidiar con ella y de ahí su enajenación. Y así se lucha por mantener el equilibrio entre mantener la fe y la cordura, o negarlas para sobrevivir.


  En el reinado mundial de la estupidez, se nos propone la aceptación de innumerables falsos axiomas no sólo como imperativo de subsistencia, sino también, como forma de hacernos perder la fe. La aceptación de los dogmas globalistas nos lleva a aceptar las más ridículas paradojas. Tenemos que renunciar a lo que sabemos, a lo que razonamos coherentemente, desaprender lo bien aprendido, desandar el camino de maduración para simplemente relajarnos y no autoimponernos cargas más grandes de las que supuestamente podemos soportar.


  El mundo no sólo nos impone la silente aceptación de la nueva construcción de la historia y la realidad, sino también forzar el sentido común a niveles donde el riesgo de insania es increíblemente alto.


  Entre las nuevas paradojas del sistema mundial imperante, está la que pretende una lealtad al régimen que necesariamente implique deshonestidad hacia los demás. Tenemos que saber que trabajar para este sistema , negociar con él, requieren no sólo el cerrar los ojos a sus fraudulentas maniobras, sino participar en sus beneficios que tan generosa como coactivamente se nos imponen para no poder aducir que estamos “libres de pecado” y ser de esa forma cómplices. Así la honestidad se vuelve divisible, fieles a quienes nos benefician, infieles al resto de la masa que también haría lo mismo si estuviera en nuestro lugar, a la verdad, a Dios y a nosotros mismos. Y así, esta deshonesta honestidad al régimen, que se nos presenta cómo la única posibilidad de trabajar, de negociar, de “comprar y vender”; nos conduce irremediablemente a la anulación permanente de nuestra posibilidad de pensar o pensarnos coherentemente. Una vez más se nos quiere presentar este ocaso del sentido común como la forma menos peligrosa de subsistir, pero el precio a pagar implica apagar tantas luces en nuestra inteligencia, que el enfrentar el camino del futuro inmediato a ciegas, significa el igualmente el abandono de la cordura en pos del mantenimiento del confort o de la subsistencia misma.


   Entonces, ¿cuál es el camino, si el mantener el sentido común basado en nuestra fe puede resultar asfixiante, y el no hacerlo también nos conduce a la consciente colaboración con un sistema que tarde o temprano sabemos cabalmente que nos devorará a todos?


  ¿Es que dudamos de la Gracia? ¿Es que realmente nos falta fe? Ciertamente que ambas preguntas pueden responderse afirmativamente, y más bien la respuesta parece encontrarse en el error de tratar de tener fe pero solamente a través de la razón, de confiar demasiado en nuestro “sentido común” y por consiguiente en nuestras fuerzas, lo que implica aunque involuntariamente desconfiar de la Gracia. Tal vez se necesite más recogimiento, aún más soledad, tal vez buscar y confiar sólo en lo que y en Quién verdaderamente importa dejando que el resto venga por añadidura; y tal vez sea también, sumado a lo anterior, cuestión de descansar un poco mejor.


Augusto 


Nacionalismo Católico San Juan Bautista

jueves, 29 de octubre de 2015

Nostra Aetate. Nuestro error. – Ex Orbe




En cincuenta años, Nostra Aetate es un documento superado por las palabras, los hechos y los derechos. Hoy sería imposible redactar un texto así, que 'declara' verdades que la corrección política actual jamás aprobaría. Aunque Nostra Aetate fue el imprudente comienzo de este descompensado itinerario que nos condujo a Asís (1 y 2) y que sigue promiscuando la Fe con el error.

En la audiencia papal de esta mañana, PP Franciscus no ha bendecido los crucifijos, rosarios, medallas y objetos piadosos de los fieles para no molestar a los infieles presentes. Antes había pronunciado estas palabras:


"...Con este importante documento, la Iglesia manifestaba su aprecio y estima por los creyentes de todas las religiones y todo lo que de bueno y de hermoso hay en ellas. En estos últimos años han sido numerosas las iniciativas, las relaciones institucionales o personales con las religiones no cristianas, encaminadas a promover la amistad y la unión entre los hombres. El Señor desea que todos los hombres se reconozcan hermanos y vivan como tales, formando la gran familia humana en la armonía de la diversidad.

El mundo nos mira a nosotros los creyentes, nos llama a colaborar entre nosotros y con los hombres y las mujeres de buena voluntad que no profesan alguna religión. Es importante continuar con un diálogo interreligioso abierto y respetuoso, que ayude a conocerse más y afrontar juntos muchos de los problemas que afligen a la humanidad, como el servicio a los pobres, a los excluidos, a los ancianos, la acogida a los emigrantes, el cuidado de la creación, así como asegurar a todas las personas una vida más digna.

Debemos dejar un mundo mejor de cómo lo hemos encontrado. Y para favorecer este diálogo lo más importante que podemos hacer es rezar. Cada uno rece según la propria religiòn. Con el Señor todo es posible."


Todo es posible para el que tiene fe, debemos decir, Fe en el Dios verdadero y en Jesucristo, su Hijo, Señor nuestro.

Porque lo que Dios quiere ¿qué es? ¿Esa retahíla filantrópica tópica del discurso panreligioso de PP Franciscus?

Jn 6, 40 : La voluntad de mi Padre , que me envió, es esta: Que todo aquel que ve al Hijo, y cree en él, tenga vida eterna , y yo lo resucitaré en el último día.

Anómalamente, estamos 'celebrando' los 50 años de un desvío, de un error, que nos ha conducido a profesar el indiferentismo más letal.

Tu autem, Dómine, miserere !


+T.

Visto en: Ex Orbe



Nacionalismo Católico San Juan Bautista

martes, 27 de octubre de 2015

Pablo VI: Homosexualidad y destrucción de la Iglesia - JUDICA ME, DOMINE

(El título no corresponde a las publicaciones originales)


  Nota de NCSJB: El siguiente posteo se compone de extractos de 2 publicaciones del blog JUDICA ME, DOMINE, cuya extensión se hace necesaria debido a lo delicado del tema. Quien tenga dudas puede “googlear” los nefastos personajes aquí mencionados y comprobar sus perversos currículums, los cuales incluyen escándalos públicos de homosexualidad y pedofilia.

  La importancia del tema es vital para entender lo que hoy se vive en la Iglesia en medio de una descomunal apostasía; y para entender porque un tan oscuro personaje como J.M. Bergoglio no es sino parte de un proceso masónico que se remonta hace mucho más de un siglo, pero que se entronizó oficialmente a partir del Concilio Vaticano II.

