San Juan Bautista

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sábado, 26 de diciembre de 2020

La Verdad y el aborto - Waldemar Garro


Cientos de artículos y estudios se han hecho en torno al aborto, surge la pregunta del lector: ¿Qué no se ha aportado aún al tema en cuestión? Buscamos en este espacio dar a conocer ciertas verdades negadas, o peor aún, ciertas verdades que han sido vilipendiadas. No se buscará dar oposición a las intenciones de los defensores de los niños por nacer, sí a los medios optados. La dificultad en ellos no radica en no ver la solución, la dificultad es que ni siquiera pueden ver el problema. Siendo más precisos, el verdadero conflicto de todo es teológico, en no entender que es una lucha entre Dios y el diablo. Si se niega este escenario, se estará obnubilado ante la presente guerra y cuestión de tiempo de que el enemigo logre su cometido.

Más de uno se sentirá molesto en lo expresado en las siguientes líneas, pero la virtud de la veracidad me implica a hablar en términos del sermón de la Montaña del “Sí, sí. No, no”. Pero sobre todo sabiendo que el mundo necesita la luz y sal que hablaba Nuestro Señor en el pasaje de San Mateo.  

El enemigo sabe muy bien lo que hace y lo que busca, la confusión y la mentira son las armas impuestas, y es importante reconocerlas para entender que lo único que se logra al acatar sus pautas es fortalecer más aún el sistema, principal promotor de la ­actual decadencia.

La primera verdad es que el aborto es un pecado. No un pecado más, sino que clama al cielo; como nos enseña el Génesis: “¿Qué has hecho? Se oye la sangre de tu hermano CLAMAR a Mí desde el suelo” (Gn 4, 10-12). La matanza de inocentes desata la santa ira de Dios y en caso de la aprobación de esta ley, la justicia de las naciones se purga en el plano temporal. Enseña el cardenal Pie que los castigos por esta ofensa son el apartamiento de los ojos de Dios a la Nación y el segundo la decadencia moral.

Monseñor Ojea si es que está tan comprometido con la presente causa, se le sugiere presentar un comunicado oficial dando a conocer públicamente la excomunión ipso facto de toda la casta política, periodísticas y todo aquel que promueve y participa de este crimen.

Negación de las verdades absolutas. Quizás este error es en el que más se hizo persistencia y querer profundizar en ello es necesario un libro. Podemos decir que es penoso que se hable de diálogo y consenso para poder determinar verdades del orden natural. Como si la naturaleza se sometiera a la cantidad sandeces que se pronunciasen, como si el agua dejara de mojar porque se definió en las cámaras legislativas.

Que la vida humana empieza desde la concepción es una verdad natural que no se debate. Si es un “fenómeno”, que “no es persona”, y tantos disparates son signos evidentes de que no hay nada que debatir. Querer dar respuesta a todas las estupideces que día a día ensoñan los suscitadores de la muerte de niños es entrar en el juego. El genocida de Ginés sabe muy bien que hay vida en el vientre materno en todas las etapas de su desarrollo, nos toma por “estúpidos”, y no tiene sentido querer darle explicaciones y razones.

La forma mentis del hombre contemporáneo ha sido sumergido en este elemento profano que tiene la democracia, por la cual multitud decide e impone normas y principios. Y con ello todo es debatible y cuestionable, hasta que el número determine la sentencia.

El verdadero origen del aborto. Al dar a conocer los males por lo cual se llega al aborto no se encauza hasta su verdadero origen. Este crimen llega a consecuencia de una sociedad que le ha dado la espalda a Dios y es esclava de los placeres más bajos. No se condena la pornografía, las relaciones sexuales prematrimoniales, la cultura hedonista, ropa, música, programas de televisión, etc. Todos ellos son los principales culpables y lo primero que debe condenarse, ya que el aborto es un mal consecuente de otros males precedentes. Los embarazos de adolescentes y las violaciones surgen debido a una sociedad que intenta suprimirlos, pero a la vez los promueve.

Es necesario volver a hablar de la castidad y de la virginidad, formas manifiestas de la templanza. No como “virtudes negativas” que suprimen la sexualidad, sino ordenadas a la recta razón, la conservación de las familias y de un orden social en donde prima la virtud. La historia nos enseña que toda sociedad apegada a los vicios está condenada a su destrucción y desaparición, aquí radica la importancia sobre la práctica de estas virtudes. Los hijos son consecuencia del amor de los padres dentro sacramento matrimonial, y es necesario que se desarrollen en un hogar digno donde Cristo, maestro de todas las virtudes, sea el centro del hogar.

