viernes, 27 de marzo de 2020

Los que no sobrevivirán moralmente al corona virus - Antonio Caponnetto



LOS QUE NO SOBREVIVIRÁN MORALMENTE
AL CORONA VIRUS

Por Antonio Caponnetto

La Nación de este 27 de marzo trae una nota firmada por el señor Luciano Román, que no debería pasar sin un cierto análisis. Se titula “El coronavirus no nos debe impedir el ejercicio de la duda”. Personalmente la llamaríamos de otra manera: Los que no sobrevivirán moralmente al corona virus.

            Por lo pronto no sobrevivirán los progresistas. Excepto que abran ahora y con furia el siniestro paragüas que acaba de abrir este escriba. ¿Cuál es ese paraguas negrísimo y sincericida? Leamos: “Un clima ligeramente <patriotero>[como el que se está registrando durante la cuarentena] podría interpretarse como una señal de alarma. Es naturalmente sano que tendamos a unirnos ante la adversidad, que depongamos sectarismos y nos despojemos de oportunismos y conveniencias sectoriales. Pero también es sano preservarnos de aquel clima <malvinero> que nos amputó el espíritu crítico. Nunca es bueno abolir la disidencia, las preguntas y la duda, frente a temas en los que nadie es dueño de una verdad absoluta. ¿No se le estarán dando argumentos al Estado paternalista y autoritario? ¿No se estarán abonando, al amparo del miedo, la pretensión del pensamiento único y los rebrotes nacionalistas? Ya nos pasó en otras épocas: <El que no salta, es un inglés>. La versión de hoy parecería ser: "el que duda es un irresponsable (y quiere que el coronavirus nos mate a todos)>”.

            Traduzcamos salvajemente el mensaje: Compañeros, dijimos que Galtieri estaba borracho porque nos llevaba a una guerra con un enemigo visible y secular, ¿y ahora resulta que el Alberto está sobrio embarcándonos a todos en una contienda contra un enemigo invisible? Dijimos que los medios hegemónicos nos mintieron sobre lo que realmente pasaba en torno a Malvinas, y ahora somos nosotros esos medios que mansamente replican el parte oficial diario. ¿Ahora somos nosotros el Noticiero “60 Minutos”?

Pero ¡atención, compañeros! Resulta que fuimos nosotros los que inventamos la militancia contra el Estado policíaco, militarizado, opresor, profiriendo un largo etcétera de epítetos anticastrenses y pro libertarios, ¿y ahora somos nosotros los que aplaudimos a un Alberto enajenado, que despotrica, amenaza, conmina, ordena apresar a los ciudadanos en la vía pública, meterse casa por casa, secuestrar autos y pasajeros, y reducirlo todo al imperativo fascista “por la razón o por la fuerza”? ¿ Y si nos aparecen otras Madres haciendo rondas porque no pueden ver a sus hijos, y otras Abuelas que han perdido contacto con sus nietos y otros Hijos que lloran la muerte de sus padres en manos de un Estado que, en la práctica, le restituyó a los milicos todo el poder de control en la vida pública y privada? A ver si encima alguien tiene el mal gusto de recordar aquél debate presidencial en el que se lo acusó a Alberto de su propensión cristínica para levantar índices acusadores desde atriles que imaginaba carrozas imperiales.

Pero hay más, compañeros. Prestemos atención. Ocurre que fuimos nosotros los que crucificamos al Ñato Rico porque lanzó su frasecilla “la duda es la jactancia de los intelectuales”, ¿y ahora nos parecen indubitables y apodícticas las resoluciones que toma un Alberto convertido de repente en la cabeza de carapintadismo sanitario y del fundamentalismo higiénico? ¿No será asturiano este Fernández? ¿De veras queda excluido de la dogmática reconvención cartesiana el criterio científico del criador de chanchos Ginés González García?