  Sabiendo que tenemos la promesa Divina que las puertas del Hades no prevalecerán sobre la Iglesia, debemos prepararnos para el cada vez más inminente retorno con toda majestad y gloria de Nuestro Señor Jesucristo.



Monseñor Charamsa: “Todo el Vaticano sabe que hubo un Papa gay”


“Pues no hay nada oculto que no haya de ser manifiesto, ni secreto que no haya de ser conocido y salga a la luz.” Lc 8, 17

  Charamsa otra vez, y otra vez al ataque. Pero hace en el fondo favor, ¡justamente en la dirección contraria de la que pretende! A saber, el día 19 de octubre, o sea ya, sale con este titular (mejor no pinchar en el enlace, contiene imágenes gravemente ofensivas para con la mujer, y la decencia de cualquiera) en MDZ Online (Mendoza, Argentina): “Monseñor Charamsa: ‘Todo el Vaticano sabe que hubo un Papa gay’”, refiriéndose a Pablo VI.

  El oficial de la Congregación para la Doctrina de la Fe -la antigua “Inquisición”- el polaco Krzysztof Charamsa, fue suspendido en sus funciones debido a que en la víspera del Sínodo de Obispos sobre la familia anunciara su homosexualidad y presentara a su compañero de la vida.

  El hecho resultó un “balde de agua fría” en el inicio de un encuentro que muchos expertos señalan como “histórico” por las reformas que el papa Francisco busca introducir y por la resistencia de los sectores más conservadores.

  Charamsa, en diálogo con el programa “Tormenta de ideas” por MDZ Radio, reveló lo que hasta ahora ningún alto signatario de la Iglesia había admitido en público y que, sin embargo, está en libros y publicaciones como un hecho real, pero acallado: que hubo un Papa que era homosexual. Tal fue el caso -de acuerdo a lo subrayado por monseñor Charamsa- de Giovanni Battista Enrico Antonio Maria Montini, Paulo VI, recientemente beatificado. De acuerdo con las versiones de algunos historiadores, tomó el nombre “Paulo” para el pontificado no del apóstol, sino de Paolo Carlini, un actor italiano que, se decía, era su “amante”.


La reveladora revelación de Charamsa:
el penúltimo paso de un largo y proyectado recorrido de la penetración satánico-masónica-homosexual en la Iglesia


  “La verdad os hará libres”.(Jn. 8, 32)

  “Hermanos, como custodios de los misterios de Dios, alzaos y actuad. Vosotros que veis ante vuestros ojos la devastación que otros están perpetrando”. (San Atanasio, “Patrología griega”, XXVII, 219)


  “Hablamos, Venerables Hermanos, de un gran número de católicos seglares y, lo que es aún más deplorable hasta sacerdotes, los cuales, so pretexto de amor a la Iglesia; impregnados, por el contrario hasta la médula de los huesos de venenosos errores bebidos en los escritos de los adversarios del Catolicismo, se jactan, a despecho de todo sentimiento de modestia, como restauradores de la Iglesia, y en apretada falange asaltan con audacia todo cuanto hay de más sagrado en la obra de Jesucristo…”. (San Pío X, en “Pascendi”)

“LA FRANCMASONERÍA: Este es el enemigo”. (Leon XIII, “Humanum Genus”)


  Todas las personas en uso de razón y honestas pueden entender con facilidad que la revelación de Charamasa obedece un plan clarísimo: sirve de pretexto para colocar, definitivamente, determinadas ideas en la Iglesia mediante este Sínodo contra familia como herramienta. No sé cómo lo harán, pero lo intentarán hacer de forma que más daño pueda hacer. Supongo que no habrá ninguna declaración “dogmática”, pero sí efectiva mediante la cual confundirán la inmensa masa de católicos indefensos por la cobarde ausencia de sus pastores. Allí naturalmente reside el error, y tales actuaciones de Francisco y compañía serán facilitadas por todos aquellos que sostienen que al papa hay que hacerle caso solamente en las cuestiones no opinables, no dándose cuenta que un papa enseña la verdad de Cristo también desde el Magisterio ordinario. Si no, ¿para qué queremos al papa? De donde, él que no enseña ordinariamente la doctrina de Cristo, ese tal no puede ser papa, y no hay que prestarle la obediencia. Es decir, la mayor necesidad posible para la Iglesia es tener un papa verdadero, el que va a enseñar la doctrina de siempre. Entiendo que eso no será posible hasta que no se señalen y reconozcan con total claridad los errores de las últimas cinco décadas posconciliares, debidas al mismo Concilio y la infiltración en la Iglesia de los enemigos de Cristo y de su doctrina.

   Esta infiltración, queridísimos amigos, empezó visiblemente, como dijimos, por la época de Juan XXIII; sí, nada menos y lo vamos a ilustrar debidamente, pero con toda su fuerza entró de lleno durante el tiempo de Pablo VI.

  Hay tantas cosas que tratar, y en este artículo, aunque fácilmente salen siempre bastante largos, intentaremos ocuparnos principalmente de la ideología y presencia homosexualista en la Iglesia. Aunque,… este fenómeno, como tantos, no va aislado.

  Jesuita, exorcista y novelista, Malachi Martín, era secretario del comprometido Cardenal Bea, relacionado con varios asuntos turbios. Su nombre es uno de los eclesiásticos citados en la famosa lista Pecorelli, de personajes italianos relacionados con la logia P2. Este jesuita, por lo tanto, estaba al tanto de muchos asuntos turbios en los que estaban implicados miembros destacados de la Iglesia. Al margen de la credibilidad de todo lo que narra Malachi, su aporte tiene muchísimo peso, y lo que es peor, concuerda en aspectos importantísimos con el desarrollo de los acontecimientos relacionados con el Concilio y posconcilio.


  En su libro, “La casa azotada por el viento”, o en su traducción comercial “El último papa”, narra un asunto increíble: la entronización de Satanás en el Vaticano, en concreto en la capilla de San Pablo el 29 de junio de 1963, fiesta de San Pedro y San Pablo. Esta entronización fue un rito satánico que se desarrolló simultáneamente con otro rito gemelo, que digamos, en EE. UU., formando en sí un único rito. Un rito en el que se ofrecía un sacrificio humano a Lucifer, con el fin de establecer su poderío, realeza que digamos, en el Vaticano. El sacrificio consistía en la violación ritual de una niña, Agnes, traída allí por su propio padre, miembro de la secta.