Libramos esta batalla con las verdaderas armas cristianas, y más aún ante la presencia de una guerra justa. No pregonamos un cristianismo tibio, sin dar batalla, no opondremos la espada a la Cruz. Seguiremos denunciado la democracia como sistema que permite la total perversión, no nos prestaremos a participar de los comicios para determinar verdades de índole natural y sobrenatural, no defendemos la soberanía popular y el destrono de Cristo, no tenemos a la constitución como fuente de toda verdad y justicia, sino las leyes divinas, el orden natural y la Sagrada Escritura.

La lucha por la instauración de la Reyecía de Cristo no es una opción para el cristiano, sino un deber. Debemos hacer uso de las auténticas armas cristianas y no las impuestas por la judeomasonería. Decimos con el profesor Antonio Caponnetto:

“(…) con la gracia de Dios es posible encontrar los antí­dotos para vencer a la tibieza y a sus tentaciones. Los antído­tos son necesariamente las virtudes y los atributos morales que derivados de ellas hacen del hombre un ser combativo y du­ro de rendir. Es preciso, por supuesto, cultivar todas las vir­tudes, y tal vez, de un modo especial en estos tiempos, la for­taleza y la paciencia, la perseverancia y la magnanimidad. Fortale­za para atacar, pero ante todo para resistir, que —llevado al grado heroico— es la substancia misma del martirio. Paciencia para sobrellevar con entereza los pesares sin poner límites subjeti­vos a las pruebas que se nos envían ni caer tampoco en velei­dades estoicas. La paciencia del Señor que pidió se le aparta­ra el cáliz de amargura, pero, por sobre todo, pidió que se cumpliera la voluntad del Padre. Perseverancia para persistir y prolongar la contienda, aunque ésta parezca no tener fin ni nos resulte favorable. Saber con ella que uno es el tiempo de la siembra y otro el de la cosecha. Y magnanimidad para ape­tecer lo egregio, lo superior, lo grande, y aborrecer las múlti­ples formas que toma la medianía encandilando nuestros sentidos.” (El deber cristiano de la lucha, Antonio Caponnetto). 

En vísperas de la Natividad de Nuestro Señor, recordando que se gestó en el vientre de la Santísima Virgen María, pedimos a Dios los auxilios divinos para evitar la inserción de este mal como instrumento legislativo, que priva a miles de niños del sacramento bautismal. Pedimos también, mantenernos firmes en la Verdad y dar testimonio de lo que el Magisterio Semper Idem enseñó.  

Alentamos a fortificar nuestras plegarias para precipitar la Parusía, de lo contrario ni los justos se salvarían (Mateo 24, 22) con las tres fuentes de la vida del alma: oración, penitencia y Eucaristía. Y por último, solicitar al ángel custodio de nuestra querida y golpeada Patria la protección constante por la cantidad de ofensas realizadas a Nuestro Señor. 


 Waldemar Garro


jueves, 24 de diciembre de 2020

Navidad - G. K. Chesterton

 

 

La Navidad, que en el siglo XVII tuvo que ser rescatada de la tristeza, tiene que ser rescatada en el siglo XX de la frivolidad.

La Navidad, como tantas otras creaciones cristianas y católicas, es una boda.

Es la boda del más indómito espíritu de gozo humano con el más elevado espíritu de humildad y sentido místico.

Y el paralelo de una boda es bien válido en más de una manera; porque este nuevo peligro que amenaza la Navidad es el mismo que hace tiempo ha vulgarizado y viciado las bodas.

Es lógico que haya pompa y gozo popular en una boda; de ninguna manera estoy de acuerdo con los que querrían que fuera algo privado y personal, como la declaración de amor o el compromiso de matrimonio.

Si una persona no está orgullosa de casarse, ¿de qué podrá enorgullecerse?, ¿y por qué se empeña entonces en casarse?

Pero en casos normales todo este jolgorio que se organiza está subordinado al matrimonio porque existe “en honor” del matrimonio. Fueron a ese lugar a casarse, no a alegrarse; y se alegran porque se han casado.

