San Juan Bautista

San Juan Bautista

viernes, 29 de septiembre de 2023

Reseña Literaria: Las fuentes de la ética – Rubén Calderón Bouchet

 


Este libro era la última obra inédita del autor, escrita cuando ya jubilado (en virtud de que fuera nombrado Profesor Emérito), le fuera encargado un curso de Ética para la Facultad de Filosofía y Letras de la UNC. El curso fue confeccionado teniendo el maestro setenta y tres años y mucho después, ya cerca de su muerte, él mismo lo entregó a sus herederos para su publicación póstuma.

Resulta evidente en la obra el estilo “oral” del “curso” (de hecho, el editor ha cambiado la palabra “curso” con que el autor se refería a lo escrito y que estaba en el original, por “libro” en el texto final), que no es desmedro de su estilo sino que, por el contrario, lleva las notas vivas de un urgente llamado para que la ética no sea un pesado asunto de manual aristotélico, sino que, partiendo de una muy amena reflexión sobre las variantes que de ella ha propuesto la historia, proponga al auditorio (hoy lectores) una “conversión”. Así es; hablamos de una ética que necesita una “conversión” para ser vívida, para ser connatural al sujeto.

A cada página se resalta el concepto de que la moral es no sólo el necesario resultado de una religión (pero no sólo de una religión que se expresa en la materialidad de una doctrina), sino de una religión que necesariamente debe vivirse por una compenetración sobrenatural con la

vida de Dios, luego de un paso purificante y expiatorio de nuestras faltas, del pecado.

Y no se refiere a una simple conversión espiritual indefinida o difusa, ya que esta propuesta de una internación en la Vida misma de un Dios Vivo resulta exclusiva de nuestra religión Católica, la revelada por Dios de una vez y por los siglos: “La formalidad de la religión verdadera es la instalación en el espíritu humano de esa fuerza sobrenatural y transfiguradora que la Iglesia Católica llamó la Gracia”. Es decir que, sin más vueltas, el autor remite a una conversión al catolicismo para explicarse e instalarse en una verdadera postura ética y no tiembla de traer al claustro laico- y a la filosofía- además del útil concepto de pecado (sin el cual nada se entiende), el tema imprescindible de la Gracia (que todo lo culmina). Ambos “enormísimos detalles” desconocidos (quizá apenas intuidos en algunos) por los griegos.

De esta manera, como en todo el transcurso de su magisterio dentro y fuera de un ambiente religioso, Rubén Calderón Bouchet logra escapar de aquella trampa de la que hablaba el Padre Calmel; la de que los oradores, la más de las veces suelen ser influidos por el auditorio con más fuerza transformadora que la que creen ellos producir (¡tonta vanidad!) al auditorio. Terrible paradoja que ha llevado a la dilución de la testimonialidad en muchísimos profesores católicos, descarrillados hacia un lenguaje naturalista (y de allí a un convencimiento semi-naturalista) para no chocar con ese mundo orgullosa y hasta agresivamente ateo que componen las universidades desde hace mucho tiempo.

La ética que cultivan los enseñantes católicos vergonzantes ha pasado a ser un asunto de la antigüedad griega y su adalid intelectual será Aristóteles, capirote pedante que los lleva a la “zona de confort” de no tener que hablar de la Iglesia, de su Magisterio expresado con anatemas y de sus Papas sentados en la Gran Cátedra de Pedro con el dedo alzado (que es finalmente la analogía principal de la cátedra universitaria). De no tener que pronunciar, muertos de amor, el Ecce Homo al que está obligada toda antropología. De ellos dirá el autor. “Un filósofo cristiano que hace de cuenta que no hay revelación de Dios para poder especular de acuerdo con una razón libre de compromisos sobrenaturales, podrá ser un excelente razonador, pero indudablemente ha dejado de ser cristiano en la línea de su reflexión metafísica. En verdad razona sobre un universo que ha perdido el sentido de su significación más profunda.”

De igual manera que se anuncia sin complejos ante el auditorio variopinto de una universidad laica como moralista católico, deja bien claro los requisitos que se exigen sine qua non para serlo: “…un hombre cuya razón está perfeccionada por un conocimiento que recibe de lo Alto y al que tiene acceso por la Fe”, ¡por supuesto¡ pero aún más, ¡más alto!; se es un intelectual católico en la medida que “.. en el proceso de su dinamismo específico”… recibe… “una energía restauradora que lo hace partícipe de la vida divina, pero con una participación que excede aquella que por su naturaleza le corresponde”. Y esta GRACIA, vivida por quien la practica y la predica, es finalmente la verdadera fuente que hace posible la vitalidad de una ética que solamente desde allí se salva de ser letra muerta y hueca oratoria de empingorotados moralistas, o de iusfilósofos de gabán y sombrero que señalan modelos momificados precristianos, porque no se atreven a mostrar al Modelo Vivo so peligro de parecer locos y, subrepticios como Nicodemo, visitan al Señor en la oscuridad del crepúsculo tomando con amarga ironía el consejo de “nacer de nuevo”. El “viejo coronel” como solían llamarlo los amigos, aunque resulte un tanto chocante lo que expreso, custodiaba su estado de gracia como un elemento imprescindible de su actividad intelectual, como el guerrero vela sus armas.

¿Cuál es el secreto por el que nuestro intelectual católico pudo dar este testimonio en medio de una Universidad laica y hasta “zurda” (violenta en algunos años)? En primer lugar porque el llamado lo hacía con el respeto y el pudor de un hombre que habla de moral y se sabe imperfecto, que habla de religión y se sabe pecador, pero que él mismo es un “converso” que está impregnado (y es evidente a todos) de aquello que como profesor “profesa” (resulta irónico la actual tendencia a un profesorado que nada profesa). Que a cada momento llama a compartir un bien espiritual con el mismo modo de quien invita a otros a compartir una comida íntima y hogareña, por él mismo sazonada y cocida. Habría que ser un bastardo para no agradecer el gesto y eso sí que lo obtuvo, mucha gratitud, sin que podamos, en pos de agrandar innecesariamente la figura, irrogarle conversiones en el medio universitario (que muy pocas o nada las hubo, pues como reza el dicho “cuando Dios no quiere, ni el santo puede”), salvo que, en muchísimos de ellos dejó el recuerdo imborrable de haber conocido a un católico de ley, como una agradable rareza. Experiencia que seguramente no será en vano cuando el estrépito de la existencia se vaya apagando y, recordando a aquellos que supieron “ser” cabalmente a nuestro rededor, llorando el tiempo del “no ser” en la banalidad, enfrentemos en profundidad esos instantes eternos de una final purificante agonía. Quien de verdad cree, siempre agoniza.

 Su apostolado es sapiencial pero también es testimonial, y sobre todo es adecuado a su condición de laico, evitando el “sermón” que no le corresponde ni a su estado, ni al lugar. Es el apostolado de aquellos hombres formados en el estilo de la derecha católica francesa que en la modernidad, que falsifica todo lo sagrado, no usurpa la acción propia de los sacerdotes (que es profanación), sino que lo hacen desde el logro de una erudición sería, profunda y verdadera de sus ciencias; con el vigor y la fortaleza que da el asentarse en una formación profusa que reconoce una ciencia enraizada en una certeza que no es propia, ni sufre nuestros desfallecimientos, sino aportada por Quien dijo con la autoridad de Su Sacrificio, Yo soy la Verdad. Que además no hacen de su religiosidad una diatriba acusatoria ni una experiencia doliente de los tiempos, sino un elegante y humoroso “desplante” de quienes, a pesar de todo, se saben con resto ante un mundo que los quiere lacrimosos derrotados. Argentino como pocos, gaucho de estirpe, enfrenta (y la palabra es más que nunca adecuada para dibujar su noble caminar con frente alta) como su amado Don Segundo Sombra, a un mundo que lo ha condenado a la intemperie, pero que habiendo desalojado también a Cristo de sus templos ominosos, nos ha dejado con el frio del chubasco que templa y fortalece el carácter del arriero, en la mejor Compañía. Al dulce rescoldo de Su fuego.