  ¿Increíble, verdad?, pero los acontecimientos siguen, los sucesos se suceden uno tras otro, y no tienen explicación lógica: los herejes tienen cátedras, enseñan errores y no se les corrige; la homosexualidad avanza entre el clero, con especial acento en EE. UU., se suceden uno tras otro verdaderos atentados contra la doctrina católica, y lo que es pero, ¡totalmente impunes! ¿Esto tiene explicación si no es por medio y participación de las fuerzas  del mal?

  Pero lo peor es: ¿esto tiene explicación sin la implicación de la misma cúspide de la Iglesia?

  Hay un nombre que explica tantísimas cosas: el de “Beato” Pablo VI. Como el tema nos lo pide, empezaremos con el asunto de la homosexualidad.


¿Por qué se dan tantos casos de la homosexualidad desde la época de Pablo VI? ¿Podría ser, simplemente, que él mismo lo era y que por eso promovió a los “hermanos” en la tarea a los cargos más importantes en la Iglesia?

  Pues bien, de eso se trata: abordaremos hoy el caso de la homosexualidad de Pablo VI.
  
  Me baso fundamentalmente en las obras de Dra. Randy Engel, escritora y periodista católica americana; sacerdote italiano Don Luigi Villa, encargado por Pío XII de investigar el influjo de la masonería en la Iglesia; continuador de este, Ing. Franco Adessa – con el que el editor de este blog tuvo la ocasión de intercambiar pareceres este mismo año, así como en las obras y testimonios de otras personas, principalmente citadas en los trabajos mencionados.
  
  Creo que, en base a testimonios y obras significativas que vamos a comentar, existen indicios con mucho peso sobre la homosexualidad de Pablo VI; hay que decir que la referida argumentación es convergente, no una prueba tipo reconocimiento propio al estilo de Charamasa, o mediante una cámara oculta autorizada por un juez, lo cual sabemos como imposible; convergente debido a la concordancia de hechos y testimonios analizados, así como actos de gobierno de la Iglesia realizados, con la implicación de personas señaladas.

  Debo decir que cuando oí estas afirmaciones – por primera vez lo fue de un apologeta -, me impactó tanto que puse en duda la seriedad de sus argumentaciones. Ante la seguridad de la postura del escritor en cuestión, cuyo nombre prefiero no mencionar, y en base a argumentos aportados, superé el estado de shock. Investigué más sobre el asunto, y este sería un resumen que hago sobre el particular:

Comenzamos nuestra tarea presentando extractos del libro de la famosa investigadora Dra. Randy Engel, “El rito de la sodomía – Homosexualidad y la Iglesia Católica Romana”.

  “La voz que Montini se sentía atraído por hombres jóvenes, circuló durante largo tiempo. El testimonio de Robin Bryans, escritor irlandés, declaradamente homosexual, en su autobiografía de 1992, “The Dust Never Settles” (El polvo nunca se asienta”), afirma que su amigo Hugh Montgomery le dijo que él y el joven Montini habían sido amantes, cuando él fue nombrado diplomático en el Vaticano.
  

[Cubierta del libro: “El rito de la sodomía”, de la famosa y muy premiada escritora católica americana Dra. Randy Engel. El libro, de 1282 páginas, provee los nombres y los detalles de todos lo Cardenales, Obispos, Monseñores y Sacerdotes que ha tenido problemas con la justicia americana por su vicio impuro y contra natura]

  “El escritor francés y ex Embajador, Roger Peyrefitte, homosexual confeso y defensor de los “derechos gay”, en 1976, en una entrevista a D.W. Gunn y J. Murat, representates de la “Gay Sunshine Press”, habló de la homosexualidad de Paulo VI quien, cuando era Arzobispo de Milán, iba a una casa apartada para reunirse con muchachos ad hoc. Esta entrevista fue recuperada y reproducida por la Revista Italiana “Tempo” de Roma. El 26 de abril de 1976, el Vicario de Roma y la Conferencia Episcopal Italiana decretaron “un día de reparación” universal.

  [El escritor y ex Embajador, Roger Peyrefitte, homosexual confeso y defensor de los “derechos gay”, en 1976, en una entrevista, habló de la homosexualidad del Arzobispo de Milán, Mons. Montini.]

  También Pablo VI, el Domingo de Ramos, hizo una declaración, desde su balcón, hablando “de las cosas horribles y calumniosas” que se habían dicho de él. Pero no presentó ninguna denuncia por aquellas presuntas calumnias, como debió haberlo hecho”. La noticia tuvo eco por ejemplo en Observer & Reporter de Washington, 1976:


  “En “O Vatican, A Slightly Wiched View of the Holy See” (El Vaticano, una visión un poco maliciosa de la Santa Sede), el ex corresponsal de la oficina romana del “New York Times” dio también el nombre de un famoso actor italiano, Paolo Carlini, que se había convertido en un visitante frecuente de Paulo VI, en sus apartamentos privados, en el Vaticano. También la televisión inglesa entrevistó a Peyrefitte, quien echó leña al fuego declarándose sorprendido de haber obtenido inesperadamente tanta publicidad a bajo costo.”

  Pasamos ahora a otra obra de un gran escritor e investigador, Franco Bellagrandi: “NICHITARONCALLI – Controvita di un papa” (Edizioni Internazionali di Letteratura e Scienze, Roma).
  

[Cubierta del libro del Prof. Franco Bellegrandi que describe la “colonización homosexual” del Vaticano, iniciada bajo el Pontificado de Juan XXIII y luego acentuada bajo el Reinado de Pablo VI.]

  Bellegrandi no es un escritor cualquiera. En cu currículum consta que el citado profesor romano es “periodista e investigador. Durante muchos años fue corresponsal viajero de L’Osservatore Romano” y Camarero de Espada y Capa de Su Santidad. Además de escribir en periódicos y revistas italianas y extranjeras, ha publicado libros de ensayos históricos y de costumbres, como “Guida ai misteri e piaceri del Vaticano”, “Il portone di piombo” sobre la Ospolitik de Pablo VI, editados por Sugar. Ha trabajado en la Oficina de Prensa de los Caballeros del Trabajo. Fue vaticanista en los programas religiosos de la RAI, luego responsable del cine de la primera red y de la dirección de Tribuna Politica. Tenía la Cátedra de Historia Moderna en la Universidad de Insbruck, y fue distinguido por el Presidente de la República Austríaca con la Cruz de Oro y Plata.”