Sin embargo, en tantas bodas de famosos se pierden de vista por completo este serio objetivo y no queda nada más que la frivolidad. Porque la frivolidad es el intento de alegrarse sin nada sobre lo que alegrarse. El resultado es que al final hasta la frivolidad como frivolidad empieza a desvanecerse. Quienes empezaron a juntarse sólo por diversión acaban haciéndolo sólo porque está de moda; y no queda ni siquiera la más débil sugestión de regocijo, sino tan sólo de ruido y alboroto.

De manera parecida, la gente está perdiendo la capacidad de disfrutar la Navidad porque la ha identificado con el regocijo. Una vez que han perdido de vista la antigua sugestión de que es por alguna cosa que ocurre, caen naturalmente en pausas en las que se preguntan con asombro si es que ocurre algo de verdad.

Que se nos diga que nos alegremos el día de Navidad es razonable e inteligente, pero sólo si se entiende lo que el mismo nombre de la fiesta significa.

Que se nos diga que nos alegremos el 25 de diciembre es como si alguien nos dice que nos alegremos a las once y cuarto de un jueves por la mañana.

Uno no puede ser frívolo así, de repente, a no ser que crea que existe una razón seria para ser frívolo.

Un hombre podría organizar una fiesta si hubiera heredado una fortuna; incluso podría hacer bromas sobre la fortuna. Pero no haría nada de eso si la fortuna fuera una broma. No sería tan bullicioso, le hubiera dejado puñados de billetes bancarios falsos o un talonario de cheques sin fondos. Por divertida que fuera la acción del testador, no sería durante mucho tiempo ocasión de festividades sociales y celebraciones de todo tipo.

No se puede empezar ni siquiera una francachela por una herencia que es sólo ficticia. No se puede empezar una francachela para celebrar un milagro del que se sabe que no es más que un engaño de milagro.

Al desechar el aspecto divino de la Navidad y exigir sólo el humano, se está pidiendo demasiado a la naturaleza humana.

Se está pidiendo a los ciudadanos que iluminen la ciudad por una victoria que no ha tenido lugar.

Hoy nuestra tarea consiste en rescatar la festividad de la frivolidad. Es la única manera de que vuelva a ser festiva.

Los niños todavía entienden la fiesta de Navidad: algunas veces festejan con exceso en lo que se refiere a comer una tarta o un pavo, pero no hay nunca nada frívolo en su actitud hacia la tarta o el pavo. Y tampoco hay la más mínima frivolidad en su actitud con respecto al árbol de Navidad o a los Reyes Magos.

Poseen el sentido serio y hasta solemne de la gran verdad: que la Navidad es un momento del año en el que pasan cosas de verdad, cosas que no pasan siempre.

Pero aun en los niños esa sensatez se encuentra de alguna manera en guerra con la sociedad.

La vívida magia de esa noche y de ese día está siendo asesinada por la vulgar veleidad de los otros trescientos sesenta y cuatro días.

 

(En “La mujer y la familia”, Ed. Styria, 2006)

 

Feliz Navidad les desea

Nacionalismo Católico San Juan Bautista

martes, 22 de diciembre de 2020

2020: Ofensiva global contra la humanidad - Alejandro Sosa Laprida

 Miles Christi - 21/12/2020

“La normalidad solo volverá cuando hayamos vacunado a toda la población mundial”[1]



El “Gran Reinicio” está en marcha. Con esta “crisis sanitaria mundial”, concebida y ejecutada por la élite luciferina y genocida que dirige los organismos internacionales -en lo que es, sin asomo de duda, la mayor operación de ingeniería social y de manipulación psicológica de la historia-, se ha activado la cuenta regresiva que conduce a la instauración del reino universal del Anticristo. Debemos mantener la paz interior y la unión con Dios, ser pacientes, confiar en la asistencia permanente de la Divina Providencia y perseverar en la fe, la esperanza y la caridad. Sabemos que, al cabo de algunos años de pruebas y de una necesaria purificación espiritual, la gloriosa Parusía[2] de Nuestro Señor Jesucristo pondrá término al dominio de las fuerzas del mal y nos librará de la despótica opresión ejercida por Satanás a través de su maligna corte de esbirros sobre una humanidad a la deriva, completamente incapaz de comprender la magnitud del engaño diabólico que se cierne sobre la totalidad del orbe…