Haciéndose con todos humanamente cercano y a la vez distante en la evocación de encarnar una antigua nobleza que no se alcanza a comprender del todo, cosa que los hombres modernos rechazan por exigida postura y hasta por envidia, pero que indefectiblemente extrañan en un rincón cordial; ninguno pudo dejar de reconocer el carácter “amoroso” de su magisterio. Es cierto que la llamada tranquila de su entera obra hacia la conversión, en este último libro se delata “urgente” - como dijimos más arriba - con una urgencia que toma un tono abruptamente teológico, en que la dimensión sobrenatural que tiene todo su trabajo intelectual salta en cada conclusión por sobre la atención al discípulo, para hacerse, por momentos, oración. Es urgencia que se nos sugiere adoptar y es suya en lo personal más que en otros libros, producto de una edad que desbasta la ciencia dejándola en sabiduría; sabiduría que ya dirige a rienda firme la marcha de la vida hacia la muerte, que tiene algo del aire de su pampa aspirada en el galope de un caballo; que a pesar de la vejez le acaricia la cara con la brisa del Dios que alegra su juventud.

Que lo hace - por fin - proto-agonista de su íntima amistad con Cristo.

Protagonista de una historia que se plenifica en el amor hogareño al que se vuelve para compartirla, pero… en la que un Dios celoso le preparaba el más amargo capítulo de renuncia y desprendimiento que puede exigírsele a un Adán enamorado, y para el cual, sin saber que será peor que la propia muerte, aquella Amistad se fortalecía para ser compartida por dos corazones traspasados.

Y su enseñanza fue amor por sus discípulos, pero fue amor por la Iglesia, y con esto nos referimos a una enseñanza que no sólo busca, como lo hace toda su obra, resaltar y transmitir la enseñanza perenne del Magisterio en estas materias (y no alguna individual originalidad), sino que de una forma ya desaparecida en los claustros universitarios y desafiando sin complejos la erosión que la apostasía clerical ha producido en el crédito público, da testimonio personal de su adhesión filial, sin desmedro e indiscutida a la Iglesia de Nuestro Señor Jesucristo, de la cual, él confesó haber pretendido con su obra hacer “una apología de la Iglesia”: “El cristianismo trajo para el hombre una promesa que, cuando no es aceptada de acuerdo con los parámetros del Magisterio de la Iglesia, se convierte fácilmente en motivos de extravagancias y de aspiraciones a retozar en las amplias praderas del antojo”.

Podemos asegurar que ya no quedan profesores laicos de este tamaño, que los poquísimos que no han defeccionado en la verdadera vocación intelectual cristiana de expresar sus ciencias dentro del marco luminoso de la fe, a cara descubierta y con el testimonio vital de la mayor y posible coherencia en todos los ámbitos de la existencia - aún dentro de nuestra debilidad - han sido vomitados por el sistema educativo. Sistema comandado por vulgares mediocres con tramposos saberes ganados en la astucia de los agitadores y no en la reflexión de los grandes maestros, súcubos del poder masónico y anticristiano. Y fueron expulsados aun cuando las almas, hasta las más infieles, habitantes de un infierno que ya han comenzado a experimentar en la tierra, extrañarán, por siempre sedientas, un magisterio de ese calibre. Ni se quiere pensar en el aullido desesperado y reclamante que los condenados harán contra aquellos que han defeccionado por propia voluntad al Magisterio, en todas sus expresiones.

Pero recordando la enseñanza de Calderón Bouchet sobre que toda decadencia supone enemigos externos y defecciones internas, y no hay que menospreciar a ninguno de los dos elementos en la ponderación del hecho histórico; la claudicación testimonial de la enseñanza católica de nuestro tiempo también se explica en la dificultad que tenemos para mantenernos en gracia de Dios, enorme y verdadera catástrofe de la época, más grande que todas las guerras y por la que se han desperdiciado grandes intelectuales y han pasado a relucir humildes pequeñuelos que evocan, en este crepúsculo de la creación, el añorado levante al son de un susurrado Magnificat.

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Esta publicación la dedicamos sus hijos al cumplirse diez años de su fallecimiento, cada vez más asombrados por el privilegio de haberlo tenido. Edición lograda gracias a la pródiga audacia de Don Felix de la Costa y a los oficios de diseño y corrección de esta gran familia de arrojados a la intemperie que es la FSSPX, a cuyo rescoldo hemos vivido y hemos podido permanecer extrañamente todos unidos con hijos y nietos en la Fe. Sabidos que lo logramos, sin méritos, primeramente por la misericordiosa Providencia de Nuestro Señor Jesucristo, pero como causa segunda, por la fuerza del compromiso de devolver en algo el honor que nos hizo al haber sido nuestro Padre. En la esperanza de que el cielo, más allá de los consuelos espirituales que no podemos imaginar, por el misterio de la resurrección de la cuerpos nos permita el carnal capricho de volver a tocar sus manos torpes, besar su noble frente y darnos el gusto de escuchar de sus voz tremendas verdades insondables.

 

DARDO JUAN CALDERÓN

Vistalba, primavera del 2023

lunes, 25 de septiembre de 2023

Milei: Último aviso - Antonio Caponnetto

“Robot es un imbécil atorado de fichas, hijo de un padre zurdo y una madre sin rosas”

Leopoldo Marechal

 

-Lo primero que necesitan los pueblos, decía Genta, es Teología y Metafísica. Cuando a esta sapiencialidad substancial se la reemplaza por la habilidad y la crematística, los pueblos se corrompen, empezando por sus cabezas rectoras. O casi a la inversa: el enseñoreamiento en los dirigentes de la mentalidad anti teológica y anti metafísica, es el camino seguro para la degradación de las sociedades. el arquetipo ya no será el sabio sino el exitoso; el dechado humano no será el hombre contemplativo sino el hombre económico. La única ciencia tenida por válida será la empiriométrica. El experimento y el cálculo se convertirán en los factores legitimadores de todo saber.

-Viene a cuento lo antedicho porque trascendió en estos días que el psicópata Milei dio a conocer el nombre de quien dirigiría el Conicet, en el caso de que la ruleta sufragista de las masas lo ungiera presidente. Se trata de Daniel Salamone[1], un veterinario que ha consagrado su profesión a violentar el Orden Natural de modos escalofriantes, circunscribiéndose por ahora al terreno de la zoología. La ingeniería genética, la transferencia de embriones, la clonación de especies, la mixtura de animales, el <constructo> artificial de novedosas variantes bestiales, la mutación del sexo, de la configuración y reconfiguración de órganos, se han convertido en su frankensteiana y lucrativa especialidad. “Una vaca podría anidar un embrión de gaur o una chancha podría llevar un embrión de jabalí. Incluso la oveja podría ser la madre sustituta de un muflón, con el que tiene antepasado común”; mientras “la generación de cerdos transgénicos podrían proveer de órganos para ser transplantados a seres humanos”[2]. Tal una primera carta de presentación de la <Scienza Nuova> anarco liberal.

