San Juan Bautista

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domingo, 31 de mayo de 2020

Avance hacia la Barbarie: Europa y Nüremberg 1945-1946 - Luis Alfredo Andregnette Capurro





       En la nota anterior (aquí) nos ocupamos de revisar sucintamente la “historia oficial” para colocarnos en una posición revisionista y justa, mostrando, como las cancillerías de las plutocráticas democracias se mantuvieron firmes porque estaban apadrinadas por intereses inconfesables, en no ceder un palmo, ante los justos reclamos de Alemania. Esa farisaica tozudez provocó el estallido la guerra.  El hecho bélico circunscripto en principio a Polonia, se fue extendiendo hasta llegar al horror de los episodios apocalípticos de 1945. Los horrores aumentaron y se extendieron durante ese año teniendo un punto clave en agosto del ya fatídico 1945. Fue en ese momento que se montó el andamiaje jurídico que se conoció como Tribunal de Nuremberg. Tribunal de venganza, sobre los vencidos para quienes que desconocían las normas del Derecho. 
      
       Éste, queremos decirlo con la mayor claridad consiste en garantizar al encausado la regularidad con que será juzgado. La frialdad de la norma se impone como valla contra la venganza. Y, al mismo tiempo, como muralla para garantizar al acusado la seguridad del juicio y la regularidad de la decisión final. Nada de eso se cumplió. Y para dar una noticia al respecto debemos decir que el Tribunal de marras instalado en Nuremberg en diciembre de 1945 hasta octubre de 1946, cuando lo decidido de antemano se cumplió, asesinando “legalmente”, a las principales Jerarquías del Tercer Reich. Aunque un poco más adelante abundaremos en otros puntos de importancia, toda la actuación del engendro significó una involución en la forma de concebir la guerra y la manera de tratar a los jefes vencidos por parte de los triunfadores.

        Luego de quinientos años en Occidente se llegó a tener respeto por los no combatientes y por los vencidos empero todo quedó de lado con el triunfo del maridaje capitalista bolchevique. Para dar un vistazo a este tema apasionante utilizamos el brillante estudio del historiador inglés J.P. Veale que en español se publicó con el título de “El Crimen de Nuremberg”. En el importante estudio histórico, preciso y veraz, como pocos, nos muestra la “marcha de Europa contra la crueldad de las guerras desde la remota antigüedad probando que, el advenimiento del Cristianismo, fue un paso trascendente en ese desarrollo humanitario. Lejos quedó la masacre de los vencidos y el descuartizamiento de los caudillos derrotados”. “La guerra realizada con un código -continúa J.P. Veale- es lo que conocemos como guerra civilizada. Este código se basaba en un simple principio: concretamente que la guerra debía ser un asunto exclusivo de los contendientes armados que en ella participaban”.

       Más adelante, el mismo autor sienta un a acusación aplastante contra uno de los bandos de la Segunda Guerra Mundial. Así se expresa: “la guerra de 1939 a 1945 no se realizó con arreglo al código de guerra con sujeción al cual los europeos habían estado acostumbrados a luchar entre sí en los siglos precedentes. Ni los AMERICANOS ni los EUROASIÁTICOS de la UNION SOVIÉTICA (subrayados nuestros) tuvieron para nada en cuenta que los europeos de las generaciones pasadas habían entendido correcto considerar permisible la guerra. Cuando llegó la “paz” (1945), no hubo reuniones para firmar un tratado. Europa se encontró que todo estaba decidido en Washington y Moscú….”  “¿Cómo fue posible que las naciones europeas en unas décadas, volvieran, a lo que en opinión de Lidell Hart, es el método más incivilizado que ha conocido el mundo desde las devastaciones de los mogoles?” 