ÍNDICE

1. Tiranía Sanitaria Mundial - p. 3

2. El gobierno te cuida - p. 8

3. El tiempo propicio - p. 11

4. Covid-1984 - p. 13

5. Cuestionar el relato oficial - p. 17

6. Bill Gates, enemigo del género humano - p. 19

7. Vacuna Covid Argentina - p. 21

8. Bill Gates: criminal psicópata y diabólico - p. 24

9. Dictadura Sanitaria Mundial y Mentira Universal - p. 26

10. Acá no hay dos vidas - p. 29

11. La Rata - p. 31

12. Cupo “trans” para “todes” - p. 38

13. Diez años de “matrimonio igualitario” en Argentina - p. 40

14. El Vaticano promueve la apostasía y una religión global - p. 49

15. Bergoglio, la gran apostasía y la crisis conciliar - p. 67

16. Boletín oficial IV - p. 72

 

Descargar el PDF: https://drive.google.com/file/d/1om49XE0Tn5wW0yoCRwwrAL-r9PY66KOp/view

 

Para mayor información:

 

https://www.amazon.com/Kindle-Store-Miles-Christi/s?rh=n%3A133140011%2Cp_27%3AMiles+Christi

 

http://saint-remi.fr/fr/35-livres#/filtre_auteur-miles_christi

 

Castellano: https://gloria.tv/user/PsqnxVeozUAb11SRjPVhdKjWu

 

Inglés y francés: https://gloria.tv/user/3KNiWtn1fcY227s7wiwpSBVAk

 

 

SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS, EN VOS CONFÍO.

 

INMACULADO CORAZÓN DE MARÍA, RUEGA POR NOSOTROS.



[1] Ver el video: https://gloria.tv/post/LKFbpfnE8Pvs4bEUa1vNWBXov - Eso fue lo que dijo Bill Gates el 2 de abril en una entrevista con el Financial Times, apenas tres semanas después del inicio de la “pandemia”, declarada por su “ONG” favorita -de la cual él es el principal contribuyente: http://open.who.int/2020-21/contributors/contributor-, la OMS, dirigida por Tedros Adhanom, militante comunista etíope pro chino y marioneta del  “filántropo vacunador universal” y fundador de Microsoft. Pero por supuesto que eso es una mentira descarada, dicha solo para que la gente, intimidada, acepte dejarse vacunar. Ver: https://gloria.tv/post/V8UcLg9AcP3822BHhdiTrGg9C - https://gloria.tv/post/qJ6yq4u8bQ1x1Bvd8xgLBsgJo - https://gloria.tv/post/TejYSCJbVx6g6FuQhLfximm1A

[2] “La Parusía”, Padre Juan Rovira: https://gloria.tv/post/mAbBjmCqrZjr2vPsFz2vKCGZG


Don Camilo ¡Beato Súbito! - Antonio Caponnetto

 


 

ORACIÓN PARA LA DEVOCIÓN PRIVADA

 

Señor, tu que suscitaste a tu siervo Camilo:

a)   para que implorase cual remozado Salmista: ¡Levántate, Señor! ¡Sálvame, Dios mío! Tú golpearás en la cara a mis enemigos; ¡les romperás los dientes a los malvados! (Salmo 3,7);

b)  para que fuera intérprete literaliter del parresíaco mandato neotestamentario, según el cual, “es preferible dar que recibir” (Hechos 20, 25);

c)   para que pusiera en acto el magisterio infalible del Santo Padre Francisco, quien ha dicho: ”Si alguien insulta a mi madre puede esperarse un puñetazo”(Declaración del 15/12/2015), tanto más, si análogamente refiere el críptico texto petrino a la Madre Iglesia.

d)  para que, encarnando el espíritu paulino, hiciera realidad la justiciera amenaza del Apóstol al malvado Ananías: “A tí te golpeará Dios, muro blanqueado!” (Hechos 23,3).

e)   para que reeditara el ciclópeo mamporro e inspirado soplamocos de San Nicolás de Bari al heresiarca Arrio;

f)   para que no dejara caer en el olvido la sentencia conminatoria del Crisóstomo, referida a los protervos: “rómpele la boca, santificando así vuestras manos”, como en inolvidable moraleja nos alecciona San Luis María Grignion de Monfort(cfr. Obras Ascéticas, vol. II, Madrid, BAC, 1954, p. 529);

g)   para que rememorara e hiciera patente y vigente el viejo e hidalgo ritual medieval de la colafización; palabra que hunde su raíz etimológica en el griego, pasando después por el latin: colaphizo, y que en principio y simplificando significa propinar una reverenda y doble cachetada.

h)  para que se prestara atención debida al pedido del futuro Juan Pablo I, quien en epístola de 1972, propuso este canon: “Quien golpeare moderadamente a un clérigo que habitualmente descuida la catequésis, no incurre en excomunión, antes bien merece alabanza. Porque tales golpes serían dados a instigación no del diablo, sino del ángel”.