Lo peor de lo peor, compañeros, se los digo al final. ¿No se dan cuenta? Nos enorgullecimos durante Malvinas de ser anti belicistas, apátridas, cipayos, pacifistas, internacionalistas, razonables epicuros modernos sin fronteras. Llamamos “carro atmosférico” a la contienda, nos juntamos en manada alrededor de Juan Pablo II, gimoteando “queremos la paz, la paz, la paz”, lloramos con los versos de Giorgie sobre el encuentro ecuménico entre Juan López y John Ward, mentimos haber entendido las Tusculanas de Ciceron, con su <ubi bene, ibi patria>, nos opusimos al clima de gesta argentinista que se escapaba por los poros del cuerpo social, ¿y ahora terminamos siendo nosotros simples nacionalistas, de imperdonables reminiscencias malvineras, que aplauden y brincan desde los balcones, en un remedo imperdonable de “el que no salta es un inglés”?

¡Please boys! No sea cosa que algunos mueran  heroicamente en combate, en esta guerra contra el enemigo invisible, como la llamó Alberto con anacrónica semántica cuartelera, y aparezca después la derecha exclamando: Argentina tiene héroes. ¿Adónde iría a parar nuestro discurso alberdiano? ¿Dónde deberíamos esconder el viejo disco de John Lennon, acurrucándonos felinamente con su Imagine? ¿En qué Parque Lezama se juntará Carta Abierta para vendernos el hippismo sesentoso, envuelto en los hedores del pachuli y la crencha engrasada de Horacio González?

Como la burra de Balaam, así ha hablado este Luciano Román, interpelando a su tropa. Da vergüenza ajena su estirpe meteca y cartaginesa. Pero aún a su pesar, coopera a la verdad.

No sólo los progresistas incluidos genéricamente en la noteja de marras, no sobrevivirán moralmente al Corona Virus.  Hay muchos más.

-Los bergoglianos con su “Iglesia en Salida”, infamemente alineados en este evidente ensayo de disciplina social y obediencia debida impuesto por el Régimen. Son los primeros en haberse recluidos endógenamente. Se autoacuartelaron, no como soldados de Cristo, según recia petición paulina, sino como miedosos contumaces y cómplices de la tiranía.

 -Los que tienen siempre a mano el despectivo mote de “conspiranoides” para descalificar a quienes, desde hace décadas, vienen vaticinando, con pormenores, los planes de aquello tan temido que ahora tocamos, oímos y olemos día a día.  Preguntamos nomás, sin retórica: ¿el Alberto que recita un manifiesto explícitamente masónico ante el G20, mientras arría su manchada taleguilla ante los judíos que le imponen una excepción para cumplir sus rituales cabalistas, ¿es un invento de los conspirativistas o una realidad que se nos hace patente? ¿La genuflexión ante poderes mundiales financieros, ideológicos, políticos e institucionales; ante todo el portentoso aparato supremacista, es una ilusión óptica de los propulsores de la tesis del complot, o lo están pasando en cadena por las inacabables redes sociales? ¿La catarata de documentos probatorios de que cuanto nos sucede cuenta con programadores, planificadores y severos propulsores, miembros de organizaciones planetaristas partidarias del Nuevo Orden Mundial, es propaganda zarista financiada por la embajada del Tercer Reich y por Hirohito?

-Los constructivistas y relativistas de todo jaez, maestros de la autopercepción. ¿Por qué no les dicen a las víctimas fatales de esta peste maldita, que se autoperciban vivos o sanos? Las vaquillonas de moqueros aceituniles, ubres al viento siempre prontas para la impudicia, ¿por qué no aplican el Protocolo ILC, Interrupción Legal del Covid 19, y se lo sacan del cuerpo a la pobre legión de infestados? ¿Por qué Fernández, el módico neo Zeus nativo de la voz de cuesco, no sostiene que los mayores de 65 años en adelante ya no somos personas humanas (como lo hace con los embriones hasta los tres meses) y eleva al Congreso la legalización de nuestras muertes?

Suceda lo que sucediere con esta desgraciada enfermedad –que se ha llevado vidas cercanas a la nuestra y que puede llevarse la propia- hay factores de riesgo a los que tememos más que aquellos en los que nos coloca nuestra situación etaria y castigada salud. Es el riesgo de ver a la patria tiranizada por una banda de corruptos, incapaces, asesinos y mafiosos, sin que la sociedad atine a otra cosa más que a repetir el estúpido latiguillo de “quedate en casa”.