       Esta parte del trabajo presente podría tener una extensión muy grande, pero, nos limitaremos a dar, sólo unos ejemplos de los crímenes de guerra aliados. Los datos los tomamos del notable estudio del Profesor Doctor Llorens Borrás quien lo titulara “Crímenes de Guerra” y fuera publicado por la editorial española “Acervo” de Barcelona. “La victoria de los aliados anglo sajones tuvo la particularidad que fue acompañada de una represión política sangrienta en los partidarios y simpatizantes de la nueva Europa que preconizó el fascismo. Los asesinatos estuvieron a cargo de una turbamulta, formada por delincuentes partisanos bolcheviques los que, dirigían al populacho siempre dispuesto a ensañarse con el caído” Pero lo que debe destacarse es, la indiferencia de las tropas aliadas ante los linchamientos lo que resultó un hecho al que se debe calificar de complicidad ante el horror de lo que presenciaban. Sólo en Francia fueron asesinadas bestialmente más de 150 mil personas entre hombres y mujeres. Lo mismo sucedió en Italia, tal vez en número mayor, durante la “liberación” cuando, de norte a sur la sangre corría como de grifos abiertos.  Los cuerpos colgando de columnas y faroles o yaciendo en las plazas daban marco al terror rojo democrático y judeo masónico.  Toda esa orgía quedó impune. Cabe señalar el ejemplo máximo. El DUX, asesinado vilmente por el terrorista partisano Walter Audisio (alias coronel Valerio) y su cadáver ultrajado y colgado por chusma bolchevique, nunca fue ni siquiera investigado. La justicia del régimen democrático “liberador” instalado en la Italia derrotada tenía la obligación de llamar a responsabilidad al autor del crimen de la persona humana Benito Amilcar Mussolini Maltoni. Sin embargo, la “magistratura” no actuó y como era de esperar, permitió que el criminal ocupara el cargo de Senador de la República surgida del fraude en el plebiscito del 2 de junio de 1946.

        Corresponde ahora, enfocar con nuestra pluma, a la pérfida Gran Bretaña   que adoptó la decisión de bombardear ciudades y objetivos no militares en Alemania. Así, comenzaron los ataques a poblaciones civiles el 11 de mayo de 1940. Esta incursión de 18 bombarderos de la RAF fue la que destruyó la ciudad medieval alemana del siglo XII Hildesheim, que fuera conocida y valorada como una joya por su arquitectura.  El impune crimen, fue el inicio del terrorismo sobre los no combatientes. Una forma “civilizada” de quebrar la moral del enemigo. El reconocimiento oficial de este crimen de lesa humanidad se produce en1944, cuando el ex Ministro del Aire, Mr. Spaight, publicó sus memorias tituladas “Vindicación de los bombardeos”.  En esas  páginas el cínico político señaló el hecho como una “espléndida decisión” del Gobierno del Primer ministro Mr .Winston Churchill. El obeso presidente del gabinete inglés, de esta manera, se incorporaba a la galería de los cobardes criminales terroristas. 

          Confirmó “la eficacia de los bombardeos contra las poblaciones civiles el Mariscal del Aire Sir Arthur Harris en su libro “Ofensiva de los Bombardeos”. El Dr, Llorens Borrás continúa expresando con claridad meridiana: “Esto fue el principio, luego vinieron los devastadores bombardeos de Berlín, Colonia, Frankfurt, así, como la mayor parte de las ciudades alemanas sin limitación de objetivos militares sino, con la finalidad de sembrar el terror masacrando poblaciones. Para que el amigo lector, se haga una idea del horror, de los civiles que morían vamos a un ejemplo con la germana ciudad de Dresde, llamada la Florencia de Alemania, por sus edificios de belleza sin par y los museos con riquezas extraordinarias.    

          El Dr. Llorens Borrás a este respecto, nos hace conocer la nota del diario inglés “The Times” de fecha 16 de febrero de1945 que así daba la noticia: “Dresde, que el martes por la noche había sido machacada por 800 de los 1400 bombarderos pesados enviados por la RAF y que fue el objetivo de 1350 fortalezas volantes y Liberators, al día siguiente, recibió ayer, el tercer ataque concentrado en el transcurso de 36 horas. Fue el objetivo principal de más de 1100 bombarderos del Octavo Ejército de la Aviación de los EEUU”.  Hasta aquí el cotidiano inglés. Sin embargo, el historiador al que seguimos escribe: “En 48 horas Dresden resultó totalmente arrasada. Esta operación no tenía ninguna justificación estratégica. El total de muertos de la población civil a consecuencia de los bombardeos se calcula en 500.000”.  “Además de los heridos y de los que perecieron en la post guerra por haberse quedado sin hogar”. Recordar Hiroshima y Nagasaki las ciudades japonesas calcinadas en segundos nos exime de todo comentario.