 

      Para que, al fin, nos inspirara en la batalla terrena anticipo de la celeste; te pedimos, Oh Señor de los Ejércitos, que eleves súbitamente a tu siervo Don Camilo a la condición de beato. Que sea tenida por festividad suya, propiamente el 21 de diciembre, tomándose por milagro probado la manifestación pugilística en la mentada fecha de un cura másculo, converso de los Islamitas, según las Crónicas refieren. Que, al fin, y hasta que la Congregatio de Causis Sanctorum se expida, se celebren en el precitado fasto, y en todos los templos y oratorios de la patria -por presbíteros de Catecismo Romano sabido que oficien en ellos- la Misa Votiva Coram Deo, con ornamentos de color encarnado, en memoria de que los sacerdotes, incluso, tienen sangre en las venas, y cuando así sucede son dechados, arbotantes y arquetipos para los laicos y gloria inmensa para el Altísimo.

    ¡Señor!: te lo pide, impetra y ruega y suplica con nos, el mismísimo Don Pepone. Y en señal de devoción, rezamos a continuación:

    Tres Avemarías, Paternoster y Gloria.

 


      Antonio Caponnetto, Anagni, Adviento de 2020.

 

 

 

 

 

miércoles, 16 de diciembre de 2020

Desagravio al Pesebre - Antonio Caponnetto

 


Por si algo le faltaba a este año dos mil veinte que se acaba, ha tenido lugar una profanación del pesebre, consumada en el corazón de Roma, con la anuencia de quienes debieron evitarla. Cada vez que “el mundo ha sido irreverente con la arqueología del nacimiento”, dice Pemán, es necesario recuperar “la estampa universal e intemporal de la Redención”.



Que vuelva el buey pastando arrobamientos

con su osamenta basta, penitente;

cese en la Noche su tracción. La frente

descanse ante esa cuna de portentos.

 

Que vuelva la becerra rumiadora

de agrarias y campestres letanías,

entre los sones de las profecías

cumplidas sobre el filo de la aurora.

 

Que vuelva el asno transportando alturas

sobre su lomo abierto a los agobios,

como en la paz  azul de los cenobios

hinque en la tierra sus rodillas duras.

 

Que vuelvan los pastores, limosneros

-cada morral un céntimo de gloria-

a repetir la gran jaculatoria:

<Déjanos ser, Señor, tus pregoneros>.

  

Que vuelva el heno, el pastizal tupido,

los pañales bordeando el descampado,

los leños ocres, y el cardal ajado

reverdeciendo ante el recién nacido.

 

Vuelva la estrella, faro de los Magos,

el coro de los ángeles, <¡hosanas!>

el cósmico tañido de campanas,

los betlemitas de esos viejos pagos.

 

Vuelva José con su bastón de lirios,

la castidad perfecta del patriarca,

manos de carpintero o de monarca

rezando ante la lumbre de los cirios

 

Vuelva María, al fin, porque sin Ella

no hay misterio cumplido ni Verdad

encarnada en el lar de la más bella,

por la Virgen tenemos Navidad.

 

Sencillez del pesebre de esas casas

solariegas o simples de la infancia,

no nos quiten ni el son ni la fragancia

del villancico, el vino y las hogazas.


Antonio Caponnetto




En Argentina reina la insensatez - Alejandro Sosa Laprida

 

Miles Christi - 11/12/2020



Éstas son tres preguntas que solo puede formular un insensato y a las que solo otro insensato puede responder afirmativamente:

1. ¿Pueden casarse y formar una familia dos personas del mismo sexo?

2. ¿Puede un hombre transformarse en mujer o viceversa?

3. ¿Tienen las mujeres el derecho de matar a sus hijos?

Las preguntas son del poder ejecutivo, las respuestas, del legislativo. Es decir, de aquellos que nos gobiernan y que tienen la augusta misión de perseguir el bien común de los argentinos.