  En su libro: “Nichitaroncalli – contravida de un Papa”, Bellegrandi escribe (negritas mías): «Montini, se murmura en Roma y en toda Italia, sería homosexual. Por lo tanto, chantajeable. Por lo tanto en el puño de aquellos que intentan maniobrarlo para sus propios fines. En Milán, habría sido detenido, de noche, por la policía, en ropas de civil y en dudosa compañía. Está ligado por años de amistad particular con un actor que se tiñe el cabello de rojo y que no hace un misterio de su relación con el futuro Papa. Por otra parte, la relación continuará más estable con los años. Me confió un oficial del Servicio de seguridad del Vaticano, que el predilecto de Montini, tenía autorización para entrar y salir del apartamento del Papa a voluntad. Tanto que, con frecuencia, se lo veía llegar al ascensor, en plena noche.”

  El siguiente autor que traemos a colación es el Abad Georges de Nantes, fundador de la “Liga de la Contra-Reforma Católica”.


  [El Abad Georges de Nantes, fundador de la “Liga de la Contra-Reforma Católica”, en 1969, expuso la acusación de homosexualidad contra Paulo VI, citando diversas fuentes circunstanciadas.]

 En Troyes (Francia), en 1969, en el número de junio-julio de la publicación “La Contrarreforma católica en el siglo XX”, expone la acusación de homosexualidad contra Paulo VI, contenida en el citado número, comenzando por recordar la acusación de Paul Hoffman en relación con la “Mafia milanesa”; luego, haciendo referencia a una cita tomada de un libro de bolsillo, que trata de un Cardenal no italiano, un “hombre afable y de ojos penetrantes, que Paulo VI había colocado en una posición clave, que tenía reputación de pederastia en su trato con los “niños” y jóvenes que vivían en el barrio detrás del Vaticano. También el Abad relata un episodio ocurrido en la vigilia del Cónclave de 1963 que eligió Papa a Montini. La tarde de la apertura del Cónclave, un Padre de Sant-Avit de la Basílica de San Pablo Extramuros, lo había informado que la Sección de Moral de la Policía de Milán tenía un expediente sobre Montini. Luego, años después, el Abad de Nantes se dirigió a Juan Pablo II con estas palabras: «Así, después del escándalo de la elección de un homosexual confeso al trono de Pedro, que ha envenenado la Iglesia, Usted, Santísimo Padre, ¿lo quiere hacer revivir, y hacerle alcanzar a este desventurado Pablo VI la gloria de los altares, y ofrecer sus huesos como reliquia a los fieles para ser besados, y presentar su rostro a los fieles para su ferviente mirada bajo la gloria del Bernini? ¡Ah, no! ¡Esto es imposible!»

  Atila Sinke Guimarâes, en su obra: “Vaticano II, Homosexualidad y Pedofilia”, habla de la homosexualidad de Paulo VI, citando a Franco Bellegrandi quien informa la acusación que, durante el período de Montini en Milán, “fue sorprendido en flagrante por la Policia local” en una de las calles nocturnas de burdeles masculinos de la ciudad, que el Arzobispo frecuentaba.

  El ex guardia vaticano, también describe el proceso de “colonización homosexual”, iniciado bajo el Pontificado de Juan XXIII, pero que se aceutuó bajo el Reinado de Montini. Bellegrandi, luego escribe que viejos y honrados empleados fueron jubilados, o transferidos a otro lugar, para dejar su lugar a los “cofrades” de Montini, afectos al mismo vicio, y que estos, a su vez, trajeron con ellos a sus favoritos, “jovencitos afeminados de uniformes ajustados”.

  Siempre Bellegrandi escribe que Montini, apenas asumió el cargo de Pontífice, fue sometido al chantaje por parte de la Masonería italiana. A cambio de su silencio por las furtivas permanencias del Arzobispo Montini en un Hotel de Suiza, para sus encuentros con su actor-amante, los masones pidieron que el Papa eliminara la tradicional prohibición de la Iglesia de la cremación después de la muerte. Pablo VI cumplimentó el pedido. Después de lo cual, la perversión sexual de Montini se convirtió en blanco de chantaje.

  En una correspondencia con un escritor británico, familiarizado con las operaciones del Servicio Secreto Inglés, MIS, a Bellegrandi se le preguntó si la homosexualidad de Montini lo hacía vulnerable al chantaje por parte de los Servicios Secretos Británicos o Soviéticos durante la Segunda Guerra Mundial. El escritor escribió que él consideraba que los Británicos (MIS) y los Americanos (OSS) sabían de la homosexualidad de Montini, y la usaban en su contra para obtener su cooperación para hacer funcionar las redes Vaticano-Aliados después de la guerra. Las informaciones sobre chantajes a Montini, por parte de la KGB y GRU Soviéticos, luego de la guerra, vinieron a su vez de otra fuente. Un anciano gentilhombre de París, que trabajó como intérprete oficial para el Clero de alto nivel del Vaticano, le dijo que los soviéticos chantajeaban a Montini para saber el nombre de los sacerdotes que el Vaticano mandaba, clandestinamente, al otro lado de la Cortina de Hierro, para proveer a los fieles católicos, en la Unión Soviética, durante la Guerra Fría. La Policía Secreta soviética, por lo tanto, estaba siempre pronta y, apenas los sacerdotes clandestinos atravesaban el confín ruso, eran tomados presos y fusilados o mandados al Gulag.
  


  Parecidos testimonios sobre la infiltración comunista en la Iglesia ha aportado una conocida ex comunista americana, conversa al catolicismo, Sra. Bella Dod. A principios de los años 1950, la citada señora dio a conocer un gran testimonio sobre la infiltración comunista en la Iglesia y el Estado ante el Comité de Actividades No-Americanas de la Casa de Representantes, y también proveyó  explicaciones detalladas de la subversión comunista en la Iglesia. Hablando como una antigua funcionaria de alto rango del Partido Comunista Americano, la Sra. Dodd dijo: “En los años treinta nosotros colocamos a mil cien hombres dentro del sacerdocio para poder destruir la Iglesia desde dentro”. Doce años antes del Vaticano II, ella dijo: “Ahora mismo ellos están en los lugares más altos dentro de la Iglesia.” Ella predijo cambios en la Iglesia que serían tan drásticos que “ustedes no reconocerán la Iglesia Católica”.


  La doctora Alice von Hildebrand recordó, durante una entrevista con la revista Latin Mass (edición Verano 2001), que “Bella Dod le dijo a mi marido y a mí que cuando ella era un miembro activo de partido, ella había tratado con no menos de cuatro cardenales dentro del Vaticano ‘quienes estaban trabajando para nosotros’.”

  Sin embargo, por ahora, no entraremos en este último asunto; lo mencionamos solamente de pasada porque simplemente es una conexión con el tema que enfocamos aquí preferiblemente: el de la homosexualidad de Pablo VI y sus implicaciones.