     Respecto a las demoníacas acciones de los marxi stalinistas y su accionar, prometemos tratarlo en otra parte de este mismo estudio. Ahora queremos dejar estampado en letras de máquina una perla de los hijos de Inglaterra que merece ubicarse en el Museo de los Horrores. Sin embargo, no podemos abandonar al Dr. Llorens Borrás que nos trae la siguiente perla. Comienza por decir que “Alemania no sólo fue expoliada en lo referente a los bienes materiales, sino que además comprendió la prestación de servicios de trabajo”. “Todo el antiguo Tercer Reich fue considerado botín de guerra sin limitación alguna”. Esto, en buen romance significa la restauración de la esclavitud para una nación entera. Freda Utley en su libro titulado “Un alto caso de venganza” cita el ejemplo de los trabajadores de Bochum que fueron detenidos y condenados por los británicos a penas de prisión por negarse a participar en los trabajos de desmantelamiento. La defensa, alegó que la Convención de la Haya de 1909 “prohíbe a una potencia de ocupación obligue a alguien a realizar  trabajos de desmantelamiento contra su propio país” y que, en Nuremberg los trabajos forzados habían sido considerados como “crimen contra la humanidad”. “Pero el Tribunal inglés replicó que los alemanes no tenían ningún derecho a invocar la Convención de la Haya, ya que en Nuremberg se había establecido que el derecho de gentes no tenía aplicación para Alemania”... Así, como suena: bestial. La brutalidad del maridaje capitalista bolchevique, había llegado a coronar su propia barbarie lindante en el salvajismo. Y lo que es peor, mostrándose impúdicamente con cínica amoralidad.

       Los que cometieron tales horrores se arrogaron el derecho de juzgar a los vencidos. Para ello constituyeron los Tribunales de Nuremberg y Tokio los que se integraron con representantes de las naciones vencedoras. La décima ley del Consejo de Control dada en Berlín el 29 de diciembre de 1945 dispuso que cada autoridad de ocupación designara el tribunal que habría de juzgar a las personas detenidas. Tratándose de crímenes cometidos por personas de nacionalidad alemana podían ser juzgadas por un tribunal alemán si las autoridades de ocupación lo permitían. Como se ve estamos ante una flagrante violación del principio unánimemente aceptado por las naciones civilizadas: NADIE PUEDE SER JUEZ Y PARTE, EN UNA MISMA CAUSA. En verdad es destacable que el propio órgano de “justicia integrado solo por los vencedores” estableciera el procedimiento a seguir. El Tribunal tenía competencia para rechazar las normas que les fueran puestas a consideración. Franz Von Papen que fuera Ministro de Economía del Reich señaló, en testimonio de aquellos días de involuciones para siempre impunes: “el borrador para las actuaciones judiciales fue redactado por Mr. Justice Jackson por los EEUU, Sir Daniel Maxwell por Gran Bretaña, el Profesor Gros por Francia, y el general Nikichenco de la Rusia bolchevique. Mr. Justice Jackson y Sir Daniel fueron designados como fiscales y el general Nikichenco como uno de los jueces. Estos nombramientos no podían sorprender, a nadie ya que las normas de procedimiento favorecían notoriamente a la parte fiscal”. El hecho que el gran capitalismo judío hubiera salvado en la guerra mundial a su hija putativa, la revolución bolchevique de 1917 motivó naturalmente que el Soviet estuviera presente en Nurembreg. En la inmunda charca estaban presentes los vampiros rojos de Stalin. “Hubo algo de cínico y repugnante -dijo el 5 de mayo de1948- Lord Hankey en la Cámara de los Lores, en referencia al espectáculo de jueces británicos, franceses y americanos, sentados junto a unos colegas, que representaban a un país que, antes, durante y después de los juicios había perpetrado más de la mitad de todos los crímenes políticos  existentes”. La afirmación del hidalgo Lord provocó la salida al ruedo del lawyer Justice Lawrence” que, con énfasis no exento de ira, declaró que las observaciones de Hankey “eran insultantes para sus colegas soviéticos, para el juez Birkett y para él. Los jueces soviéticos mostraron su capacidad y equidad”. Produce indignación la falta de ética del Fiscal, cuando cualquier observador de aquella época roja de odio veía claramente que la parcialidad en la constitución de los tribunales no podía dar frutos de equidad. Levanta nuestro espíritu cuando trasladamos al lector lo que dijera Radhabinob el valiente abogado hindú que defendió a los militares del Japón imperial. Esa campaña la cerró afirmando: “Sólo la guerra perdida es un crimen internacional”.