-No es su única declaración de principios, agreguemos. Salamone ha sido interrogado cientos de veces –por periodistas morbosos, es cierto- acerca de las posibilidades de clonar seres humanos. Ha respondido con cautela, diciendo que, por el momento, no lo cree técnicamente posible ni seguro; y que es consciente de que la cuestión tiene sus connotaciones éticas que reconoce no manejar. Por lo tanto, no sería necesario pensar ahora en clonar humanos, pero es solo “una moratoria” que impone la evolución científica. "Yo creo que el trabajo y los desarrollos hay que pensarlos en animales y no en humanos. Y la moratoria de trabajar en humanos es necesaria. El proceso es extremadamente ineficiente y médicamente es inseguro. Todavía sigue siendo inseguro, pero ciertos logros como los de los superembriones de clonación, juntando varios, salen mucho más sanos y con menos problemas [...]La tecnología va progresando. Todo individuo tiene derecho a tener su propio genómano, entonces es muy controvertido sin tener la decisión de que nazca una persona y que no tenga derecho a tener su propio genómano, que no haya sido por el azar sino que alguien haya decidido a que sea idéntico a otra persona[...]hay cuestiones éticas, que yo no manejo"[3].

-En la concepción tenebrosa de Salamone, la clonación es un derecho humano, aunque él decide también que lo sea de las bestias, pues seguido se ufana de haber convertido un toro en una vaca, una oveja en un símil o reproducido coactivamente un yaguareté huidizo y poco anarcoide. La commedia è finita, sin embargo (como baja el telón Pagliacci) cuando nuestro clonador serial y futuro Taita Magno de la Ciencia Mileista, se expide sobre el diseño de los futuros niños. “Si el inconveniente es no poder concebir un hijo, en un futuro no tan lejano, es probable que se puedan obtener gametos en el laboratorio a través de la tecnología que recién empieza a utilizarse en animales”[4].

-Ya tenemos localizada la fuente en la que abreva Milei su singular providismo. Niños que no nazcan del modo natural, embriones que puedan diseñarse, embarazos en seis cuotas de treinta días, eutanasia dolarizada, matrimonios a la carta, poliamor a piacere, perros considerados hijos –literaliter- e hijos que pueden nacer de una probeta o de un robot. Abortos plebiscitados y permitidos directamente en caso de que entren en colisión las glandulas del locatario y la locadora, antiguamente llamada madre. Y coronando tan derechista y ultraconservadora cosmovisión, el derecho universal al coito pluriorificial (incluyendo los <períodos de discernimiento> previstos en Amoris laetitia), que tanto respeta y promueve nuestro Santo Padre. El programa transhumanista, en suma, soñado por el judío sodomita Yuval Noah Harari. Eso sí, a la argento. Así que no se sorprenda si usted encarga el diseño de una Marilyn Monroe y le devuelven una Gorda Matosas.

-Lo primero que necesita un pueblo es Teología y Metafísica. Su ausencia –aún o principalmente en quienes debieran ser sus custodios- explica tristísimamente el porqué un personaje espeluznante como Milei puede ser el candidato de los llamados “Pro-Vida”, de católicos ilustrados, de conjeturales tradicionalistas, de blogueristas dados a <la batalla cultural>, del vasto y pintoresco mundo bienpensante, señorogordista, pañuelocelestista y afines. He aquí adónde nos condujo ese vitalismo cuasi jainista, que aceptó someter a la tiranía del número el V Mandamiento.

-Sí; sin teología y metafísica, y reducida estultamente la vida política a la inserción democrática- se comprende porqué todo ese vasto mundo  aludido ya no le pide virtudes al gobernante, ni se preocupa por la proyección pública de los vicios privados de los que se gloría, ni descarta la hipótesis del mal menor ante tamaña flagrancia de iniquidad mayor, ni aplica los principios básicos como que el bien se debe hacer bien; el bien es por íntegra causa, el mal por cualquier defecto; una causa buena mal defendida puede constituir ella misma una mala causa; o que sin el acatamiento a la Causa Incausada que es Dios, toda causa termina fatalmente en una claudicación. Algunos incluso, según nos dicen, han llegado a pedirles a los católicos el voto a Milei, so pena de convertirlos en responsables de los futuros abortos. Es preocupante que se pueda argüir que alguien, excepto Dios, está investido de tamaña autoridad como para emitir sobre nosotros juicios futuribles de condenación o de salvación. Y aún sin teología ni metafísica, es preocupante que el ámbito de la criminalística invierta los roles del victimario y de la víctima.

Como lo habíamos previsto, tras nuestro artículo anterior sobre este obseso, junto a las adhesiones no faltaron aquellos que nos reprocharon atacarlo a Milei y no a los otros candidatos. Vamos a ser sutiles, pues sabemos que la inteligencia de los objetores lo permite. Primero; si de nosotros dependiera, absolutamente todos los candidatos deberían ser ahorcados en la Plaza Mayor.  Segundo; si de nosotros dependiera, el sistema democrático debería ser borrado de la faz de la tierra. Avisamos que íbamos a ser sutiles.

Milei no es peor que los otros. Pero es el único peor al que apoyan y quieren que apoyemos los miembros de la supuesta <propia tropa>. De donde se sigue que nunca fue tal sino tropilla confundida y errante. Y al final convergente con el terreno enemigo, para seguir con el lenguaje castrense.

Si nos preguntan qué es lo que hay que hacer entonces, diremos con la conciencia más que limpia, que ya lo hemos respondido hasta la minucia en infinidad de ocasiones. Pero por lo pronto, hay que salvar el honor de la Verdad y protagonizar acciones concretas y tenaces en pro del Bien Común Completo de la patria. Si en cambio nos preguntan cuándo nos rendiremos ante la democracia, nuestra respuesta está condensada en cinco letras: ¡NUNCA!

 

Antonio Caponnetto




[1] https://www.infobae.com/salud/ciencia/2023/09/22/quien-es-daniel-salamone-el-cientifico-elegido-por-javier-milei-para-dirigir-el-conicet-si-llega-a-la-presidencia/

[2] (cfr. https://www.argenbio.org/actualidad/71-mas-novedades/mas-novedades-

argentina/10815-Daniel-Salamone,-un-cient%C3%ADfico-tras-la-utop%C3%ADa-posible-

de-salvar-especies-mediante-la-clonaci%C3%B3n

[3] https://www.eldestapeweb.com/sociedad/clonacion-humana/la-clonacion-de-humanos-es-posible-los-riesgos-de-jugar-con-la-genetica-20233130555

[4] https://www.lt10.com.ar/amp/noticia/83915--Para-la-ciencia-ya-es-posible-clonar-a-un-ser-humano&seccion=hoy


viernes, 15 de septiembre de 2023

Bergoglio promueve las falsas religiones - Alejandro Sosa Laprida

 

15/09/2023

Bergoglio en el encuentro interreligioso de Mongolia el 03/09/2023

El domingo 3 de septiembre, en el teatro Hun de Ulán Bator, Mongolia, Bergoglio[1] llevó a cabo un acto interreligioso junto a otras comunidades religiosas, tanto cristianas como budistas -mayoritarias en Mongolia-, además de musulmanes, chamanes, hindúes, judíos y baha'is. Seguidamente transcribo algunos pasajes relevantes de su discurso[2]:

Descargar el PDF:

https://drive.google.com/file/d/1eIIJTUWy40nDOHbQ4UrcnMuLuszOKUbR/view?usp=sharing

(…) Las tradiciones religiosas, en su originalidad y diversidad, comportan un formidable potencial de bien al servicio de la sociedad.