  Pero llegados a este punto, debemos hacer la siguiente reflexión: estos testimonios y críticas, ¿son realmente concluyentes? ¿No se trata de una burda y asquerosa invención en contra de la figura de un papa? ¿Puede ser siquiera posible algo así, es decir, como si todos de cuajo fuéramos unos locos viviendo en Marte sin enterarnos de lo que pasa? ¿Y que nadie de la curia, del pueblo llano, periodistas, escritores, y que nadie, nadie, nadie… reacciones siquiera?

  Bien, como vimos, no es que no había “nadie” que denunciara esta situación, pero… ¿y qué? Si realmente fueran verdaderas sus acusaciones, ¿se las tendría en cuenta? ¿No serían tapadas como lo están y como estaban tapadas tantas cosas?

  No obstante, al margen de todas estas observaciones y reflexiones, existe otro tipo de argumentación. No una argumentación de tipo pruebas judiciales, sino una argumentación de conexión lógica entre fenómenos, a saber: si Pablo VI fuera homosexual, ¿podría ser que promoviera el mismo tipo de personas a cargos importantes de la Iglesia, inclusive mediante nombramientos de obispos y cardenales, sobre todo en EE. UU? En definitiva, ¿podría ser que la homosexualidad de Pablo VI fuese instrumental en la curva paradigmática que vio el ascenso del “Colectivo Homosexual” en la Iglesia Católica de los Estados Unidos?  ¿Qué este rol fuese decisivo en la selección y ascenso de grado de muchos miembros homosexuales de la Jerarquía católica? Aunque, parece que solamente por ser homosexual no sería causa y razón suficientes, sería necesario querer promover un determinado tipo de ideas, que bien sabemos, Pablo VI sí lo hizo. Otro aspecto: ¿podría ser que una parte del clero joven, con tendencias homosexuales no controladas, se dejara “guiar” por su gran modelo? Todo eso son preguntas lógicas y consecuentes que se pueden plantear aquí, y la cuestión es ver si de esas se puede encontrar eco en los hechos reales. Lo peor es que sí. Vamos, pues, a analizar algunos casos muy destacados.


Cardenal Joseph Bernardin

   Después de ser ordenado sacerdote en 1952, Bernardin, dos años después se convirtió en secretario personal del Obispo de Charleston, Mons. John Joyce Russel. Entre sus amigos más estrechos, estaban: Frederick Hopwood, pederasta, acusado de un centenar de casos de acosos sexuales; Justin Goodwin y Paul F. Seitz, que abandonaron el sacerdocio, después de haber sido abrumados por escándalos personales de pederastía.



[El Card. Joseph Bernardin que fue secretario personal de Mons. J.J. Russel, obispo de Charleston, fue nominado por Pablo VI Arzobispo de Cincinnati, se convirtió en Secretario y Presidente de la Conferencia Episcopal Americana y Arzobispo de Chicago. Bernardin era homosexual. Fue acusado de violencia carnal, liberándose solo con un pago de millones de dólares. Fue acusado de violencia carnal contra una niña, en el curso “misas negras”, celebradas con mons. J.J. Russell.  Él sería por lo tanto uno de los personajes descritos por Malachi Martín.]

  En 1968, Bernardin fue electo Primer Secretario General de la Conferencia Episcopal Americana. El nombró su secretario a James S. Rausch, homosexual. Los amigos y colaboradores más estrechos de Bernardin fueron: John Muthig, declaradamente homosexual; John Willig, famoso por su homosexualidad; Michael J. Sheehan, convertido luego en Arzobispo de Santa Fe, diócesis famosa como albañal de sacerdotes pedófilos.

  En 1972, Pablo VI nominó a Bernardin Arzobispo de Cincinnati (Ohio). Su Auxiliar era John R. Roach. Los dos, Bernardin y Roach, dominaron por decenios la Conferencia Episcopal Americana; primero con sus cargos de Secretario y Presidente; luego, a través de los clérigos que ellos promovieron a Obispos. En esto fueron ayudados por Mons. Jean Jadot, Delegado Apostólico en los Estados Unidos, desde 1973 a 1980, nombrado por Pablo VI.

  Estos tres Prelados tuvieron el encargo de elegir entre los candidatos a obispos, a los que compartían la visión post-conciliar de Pablo VI; de hecho, durante los siete años en el cargo, ellos seleccionaron una larga serie de obispos, no solo por su visión post-conciliar, sino también por su apoyo al “Colectivo Homosexual” y por la cobertura y encubrimiento de los escándalos de homosexualidad y de pedofilia del clero americano.


[Mons. John Joyce Russell, Obispo de Charleston y luego de Richmond fue acusado junto al Card. Bernardin, por una mujer de pseudónimo “Agnes” de perversión sexual en su contra, en un rito satánico, en Greenville en 1957. Asimismo, la misma mujer lo acusó haber sido violentada, a la edad de 11 años, durante una ceremonia oculta, a la cual fue obligada a participar porque su padre, miembro de la secta que organizó el evento, la había ofrecido al grupo como “Víctima”. Otro alto cargo eclesiástico que se corresponde con la descripción de Malachi.]
  
  En 1982, Juan Pablo II nominó a Bernardin Arzobispo de Chicago, donde creó la asociación diocesana para homosexuales: “Gay and Lesbian Outreach” (AGLO).

  Bernardin se prodigó para sofocar los escándalos sexuales de los sacerdotes de la diócesis: el 30 de mayo de 1984, el organista Frank Pellegrini fue encontrado muerto en su apartamento, y la indagación, conducida por dos investigadores, descubrió una red clerical de pederastas/homosexuales en la diócesis de Chicago. (Todo esto, en detalles, descrito bajo seudónimos en el citado libro de Malachi M.)

  En 1987, el “caso” Jeanne Miller contra el Rev. Robert E. Mayer, fue silenciado con un pago, pero Mayer, luego, fue condenado a 3 años por violencia sobre una niña de 13 años.

  En 1989, el sacerdote pedófilo Rev. Robert Lutz fue forzado a presentar la dimisión.

  El 12 de noviembre de 1993, estalló el “caso” de Steven Cook, que involucró directamente al Card. Bernardin.

  La Radio Vaticana reaccionó inmediatamente, defendiendo al Cardenal. El Secretario de Estado, Card. Angelo Sodano expresó el apoyo al Card. Bernardin de  parte del Santo Padre. En la reunión de la Conferencia Episcopal americana, del 15 de noviembre de 1993, el Card. Bernardin, a su ingreso, fue recibido por una ovación  de 300 Obispos que, de pie, le ofrecieron este símbolo de su confianza.