      En este momento, tenemos encima de nuestra mesa de trabajo, algo que no podemos dejar de transcribir. Nos referimos a un párrafo del Chicago Tribune, rotativo dirigido por el integérrimo Joe Mac Arthy, entonces Senador por Wisconsin, quien señaló la penetración bolchevique en el cine norteamericano con el que se emponzoñó (y se emponzoña) moralmente al mundo Occidental. El dirigente político y católico practicante Mr. MacArthy, llevó adelante una de las más exitosas campañas antigramscianas de que haya memoria. Pero éste no fue su único mérito. En su incansable batallar anticomunista puso en descubierto el accionar marxista en las altas estructuras del Estado Norteamericano. La investigación fue implacable. Así, cayeron espías de alto vuelo entre los que, entre otros muchos, estaban Fuchs, Hiss y Hopkins.  Este último, fue asesor del matrimonio Roosevelt (Delano y Eleonor) quienes se caracterizaron durante los doce años consecutivos, en los cuales Delano fue presidente de EEUU, por su política de protección y apoyo a la izquierda internacional. Con esa política hipócrita, llegaron al punto de provocar el ataque de Pearl Harbor, mediante el cual, EEUU intervino en la guerra mundial, (1941), salvando a Stalin de la derrota que se cernía implacable sobre el tirano bolchevique. Hopkins, quien estuvo también en Yalta, asesorando a Delano para que Stalin llegara a su hora más gloriosa, cuando recibió para el marxismo, el dominio la mitad del mundo. Doña Eleonor, festejó esos días de febrero de 1945. Por ello le cupo, que un periodista español de esos tiempos funestos la proclamara: “Vaca sagrada de la democracia”.

      Pero prometimos republicar lo que el gran MacArthy escribiera en el editorial de su diario el 10 de junio de 1946. Esto se leyó ese día: “El Estatuto en nombre del cual los acusados de crímenes de guerra son juzgados, es una creación de Jackson contraria al Derecho Internacional. Inventando semejante Estatuto, Jackson instauró la legislación del lynchage”. Éste, es un principio universalmente aceptado que, establece la irretroactividad de las leyes penales. Lo más impactante que fue escandalosamente desconocida. Para mayor escarnio de los jueces prevaricadores, vamos a citar algo que para los liberales es palabra sagrada. Nos referimos a la “Declaración de los Derechos del Hombre” En ella y en el artículo 8 que establece: “Nadie puede ser castigado sino en virtud de una ley establecida y promulgada con anterioridad al delito…” Sin embargo, en Nuremberg se incurrió en infracción de la máxima “NULLA POENA SINE LEGE” (NO HAY PENA SIN LEY) Las disposiciones de la venganza fueron protocolos promulgados con precipitación. “Serán juzgadas las infracciones luego de comenzadas las hostilidades. Ello, señala con claridad, que la misión del Tribunal era exclusivamente el castigo de los Jerarcas del Eje acusados de crímenes de guerra. Recibir un castigo de muerte por un acto que NO constituía delito en el momento que se cometió, suena brutal.  Y lo es, porque, ni el protocolo e Ginebra de 1924, ni el Pacto Briand Kellog, así como tampoco las Convenciones de la Haya, singularmente la de 1907, establecieron penas. Es más, los llamados crímenes contra la humanidad NO estaban previstos en ningún compromiso internacional. Las plutocracias siniestras triunfantes torturaron las normas para, que, por analogía, se pudieran aplicar las leyes internas. Esto es, transponer las normas de los Códigos nacionales con sus penas al Derecho Internacional.