(…) Quien nos ofrece hoy la oportunidad de estar juntos para conocernos y enriquecernos mutuamente es el amado pueblo mongol, que puede presumir de una historia de convivencia entre representantes de diversas tradiciones religiosas. Es hermoso recordar la virtuosa experiencia de la antigua capital imperial Karakórum, donde se albergaban lugares de culto pertenecientes a diferentes "credos", que daban testimonio de una armonía admirable.

(…) Hermanos, hermanas, por el modo en que logremos la armonía con los demás peregrinos sobre la tierra y en la forma que consigamos transmitir armonía, allí donde vivimos, se mide el valor social de nuestra religiosidad. Cada vida humana, en efecto, y con mayor razón cada religión, tiene que "medirse" en base al altruismo; no a un altruismo abstracto, sino concreto, que se traduzca en la búsqueda del otro y en la colaboración generosa con el otro, porque “el sabio se regocija dando”.

(…) Las religiones están llamadas a ofrecer al mundo esta armonía, que el progreso técnico por sí solo no puede dar, porque, apuntando sólo a la dimensión terrena y horizontal del hombre, corre el riesgo de olvidar el cielo para el cual hemos sido creados. Hermanas y hermanos, hoy estamos aquí juntos como humildes herederos de antiguas escuelas de sabiduría. Al reunirnos hoy, nos comprometemos a compartir todo ese bien que hemos recibido, para enriquecer a una humanidad que, en su caminar, a menudo se encuentra desorientada por miopes búsquedas de lucro y bienestar; y a menudo también es incapaz de volver a encontrar el hilo conductor.

(…) Mongolia, que se encuentra en el corazón de este continente, custodia un gran patrimonio de sabiduría, que las religiones que aquí se difundieron han contribuido a crear, y que quisiera invitar a todos a redescubrir y valorar.

Encuentro interreligioso por la paz en Dhaka, Bangladesh el 01/12/2017


 (…) La humanidad reconciliada y próspera, que como representantes de diferentes religiones ayudamos a promover, está representada simbólicamente por ese estar juntos, armonioso y abierto a lo trascendente, donde el compromiso por la justicia y la paz encuentran su inspiración y su fundamento en la relación con lo divino.

(…) en las sociedades pluralistas que creen en los valores democráticos, como Mongolia, cada institución religiosa, reconocida normativamente por la autoridad civil, tiene el deber y, en primer lugar, el derecho de ofrecer aquello que es y aquello que cree, respetando la conciencia de los otros y teniendo como fin el mayor bien de todos. En ese sentido, quiero confirmarles que la Iglesia católica desea caminar así, creyendo firmemente en el diálogo ecuménico, en el diálogo interreligioso y en el diálogo cultural. (...)

Hagamos florecer esta certeza de que nuestros esfuerzos comunes para dialogar y construir un mundo mejor no son vanos. Cultivemos la esperanza. (...) Que las oraciones que elevamos al cielo y la fraternidad que vivimos en la tierra alimenten la esperanza; que sean el testimonio sencillo y creíble de nuestra religiosidad, de nuestro caminar juntos con la mirada elevada hacia lo alto, de nuestro habitar este mundo en armonía, como peregrinos llamados a proteger el medio hogareño.

Comentario personal: Todo esto es modernismo puro e indiferentismo religioso en su más prístina expresión, condenados por la Iglesia innumerables veces de manera inequívoca. Huelga añadir que toda esta inmudicia interreligiosa que practica el apóstata caracterizado y blasfemador serial argentino no constituye en absoluto una particularidad suya, puesto que se basa en los documentos heréticos del CVII -en especial, “Dignitatis humanae”, “Nostra aetate” y “Unitatis redintegratio”-, así como en el pseudo magisterio ecuménico de sus predecesores concilares: los aquelarres multiconfesionales de Asís, organizados por JPII[3]  y BXVI[4] en varias ocasiones, son una prueba fehaciente de ello.

Además, el mismo día, luego de la Misa, Bergoglio citó e hizo una apología del jesuita francés Pierre Teilhard de Chardin, uno de los modernistas más influyentes del siglo pasado[5]:

La Misa es acción de gracias, “eucaristía”. Celebrarla en esta tierra me ha hecho recordar la oración del padre jesuita Pierre Teilhard de Chardin, elevada a Dios hace exactamente cien años, en el desierto de Ordos, no muy lejos de aquí. Dice así: “Me prosterno, Dios mío, ante tu Presencia en el Universo, que se ha hecho ardiente, y en los rasgos de todo lo que encuentre, y de todo lo que me suceda, y de todo lo que realice en el día de hoy, te deseo y te espero”. El padre Teilhard trabajaba en investigaciones geológicas. Deseaba ardientemente celebrar la Santa Misa, pero no tenía consigo ni pan ni vino. Fue entonces cuando compuso su “Misa sobre el mundo”, expresando  su ofrenda de este modo: “Recibe, Señor, esta Hostia total que la Creación, atraída por Ti, te presenta en esta nueva aurora”. Y una oración similar había nacido ya en él durante la Primera guerra mundial, mientras estaba en el frente, ejerciendo como camillero. Este sacerdote, a menudo incomprendido, había intuido que “la Eucaristía se celebra, en cierto sentido, sobre el altar del mundo” y que es “el centro vital del universo, el foco desbordante de amor y de vida inagotable” (Laudato Si’, 236), incluso en un tiempo de tensiones y de guerras como el nuestro. Recemos hoy, por tanto, con las palabras del Padre Teilhard“Verbo resplandeciente, Potencia ardiente, Tú que amasas lo múltiple para infundirle tu vida, abate sobre nosotros, te lo ruego, tus manos poderosas, tus manos previsoras, tus manos omnipresentes.”

Transcribo seguidamente el Monitum del Santo Oficio del 30/06/1962 sobre la obra del sacerdote francés:

Varias obras del P. Pierre Teilhard de Chardin, algunas de las cuales fueron publicadas en forma póstuma, están siendo editadas y están obteniendo mucha difusión. Prescindiendo de un juicio sobre aquellos puntos que conciernen a las ciencias positivas, es suficientemente claro que las obras arriba mencionadas abundan en tales ambigüedades e incluso errores serios, que ofenden a la doctrina católica. Por esta razón, los eminentísimos y reverendísimos Padres del Santo Oficio exhortan a todos los Ordinarios, así como a los superiores de institutos religiosos, rectores de seminarios y presidentes de universidades, a proteger eficazmente las mentes, particularmente de los jóvenes, contra los peligros presentados por las obras del P. Teilhard de Chardin y de sus seguidores.[6]

He aquí una breve síntesis de sus errores[7]:

L'Osservatore Romano del 30 de junio/1 de julio de 1962 publicaba ese monitum, acompañándolo de un extenso artículo sin firma titulado “Pierre Teilhard de Chardin e il suo pensiero sul piano filosofico e religioso”. En ese artículo se afirma que Teilhard incurre en una indebida transposición al plano metafísico y teológico de términos y conceptos tomados del evolucionismo, incurriendo así en diversos graves errores. Concretamente se indican: 1. Un defectuoso concepto de creación, que no salva la gratuidad del acto creador ni la ausencia de un sujeto preexistente. 2. Puntos débiles en la descripción de las relaciones entre Dios y el cosmos, no dejando clara la trascendencia divina. 3. Una extraña presentación de Cristo, como parte del cosmos, que no salva la gratuidad de la Encarnación. 4. Ignorancia de los límites entre la materia y el espíritu. 5. Una concepción insuficiente del pecado, que queda reducido más bien a algo de carácter colectivo. 6. Una concepción naturalista de la ascesis y del sentido de la vida cristiana.