 Cada vez tiran más de la cuerda. Mañana será el “quedate en tu pieza”, después el “quedate en tu cama”; y al fin, el “quedate quieto, esto es un asalto”. Nos están asaltando las libertades concretas, están ejecutando sandeces, arrojando bravatas, cometiendo tropelías, creando un clima de crispación invivible, y encima tenemos que darles las gracias por cuidarnos la salud. Si quieren cuidarnos de veras la salud, maten el virus de la democracia, que le permite, ayer a unos, anteayer a otros y hoy a éstos, pero siempre de la misma especie perversa, intoxicar a la sociedad con sus políticas ajenas y contrarias al Bien Común Completo. La salud física incluida.

Hay un viejo cuento de Ray Bradbury, traducido como “El Caminante”. Vio la luz hacia 1951 y formó al fin parte de “Las doradas manzanas del sol”, un trabajo que  el viejo Ray tenía entre sus predilectos, porque según él poseía un doble aroma, el de los buenos libros nuevos y el de los nobles libros usados.

La escena transcurre en un mundo entonces inimaginado, como es común denominador en la literatura de anticipación. Un mundo sórdido, masificado y sombrío, en el cual la existencia gris y aborregada transita obligatoriamente “en casas como tumbas, mal iluminadas por la luz del televisor, donde la gente estaba como muerta, con una luz multicolor que les rozaba la cara pero que nunca los tocaba realmente”.

Desafiando humildemente tamaña demencia colectiva y coercitiva, todas las noches, Leonard Mead salía a caminar. Para nada. Para contemplar, llenarse los pulmones de aire, ver un retazo de luna, o la sombra de un tronco añejo o entonarle una canción al viento del otoño.
Así hasta que un día lo detuvo la policía, lo metieron de prepo en uno de sus coches, “una cárcel en miniatura con barrotes que olía a antiséptico, a demasiado limpio, duro y metálico”, y se lo llevaron por la fuerza. ¿Adónde? Al “Centro Psiquiátrico de Investigación de Tendencias Regresivas”.

Es la hora de los caminantes. Necesitamos almas peregrinas que se calcen unas humildes sandalias y salgan por la calle. No precisamente para nada,aunque sí conservando el espíritu de gratuidad y de ocio contemplativo. Caminantes que sepan que hay Camino. Y prediquen desde los espacios libres y empinados que no vale la pena vivir si no se vive sacramentalmente. Que prediquen que una ciudad no es la compraventa reglada de insumos comestibles, sino los templos, las oraciones y los sacrificios, como diría Saint Exupery, o acaso antes Plutarco. Caminantes cuaresmales, que –como los legionarios de Millán Astray- sepan que sólo se muere una vez, y no es tan grave. Lo grave es vivir siendo un cobarde.

Caminates ,al fin, que frente a un mundo homogeneizado, anestesiado, víctima del pánico y del lavado colectivo de cabezas, en medio de la tétrica soledad de una noche estatizada, tengan la modestísima osadía de vivar a Dios y a la Patria. Sí; como en los abrileñas e inolvidables jornadas de la Guerra de Malvinas.



Nacionalismo Católico San Juan Bautista

9 comentarios:

  1. AM. Gracias querida profesor, por darnos luz.en tantas tinieblas..

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  2. ¡Gracias, Antonio! Hermosas palabras.

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  3. Reconozco que este artículo me emocionó más de lo esperado, quizás se deba a que acababa de ver un video en you tube sobre la conquista de Jerusalem por Godofredo de Bouillón. Me reconforta comprobar que el espíritu de cruzada no ha muerto.Este domingo caminaré los doscientos metros que me separan de la iglesia de mi barrio para cumplir con mi obligación cristiana. Se que no estaré solo.