      Sin embargo, no todo quedó aquí.  Se llegó al extremo de aplastar la doctrina tradicional que sostenía que la persona individual era responsable por su causalidad psíquica y moral. Con sadismo, los gestores del nuevo dogmatismo decidieron volver a la antigua barbarie de la RESPONSABILIDAD COLECTIVA. Como prueba, extraemos del Estatuto redactado por el Tribunal de Nuremberg el siguiente párrafo: “En todos los casos en que el Tribunal haya declarado el carácter criminal de un grupo u organización, las autoridades de cada signatario tendrán derecho de hacer comparecer a cualquier individuo, ante los Tribunales militares o de ocupación en razón de su pertenencia a ese grupo u organización. En este caso, el carácter de criminal del grupo o de la organización se considerarán como declarado sin ser discutido. Toda persona condenada por el Tribunal Internacional, podrá ser inculpada ante un tribunal militar o de ocupación, de un crimen distinto al de su pertenencia y podrá después de habérsele declarado culpable, infligirle una pena independiente de la ya, impuesta por el Tribunal Internacional por su participación en las actividades criminales de ese grupo…”. El Tribunal declaró criminales a las organizaciones siguientes: El Gobierno del Reich, el Cuerpo de Jefes del Partido Nacional Socialista del Trabajo Alemán, las SS (o escuadras de protección), el Estado Mayor General y el Alto Mando de las FFAA, Policía Secreta del Estado, y otras muchas de las que hacemos gracia al lector. Las penas que los Tribunales podían imponer eran: a) muerte, b) prisión perpetua o temporal con o sin trabajos forzados c) confiscación de bienes, d) privación de todos los derechos civiles… La trascendencia de estas disposiciones colectivas era tal que, el Fiscal Jackson dijo: “Vuestro veredicto contra estas organizaciones declarará culpables a miles y miles de sus miembros que están en manos de los ejércitos aliados...” Se hace evidente que con estas penas colectivas (establecidas el 28 de agosto de 1944) era el pueblo alemán el que estaba a disposición de los tiranos vencedores. A todo esto, debemos agregar los territorios que, desde a entrega de Yalta estaban en manos del monstruo bolchevique de donde fueron expulsados millones de seres humanos. Un ejemplo sin parangón, fue Prusia, la tierra alemana de los Junkers, caballeros guerreros y filósofos. Ese territorio fue desmantelado por las demoníacas hordas del marxismo leninista. Luego, sus habitantes, más de siete millones, vejados y violadas sus mujeres, amén de destruir sus pobres pertenencias. Pero todo no terminó ahí.  Se les obligó, a punta de bayonetas, a una verdadera Vía Crucis. a ir caminando hacia Siberia, el infierno stalinista al que la mayoría no llegó.  Los que pudieron hacerlo no habrían de volver.
     
       Por su parte los aliados occidentales con los EEUU al frente, mantuvieron decenas y decenas de miles de prisioneros hasta el final de 1949. A nadie de los conspicuos oligarcas dirigentes de las plutocráticas democracias les importó que la Convención de Ginebra del 27 de julio de 1929 hubiera establecido la devolución de los prisioneros en cautiverio cuando éste no estuviera justificado militarmente. Campos de concentración sádicos, porque se ha afirmado que, los allí recluidos militarmente, no recibían las calorías necesarias para los seres humanos. En el año 1946 los tribunales de la injusticia declarada, culminaron su venganza, ya que el 16 de octubre se consumaba el magnicidio de los vencedores. En esa jornada fueron asesinados, en infame horca, veinte jerarcas civiles y militares, del Tercer Reich vencido. Aunque parezca mentira el odio continuó ya que, durante años, siguieron funcionando centros de inquisición al estilo masónico en los que con repetida burla se denominaban tribunales de “desnazificación” 