El Padre Leonardo Castellani enumera las fallas de su pensamiento desde una perspectiva católica[8]:

- El transformismo darwiniano dado como verdad cierta.
- La negación de la parusía o Segunda Venida de Cristo tal como la entiende la Iglesia.
- La negación de la redención por la obra personal de Cristo.
- La negación del pecado original, a la manera de Pelagio.
- Monismo materialista evolucionista parecido al de Spencer y Haeckel.
- Panteísmo sutil a la manera de Bergson.
- Interpretación modernista de todos los sacramentos, empezando por la eucaristía, a la manera de Guenther.
- Negación del fin primario del matrimonio y constitución del fin primario del matrimonio en la “ayuda espiritual mutua de los esposos”.
- Aprobación de los medios contraconceptivos en el matrimonio, a la manera de Malthus.
- Negativa implícita de la autoridad de la Iglesia para definir, a la manera de Loisy, Tyrrel y otros.

Extraordinariamente reveladora es la carta escrita a un ex dominico que, a raíz de la encíclica Humani generis, había abandonado la Iglesia para unirse a los “viejos católicos”, y que escribió a Teilhard invitándolo a seguirlo[9]:

Esencialmente considero como usted que la Iglesia (como toda realidad viviente al cabo de cierto tiempo) llega a un periodo de muda o reforma necesaria. Al cabo de dos mil años, es inevitable. La humanidad está en trance de mudar. ¿Cómo no debería hacerlo el cristianismo? Más precisamente, considero que la Reforma en cuestión (mucho más profunda que la del siglo XVI) no es simple cosa de instituciones o de costumbres, sino de Fe. De alguna manera, nuestra imagen de Dios se ha desdoblado: transversalmente (si se puede decirlo así) al Dios tradicional y trascendente de lo En Alto, surge para nosotros una especie de Dios de lo En Adelante, desde hace un siglo, en dirección a algún 'ultra-humano'. A mi juicio, todo está ahí. Se trata para el hombre de repensar a Dios en términos, no ya de Cosmos, sino de Cosmogénesis: un Dios que no se adora y que no se alcanza más que a través del acatamiento de un Universo que él ilumina y “amoriza” (e irreversibiliza) desde dentro. Sí, lo En Alto y lo En Adelante se sintetizan en un Por-Dentro.

Ahora bien, ese gesto fundamental de engendrar una nueva Fe para la Tierra (Fe en lo En Alto combinada con la fe en lo En Adelante), sólo, yo creo (e imagino que usted es de mi parecer), sólo el cristianismo puede hacerlo, a partir de la asombrosa realidad de su Cristo-Resucitado: no entidad abstracta, sino objeto de una amplia corriente mística, extraordinariamente adaptable y viva. Estoy convencido: es de una Cristología nueva extendida a las dimensiones orgánicas de nuestro nuevo Universo de donde se apresta a salir la Religión de mañana.

Esto establecido (y es aquí donde nosotros diferimos: pero ¿no procede la vida por buenas voluntades titubeantes?), esto establecido, yo no veo en ningún caso medio mejor para mí, para promover eso que anticipo, que trabajar en la reforma (tal como antes la he definido) desde dentro: es decir, en adhesión sincera al phylum del que espero su desarrollo. Muy sinceramente (¡y sin querer criticar su gesto!) sólo en el tallo romano, tomado en su integridad, veo el soporte biológico suficientemente vasto y diferenciado para obrar y soportar la transformación esperada. Y esto no es pura especulación. Desde hace cincuenta años, he visto de demasiado cerca, en torno a mí, revitalizarse el pensamiento y la vida cristiana -a pesar de toda Encíclica- para no tener una inmensa confianza en los poderes de reanimación del viejo tallo romano. Trabajemos cada uno por nuestra parte. Todo lo que sube converge. Muy cordialmente suyo, Teilhard de Chardin.

Inquietantes palabras que hacen pensar en otras pronunciadas nada menos que por el entonces Cardenal Giovanni Battista Montini, en una conferencia dada en Turín, el 27 de marzo de 1960 -tres años antes de convertirse en “Pablo VI”-, intitulada “Religión y trabajo”, las que muestran una notable coincidencia con las elucubraciones “teológicas” del jesuita francés:

¿Acaso el hombre moderno no llegará un día, a medida que sus estudios científicos progresen y descubran leyes y realidades ocultas bajo el rostro mudo de la materia, a prestar oídos a la maravillosa voz del espíritu que palpita en ella? ¿No será ésa la religión del mañana? El mismísimo Einstein previó la espontaneidad de una religión del universo.[10]

Por todo esto es que el Padre Philippe de la Trinité O.C.D. pudo decir respecto al pensamiento de Teilhard de Chardin que[11]:

el teilhardismo es, en el fondo, una deformación del cristianismo, metamorfoseado en evolucionismo monista y panteísta. 

Conclusión.

Pues bien, es a ese siniestro personaje que Bergoglio ha elogiado en público -dando a entender que el Monitum del Santo Oficio es fruto de una desafortunada “incomprensión”-, luego de celebrar misa en uno de sus subversivos viajes “apostólicos”. Sin olvidar la mención que hizo en la encíclica Laudato Si', como él mismo ha recordado expresamente ante su auditorio en Mongolia, con lo que no quedan dudas acerca de su pertinacia en el error. Me parece que no hace falta abundar en comentarios: las conclusiones caen de su peso. Cuando menos, para cualquiera que no haya perdido completamente el uso natural de la lógica ni la virtud teologal de la fe...

ANEXO

Como lo he dicho antes, estos despropósitos de Bergoglio no son en absoluto exclusividad suya. A continuación suministraré un elenco de citas de JPII y de BXVI que prueban la continuidad del discurso y de la praxis modernista de los “papas conciliares”. Todo lo dicho en este artículo acerca del “ecumenismo”, la “interreligiosidad” y la adhesión a la gnosis teilhardiana se aplica con total propiedad a sus antecesores conciliares, lo cual resulta particularmente manifiesto en los “conservadores” Wojtyla y Ratzinger. Estimo indispensable establecer este hecho de manera contundente, a fin de poner en evidencia la profunda incoherencia -amén del absurdo rayano en lo grotesco-, de aquellos que se rasgan las vestiduras y ponen el grito en el cielo por los desmanes y los atropellos bergoglianos -con toda razón-, pero luego proponen como prototipos de ortodoxia y modelos a imitar a quienes en realidad no han sido más que sus precursores inmediatos en la ejecución de la apostasía eclesial a la que asistimos azorados desde el aciago CVII.[12]

I. Con respecto al “ecumenismo” y a la “interreligiosidad”.[13]

A. Juan Pablo II.

1. “Ante todo, es preciso tener presente que toda búsqueda del espíritu humano en dirección a la verdad y al bien, y, en último análisis, a Dios, es suscitada por el Espíritu Santo. Precisamente de esta apertura primordial del hombre con respecto a Dios nacen las diferentes religiones. No pocas veces, en su origen encontramos fundadores que han realizado, con la ayuda del Espíritu de Dios, una experiencia religiosa más profunda. Esa experiencia, transmitida a los demás, ha tomado forma en las doctrinas, en los ritos y en los preceptos de las diversas religiones. En todas las auténticas experiencias religiosas la manifestación más característica es la oración. Teniendo en cuenta la constitutiva apertura del espíritu humano a la acción con que Dios lo impulsa a trascenderse, podemos afirmar que toda oración auténtica está suscitada por el Espíritu Santo, el cual está misteriosamente presente en el corazón de cada hombre. En la Jornada mundial de oración por la paz, el 27 de octubre de 1986 en Asís, y en otras ocasiones semejantes de gran intensidad espiritual, hemos vivido una manifestación elocuente de esta verdad.”[14]

