lunes, 11 de abril de 2016

Novedad Editorial: Tres años con Francisco - La impostura bergogliana


 Tres años con Francisco

La impostura bergogliana

Miles Christi
Descargar PDF



Indice

Nota preliminar.

Prefacio de Flavio Infante : Genealogía, ocasión y ventura de Francisco.

Introducción : Hoy, la devastación.

1. El extraño pontificado del Papa Francisco.
2. Blasfemoglio : crónicas de un impío. 
3. Francisco, el sínodo de obispos y los marcianos.
4. Francisco y su alter ego : del fotomontaje a la realidad.
5. Francisco y la buena onda.
6. Los discursos masónicos de Francisco.
7. Francisco, rabino de referencia.
8. Francisco el Destructor : una antología del magisterio bergogliano.
9. Documentos sobre la heterodoxia del cardenal Bergoglio.
10. Francisco y la raíz de los males sociales. 
11. Sobre la beatificación de Pablo VI.
12. Adivinanzas bergoglianas.
13. La impotencia de Dios según Francisco.
14. No hay respuesta al sufrimiento.
15. Sobre un artículo de Mundabor.
16. Ultimas fechorías de Francisco.
Conclusión: Mañana, la liberación.
Postfacio de Federico Mihura Seeber: Crisis terminal y papolatría.





Nota preliminar

La mayor desgracia para un siglo o para un país, es el abandono o la disminución de la verdad. Podemos recuperarnos de todo lo demás, pero jamás se recupera uno del sacrificio de los principios. (Monseñor Freppel)

Quienquiera que ama la verdad aborrece el error y este aborrecimiento del error es la piedra de toque mediante la cual se reconoce el amor a la verdad. Si no amáis la verdad, podréis decir que la amáis e incluso hacerlo creer a los demás; pero estad seguros que, en ese caso, careceréis de horror a lo que es falso, y por esta señal se reconocerá que no amáis la verdad. (Ernest Hello)

¡Basta de silencios! ¡Gritad con cien mil lenguas! Porque por haber callado, el mundo está podrido. (Santa Catalina de Siena)

Mis centinelas son ciegos, no tienen inteligencia. Son perros mudos que no pueden ladrar. Se acuestan somnolientos, pues son amigos de dormir. (Isaías 56, 10)

Los enemigos declarados de Dios y de la Iglesia deben ser atacados y censurados con toda la fuerza posible. La caridad obliga a gritar ‘‘¡al lobo!’’ cuando un lobo se ha introducido en medio del rebaño y aun en cualquier lugar en que se lo encuentre. (San Francisco de Sales)

Que un simple feligrés, completamente ignoto y carente de pergaminos, se decida a tomar la iniciativa de publicar una recopilación de artículos atacando a quien ocupa la sede petrina podrá sin dudas ser considerado como un gesto escandaloso por algunos, lisa y llanamente demencial por otros. Y con mucha razón.

Con la salvedad siguiente : ése sería el caso en circunstancias normales en la vida de la Iglesia, las que por cierto distan muchísimo de ser las actuales. Se trataría de un acto escandaloso, insensato y merecedor de una reprobación sin atenuantes si adoptara semejante actitud ante un auténtico pastor que condujese el rebaño de Cristo hacia el Cielo, guiado por la revelación divina y por el magisterio de la Iglesia. Este opúsculo sería evidentemente imperdonable si tuviese por blanco a un pastor que protegiera a las ovejas de los falsos doctores, si cargase contra un hombre de Dios que las resguardara de las jaurías de lobos rapaces que buscan seducirlas con sus falsas doctrinas y pervertirlas con sus malos ejemplos.

Pero resulta que ésa no es la situación en la que nos hallamos. Ni remotamente. No percatarse de ello es como no ver el sol en pleno mediodía. Es por ese motivo que, en las circunstancias presentes, este acto de denuncia es no solamente justificado sino particularmente necesario. La razón es muy simple : nos encontramos ante alguien que, en vez de confirmar a sus hermanos en la fe, se dedica a escandalizarlos sin solución de continuidad, con un frenesí diabólico y dando muestras de un atrevimiento sin límites. Los hechos a los que aludo, de público conocimiento, son tan numerosos y tan elocuentes que se podrían llenar bibliotecas enteras si se consignaran en los anales del actual « pontificado » y se llevara una  crónica meticulosa de su verborrágico e incontinente pseudo magisterio mediático.