       El esquema globalista contemporáneo ya en marcha, se afirmó y creció con el resultado de la Segunda Guerra. Desde 1945 los vencedores impusieron la Carta de San Francisco (por la ciudad del mismo nombre donde se firmó) con las Naciones Unidas, un primer paso del futuro gobierno mundial y otros factores supra nacionales. Uno de los cuales, aparece con los acuerdos de Breton Woods que instalaron el Trono del Oro Mundial representado por el dólar, y la primacía responsable, en el Nuevo Orden universal de los Estados Unidos. También el fariseísmo de aquellos días de odio y sangre, el maridaje capitalista soviético estableció “que la guerra de agresión es un crimen”, asignando al Consejo de Seguridad la fuerza para impedirla. Sin embargo, los prepotentes vencedores se atribuyeron el poder del Veto y usan la fuerza cuando lo desean. Ahí están los años del hebreo Henry Kissinguer Secretario de Estado de los EEUU y amo de las relaciones exteriores del mundo.  El nombre del personaje citado como dijo alguien, “hace temblar todavía hoy”. Las guerras de los Bush contra Irak. con las de Obama (Premio Nobel de la Paz) contra Afganistán usaron “el derecho de la fuerza” con el permiso de los Tiranos del Consejo de Seguridad. Y hasta aparecieron nuevos Nuremberg como el instalado por los cínicos norteamericanos contra Sadam Huseim, el Caudillo de Irak, que no quiso aceptar la prepotencia del Sionismo que se expande con total impunidad en el mundo. En el Medio Oriente, la poderosísima organización agrede y ocupa los territorios de los pueblos vecinos. Es interesante recordar los años 46, 47, 48 y siguientes, cuando se lanzó contra el desarmado pueblo Palestino despojándolo de sus tierras.  Hoy continúa esa guerra, ya transformada en genocidio. ¡Señor! ¡Señor! Cuanta sangre y sadismo nos ha traído la ideología contra natura de la democracia. En el Holocausto de Cristo Jesús Nuestro Señor, se hizo presente el endemoniado sistema cuando el pueblo judío, en asamblea democrática, exigió la crucifixión del Hijo de Dios 

       Con ese ejemplo aterrador, la Iglesia Católica Una y Santa, condenó a través, de sus más Santos Pontífices, el sistema que nos dice dogmáticamente que el número mayor siempre tiene razón. Aunque esto no sea así.

Luis Alfredo Andregnette Capurro

Desde la Muy Fiel y Reconquistadora Ciudad de
San Felipe y Santiago de Montevideo


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lunes, 25 de mayo de 2020

La angustia según el Psi ”K” nálisis - Antonio Caponnetto



        Incluyéndose, con tanta desaprensión como liviandad, en un terreno transitado, entre otros, por Sartre, Sören Kierkegaard o Víctor Frankl, Alberto el de la voz de cuesco, sentenció la noche del 23 de mayo, que no puede haber angustia durante la cuarentena ni a causa de ella, porque “angustiante es enfermarse, no salvarse”. Y metido ya en las páginas del DSM 4, apuntó este diagnóstico: “angustiante es que no te cuiden, o que el Estado diga <acá no pasa nada>; ¡dejen de sembrar angustia!”.

        Fernández y su progenie no quieren entender que si la cuarentena angustia a la sociedad es, precisamente, porque hace largo rato que dejó de ser considerada como una medida sanitaria preventiva, para advertirse que se trata de un plan político de brutal sojuzgamiento. Porque quienes desde el primero de sus fatídicos días clausurantes y confinatorios sospechábamos que se traían algo bajo el poncho, ahora vemos con triste nitidez que se traían el modo más siniestro de llevarnos puesto; y de ir por ese <todo> que incluye  el ejercicio básico de las libertades concretas y legítimas.

        Por eso prevalece la angustia; porque angustiante es enfermarse, claro; y esta peculiar y sospechosa cuarentena ha tomado la forma de la patología, de la morbidez y del trastorno. Ya despunta su signo trágico de indisimulado despotismo, en consonancia con déspotas mayores ocultos tras bambalinas. Se comprende entonces que el presidente en ejercicio, Pedro Cahn –testaferro científico de aborteros y sodomitas-  haya dicho para Perfil, el pasado 5 de abril, y sin que nadie le pidiera rendición alguna de cuentas, que “la cuarentena no se va a levantar nunca”.  Es el mundo totalitario de la epidemiología, diríamos parafrasenado a Pieper. La barbarie de la especialización, que denunciara Ortega; la amenaza, la intimidación y el castigo eterno con que nos quieren amedrentar estos peculiares demiurgos del panteón higiénico universal.

        No; quede dicho tajantemente: esta cuarentena no es un criterio médico, es una táctica de aplastamiento comunitario movida por las peores intenciones. De a poco la autocracia de los infectólogos ha ido convirtiendo a Fernández en una especie de simulacro tétrico de aquel delirante pastor del “Templo del Pueblo”, que en jornada siniestra del 18 de noviembre de 1978, instó a sus seguidores a un suicidio colectivo. Fenómeno éste que, en cierta medida ya está sucediendo, aunque parezca una hipérbole decirlo ahora. Por lo pronto son muchos los que han aceptado resignadamente su condición de catalépticos enterrados vivos.