2. “[…] hay que aplicar lo que se ha dicho [sobre el ecumenismo] a la actividad que tiende al acercamiento con los representantes de las religiones no cristianas, y que se expresa a través del diálogo, los contactos, la oración comunitaria, la búsqueda de los tesoros de la espiritualidad humana que -como bien sabemos- no faltan tampoco a los miembros de estas religiones. ¿No sucede quizá a veces que la creencia firme de los seguidores de las religiones no cristianas, -creencia que es efecto también del Espíritu de verdad, que actúa más allá de los confines visibles del Cuerpo Místico- haga quedar confundidos a los cristianos […], tan propensos al relajamiento de los principios de la moral y a abrir el camino al permisivismo ético?”[15]

El ecumenismo, cuyos actos emblemáticos son las reuniones interreligiosas de Asís -convocadas por los últimos tres papas-, es incompatible con el Magisterio de la Iglesia y con la Revelación Divina

 

3. “Que estas palabras, y otras expresiones de los libros sagrados de las grandes tradiciones religiosas presentes en el suelo fecundo de la India, sean fuente de inspiración para todos los pueblos, y para sus líderes, en la búsqueda de la justicia entre los pueblos y la paz entre todas las naciones del mundo. Mahatma Gandhi enseñó que si todos los hombres y mujeres, independientemente de las diferencias entre ellos, se aferran a la verdad, con respeto por la dignidad única de cada ser humano, se puede lograr un Nuevo Orden Mundial, una Civilización del Amor. Y hoy todavía lo escuchamos suplicar al mundo: vencer el odio por el amor, la falsedad por la verdad, la violencia por el sufrimiento. ¡Que Dios nos guíe y nos bendiga mientras nos esforzamos por caminar juntos, tomados de la mano, y construir juntos un mundo de paz!”[16]

4. “El acontecimiento de Asís puede ser considerado, pues, como una ilustración visible, una lección de hechos, una catequesis inteligible para todos, de lo que presupone y significa el compromiso ecuménico y el recomendado diálogo interreligioso promovido por la Concilio Vaticano II.[17] 

 

5. “A este Dios confiesa el trapense o el camaldulense en su vida de silencio. A Él se dirige el beduino en el desierto, cuando llega la hora de la oración. Y tal vez también el budista que, concentrado en su contemplación, purifica su pensamiento preparando el camino hacia el nirvana. (…) La Iglesia del Dios viviente congrega a todos los hombres que, en cualquier forma, toman parte de esta maravillosa trascendencia del espíritu humano. Y todos ellos saben que nadie logrará colmar sus deseos más profundos. La manifestación de esta trascendencia de la persona humana la constituye la oración de fe, pero en ocasiones también el profundo silencio. Este silencio, que a veces parece separar al hombre de Dios, es no obstante un acto especial de la unión vital entre Dios y el espíritu humano. La Iglesia de nuestro tiempo se ha hecho particularmente consciente de esta verdad y, por ello, a su luz ha logrado redefinir, en el Concilio Vaticano II, su propia naturaleza.”[18]

 

Nota aclaratoria: La cita anterior está tomada de los Ejercicios espirituales de Cuaresma del año 1976 predicados a Pablo VI y a la Curia Romana, posteriormente compilados en forma de libro. Wojtyla reconoce que la nueva eclesiología del CVII constituye una ruptura respecto al magisterio tradicional. Por tanto, la manida “hermenéutica de la continuidad” pregonada por Ratzinger no es sino una impostura destinada a ocultar este hecho de una gravedad inaudita. Veamos la nueva definición:

 

Esta Iglesia [de Cristo], establecida y organizada en este mundo como una sociedad, subsiste en la Iglesia católica, gobernada por el sucesor de Pedro y por los Obispos en comunión con él, si bien, fuera de su estructura, se encuentran muchos elementos de santidad y verdad que, como bienes propios de la Iglesia de Cristo, impelen hacia la unidad católica.[19]

Esto fue ratificado por la declaración Dominus Iesus, de la Congregación para la doctrina de la fe del 06/08/2000, n. 16/17:

Con la expresión subsistit in el Concilio Vaticano II quiere armonizar dos afirmaciones doctrinales: por un lado, que la Iglesia de Cristo, no obstante las divisiones entre los cristianos, sigue existiendo plenamente sólo en la Iglesia católica, y, por otro lado, que fuera de su estructura visible pueden encontrarse muchos elementos de santificación y de verdad, ya sea en las Iglesias como en las Comunidades eclesiales separadas de la Iglesia católica […] Las Iglesias (esto es herético, porque existe una única Iglesia fundada por Cristo, a saber, la Iglesia Católica) que no están en perfecta comunión (como si existiera una “comunión imperfecta”, noción completamente contradictoria) con la Iglesia católica pero se mantienen unidas a ella por medio de vínculos estrechísimos como la sucesión apostólica (no es cierto, pues la sucesión apostólica implica el poder de jurisdicción sobre los fieles -potestas iurisdictionis-, no basta con la transmisión válida del poder de orden -potestas ordinis-; un sucesor de los apóstoles es, por definición, miembro de la Iglesia católica) y la Eucaristía válidamente consagrada, son verdaderas iglesias particulares (esto es mentira: son sectas heréticas y cismáticas, las iglesias particulares son las diferentes diócesis católicas). Por eso, también en estas Iglesias está presente y operante la Iglesia de Cristo […].[20]

Esto es muy diferente de lo que enseñaba Pío XII al respecto: 

Algunos no se consideran obligados por la doctrina -que, fundada en las fuentes de la revelación, expusimos Nos hace pocos años en una encíclica [Mystici Corporis]-, según la cual el Cuerpo místico de Cristo y la Iglesia católica romana son una sola y misma cosa.[21]

B. Benedicto XVI.

1. Distinguidos huéspedes, queridos amigos: Os acojo esta mañana en el palacio apostólico y os agradezco una vez más vuestra disponibilidad a participar en la Jornada de reflexión, diálogo y oración por la paz y la justicia en el mundo, que celebramos ayer en Asís, veinticinco años después de aquel primer encuentro histórico (…) Mirando hacia atrás, podemos apreciar la clarividencia del Papa Juan Pablo II al convocar el primer encuentro de Asís, y la necesidad continua de hombres y mujeres de distintas religiones de testimoniar juntos que el viaje del espíritu siempre es un viaje de paz.[22]

2. Lugares de culto, como esta estupenda mezquita de Al-Hussein Bin Talal (…) se alzan como joyas sobre la superficie de la tierra. Desde las antiguas a las modernas, desde las espléndidas a las humildes, todas hacen referencia a lo divino, al Único Trascendente, al Omnipotente (…) Musulmanes y cristianos (…) tienen que comprometerse hoy por ser conocidos y reconocidos como adoradores de Dios fieles a la oración, deseosos de comportarse y vivir según las disposiciones del Omnipotente, misericordiosos y compasivos, coherentes para dar testimonio de todo lo que es justo y bueno, recordando siempre el origen común y la dignidad de cada persona humana, que constituye la cumbre del designio creador de Dios para el mundo y la historia.[23]

   Benedicto XVI en la reunión interreligiosa de Asís en 2011[24]