  El proceso a Bernardin prosiguió y Steven Cook, moribundo de SIDA, no prosiguió con la acusación hecha a Bernardin. Después de algunos meses, la causa con Cook fue concluida de manera amigable, y el acuerdo –se vino a saber- consistió en un pago de siete cifras (= millones de dólares).

  Sabemos también, que el mismo Bernardin, el 12 de noviembre de 1993, habló de una acusación en su contra, que le hizo una dama, nombrada con el pseudónimo de “Agnes” (Inés), por haber participado en el otoño de 1957, en Greenville (Carolina del Sur), en un rito satánico con actos blasfemos y de perversión sexual en su contra, junto con el Obispo de Charleston (Carolina del Sur), Mons. John Joyce Russell. Su declaración fue considerada creíble por parte del P. Charles Fiore, que entregó una declaración escrita y jurada a dignatarios del Vaticano.

  La misma “Agnes”, también, acusó a Bernardin de haberla violentado cuando ella solo tenía 11 años, durante una ceremonia oculta en la que se vio obligada a participar, porque su padre, miembro de la secta satánica que había organizado el evento, la había ofrecido al grupo como “victima”, para un sacrificio satánico.

  El Card. Bernardin murió el 14 de noviembre de 1996. A su funeral, celebrado en la Catedral, fue invitado el coro homosexual “Windy City Gay Chorus”.

En 2002, también, estalló el escándalo del Seminario del Sacro Cuore Immacolato di María, en la ciudad de Winona (Minesota). Un grupo de Prelados había creado una red de Obispos pederastas (desde) dentro del Seminario. Según la relación de una investigación, conducida por “Roman Catholic Faithful” (Fieles Católicos Romanos), el grupo de Prelados involucrados en este sórdido asunto fueron: Joseph Bernardin, John Roach, Robert Brom y un cuarto Obispo cuya identidad no fue revelada. Uno de los seminaristas declaró que algunas de las actividades homosexuales en el Seminario estuvieron conectadas a rituales ocultos y satánicos. El mismo seminarista, junto a otros, testimoniaron que, a veces, ¡el Arzobispo Bernardin arribaba al Seminario con un joven compañero de viaje de nombre… Steven Cook!


El Cardenal Terence James Cooke

  En 1967, Pablo VI lo hizo Arzobispo de Nueva York, sucesor del Card. Spellman. En 1978, en la diócesis de Brooklyn, que forma parte de la arquidiócesis de Nueva York, se crea la “Comunidad de San Mateo”, ¡una comunidad religiosa católica romana de homosexuales para homosexuales! En el Estatuto, entre los varios artículos pro-gay, también está el Art. X que dice que, entre los votos tradicionales, está también el de vivir “en unión gay permanente… un signo de unión total, permanente y fiel con los otros”. El hecho que la Comunidad San Mateo fuese miembro de la “Catholic Coalition for Gay Civil Rights” (Coalición católica para los derechos civiles gay), aclaró el programa político de la Comunidad.
  

[El Card. Terence James Cooke, fue nombrado por Pablo VI Arzobispo de Nueva York, como sucesor del Card. Spellman. En la diócesis, Cooke favoreció a la “St. Matheus Community, ¡una Comunidad Religiosa Católica Romana de homosexuales para homosexuales! En 1976, la prensa masónica anunció con satisfacción que, el 28 de marzo, el Cardenal Terence James Cooke había asistido a un gran banquete en el que habían intervenido tres mil masones de la Gran Logia de Nueva York y, en aquella ocasión había tomado la palabra para deplorar “los malentendidos pasados” y expresar la esperanza que los mismos no hubieran comprometido el “acercamiento entre Iglesia y Masonería”.]

 
Cardenal John Wright

   Se diplomó con honores en el colegio de Boston. Con la aprobaciónn del Card. O’Connell, Wright fue elegido para ir al Colegio Norteamericano de Roma, donde fue ordenado sacerdote en 1935. En 1943, Wright se convirtió en Secretario personal del Card. O’Connell y, luego del sucesor Richard Cushing, quien después de 4 años lo consagró Obispo Auxiliar. Cushing fue elegido por la Alta Masonería hebrea de los B’nai B’rith como “Hombre del Año” y Wright se jactaba de una larga asociación con la Anti Difamation League de los B’nai B’rith. En 1957, la sección Worchester de los B’nai B’rith dio a John Wright un premio por “prominentes obras en la comunidad”.


[Mons. John Wright, fue auxiliar del Obispo de Boston y después Obispo de Worcester. Recibió un premio de la Alta Masonería hebraica de los B’nai B’rith. Wright era un homosexual que prefería muchachos y hombres jóvenes. Desde su establecimiento en Worcester hasta el fin del mandato, la diócesis tenía la fama de ser un “paraíso” para los sacerdotes pederastas. Luego se convirtió en Obispo de Pittsburg y, en 1969, fue promovido por Pablo VI a Prefecto de la Congregación del Clero en la Curia Romana y, después de cinco días, lo hizo Cardenal.]

 
  Wright era un homosexual que prefería muchachos y hombres jóvenes y aunque su predilección pederasta no era un secreto en las diócesis de Boston, Worcester y Springfield, durante muchos años, nadie había hecho antes por acusarlo de abusos sexuales.

  Su primer acusador fue William Burnett, cuyo tío, Rev. Raymond Page, trabajaba a las órdenes del obispo Wright, en Worcester. Brunett contó que su tío sacerdote tenía una casa para las vacaciones en Hamilton Reservoir, en Holland (Massachusetts), y que Wright era un huésped clandestino, pero regular en aquel lugar. Brunett, luego, describió con detalles, los abusos sexuales cometidos en su contra y las proezas sexuales que transcurrían entre Wright y su tío Page. Estos abusos, al joven, habían durado todo el período 1952 a 1955. Desde el momento de su establecimiento hasta el fin del mandato de Wright, la diócesis de Worcester tenía fama de ser un “paraíso” para los sacerdotes pederastas.

  Los principales casos de abusos sexuales clericales, ligados a Wright habían planteado el inquietante interrogatorio sobre sus “artes mágicas” y su gran grupo de cabala oculta, operante en las diócesis de Worcester, Springfield y Boston.

  En 1959, Wright se convirtió en Obispo de Pittsburg. Apenas establecido en la diócesis, Wright fundó un Centro Oratoriano, manejado por sacerdotes y seminaristas, que, en poco tiempo, se convirtió en un campo de acción de homosexuales y el escándalo estallará, luego, en 1993. Después que Juan XXIII anunció el Vaticano II, Wright fue asignado por el Papa a la Comisión Teológica de la Comisión Preparatoria del Concilio. Durante el Concilio, Wright tuvo un rol importante en la promoción de la “libertad religiosa” y el “ecumenismo”. En 1969, Pablo VI nominó a John Wright Prefecto de la Congregación del Clero en la Curia Romana, y después de cinco días, lo hizo Cardenal.