Que « no existe un Dios católico », que « no me interesa » la religión en la que se eduque a los niños, que se puede « encontrar a Dios » en cualquier religión del « amplio abanico » existente, que Dios no hace « magia » sino que utiliza la « evolución », que Jesús no multiplicó los panes y los peces sino que enseñó a sus discípulos a « compartir », que María se rebeló contra Dios al pie de la Cruz y lo llamó « mentiroso », que lo que el mundo necesita hoy en día es una « conversión ecológica », que el proselitismo es una « solemne tontería », que la fe es incompatible con la « certeza », que la raíz de la felicidad reside en « vivir y dejar vivir » y un sinfín de otras declaraciones del mismo tenor, absolutamente inconcebibles no ya en boca de un papa, sino de cualquier cristiano…

Blasfemias escalofriantes que trasuntan una impiedad luciferina, todas ellas vomitadas por quien pasa por ser, a los ojos del mundo, nada menos que el « Vicario de Jesucristo » y el « Soberano Pontífice » de la Iglesia Católica. Ni más ni menos. Ver para creer…

En estos tiempos de confusión generalizada hay que evitar caer en la trampa sutil, falso dilema y diabólica celada, de sentirse desgarrado entre una obediencia engañosa, descarriada de su fin último, y la defensa incondicional de la fe ultrajada. Desafiar y desacreditar a la autoridad legítima es sin lugar a duda una falta grave y eminentemente reprobable. Guardar silencio ante la manifestación desembozada del misterio de iniquidad en la persona de un falso profeta y de un pastor inicuo no lo es menos.


Contraportada

Cuando el 13 de marzo de 2013 Francisco se dirigió por primera vez a los fieles desprovisto de ornamentos litúrgicos pontificios, dio signos que anunciaban lo que luego habría de suceder. El primero de ellos fue su sorprendente « buona sera », saludo profano inaudito en boca de un Soberano Pontífice y que trasuntaba su voluntad de desacralizar el ministerio petrino. Esta impresión fue confirmada cuando se inclinó ante la multitud, pidiéndole que rezara por él antes de bendecirla, respaldando así implícitamente el principio revolucionario de la soberanía popular. Tres días más tarde renovó su profesión de fe humanista impartiendo una  « bendición silenciosa » a los representantes de los medios de prensa reunidos en la Sala Pablo VI, alegando que no todos los allí presentes eran católicos o creyentes y que él debía « respetar la conciencia de todos ». Para entonces, la orientación de su « pontificado » estaba suficientemente delineada. Los acontecimientos posteriores no hicieron más que confirmar el simbolismo de esos gestos precursores, efectuados a manera de manifiesto ideológico y anunciadores de todo un programa de acción. Esta modesta recopilación de artículos no pretende ser exhaustiva, dado el carácter  inagotable de su « magisterio mediático », que él utiliza para sembrar sistemáticamente la confusión por doquier, sirviéndose para ello del prestigio que le confiere su investidura pontificia. Porque, como es sabido, el ocupante de la Casa Santa Marta lleva « dos cuernos semejantes a los de un cordero » (Ap. 13, 11), pero su lengua, y eso lo comprobamos a diario, no es otra que la del dragón… 


Prefacio

Genealogía, ocasión y ventura de Francisco

Ab homine inicuo et doloso erue me (Ps 42,2)

Causa subjetiva que motivó siempre la aparición y el contagio de las herejías es el escándalo, el tropiezo con el misterio revelado. «Feliz de aquel para quien Yo no sea motivo de tropiezo», dice el Señor, alabando con esto al alma que, por una empatía misteriosa a su vez (el inexplicable don de la fe), recibe con rendido crédito esa noticia suprarracional que tiene en el Redentor a su garante y causa.

Si por boca de sus doctores la Iglesia ha remitido una y mil veces el crimen de herejía (especialmente en caso de contumacia) al pecado capital de la soberbia, no es menos de advertir, en aparente paradoja, que nunca como en la herejía la exigua perspectiva humana ha confesado a su despecho su imposibilidad de proporcionarse a la mente divina: ocurre aquí que los hombres, conscientes de no poder «ser como dioses», se afanan en restarle a la Verdad revelada aquello que sobrepasa la humana comprensión. De lo que se trata ya no es de querer emular insensatamente a un Dios inalcanzable sino de rebajar a Dios al mero nivel de la razón humana, de anteponer al Logos divino el librepensamiento: tal el talante que la soberbia cobra en estas ocasiones. Ya Bossuet había señalado que así como es de católicos el avenirse al común sentir de la Iglesia -y acá queda glosada la nota de «universalidad»-, hereje es aquel que se aferra a sus propias ideas, digamos el hombre de opiniones particulares.