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  4. Gracias Profesor!! Qué bonita reflexión! Particularmente conmovedoras los últimos párrafos... "es la hora de los caminantes", no dejó de recordarme a aquella bonita iniciativa de la "Iglesia en salida".
    Viva el Profesor Antonio!
    Viva nuestro Santo Padre!
    Y un eterno gracias a Dios que en su infinita providencia a dispuesto que esta cuaresma la vivamos con mayor recogimiento y silencio. A Él sí que no se le escapa nada.
    José Reche

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    1. Estimado José,
      Creo que se ha perdido un par de capítulos de la saga relativa al Sr. Bergoglio.
      Saludos en Xto.
      Roy Batty

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    2. ¿Usted dice que el Señor a dispuesto "providencialmente" que los fieles nos quedemos sin Sacramentos en Cuaresma y en Semana Santa? Ah!, bueno! En cambio sí estoy de acuerdo que a Ël no se le escapa nada, incluso éstos que nos está pasando.

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  5. Buenos Aires
    29 de marzo del año 2020 - 1670


    LA CUARENTENA ES INCONSTITUCIONAL Y NOS CONVERTIRÁ EN OTRA VENEZUELA



    La cuarentena es un encarcelamiento dictado por decreto contra 40.000.000 de personas, la totalidad de la población, y con amenaza de prisión hasta por dos años a quienes salgan de su casa por una causa que no sea las específicamente enumeradas por el gobierno: alimentos, salud y funcionarios, más alguna que otra excepción, o sea, estrictamente lo necesario para que los encarcelados domiciliarios puedan comer o atenderse de alguna enfermedad. Es decir, como en cualquier régimen carcelario en que los presos deben comer porque se intenta mantenerlos con vida. La policía está lanzada a la persecución de los otros y según la prensa ya hay más de mil sumarios contra los “delincuentes”.

    Nunca en lo historia de este país ni, que yo sepa, de ningún otro, un gobierno, ni siquiera del monarca más autócrata, se dictó una medida tan feroz contra la totalidad de un pueblo al que se aprisiona sin acusarlo de algún delito del que haya sido primero acusado y probado debidamente, con respeto de todas las garantías jurídicas. Es decir, todo esto es absoluta y descaradamente contrario a la Constitución Nacional. ¿Cómo es posible que la Academia de Derecho o los juristas no hayan dicho nada sobre este escándalo inaudito?

    Peor aún es el clero. El arzobispo de Buenos Aires y todos sus obispos auxiliares publicaron su decisión de cerrar todas la iglesias de Buenos Aires e inclusive derogaron el precepto de oír misa entera los Domingos alegando que deben seguir las decisiones del gobierno. O sea una abierta confesión de la herética doctrina de la inferioridad del poder espiritual frente al temporal. Y más grave aún, es una apostasía implícita en tanto y en cuanto implica negar el poder infinito del auxilio divino que puede vencer cualquier virus y proteger a quienes Le invocan. En vez de cerrar la iglesias en las que se guarda el Santísimo Sacramento, Dios verdadero bajo las especies del pan, debieron llenarse de fieles presididos por Obispos y sacerdotes para pedir perdón por nuestros pecados y protección contra la peste. Pero las cerraron y no se sabe donde encontrar un sacerdote.

    Hemos pasado ya 10 días en esta situación agobiante y la prensa de hoy anuncia que el gobierno se propone prorrogarla hasta después de Semana Santa, es decir, 13 días más. Para tomar esta decisión despectiva e injuriosa, violando nuevamente la Constitución, ha convocado a un grupo de infectólogos y empresarios para analizar las consecuencias de ese atropello. Pero no ha convocado a los Obispos ni a los juristas a pesar de que la inconstitucionalidad y el daño espiritual son más graves que el peligro de un contagio.

    Por otra parte, no ha sido probada la gravedad de la peste. De 44.000.000 de habitantes se han contagiado 745 y han muerto 19 en los quince días que apareció el mal, la mayoría de los cuales por complicación con otras enfermedades. ¿Es eso una peste que justifique las acciones extremas del gobierno? En el siglo XIX hubo una peste de fiebre amarilla en Buenos Aires y no se declaró cuarentena alguna y los porteños de bien, por el contrario, actuaron como voluntarios para ayudar a los enfermos y enterrar los muertos.