Se podrían añadir muchísimas otras, pero con estas tres basta y sobra para comprender el estado de postración y descomposición espiritual, intelectual y moral en el que se halla sumida la sociedad argentina, que acepta todo tipo de transgresiones éticas, jurídicas, antropológicas y religiosas, presentadas falazmente por nuestros dirigentes como “derechos humanos” y “progreso social”, envileciéndose y degradándose cada día más, y lo que es peor, mayoritariamente indiferente ante su triste condición, y, en ciertos casos -precisamente, los de la “clase dirigente”-, orgullosa de sus torpezas y completamente ciega ante su vergonzosa desnudez… 

Para mayor información:

“El aborto legalizado de facto en Argentina”: https://gloria.tv/post/WMnUssXcinSP6dN4FnRgSgZC2

“La Rata”:                                                     https://gloria.tv/post/j89bbJeXH2sw4Sc4YNyHQvpEu

“Diez años de matrimonio igualitario en Argentina”: https://gloria.tv/post/CeMByZBbqMT41RwtPcxQ48BTS

Apéndice sobre el papel desempeñado por la jerarquía eclesiástica:

A alguien que se mostró sorprendido por la falta de visibilidad de Francisco, del Cardenal Poli y de los obispos, en relación al proyecto de ley del aborto, le respondí lo siguiente:

No le quepa duda de que Su Santidad Francisco I se está ocupando diligentemente del asunto, al que atribuye una importancia capital. No olvidemos sus rotundas declaraciones a pocos meses de su elección, en agosto de 2013: 

“No podemos seguir insistiendo sólo en cuestiones referentes al aborto, al matrimonio homosexual o al uso de anticonceptivos. Es imposible (…) Las enseñanzas de la Iglesia, sean dogmáticas o morales, no son todas equivalentes. Una pastoral misionera no se obsesiona por transmitir de modo desestructurado un conjunto de doctrinas para imponerlas insistentemente.” (Entrevista con el Padre Antonio Spadaro en agosto de 2013: https://www.aciprensa.com/entrevistapapafrancisco.pdf).

Con respecto a su Excelencia Reverendísima, el Arzobispo de Buenos Aires y Cardenal Primado de Argentina, Mario Poli, su firmeza en el tema queda de manifiesto en estas enérgicas declaraciones: 

“Todos valoramos la silenciosa mayoría religiosa de nuestro pueblo, que reconoce a Dios como fuente de toda razón y justicia, y no podemos sustraernos al compromiso de prestarles nuestra voz en sus causas, en especial a los más frágiles y vulnerables como son los inocentes por nacer, porque nadie tiene derecho a cercenar su participación en la fiesta de la vida.”

Sentencias vigorosas a las cuales se sumaron luego las del Presidente de la Conferencia Episcopal Argentina, Monseñor Oscar Ojea, quien no trepidó en lanzar otro contundente mensaje, que habría calado hondo entre los legisladores dubitativos:

Les pedimos a los legisladores antes de votar un segundo de reflexión frente a lo que significa el respeto a la vida. Y tantas personas que van a ser privadas de la luz y que pueden enriquecer nuestro mundo y llenarnos de esperanza”.

https://www.lanacion.com.ar/politica/aborto-iglesia-le-pide-diputados-un-segundo-nid2535188

Ante esta toma de posición viril y categórica por parte de nuestros heroicos prelados, que habría producido un profundo efecto en las filas del oficialismo, corren rumores de que estarían valorando la posibilidad de retirar su maligno proyecto...  



viernes, 4 de diciembre de 2020

IN MEMORIAM: Juan Esteban Olmedo Alba Posse - Antonio Caponnetto

 

No le pidan elocuencia a un corazón atribulado por la pena, ni cánones retóricos a quien acaba de perder un amigo, un maestro y una guía de estilo y de conducta.

Se nos ha muerto Juan Olmedo. Se nos adelantó tras el Cristo Adviniente, en este Adviento tenso y duro de un año sin albricias. Y la conciencia de que el peregrino ya no estará físicamente procesionado entre la tropa, nos atribula con legítima y comprensible angustia humana.

Fueron varias las décadas que transcurrimos a su lado, unidos en una batalla común, en un anhelo convergente, en un empeño mancomunado y afín. Fueron los tiempos de Cabildo, cuyos lemas católicos y nacionalistas abrazó con parresía: <Por la Nación contra el caos>. <Alguien tiene que decir la Verdad>.