        Todo sea por la salvación de “El Pueblo” ideológicamente invocado; mientras la población real padece los síntomas de un virus más contagioso y letal que el Covid 19: el de la patraña  que siembra el pánico para imponer una neo normalidad que es el monumento más infame jamás concebido en pro de todas las formas de la contranatura. Neonormalidad que, según su vocero plebeyo, el módico golem Kiciloff, es tan ineluctable como la ley de gravedad. Neonormalidad que, entre otras lindezas, ya se robó varias festividades religiosas y patrias, pero nos instaló a cambio el día del vicio solitario, conocido ahora como <sexting>, según la guerra semántica.

        Mentirás tu pandemia, escribimos apenas comenzada la farsa. Mentirás tu cuarentena, agregamos ahora. Esto es, la harás pasar como el requisito exclusivo y excluyente para salvarse. Cuando la salvación está en desenmascarar la maniobra alienante que ella esconde, la capitalización de la profilaxis como estrategia de dominio y de opresión espiritual, moral y psíquica. La angustia es enfermarse, no salvarse, descubre Fernández. Lo que no sabe descubrir es que un pueblo de catalépticos enterrados vivos, no ha sido salvado por quienes lo metieron en el cajón. Ha sido sometido a una insensatez homicida. Les han inoculado artificialmente el síndrome de la jaula. Nos acostamos en la Argentina, en marzo del 2020, y amanecimos en Stalingrado, en 1942. De tan ucrónica pesadilla sólo se puede regresar a fuerza de vigilia y de intrepidez.

        Angustiante es que no te cuiden, vocifera el <Alberte de todes>. Pero aquí y ahora, lo que nos está sucediendo, es lo previsto en la fábula de Samaniego: la que “cuida” el corral es la zorra astuta, reptante y asesina:

“Una Zorra, cazando,
de corral en corral iba saltando[...]
Las aves se alborotan, menos una,
que estaba en cesta como niño en cuna,
enferma gravemente.
Mirándola la Zorra astutamente,
le pregunta: <¿Qué es eso, pobrecita?
¿Cuál es tu enfermedad? ¿Tienes pepita?
Habla; ¿cómo la pasas, desdichada?>
La enferma le responde apresurada:
<Muy mal me va, señora, en este instante;
Muy bien si usted se quita de delante>”

        Angustiante es que “el Estado diga <acá no pasa nada>”, concluye nuestro Sigmund nativo. Pero ocurre que ni ese Estado es  la persona de bien con la que soñaba Oliveira Salazar; ni dice tampoco “aquí no pasa nada”, sino que impone coactivamente lo que “se” quiere que consideremos que pase. En una nueva vuelta de rosca del absolutismo de ese “se” impersonal y anónimo que mencionara Heidegger. Una variante más de la esclavitud que  buscan instalar.

        Alberto el de la voz de cuesco –quédele el mote al modo modestamente homérico- no sólo se cree diestro en las artes psicoterapéuticas sobre la angustia, sino que, en su irrefrenable <ir por todo>, practica también el Cesaropapismo. Lo hace, por supuesto, con la anuencia de los pastores en comunión con Bergoglio, cabeza visible de la iglesia de la publicidad. No puede extrañar entonces que el pequeño Poli, acabe de ratificar su apoyo incondicional al Gobierno en el “Tedeum virtual” por el 25 de Mayo.

        Según Poli –que no sabemos aún si es un prefijo o un clérigo- los fernandinos están evitando un “genocidio virósico”. Ahora que ellos sean socios y cómplices activos de esta banda de frenéticos protagonistas del deicidio, eso, claro, no tiene importancia alguna. El único holocausto real, el de Nuestro Señor en la Cruz, no le merece al prete felón una sola palabra. El mito del genocidio virósico ya acaba de ser bendecido. ¿También nos obligarán a decir por ley compulsiva, que el número de víctimas del Covid 19 es de 30 mil personas?

        ¡Vaya si la angustia existe, y si hay motivos para mentarla y padecerla en los días que corren!