 Admitido el móvil de las herejías, entonces, en la aversión a lo sobrenatural, la consecuencia que se sigue es el carácter más o menos naturalista de todas ellas. De donde la ponderada, morosa simplificación a escala humana del contenido mismo de la fe. Por eso san Cipriano de Cartago dijo que la labor de los herejes era la de reducir la Iglesia a una dimensión meramente humana, humanam conantur facere Ecclesiam. Esto vale incluso para aquellas herejías que, negadoras del orden visible, contrariando al cabo la Encarnación, acaban separando irreconciliablemente tierra y cielo. Digamos un poco con Sartre que la heterodoxia es siempre una forma de humanismo.

Ejemplos históricos cunden, todos en la misma dirección, ora negando la unión hipostática, ora la necesidad de la gracia. Con el consabido reparo de que Mahoma no fue nunca cristiano -lo que lo exime, en rigor, de ser llamado “heresiarca”-, valga apelar con Belloc herejía al Islam, por haber intentado restablecer una religión puramente natural después de que Dios se dignara hablar a través de su Palabra. Esa simplificación brutal que Mahoma intenta de un cristianismo conocido apenas de oídas -como de vino nuevo que se vierte en odres viejos-, esa torsión naturalista de la religión en los tiempos nuevos de la Redención no pudo menos que arrojar frutos tan odiosos como la permisión de la poligamia y el fomento del odio homicida, hitos infrarracionales que documentan el fracaso de este género de empeños y que debieran servir a los doctrinarios de la moderna antropolatría para anticiparse al abismo de males que resulta de la recusación voluntaria del misterio[1].

Todo lo dicho hasta aquí sirva para situar nuestro tiempo en sus reales coordenadas, cuajadas por el avance de opiniones particulares de teólogos y prelados (incluyendo a los mismos pontífices) contra aquel quod semper, quod ubique, quod ab omnibus que san Vicente de Lerins cifraba como distintivo de la fe auténtica. Y que incluyen, como graciosa concesión a la humana ansia de novedad y para ofensa del carácter ucrónico de la verdad, la alteración del ritual de los sacramentos -siendo señaladamente sensible entre todos, por su centralidad y asiduidad, el de la Eucaristía-, la corrección del texto del Padrenuestro y la adición de cinco misterios al rosario, que se dijo facultativa y terminó siendo de fáctica imposición.

Esta consagración del cambio por el cambio mismo vino a pagar su tributo en especies al movilismo moderno, lo que sólo sirvió para corroer un poco más la menguada conciencia de la inmutabilidad que nuestros contemporáneos aún le conceden a algunas poquísimas cosas[2]. Nuevo el catecismo, nuevo el derecho canónico, remozado el proceso de canonizaciones, todo sirve para alentar a aquellos postulantes al doctorado en leyes o en ciencias económicas a que sigan encabezando sus tesis con citas de Heráclito, o a que aquel otro fulano víctima de la reingeniería social continúe sosteniendo el teorema incontrovertible de la perpetua vacilación de lo real. […]

Flavio Infante


Introducción

Hoy : la devastación

« Enemigos llenos de astucia han colmado de oprobios y amarguras a la Iglesia, esposa del Cordero inmaculado, y sobre sus bienes más sagrados han puesto sus manos criminales. Aun en este lugar sagrado, donde fue establecida la Sede de Pedro y la cátedra de la Verdad que debe iluminar al mundo, han elevado el abominable trono de su impiedad con el designio inicuo de herir al Pastor y dispersar al rebaño[3]. » (León XIII)

« Pero con respecto a la venida de nuestro Señor Jesucristo, y nuestra reunión con él, os rogamos, hermanos, que no os dejéis mover fácilmente de vuestro modo de pensar, ni os conturbéis, ni por espíritu, ni por palabra, ni por carta como si fuera nuestra, en el sentido de que el día del Señor está cerca. Nadie os engañe en ninguna manera; porque no vendrá sin que antes venga la apostasía, y se manifieste el hombre de pecado, el hijo de perdición, el cual se pone y se levanta contra todo lo que se llama Dios o es objeto de culto; tanto que se sienta en el templo de Dios como Dios, haciéndose pasar por Dios. ¿No os acordáis que cuando yo estaba todavía con vosotros, os decía esto? Y ahora vosotros sabéis lo que lo detiene, a fin de que a su debido tiempo se manifieste. Porque ya está en acción el misterio de la iniquidad; sólo que hay quien al presente lo detiene, hasta que sea quitado de en medio. » (2 Tes. 2, 1-7)