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    1. Así que cerraron las Iglesias y a los judíos los exceptuaron de la cuarentena y les permiten reunirse en sus ceremonias religiosas. ¿Ellos no se enferman y nosotros si?

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  6. Todo esto es claramente un abuso de autoridad del gobierno de izquierda que padecemos. Hay muchas preguntas sin responder:

    1-¿Cuántos morían por día en el país de distintas enfermedad antes de que empezara la histeria del “coronavirus”? Es un población de 44.000.000 es muy probable que sean miles pero no lo dicen para mantener el pánico que justifica sus arbitrariedades. La vida es un riesgo permanente de muerte, ¿pretende el gobierno mediante esta odiosa cuarentena hacer a los hombres inmortales?

    2-El gobierno estaba agobiado por su propia incompetencia y por una deuda impagable. Esta peste le ha sacado de ese marasmo y ha convertido al inepto Fernandez en una especie de taumaturgo a quien se le obedece contra toda razón y justicia. ¿Es bueno para el país que este individuo haya alcanzado ese poder y que la población haya perdido todo espíritu crítico frente a sus arbitrariedades?

    3-La industria y el comercio (salvo el de alimentos) están cerrados. Los empleados y obreros están en sus casas sin poder trabajar y los patrones deben pagarles sus sueldos o, mejor dicho, deberían hacerlo pero no pueden porque no tienen de donde sacar la plata ni están a su alcance quienes deberían cobrarlos. ¿Cuáles serán las consecuencias de esta parálisis para la economía del país, ya gravemente averiada? ¿Se podrán recuperar las muchas empresas medianas y chicas que habrán quebrado en el interín?

    4-He escrito en este periódico varios artículos denunciando a Macri (misteriosamente callado durante esta crisis destructiva) como un “kerensky” cuyo pésimo gobierno favorecía la vuelta del kirchnerismo, que a su vez, nos llevaría a una situación como la de Venezuela. Es sabido que ese país fue económicamente destruido por la política marxista del chavismo y la traición de los falsos opositores. ¿No estamos viviendo aquí un fenómeno similar, es decir, es el mismo gobierno el que está llevando el país a la quiebra de la cual resultará la desocupación y el hambre que afligen a Venezuela?

    5-La consecuencia de ese desconyuntamiento del país ¿no será la misma pérdida de libertad, la invasión cubana y la consolidación de una tiranía, tanto más fácil de imponer a un pueblo sin ocupación y con hambre? Me acuerdo que hasta hace unos 7 u 8 años los venezolanos resistieron heroicamente saliendo a las calles de a millones, llenando las enormes avenidas de Caracas. Desde ese entonces, las cosas cambiaron: cinco millones de venezolanos se exilaron y ya no hay marchas contra el gobierno. En ese mismo período el hambre atenazó a Venezuela, los falsos lideres opositores apagaron todos los focos de resistencia y las FFAA, sobornadas, corrompidas y entrenadas por cubanos se convirtieron en el más firme sostén del régimen. Después de ese proceso mortal, Venezuela no se liberará de la tiranía a no ser por medio de una intervención militar de países amigos, cosa que los “democráticos” del mundo entero condenan con hipocresía.

    ¿Hay alguna manera de parar esta deriva hacia la ruina y la esclavitud? Lo primero sería que los argentinos dejaran de ser tan crédulos, tan sumisos y miedosos. Las “clases cultas”, empezando por las más altas, deberían movilizarse para exigir el fin de este encarcelamiento y parálisis nacional, en vez de quedarse en este silencio connivente. Deberían ser los primeros en dar el ejemplo de aceptar la posibilidad de enfermarse y hasta de morir, antes que permitir que la patria pierda su libertad a manos del marxismo mediante trucos como el de la cuarentena que funciona con un efectividad destructiva. ¿No morirán algún día de todas maneras por esta u otra enfermedad de las muchas que nos amenazan o en el paredón de los cubanos?

    Pidamos a la Santísima Virgen que nos dé el coraje y la sabiduría que nos falta y empecemos a resistir antes de que sea tarde.


    Cosme Beccar Varela


    e-mail: correo@lab

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