sábado, 20 de abril de 2013

Crisis en la Iglesia como signo apocalíptico - Por Augusto TorchSon


  El apego a la realidad material, que es en realidad menos real que la inmaterial o sobrenatural, va a ser una condición necesaria para empañar el entendimiento de las Sagradas Escrituras a la luz de los acontecimientos actuales.

  En el ambiente católico modernista, o se considera que la actualidad no es tan mala, o que las cosas que están mal en estos tiempos van a requerir muchos años de trabajo para reencauzarlas o la acción de Dios torciendo nuestras voluntades para restablecer este orden natural que hoy parece mortalmente herido.

   El libre albedrío que en estos tiempos opaca la conciencia, parece para estas personas algo que de la misma manera en que se fue corrompiendo con el tiempo, va a ir retomando su sentido común naturalmente en una peligrosa concepción cíclica de la historia, en vez de la concepción lineal que corresponde.

  Al leer: “No os dejéis seducir (como si el día del Señor estuviere ya muy cercano), porque no vendrá sin que primero haya acontecido la apostasía” (2TS 2.3), tendremos que intentar comprobar de que manera podemos considerar a estos tiempos como cercanos o actuales a esa apostasía.

  El concepto de autoridad hoy en día, está sujeto por democráticas razones al parecer y opinar de cada quien, por eso se puede observar la desobediencia en todos los órdenes de la sociedad considerando que no debemos observar mandatos y reglas que nos parezcan injustas. El tema es que esa justicia está siempre dada con una caprichosa subjetividad. Entonces en cuestiones laborales el jefe debe democratizar sus mandatos y si no hay consenso, sobreviene la rebeldía de sus empleados. De la misma forma en las familias los padres tienen que considerar las opiniones de sus hijos al ponerles límites y no la conveniencia de los mismos. De nuevo el espíritu democrático se hace presente en todas las relaciones humanas. Estos que son los límites necesarios para el bien común hoy se consideran limitación a la libertad. El libre albedrío al servicio de nuestros caprichos y perdición.

  No podemos pretender una Iglesia con religiosos santos cuando la sociedad está totalmente corrompida, por lo que es lógico que en esta institución de origen divino pero formada por personas, se puedan observar las mismas conductas en sacerdotes y monjas que en los rebeldes laicos, ya que estos salen de esa sociedad.

  Así la verdad es un mensaje que debe ablandarse para que todos se salven. Hay que agrandar la puerta para que pasemos todos en contra de la advertencia que está en Mateo 7.13. Por eso se ve como muchos sacerdotes quieren agradar o más bien no molestar para que la gente no se aleje. Y en esa herética postura de modificar el mensaje para adecuarlo a los tiempos, contravienen las palabras de Nuestro Señor cuando señala en Marcos 13.31 que “El cielo y la tierra pasarán pero mis palabras no pasarán”. Pero la imperiosa necesidad de agradar es más fuerte que la Fe y esto se debe más que nada a la falta de oración en los religiosos que prefieren el activismo social a favor de los pobres en vez de postrarse en adoración ante el Santísimo Sacramento del Altar. Y en la mayoría de los casos también buscando hacer socialismo desde una aggiornadisima y confortable posición. Lo que pasa cuando se es izquierdista pero subvencionado por derechistas como es el caso de Leonardo Boff  o Hans Kung que hablan de pobres y en contra del imperialismo pero trabajan para la ONU.  Esto es como decía una historieta de Mafalda de Quino cuando Susanita soñaba que al ser una señora que se juntaría con damas de la alta sociedad en grandes banquetes para recaudar fondos para comprar polenta, fideos y esas porquerías que según ella comen los pobres. 

  Bromas aparte no deja de alcanzar la confortable modernidad a las personas consagradas que cada vez son menos conscientes de su condición.