« Y vi otra bestia que subía de la tierra; tenía dos cuernos semejantes a los de un cordero pero hablaba como un dragón. » (Apoc. 13, 11)

« Vivir y dejar vivir es el primer paso hacia la paz y la felicidad[4]. »

« Yo creo en Dios, no en un Dios católico : no existe un Dios católico[5]. »

« Todo ser humano posee su propia visión del bien y del mal. Nuestra tarea reside en incitarlo a seguir el camino que considere bueno[6]. »

« Este buscar y encontrar a Dios en todas las cosas deja siempre un margen a la incertidumbre. Debe dejarlo. Si una persona dice que ha encontrado a Dios con certeza total y ni le roza un margen de incertidumbre, algo no va bien[7]. »

« Respecto a los panes y los peces quisiera agregar un matiz: no se multiplicaron, no, no es verdad. Simplemente los panes no se acabaron.

Como no se acabó la harina y el aceite de la viuda. No se acabaron. Cuando uno dice multiplicar puede confundirse y creer que hace magia[8]. »

« Si un niño recibe su educación de los católicos, protestantes, ortodoxos o judíos, eso no me interesa. A mí lo que me interesa es que lo eduquen y le quiten el hambre[9]. » 

« Dialogar no significa renunciar a sus propias ideas y tradiciones, pero sí a la pretensión de que sean únicas y absolutas[10]. » 

« El mundo ha cambiado y la Iglesia no puede encerrarse en supuestas interpretaciones del dogma[11]. »

« No podemos seguir insistiendo sólo en cuestiones referentes al aborto, al matrimonio homosexual o al uso de anticonceptivos. Es imposible[12]. » 

« El proselitismo es una solemne necedad, no tiene sentido. Es necesario conocerse, escucharse y hacer que el conocimiento del mundo que nos rodea crezca. […] Esto es importante, conocerse, escuchar, ampliar el marco de los pensamientos[13]. »

« Francia debe volverse un país más laico […] Una laicidad sana implica la apertura a todas las formas de trascendencia, según las diferentes tradiciones religiosas y filosóficas. Además, incluso un ateo puede tener una vida interior[14]. »



Conclusión

Mañana : la liberación

« Y la bestia fue apresada, y con ella el falso profeta que hacía señales en su presencia, con las cuales engañaba a los que habían recibido la marca de la bestia y a los que adoraban su imagen; los dos fueron arrojados vivos al lago de fuego y azufre. » (Apoc. 19, 20)

« Entonces aparecerá en el cielo la señal del Hijo del Hombre; y entonces todas las tribus de la tierra harán duelo, y verán al Hijo del Hombre venir sobre las nubes del cielo con poder y gran gloria. Y enviará a sus ángeles con una gran trompeta y juntarán a sus elegidos de los cuatro vientos, desde un extremo del cielo hasta el otro. » (Mt. 24, 30-31)

« He aquí que os digo un misterio: no todos moriremos, pero todos seremos transformados, en un momento, en un abrir y cerrar de ojos, a la trompeta final; pues la trompeta sonará y los muertos resucitarán incorruptibles, y nosotros seremos transformados. » (1 Cor. 15, 51-52)

« Por lo cual os decimos esto por la palabra del Señor: que nosotros los que estemos vivos y que permanezcamos hasta la venida del Señor, no precederemos a los que durmieron. Pues el Señor mismo descenderá del cielo con voz de mando, con voz de arcángel y con la trompeta de Dios, y los muertos en Cristo se levantarán primero. Entonces nosotros, los que estemos vivos y que permanezcamos, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes al encuentro del Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor. » (1 Tes. 4, 15-17)

« Y oí como la voz de una gran multitud, como el estruendo de muchas aguas y como el sonido de fuertes truenos, que decía: ¡Aleluya! Porque el Señor nuestro Dios Todopoderoso ha tomado posesión de su Reino. Regocijémonos y alegrémonos, y démosle gloria, porque las bodas del Cordero han llegado y su esposa se ha preparado. Y a ella le fue concedido vestirse de lino fino, resplandeciente y limpio, porque las acciones justas de los santos son el lino fino. Y el ángel me dijo: Escribe: ‘‘Bienaventurados los que están invitados a la cena de las bodas del Cordero.’’ » (Apoc. 19, 5-9)