  El Card. Wright murió en Boston, en 1979.


Arzobispo Rembert George Weakland

  Benedictino. Conoció a Montini en 1956. En 1963, fue electo Abad Coadjutor de la Abadía de San Vicente. En 1964, Pablo VI lo nombró Consultor en la Comisión sobre la Sacra Liturgia del Concilio Vaticano II. En 1973, Pablo VI determinó la elección de Weakland como Abad Primado de la Orden Benedictina mundial. En

  1977, Pablo VI lo nominó 9º Arzobispo de la Arquidiócesis de Milwaukee. Allí, en breve tiempo, Weakland se convirtió en el predilecto de la Jerarquía liberal de los Estados Unidos y fue el primer sostenedor del “Colectivo Homosexual” en la Iglesia católica norteamericana.


[El benedictino Mons. Rembert George Weakland, promovido por Pablo VI a Abad Primado de la Orden Benedictina y Arzobispo de Milwaukee, abrumado por los escándalos de su promoción de la homosexualidad y crímenes personales, fue llevado a su dimisión.]

  Su posición homosexual incluía el apoyo a la legislación homosexual; su apología homosexual: “Herald of Hope. The Archibshop Shares: Who is our Neighbour?” (El precursor de esperanza. El Arzobispo comparte: ¿quién es nuestro prójimo?), aparecido en el semanario católico “Catholic Herald Citizen”, el 19 de julio de 1980: la fundación y el financiamiento del “Milwaukee Aids Project” (Proyecto Milwaukee sobre Sida) que incluía la distribución de preservativos para la homosexualidad y la sodomía segura, la masturbación común, el sadomasoquismo consensual, los juegos sexuales, las celebraciones de “Misas para gays”, la instrucción sexual desde la cuna; la educación sobre el Sida para introducir a los niños a las perversiones de los vicios infames…!

  El 2 de abril de 2002, a los 75 años, el Arzobispo Weakland presentó su dimisión, pero la Santa Sede no la aceptó. Entonces, el 23 de mayo de 2002, la “ABS News” divulgó la acusación de homosexualidad, hecha por Paul Marcoux, en el show televisivo “Buen Día América”. Inmediatamente después del escándalo público, la Santa Sede aceptó su dimisión.


Obispo James S. Rausch

  El 17 de enero de 1977, Paulo VI nombró a Rausch Obispo de la diócesis de Phoenix. Con su llegada, los casos de acosos sexuales, en la diócesis, se acentuaron. A. W. Richard Sipe, que frecuentó el Seminario de San Juan, en Collegeville (MN), junto a Rausch, en los primeros años 1960, confirmó que Rausch tenía “una vida sexual activa”. En el verano de 2002, Brain O’Connor de Tucson, de 40 años, hizo públicos los detalles de su abuso sexual por parte de Rausch, que se hacía llamar “Paul”.
  

[Mons. James S. Rausch fue nombrado por Pablo VI Obispo de Phoenix. Desde su llegada a la diócesis, los casos de acosos sexuales se acentuaron y él mismo fue acusado de abusos sexuales.]


Obispo George Henry Gutfoyle

  En 1964, fue consagrado Obispo Auxiliar de Nueva York. En 1968, se convierte en cuarto Obispo de la diócesis de Camden (N.Y.).

  En 1969, Paulo VI lo designó en la Sagrada Congregación para las Causas de los Santos. El 10 de marzo de 1998, un sacerdote de la diócesis de Carden Mons. Salvatore J. Adamo, ex director del periódico diocesano “Catholic Herald”, entregó al Estudio Legal de Stephen C. Rubino, una deposición escrita de seis páginas, con ocho páginas adjuntas de correspondencia con su superior, el Obispo James T. McHugh. El objetivo de la deposición era decir la verdad sobre el brote de trágicos incidentes de pedofilia y de abusos sexuales” que se sabía se estaban incrementando constantemente en la diócesis de Camden. Su deposición acusaba al Obispo Gutfoyle de homosexualidad, dando el nombre del Rev. Patrick Wester, un sacerdote pedófilo, ya condenado dos buenas veces, pero que Mons. Guifoyle protegía y, en 1968, incluso ¡nombró su director espiritual!


Obispo Francis Mugavero

  Fue consagrado quinto Obispo de Brooklyn. En 1973, Pablo VI lo nombró Consultor del Comité Vaticano para la Promoción de la Unidad de los Cristianos, y miembro del Comité Internacional para las Relaciones entre Católicos y Hebreos. Este Obispo de Brooklyn, de 1968 a 1999, estuvo involucrado en el “Colectivo Homosexual” durante toda la duración de su mandato. En 1976, Mugavero publicó una “Carta Pastoral” titulada: “Sexualidad – don de Dios”. Era una apología pro-homosexual, en la cual él comprometía a la comunidad cristiana en la búsqueda de “nuevos modos” de comunicar la verdad de Cristo “a los gay y a las lesbianas”. También el Procurador Michel G. Dowd, en una conferencia de prensa, ¡declaró que el obispo Mugavero era un gay!
  

[Mons. Francis Mugavero fue consagrado Obispo de Brooklyn. Mons. Mugavero era homosexual y durante todo su mandato como Obispo estuvo involucrado en el “Colectivo Homosexual”. En 1973, Pablo VI lo nominó Consultor del Comité Vaticano para la Promoción de la Unidad de los Cristianos y miembro de las Relaciones entre Cristianos y Hebreos.]


Obispo Joseph Hubert Hart

  En 1976, Paulo VI lo nombró Obispo Auxiliar de la diócesis de Cheyene. En 1978, se convirtió en 6º Obispo de la diócesis. El primer caso de acusación de acoso sexual contra Hart, ocurre en 1989. El acusador afirmó que Hart lo había violado en 1969, cuando era estudiante en la Parroquia de San Regis. Otro caso se refería a los abusos sexuales de Hart con Hunter, un muchacho de 14 años, quien, arruinado por el Obispo, comenzó a drogarse, muriendo después en 1989. El Obispo, en 1993, debió pasar un período de evaluación psiquiátrica en Sierra Tucson, en Arizona. De regreso, continuó como Obispo de Cheyene. El 21 de enero de 2004, un documento legal de 210 páginas, con 75 cargos, de la Procuradora Rebecca Randles, dio parte de 9 víctimas de abusos sexuales, y acusó al obispo J.H. Hart, y a otros dos sacerdotes que trababan junto a él. En el documento de acusación, Hart era descrito como miembro de una pequeña red de pederastas.
  