  Estos hijos predilectos de la Santísima Virgen María necesitan volverse con confianza hacia ella para que interceda por su santidad y fidelidad a la Iglesia. Pero en la corriente actual de sentimentalismo religioso que impera en la Iglesia se deja bastante de lado a nuestra excelsa y purísima Madre Celestial y esto a consecuencia del luteranismo con el que se infectó el catolicismo. Estamos impregnados de la protestante postura sobre Nuestro Creador donde no importa Dios en cuanto a sí sino Dios en cuanto a mí. Relativismo que lleva a considerar que la relación personal con Dios implica la consideración de Dios que más se acomode a mis necesidades y caprichos. Y en el caso de los clérigos, esta democracia religiosa se manifiesta en tratar mostrar un Dios que no deje a nadie afuera, aunque quienes estén en esa situación sea por propia elección.

  Recordemos una visión del Padre Pio que él mismo relata así: «El Viernes Santo estaba aún en la cama cuando Jesús se me apareció, en un estado lastimoso y desfigurado. Me mostró un gran número de sacerdotes  infieles, algunos celebrando, otros preparándose. Le pregunté por qué sufría tanto. Apartándose de aquella multitud de sacerdotes con una expresión de disgusto en su rostro, exclamó: "¡Carniceros!" y mirándome, dijo: "Hijo mío, no creas que mi agonía duró solamente tres horas, no; estaré en  agonía hasta el fin del mundo. Durante el tiempo de mi agonía, hijo mío, no hay que dormirse. Mi alma está buscando unas gotas de piedad humana"... »

  En similar sentido cabe señalar algunas profecías de la Santísima Virgen en La Salette a la vidente Melanie en 1846:


“Los Sacerdotes, Ministros de mi Hijo..., por su mala vida, por sus irreverencias e impiedad al celebrar los santos misterios, por su amor al dinero, a los honores y a los placeres, se han convertido en cloacas de impureza… ¡Ay de los sacerdotes y personas consagradas a Dios que por sus infidelidades y mala vida crucifican de nuevo a Mi Hijo! Los pecados de las personas consagradas a Dios claman al Cielo y piden venganza, y he aquí que la venganza está a las puertas, pues ya no se encuentra nadie que implore misericordia y perdón para el Pueblo.”

“Los jefes, los conductores del Pueblo de Dios, han descuidado la oración y la penitencia, y el demonio ha oscurecido sus inteligencias, se han convertido en estrellas errantes que el viejo diablo arrastrará con su cola para hacerlos perecer”

“...el número de Sacerdotes y religiosos que se separarán de la verdadera religión será grande. Entre estas personas se encontrarán incluso Obispos”

“Muchas casas religiosas perderán completamente la fe y perderán a muchísimas almas. Los malos libros abundarán en la Tierra y los espíritus de las tinieblas extenderán por todas partes un relajamiento universal en todo lo relativo al servicio de Dios”

“Los gobernantes civiles tendrán todos un mismo plan, que será abolir y hacer desaparecer todo principio religioso para dar lugar al materialismo, al ateísmo…”

“Muchos conventos no son ya casa de Dios, sino pastizales de Asmodeo. Durante este tiempo nacerá el anticristo...”


  En ese sentido cuando en la audiencia privada del 20 de Enero de 1982 le presentaron a Juan Pablo II una documentación sobre el mensaje de La Salette, Su Santidad comentó: "Estamos en el corazón de las profecías" (L´Impartial, N. 2, 1982).

  A pesar de la exactitud del cumplimiento de las aprobadas profecías marianas en lugares como el ya mencionado La Salette, en Fátima en 1917 o en Akita Japón en 1973; la tendencia actual es a descreer en general de toda manifestación sobrenatural. Esto por obra del naturalismo racionalista impuesto por la masonería, tan infiltrada en la Iglesia en estos tiempos.

  Sin embargo hoy más que nunca tenemos que recurrir a la visión sobrenatural de la vida, para poder darle real entidad a la maldad en la que estamos sumergidos y así resistirnos y también poder ver de manera esperanzadora estos tiempos que no son sino el preludio del cumplimiento de la Profecía más importante  y maravillosa de la Historia de la Salvación que es la de la Gloriosa Segunda Venida de Nuestro Salvador, momento para el cual debemos estar debidamente preparados.

Augusto TorchSon

Nacionalismo Católico San Juan Bautista

No hay comentarios.:

Publicar un comentario