« Entonces el ángel le dijo: ‘‘María, no temas, porque has hallado gracia delante de Dios. Y ahora, concebirás en tu vientre, y darás a luz un hijo, y llamarás su nombre Jesús. Será grande, y será llamado Hijo del Altísimo; y el Señor Dios le dará el trono de David, su padre; y reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin.’’ » (Lc. 1, 30-33)

« Los apóstoles reunidos le preguntaron: ‘‘Señor, ¿es ahora cuando vas a restaurar el reino de Israel ?’’ Él les respondió: ‘‘No os corresponde a vosotros conocer el tiempo y el momento que el Padre ha establecido con su propia autoridad.’’ » (Hch. 1, 6-7)

« Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre. Venga a nosotros tu reino. Hágase tu voluntad, así en la tierra como en el cielo. » (Mt. 6, 9-10)

« Y la realeza, el dominio y la grandeza de todos los reinos bajo el cielo serán entregados al pueblo de los Santos del Altísimo. Su reino es un reino eterno, y todos los imperios lo servirán y le obedecerán[15]. » (Dn. 7, 27)

« Cuando instituimos la fiesta de Cristo Rey y su solemne celebración en todo el orbe cristiano no sólo declaramos el sumo imperio de Jesucristo sobre todas las cosas, sobre la sociedad civil y la doméstica y sobre cada uno de los hombres, sino que también presentimos el júbilo de aquel faustísimo día en el que el mundo entero espontáneamente y de buen grado aceptará la dominación suavísima de Cristo Rey[16]. » (Pío XI, encíclica Miserentissimus Redemptor, 1928)

« ¡Aleluya! ¡Porque el Señor nuestro Dios todopoderoso ha tomado posesión de su Reino! » (Apoc. 19, 6)



Postfacio

Crisis terminal y papolatría

En tren de recomendar la lectura de este libro debo hacer una doble salvedad que puede aparecer paradojal en relación con ello. En primer lugar que, para mi alma, su lectura fue una ducha de vitriolo que puso a prueba mis tragaderas. No por lo que su autor dice, es claro, sino por los dichos y hechos de Francisco que el libro nos anoticia. Para mí, el “caso Bergoglio” está cerrado en el sentido que diré. Y, como les pasa a muchos, no quiero oír ni leer más de él. Pero además, en segundo lugar, este mi encomio es paradojal porque, puesto a pensar para quiénes la lectura del libro ha de ser beneficiosa, encontré con que hay dos “franjas”, las más extendidas de la feligresía, para las cuales el libro no ha de servir para nada.

Porque una de ellas, la más abultada por lejos, es la de quienes aprueban con entusiasmo estas “cosas de Begoglio” de las que el el autor nos anoticia y que son, para ambos,  el “baño de vitriolo” que digo. Y a ello añadirán solamente el recrudecimiento del odio hacia los cavernícolas que sufrimos el baño de vitriolo. Para estos, “francisquistas”, digamos, el libro los alentará, en su hereticismo, en razón de sus primicias, de las perfidias del interfecto: “Esto es precisamente lo que hacía falta. “¡Vamos Francisco todavía!”

Y hay otra franja para cuyos integrantes este libro no servirá, esta vez, para nada. Y esta es no ya la de los francisquistas sino la de los “papólatras”. Estos, sencillamente, ni lo leerán. O si pasan de las primeras páginas, terminarán tirándolo al tacho. Estas personas – identifíquelas cada uno en su entorno – aunque se sientan incómodas quizás con “algunas cosas”, resultan impenetrables a toda reflexión crítica respecto de lo que está pasando en el Iglesia. “Aquí no pasa nada”. Nada que no haya pasado mil veces en la historia de la Iglesia. Hay problemas, sí, pero como siempre los ha habido, y la Iglesia los ha superado.