3. Queridos hermanos y hermanas, en el Mensaje para la Jornada de la Paz de hoy subrayé que las grandes religiones pueden constituir un importante factor de unidad y de paz para la familia humana, y recordé, al respecto, que en este año 2011 se celebrará el 25° aniversario de la Jornada mundial de oración por la paz que el venerable Juan Pablo II convocó en Asís en 1986. Por esto, el próximo mes de octubre, iré como peregrino a la ciudad de san Francisco, invitando a unirse a este camino a los hermanos cristianos de las distintas confesiones, a los representantes de las tradiciones religiosas del mundo, y de forma ideal, a todos los hombres de buena voluntad, con el fin de recordar ese gesto histórico querido por mi predecesor y de renovar solemnemente el compromiso de los creyentes de todas las religiones de vivir la propia fe religiosa como servicio a la causa de la paz. Quien está en camino hacia Dios no puede menos de transmitir paz; quien construye paz no puede menos de acercarse a Dios. Os invito a acompañar esta iniciativa desde ahora con vuestra oración.[25]

4. En todo país democrático corresponde a las autoridades civiles garantizar la libertad efectiva de todos los creyentes y permitirles organizar libremente la vida de su propia comunidad religiosa. Como es obvio, deseo que los creyentes, independientemente de la comunidad religiosa a la que pertenezcan, sigan beneficiándose de esos derechos, con la certeza de que la libertad religiosa es una expresión fundamental de la libertad humana y de que la presencia activa de las religiones en la sociedad es un factor de progreso y de enriquecimiento para todos [...] Seguramente el reconocimiento del papel positivo que desempeñan las religiones dentro del cuerpo social puede y debe impulsar a nuestras sociedades a profundizar cada vez más su conocimiento del hombre y a respetar cada vez mejor su dignidad, poniéndolo en el centro de la acción política, económica, cultural y social.[26]

C. Un ejemplo en nuestro país.

¡Recemos a Buda, a Alá o a Krishna y se hará la paz en el mundo!


La Conferencia Episcopal Argentina, la Acción Católica Argentina y la Comisión Nacional de Justicia y Paz invitan a todos los hombres y mujeres de buena voluntad a unirse a la iniciativa “un minuto por la paz”. La misma busca sumar nuestro compromiso y oración por la paz, todavía quebrada o amenazada en distintas regiones del mundo. Convocado en todo el mundo por el Foro Internacional de Acción Católica y la Unión Mundial de Organizaciones Femeninas Católicas, la idea es que ese día, a las 13.00 hs, cada uno de nosotros nos detengamos un momento, durante un minuto, rezando cada uno según su propia tradiciónPodremos hacerlo solos o en grupo, en nuestros hogares o lugares de trabajo o estudio, o compartiendo una celebración en el templo.[27]

D. La verdadera enseñanza católica.

[…] Convencidos de que son rarísimos los hombres privados de todo sentimiento religioso, parecen haber visto en ello esperanza de que no será difícil que los pueblos, aunque disientan unos de otros en materia de religión, convengan fraternalmente en la profesión de algunas doctrinas que sean como fundamento común de la vida espiritual. Con tal fin suelen estos mismos organizar congresos, reuniones y conferencias, con no escaso número de oyentes e invitar a discutir allí promiscuamente a todos, a infieles de todo género, de cristianos y hasta a aquellos que apostataron miserablemente de Cristo o con obstinada pertinacia niegan la divinidad de su Persona o misión. […] Tales empresas no pueden ser aprobadas por los católicos de ninguna manera, ya que se basan sobre la teoría errónea según la cual todas las religiones son todas más o menos buenas, en el sentido de que todas, aunque de maneras diferentes, manifiestan y significan el sentimiento natural e innato que nos conduce a Dios y nos lleva a reconocer con respeto su poder. La verdad es que los partidarios de esa teoría se extravían en pleno error, pero además, pervirtiendo la noción de la verdadera religión, la repudian […] La conclusión es clara: solidarizarse con los partidarios y los propagadores de tales doctrinas es alejarse completamente de la religión divinamente revelada[28]. Pío XI, encíclica Mortalium Animos n. 2 y 3, 06/01/1928.

II. Con respecto al evolucionismo panteísta de Teilhard de Chardin.

A. Juan Pablo II.

1. Cuando pienso en la Eucaristía, mirando mi vida de sacerdote, de Obispo y de Sucesor de Pedro, me resulta espontáneo recordar tantos momentos y lugares en los que he tenido la gracia de celebrarla. Recuerdo la iglesia parroquial de Niegowic donde desempeñé mi primer encargo pastoral, la colegiata de San Florián en Cracovia, la catedral del Wawel, la basílica de San Pedro y muchas basílicas e iglesias de Roma y del mundo entero. He podido celebrar la Santa Misa en capillas situadas en senderos de montaña, a orillas de los lagos, en las riberas del mar; la he celebrado sobre altares construidos en estadios, en las plazas de las ciudades... Estos escenarios tan variados de mis celebraciones eucarísticas me hacen experimentar intensamente su carácter universal y, por así decir, cósmico.¡Sí, cósmico! Porque también cuando se celebra sobre el pequeño altar de una iglesia en el campo, la Eucaristía se celebra, en cierto sentido, sobre el altar del mundo. Ella une el cielo y la tierra. Abarca e impregna toda la creación. […] Verdaderamente, éste es el mysterium fidei que se realiza en la Eucaristía: el mundo nacido de las manos de Dios creador retorna a Él redimido por Cristo.[29]

2. La Encarnación de Dios-Hijo significa asumir la unidad con Dios no sólo de la naturaleza humana sino asumir también en ella, en cierto modo, todo lo que es ‘‘carne’’ toda la humanidad, todo el mundo visible y material. La Encarnación, por tanto, tiene también su significado cósmico y su dimensión cósmica. El ‘‘Primogénito de toda la creación’’, al encarnarse en la humanidad individual de Cristo, se une en cierto modo a toda la realidad del hombre, el cual es también ‘‘carne’’, y en ella a toda ‘‘carne’’ y a toda la creación.[30]

B. Benedicto XVI.

1. [Dios] Pudo así crear también en la resurrección una nueva dimensión de la existencia, pudo colocar, como dice Teilhard de Chardin, más allá de la biosfera y de la noosfera, una esfera nueva en la que el hombre y el mundo llegan a la unidad con Dios.[31]

2. La función del sacerdocio es consagrar el mundo para que se transforme en hostia viva, para que el mundo se convierta en liturgia: que la liturgia no sea algo paralelo a la realidad del mundo, sino que el mundo mismo se transforme en hostia viva, que se convierta en liturgia. Es la gran visión que tuvo también Teilhard de Chardin: al final tendremos una auténtica liturgia cósmica, en la que el cosmos se convierta en hostia viva.[32]  

3. La creación con todos sus dones aspira, más allá de sí misma, hacia algo todavía más grande. Más allá de la síntesis de las propias fuerzas, y más allá de la síntesis de la naturaleza y el espíritu que en cierto modo experimentamos en ese trozo de pan, la creación está orientada hacia la divinización, hacia las santas bodas, hacia la unificación con el Creador mismo.[33]

4. Un teólogo alemán dijo una vez con ironía que el milagro de un cadáver reanimado -si es que eso hubiera ocurrido verdaderamente, algo en lo que no creía- sería a fin de cuentas irrelevante para nosotros porque, justamente, no nos concierne. En efecto, el que solamente una vez alguien haya sido reanimado, y nada más, ¿de qué modo debería afectarnos? Pero la resurrección de Cristo es precisamente algo más, una cosa distinta. Es -si podemos usar por una vez el lenguaje de la teoría de la evolución- la mayor mutación, el salto más decisivo en absoluto hacia una dimensión totalmente nueva, que se haya producido jamás en la larga historia de la vida y de sus desarrollos: un salto de un orden completamente nuevo, que nos afecta y que atañe a toda la historia.[34]