Es que si el Orden le resultaba connatural a su talante jerárquico –un Orden que reclama al Supremo Ordenador y no las cuadrículas de un tablero- la Verdad le resultaba amable y custodiable sin reservas ni medidas. Desde que la Verdad Encarnada dio su vida en la Cruz, un Viernes de Pasión, en el Monte del Calvario.

Tenía Juan una capacidad especial para el trabajo arduo, cuanto más arreciaban las peripecias. Que fueron, para ser honestos, casi todas las veces. Una esperanza anclada en la certeza de la Parusía; y por eso mismo, no sólo virtud teologal sino motor de iniciativas quijotescas, aquende Su Regreso. Tenía Juan su genio y su ingenio, su sentido del humor y del honor, su cuna hidalga, su catre de campaña siempre pronto, su genealogía patricia y en consecuencia su desvelo genuino ante las llagas de La Argentina. Las cauterizó con la palabra vívida, las purificó con la Fe, las alisó con manos hospitalarias y solícitas. Y tenía, al fin, el buen Juan una caridad en el trato, que al ponerse en acto frente a su interlocutor o destinatario, no podía éste sino recuperar el sentido y el señorío de la existencia.

Es muy posible que quienes no lo conocieron puedan creer que lo que diremos a continuación es sólo un simbolismo del idioma, permitido en los obituarios. Pero lo diremos igual, para que conste a todos, los próximos o los lejanos. Juan Olmedo era un caballero hispanocriollo. Parecía sacado de una saga romancera cidiana, de las cuartillas de Lope o los alejandrinos de Pemán. Y acaso o en consecuencia, de las décimas de José Hernández o de las endechas de Santos Vega. Parecía recostado sobre un códice miniado, y no costaba nada, al verlo llegar, imaginarse en su entorno el son de un  bordoneo provinciano o un silbo de laud medieval.

 Ocasiones hubo –y se las agradezco a Dios- en que pude visitarlo en el Cabildo de Buenos Aires, donde ejerció alguna de sus muchas tareas. Entonces, el tiempo retornaba a su quicio de historia y de memoria, de navíos y de potros; el cuadrante y las agujas del reloj argentino, apuntaban a un cronos con cruces de borgoñas y pliegos blanquicelestes recién inaugurados.

No faltaron cordialísimas bromas sobre esta explícita y visible característica suya, que él sabía antes hijas de la admiración que de la chanza. Pero la estampa de Juan, recostada en el casco histórico de San Telmo –cuando desgranamos rosarios en Santo Domingo- o en una calleja antigua de Altagracia, será tan imborrable como sus enseñanzas, sus lecciones, sus escritos, y sus rezos.

Hace unos años recibí una de sus diarias llamadas telefónicas. Eran tertulias gratísimas esas conversaciones breves pero medulosas. Sin embargo, la llamada que refiero ahora tenía un acento dramático. Había sido atacada la Catedral, de improviso, y Juan se reprochaba con un llanto contenido no haber estado allí, en el lugar y la hora. Para dar su vida, simplemente. Lo dijo sin bravatas, sin alardes ni altanerías, como quien fija un lugar de encuentro para despedirse ante un viaje duradero. Sí; eso dijo. “Si hubiera estado allí, al menos, algún católico hubiera sido aplastado como señal y testimonio de que no es gratis ofender al Señor”. Así era el hombre que esa jornada como ésta, la última de las suyas, quiso ser Viernes: luto de tierra y combate; fervor de altar y de oblación consentida.

Y hace días, escasos días de este cuatro de diciembre en que ha muerto, que volví a tener la postrimera comunicación telefónica. Fue todo breve pero no lacónico. Acotado pero substancial. “Hay que visitarse”, me dijo. “En estos tiempos de encerrona, los amigos deben visitarse”. Sé bien que en su mente, la idea de visita tenía más una connotación evangélica que sociológica; más una nostalgia de vivac que una mera solicitud urbana.

Nos visitaremos, querido Juan. Más tarde o más temprano, que el día y la hora ya se sabe no sabemos. Nos visitaremos y será otra vez, perpetuamante, oír la gracia de tus relatos, la gloriosa quimera de tus planes, el sueño de la Nave Invicta y la vigilia de un Cielo irrefragable.

Descansa en paz, camarada.

 

Ciudad de la Santísima Trinidad, diciembre 4, 2020


Antonio Caponnetto