Lo mismo será ahora: tenemos las promesas de Cristo, que dijo a Pedro…, etc., etc. Estos, alguno de los cuales ha dicho, o me dijeron que ha dicho, que “entre estar con la verdad contra los dichos del Papa, o contra la verdad con los dichos del Papa, me quedo con el Papa”. Lo cual es, sin duda, blasfemia. Porque estar con el Papa contra la verdad significa estar con el Papa contra Cristo. Ello no sólo porque Cristo es la Verdad, sino porque en el caso los dichos de este Papa – y de quienes lo secundan – contradicen palabras explícitas de Cristo en las Escrituras. Esta papolatría significa, pues, en la situación actual, venerar al Papa y no a Cristo. Con ello, pues, nada que hacer: el libro de Miles Christi no les sirve de nada. Son impenetrables.

Pero está también la otra franja. Y aunque los que forman parte de ella sean pocos, la lectura de este libro es fundamental para ellos, ya que puede ponerlos en camino de escapar de la apostasía a la que hoy conduce Francisco a los fieles católicos, “papolatría” mediante.

Y estos son los perplejos. Obedecen y honran al Papa, como instancia suprema de la autoridad en la Iglesia Católica, pero se sienten profundamente turbados en su fe por las increíbles infidelidades de este hombre respecto de la fe de siempre. Pero no son “papólatras”: son “papistas” solamente. Y no son impenetrables a razones: están abiertos a ellas. Quieren que se les resuelva la perplejidad.

Para ellos, digo, el libro que comento es de lectura fundamental. Y ello porque, de cualquier modo que sea que se supere la perplejidad, existe un presupuesto ineludible para lograrlo. El cual consiste en reconocer que este “Papa” no es verdadero Papa. Y que la “Iglesia” que lo secunda no es la verdadera Iglesia Católica. Que se trata de un Papa apóstata, que está llevando con él a la apostasía a la Iglesia Católica. Y que, por ende, lo que está pasando hoy en la Iglesia no es “un avatar más” de las crisis que la Iglesia siempre ha sufrido en la historia. Porque se trata de una crisis que – me animo a decir – no pertenece del todo al curso de la Historia, porque es una crisis terminal. Esto es el presupuesto a tener en cuenta por todo aquel que quiera permanecer fiel a Cristo hasta el final. Es necesario que los verdaderos fieles se anoticien de ello. […]

Federico Mihura Seeber




« Voi sapete che il dovere del Conclave era di dare un Vescovo a Roma.           
Sembra che i miei fratelli Cardinali siano andati a prenderlo quasi alla fine del mondo . »




« Guardaos de los falsos profetas, que vienen a vosotros vestidos de ovejas, pero por dentro son lobos rapaces. Por sus frutos los conoceréis. ¿Acaso se recogen uvas de los espinos, o higos de los abrojos?  Así, todo buen árbol da buenos frutos, pero el árbol malo da frutos malos. No puede el buen árbol dar malos frutos, ni el árbol malo dar frutos buenos. Todo árbol que no da buen fruto, es cortado y echado en el fuego. » (Mt. 7, 15-19)


« El ladrón sólo viene para robar y matar y destruir; yo he venido para que tengáis vida, y para que la tengáis en abundancia. Yo soy el buen pastor; el buen pastor da su vida por las ovejas […] Yo soy el buen pastor, y conozco a mis ovejas y ellas me conocen, de la misma manera que el Padre me conoce y que yo conozco al Padre. » (Jn. 10, 10-11; 14)