C. Raniero Cantalamessa.

Para finalizar, no encuentro nada más adecuado que hacerlo transcribiendo un muy esclarecedor pasaje del sermón dado por el Padre Raniero Cantalamessa -predicador oficial de la Casa Pontificia-, en la basílica de San Pedro, durante el oficio de Vísperas de la Jornada mundial de oración por el cuidado de la creación, instituida por Francisco el 06/08/2015[35]:

¡Cuánto ha tenido que esperar el universo, qué gran carrera tuvo que tomar para llegar a este punto! Miles de millones de años, durante los cuales la materia a través de su opacidad, avanzaba hacia la luz de la conciencia, como la linfa que del subsuelo sube con esfuerzo hacia la cima del árbol para expandirse en hojas, flores y frutos. Esta conciencia se alcanzó finalmente cuando apareció en el universo, lo que Teilhard de Chardin llama “el fenómeno humano”Pero ahora que el universo ha alcanzado su objetivo, exige que el hombre cumpla su deber, que asuma, por así decirlo, la dirección del coro y entone en nombre de toda la creación: “¡Gloria a Dios en lo alto del cielo!”[36]

Para más información:

“Diez años con Francisco”

https://gloria.tv/post/UEqqVjZCCVLQ6g89ps67irXSM

NOVEDAD EDITORIAL

“Apostasía vaticana”

https://gloria.tv/post/7ynAG7ZfxBvK1MBD4MqN3aMxn

 



[1] Artículo publicado acá: https://gloria.tv/post/iQjRW1QPHgGZ4GyYNdMcr4hLW - Recomiendo acerca de esta cuestión la lectura del libro “Apostasía vaticana”, publicado en marzo, en venta en las librerías Vórtice y Club del Libro Cívico, Buenos Aires. Para más información ver  en mi blog “Novedad editorial: Apostasía vaticana”: https://gloria.tv/post/7ynAG7ZfxBvK1MBD4MqN3aMxn

[3] “Juan Pablo II profesaba la herejía de la salvación universal”: https://gloria.tv/post/6zthWmGbzH4c1khnBxDXRbRGf

[4] “Benedicto XVI: ¿Doctor de la Iglesia?”: https://gloria.tv/post/QWAHiwPvTe3y1Fy9RnHPNGYb4

[8] Dinámica Social n. 63, Buenos Aires, noviembre de 1955 - http://www.opuslibros.org/Index_libros/Recensiones_1/teilhard_obr.htm

[9] Carta publicada en “Le Concile et Teilhard, l’Éternel et l'Humain”, M. Gorce, Neuchâtel, 1963, pp. 196-198. Recomiendo sobre el tema la lectura de “La cosmovisión de Teilhard de Chardin”, R. P. Julio Meinvielle, 1960: https://gloria.tv/post/VG8ivVrFnYBg2qmyRptVrM7sD

 

[10] “Francisco, Teilhard de Chardin y el panteísmo”: https://gloria.tv/post/kpjo9SAYhnqn1YM7HScvWZNZE

[11] “Rome et Teilhard de Chardin”, París, 1964, p. 38.

[12] “El Concilio Vaticano II inició la Pasión de la Iglesia”: https://gloria.tv/post/h9BNFYZP1fZX3ch72xV8np9nd

[13] “Ecumenismo y apostasía”: https://gloria.tv/post/RsfJFXSNoWkV666xPZ94u8VTL - “Apostasía en el Vaticano”: https://gloria.tv/post/bGpgetbcHdif6j2WsvcyisVwU - “El Vaticano promueve la apostasía y una religión global”: https://gloria.tv/post/bUsSsFR763PH42N9dkudYoCLQ - “Superar el egoísmo con Buda y Jesús”: https://gloria.tv/post/8BqX4JeSsmMC3PGUX8CQ4obSK - “La apostasía vaticana continúa”: https://gloria.tv/post/jovVg1X7jr8q1QrNENDTXHPUk - “El Vaticano promueve la religión de la masonería”: https://gloria.tv/post/hmTvG6Bj2QTy2GkwbhUqqgPEf - “Bergoglio pide religiosidad auténtica en un congreso interreligioso”: https://gloria.tv/post/eGxWLgdTKqJB63aWU8vHxdsNG - “Ayudemos al Santo Padre”: https://gloria.tv/post/RWaWjDfKZhxC4Bayz7T78chTH - “Crónicas de un falso profeta”: https://gloria.tv/post/7sBzz3NToDs4BBxzRWmxP8BQn

[18] Cardenal Wojtyla, Cuaresma de 1976. - Cardenal Wojtyla, Signo de contradicción, BAC, Madrid, 1978, p. 22 a 24.

[22] Discurso del 28/10/2011 a los representantes de las religiones que se reunieron en Asís el día anterior para participar en el encuentro interreligioso:  https://www.vatican.va/content/benedict-xvi/es/speeches/2011/october/documents/hf_ben-xvi_spe_20111028_religious-delegations.html

[23] Discurso a los jefes religiosos musulmanes en la mezquita nacional de Jordania el 09/05/2009: 

https://es.zenit.org/2009/05/09/discurso-de-benedicto-xvi-en-el-recinto-exterior-de-la-mezquita-nacional-jordana/

[24] “El pasado 1 de enero, después de la oración del Angelus, Benedicto XVI anunció su deseo de solemnizar el XXV aniversario del histórico encuentro que tuvo lugar en Asís, el 27 de octubre de 1986, por voluntad del venerable Siervo de Dios Juan Pablo II. Con motivo de dicha conmemoración, el Santo Padre tiene la intención de convocar, el próximo 27 de octubre, una Jornada de reflexión, diálogo y oración por la paz y la justicia en el mundo, acudiendo como peregrino a la ciudad de san Francisco e invitando nuevamente a unirse a este camino a los hermanos cristianos de las distintas confesiones, a los exponentes de las tradiciones religiosas del mundo e, idealmente, a todos los hombres de buena voluntad.” - https://opusdei.org/es-es/article/asis-2011-peregrinos-de-la-verdad-peregrinos-de-la-paz/ - https://www.focolare.org/espana/es/news/2015/10/27/el-espiritu-de-asis/

[35] Compartiendo con el amado hermano Bartolomé, Patriarca Ecuménico, la preocupación por el futuro de la creación (…) he decidido instituir también en la Iglesia Católica la Jornada Mundial de Oración por el Cuidado de la Creación, que, a partir del año en curso, será celebrada el 1 de septiembre, tal como acontece desde hace tiempo en la Iglesia Ortodoxa. Como cristianos, queremos ofrecer nuestra contribución para superar la crisis ecológica que está viviendo la humanidad. (...) La crisis ecológica nos llama por tanto a una profunda conversión espiritual: los cristianos están llamados a una conversión ecológica, que implica dejar brotar todas las consecuencias de su encuentro con Jesucristo en las relaciones con el mundo que los rodea. De hecho, vivir la vocación de ser protectores de la obra de Dios es parte esencial de una existencia virtuosa, no consiste en algo opcional ni en un aspecto secundario de la experiencia cristiana. https://www.vatican.va/content/francesco/es/letters/2015/documents/papa-francesco_20150806_lettera-giornata-cura-creato.html - Sobre este asunto  ver “La eco-encíclica Laudato Si”: https://gloria.tv/share/VY3JfB9otNjE21LJ73LEL7Y1W - “Bergoglio, apóstol ecologista”: https://gloria.tv/post/E8F1K8BoD4Fj6hbffjjQBxSqQ#15 - “Un estilo de vida eco-sostenible”: https://gloria.tv/post/1BvVGjCGukshDthgu71mPvyDe#5