[Mons. Joseph Hubert Hart fue nombrado por Pablo VI Obispo Auxiliar de la diócesis de Cheyene, convirtiéndose luego en Obispo. Mons. Hart era homosexual activo. En el 2004, pendían en su contra 75 cargos y, en los documentos, Hart era descrito como un miembro de una pequeña red de pederastas.]


Obispo Howard James Hubbard


[Mons. Howard James Hubbard fue consagrado Obispo de Albany por Pablo VI. Hubard hizo desaparecer todo signo de Catolicismo Romano en la diócesis, mientras consolidó una serie increíble de escándalos sexuales entre el clero. El mismo fue acusado de abusos sexuales y de ser el jefe de la red homosexual operante en la diócesis de Albany. Ni siquiera la intervención del Card. O’Connor ante Juan Pablo II obtuvo algún resultado.]

  Fue ordenado sacerdote en el “Colegio Norteamericano” de Roma en 1963. En 1977, fue consagrado Obispo y Pablo VI lo nombró Arzobispo de Albany. En la diócesis, hizo desaparecer todo signo de Catolicismo Romano, mientras consolidó una serie increíble de escándalos: sacerdotes que vivían con amantes homosexuales, sacerdotes que murieron de SIDA, tras su homosexualidad; una Hermana lesbiana que se sometió a inseminación artificial, un sacerdote que se hizo operar para cambiar de sexo; protección y complicidad en numerosos casos de abusos sexuales por parte de sacerdotes. En 2004, el Obispo Hubbard tuvo acusaciones de homosexualidad con amantes homosexuales entre el clero y entre los laicos. Un joven, Thomas Zalay, que tuvo una relación con el Obispo, poco después de su asunción en Albany, afirmó que el Obispo excusaba su homosexualidad diciendo que “no era pecado”. Otro joven declaró, en una conferencia de prensa, haber hecho sexo con Hubbard, al menos dos veces, en el Washington Park. La esposa de un policía que trabajaba en el Departamento de Policía de Albany, dijo que su marido, una noche de 1977 o 1978, había descubierto al obispo Hubbard en un automóvil, en el Washington Park, con un joven vestido de mujer. Un sacerdote tradicionalista, el P. Minkler, que había documentado la desintegración de la diócesis de Albany bajo el obispo Hubbard, lo acusó de ser el jefe de la red homosexual operante en la diócesis de Albany, y escribió que algunos sacerdotes homosexuales eran parejas de otros sacerdotes, que sacerdotes homosexuales eran vistos regularmente en las áreas “gay” de la ciudad, y citaba, además, las relaciones homosexuales del obispo Hubbard con dos jóvenes sacerdotes que habían pasado un período de vacaciones en Cape Cod, junto al obispo M.H.Clerck.

  El Card. O’Connor, después de haber recibido el “Informe” del P. Minkler, hizo un pedido personal al Papa Juan Pablo II para remover a Hubbard, ¡pero no obtuvo ningún resultado!
  
  En este punto, podemos decir que la larga cobertura y vigilancia sobre el secreto de la vida homosexual de Pablo VI, han contribuido a hacer proliferar, mantener el silencio y ocultar la cuestión de la homosexualidad por parte de la Jerarquía eclesiástica, para los exponentes del Clero americano.



  Esto es lo que importa. Esto es lo que podemos verificar sin mezcla de duda y sin necesidad de conjetura alguna. Y en este periodo desde 1958 hasta aquí, un personaje merece un puesto especial: Pablo VI, alias Francisco el Grande. Su “pontificado”, hay que entrecomillarlo debido a la doctrina, no su eventual condición sexual, que difundió con puño de hierro: cambió la forma de casi todos los sacramentos, especialmente realizando unos cambios muy delicados –es poco decir- y que tendrán que ser recambiados definitivamente, en la forma del sacramento de orden. Hasta tal punto es cierto lo que estamos diciendo que la misma fue cambiada en 1989 (en otra ocasión entraré con más detalle en este tema). Impuso el Novus Ordo Missae,


[Arriba: Pablo VI promulgando Novus Ordo Missase; abajo, la foto con los “observadores” protestantes que asistían a las deliberaciones sobre la “Reforma Litúrgica”]

ante el desconcierto de tantísimos sacerdotes que se enfrentaron a las torturas de su conciencia por ese motivo; pero daba igual: u obedecían, o ¡fuera! A los mayores, por lo general, se les dejó celebrar la misa de siempre hasta su muerte, pero a la inmensa mayoría se le ordenó no rechistar y ejecutar. No fueron, en cambio, dadas órdenes a tantísimos díscolos “teólogos”, profesores de seminario, sacerdotes, religiosos religiosas que empezaron, a tropel, a decir y hacer todo tipo de barbaridades.


[A la izquierda: a Pablo VI no le gustaba estar contrariado – más de un “objetor tradicionalista” lo tuvo que experimentar; en  en el centro, Cardenal Suenens tolerado; a la derecha: amabilidad llamativa con el Mariscal Tito. ¿Qué han hecho los que objetaban a las propuestas conciliares que no podían aceptar por no encajar con la doctrina de siempre?]

[Nueva York, 1965. Pablo VI mientras pronuncia su histórico discurso frente a la Asamblea General de la ONU. Porque “el bien público… no puede existir distinto del vuestro (ONU), fundado en el respeto del Derecho de la justa libertad y de la dignidad de la persona.” (“Breve” a las Naciones Unidas del 4 de octubre de 1965).]

  O sea, ¿con el “hombre” solamente basta? ¿Dónde está Dios? ¿Dónde está el Rey del Universo, Cristo Redentor? ¿Se puede construir la sociedad humana prescindiendo de Dios? Dios que es Persona, Dios quien se encarnó en el Verbo, de quien el Papa es el Vicario.


[La cámara de meditación de la ONU. Pablo VI fue allí a rezar frente a este altar de un Dios que no tiene nombre, pero al que cada uno, entrando, puede dar el nombre que quiera.]

  Bastantes años de su “pontificado” Pablo VI llevaba el efod, el símbolo que en el Antiguo Testamento llevaban grandes sacerdotes de la Antigua Alianza. Y también lo llevaba Kaifás, el gran sacerdote que juzgó a Jesucristo en la noche de Jueves Santo. De allí que ese símbolo representa para la masonería la negación de Cristo, y lo llevan solamente los masones de más alto rango.




Nacionalismo Católico San Juan Bautista