[1] Por lo demás, la herejía subsiste parasitando a la religión verdadera, de la que no constituye sino un deslucido remedo. Así como el demonio es el «mono de Dios», las herejías –que lo tienen siempre por fautor- acaban por ofrecer una imitación simiesca de la Iglesia. Con razón dice el Código de Graciano (siglo XII), con palabras de acuciante actualidad en nuestro días, que «el hereje es como a manera de los simios que, no siendo hombres, imitan la imagen humana. Reclama para sí la apariencia de la Iglesia católica y su autoridad y su verdad, no siendo parte de la Iglesia. Bendice lo que Dios maldice; aunque profano, se arroga la administración del sacerdocio y prepara un altar sacrílego».
[2]Con el acostumbrado exhibicionismo de sus premisas, Francisco ratificó el moderno paradigma del “cambio” en el curso de una de sus recientes homilías: «los cristianos detenidos en el ‘se ha hecho siempre así’ tienen un corazón cerrado a las sorpresas del Espíritu Santo y jamás llegarán a la plenitud de la verdad porque son idólatras y rebeldes [...] Los cristianos obstinados en el ‘siempre se ha hecho así’, ‘éste es el camino’, ‘ésta es la senda’, pecan: pecan de adivinación. La obstinación también es pecado de idolatría: ¡el cristiano obstinado peca!» (homilía del 18/01/16). No se sabe si admirar más la notoria detonación de epítetos contra los que aún tratan de guardar el depósito de la fe y el culto en tiempos de universal naufragio, o la mañosa utilización del nombre de Dios para unos fines tan siniestros. Convéngase, por lo demás, que esta exaltación del cambio por el cambio no supone en las mentes de sus promotores una concesión a la fortuna ciega, una loca opción por lo aleatorio, sino un programa bien definido hacia la completa apostasía.
[3] Extracto de la Súplica a San Miguel Arcángel, contenida en el Exorcismo contra Satanás y los otros ángeles caídos, publicada en las AAS de 1890, p. 743 : http://www.vatican.va/archive/ass/documents/ASS-23-1890-91-ocr.pdf y en el Ritual Romano de 1903, p. 227 : http://saintmichelarchange.free.fr/exoleon.htm, traducción castellana tomada de : https://www.aciprensa.com/recursos/las-oraciones-de-leon-xiii-a-san-miguel-arcangel-por-la-iglesia-1268/
[4] Respondiendo al periodista Pablo Calvo para la revista Viva el 7 de julio de 2014.
[5] Entrevista con Eugenio Scalfari el 24 de septiembre de 2013,  publicado el 1 de octubre en La Repubblica.
[6] Ibidem.
[7] Entrevista con el Padre Antonio Spadaro s.j. director de la Civiltà Cattolica el 19, 23 y 29 de agosto de 2013.
[8] Al Comité Ejecutivo de Caritas Internationalis el 16/5/2013.
[9] Entrevista con Gerson Camarotti de la televisión brasileña en julio de 2013 durante las JMJ de Río de Janeiro.
[10] Mensaje para la 48 Jornada mundial de las comunicaciones sociales : La comunicación al servicio de una auténtica cultura del encuentro el 1 de junio de 2014.
[11] Entrevista con  Joaquín Morales Solá el 5 de octubre de 2014 publicado en La Nación.
[12] Entrevista con el Padre Antonio Spadaro s.j. director de la Civiltà Cattolica el 19, 23 y 29 de agosto de 2013.
[13] Entrevista con Eugenio Scalfari el 24 de septiembre de 2013,  publicado el 1 de octubre en La Repubblica.
[14] Audiencia del 1/3/2016 con una delegación de miembros de la agrupación política francesa Poissons roses, socialistas que se dicen de « tradición cristiana ».
[15] « Dico ergo, certum est hoc regnum fore Christi et Sanctorum : illudque non tantum spirituale, quale fuit in terra, cum ipsi persecutionibus, martyriis et morti obnoxii : sed etiam corporale ac gloriosum, quo scilicet Sancti et corpore et anima beati, cum Christo in coelis gloriose regnabunt in saecula saeculorum. Porro hoc regnum inchoabunt Christus et sancti in terra, mox post necem Antichristi ; tunc enim Antichristi regno everso, Ecclesia ubique terrarum regnabit, et fiet tam ex Judaeis quam ex Gentibus unum ovile, et unus pastor : et hoc innuitur hic, cum ait, non ‘‘quae est super’’, sed ‘‘quae est subter omne caelum’’, id est in omni terra, sive in omni plaga caelo subjecta. Deinde paulo post hoc regnum confirmabitur et glorificabitur in coelis per omnem aeternitatem. » (Cornelius a Lapide, Commentaria In Danielem Prophetam 7, 27)
[16] « Quod cum faceremus, non modo summum illud quod Christus obtinet in rerum universitatem, in societatem et civilem et domesticam, in singulos homines imperium in luce collocavimus, sed etiam gaudia iam tum illius diei praecepimus auspicatissimi, quo die omnis orbis libens volensque Christi Regis suavissimae dominationi parebit. »


Nacionalismo Católico San Juan Bautista

2 comentarios:

  1. Ejemplo claro:
    https://denzingerbergoglio.com/2016/04/11/el-pobre-judas/

    ResponderBorrar
  2. Si las ovejas no conocen a los buenos pastores que ahora unge el mismo Dios, qué clases de ovejuelas serán?... Los lobos que tomaron la rienda las han hecho malas, egoistas, mundanas, y las devoran. DEMOLITIO CONSUMMATA EST . the end .

    ResponderBorrar