        No será su antídoto negarla, ni abordarla estúpidamente como hace el presidente. Si no pedirle a Nuestra Señora de las Angustias –preciosa advocación ibérica que supo llegar a estas playas- que interceda por nosotros. Dicen que es de pluma lorquiana esta su copla celebrante:

«Molde de la estrecha vía
dos hileras luminosas;
prisionera de las rosas
viene la Virgen María.
De plata y de pedrería
lleva las andas repletas
y a su paso, las saetas,
para su lujo y derroche,
se van clavando en la noche,
constelada de cornetas».


        Nuestra Señora de las Angustias, llégate hasta el umbral de esta patria desgarrada. Llégate a darnos ánimo, denuedo, resolución y valentía. Si te vienes, Señora, no te faltarán saetas, ni rosas ni pedrerías. La nación que aún formamos quienes te aman, se arrodillará ante tu paso, y quedaremos definitivamente sanos y salvos. Verdaderamente libres por haber conocido la Verdad.


Antonio Caponnetto



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Big Brother nos quiere en casa - Alejandro Sosa Laprida

Miles Christi - 23/05/2020





Quédate en casa[1], que nosotros te dejamos sin trabajo y llevamos tu empresa a la quiebra, esa que tantos años te costó crear.
Quédate en casa, que nosotros decidimos por ti a qué hora puedes salir y en qué condiciones.
Quédate en casa, aunque no tengas dinero para comprar comida.
Quédate en casa, aunque a tu madre le queden pocos años de vida y te necesite.
Quédate en casa, y no veas a tus nietos, por las dudas que te puedan contagiar.
Quédate en casa, pero continúa pagando los impuestos, aunque no generes ingresos.
Quédate en casa, mientras nosotros ponemos a los presos en libertad.
Quédate en casa, mientras destruimos la economía.
Quédate en casa, porque si sales corres el riesgo de morir de una gripe con 0,0006 por ciento de mortalidad.
Quédate en casa, así podemos ejecutar nuestro plan sin escuchar protestas.
Quédate en casa, así te podemos controlar mejor con nuestros dispositivos aéreos y digitales.
Quédate en casa, así podemos continuar con nuestra agenda mundial sin interferencias.
Quédate en casa, que nosotros te brindamos entretenimiento virtual para que no te hagas preguntas sobre la “nueva normalidad”.
Quédate en casa, que nosotros estamos trabajando duro para asegurarnos de que cada día estés más alejado de tus vínculos.
Quédate en casa, y ojo con lo que haces, porque tus vecinos también actúan como policías.
Quédate en casa, no te expongas a la luz solar ni a los gérmenes, así terminamos de debilitar tu sistema inmunitario.
Quédate en casa, hablando por teléfono, posteando en Facebook y navegando en internet, mientras nosotros escuchamos tus llamadas, analizamos tus opiniones y tomamos nota de tu comportamiento en línea.
Quédate en casa, sin acceso a médicos, odontólogos u hospitales, ya que hemos decretado que si no tienes coronavirus, no mereces recibir atención sanitaria. Y si te mueres, como tal vez seas portador asintomático, te utilizaremos para inflar un poquito nuestras estadísticas.
Quédate en casa, pero cuando salgas, tienes que llevar el “bozal” que te amordaza y que te impide respirar y hablar normalmente, pensado para generar separación, aislamiento y desconfianza, no inmunidad.
Quédate en casa, aléjate de todo lo que te hace humano, así te vuelves más frágil física, emocional y psíquicamente, y de ese modo será más fácil manipularte.
Quédate en casa, así vamos estudiando tu comportamiento cuando esto se vuelva la regla en la “nueva normalidad” que hemos decidido imponerte.
Quédate en casa y sé obediente. Cuando Stalin, Mao o Castro daban órdenes, la gente las cumplía sin chistar. Porque si no, era una bala en la nuca o el gulag. A nosotros, en cambio, nos basta con tu comportamiento pasivo y gregario, con tu falta de espíritu crítico y con el miedo que te inoculan a diario nuestros medios de desinformación masiva. Porque el miedo es el verdadero virus, por si todavía no te has dado cuenta.
Quédate en casa. Aprovecha para idiotizarte mirando la tele. No luches por ejercer tus derechos, ni por que se respeten tus libertades personales. Te queremos dócil y mentalmente formateado. Lo que necesitamos son ciudadanos autómatas, no autónomos, para que no se atrevan a cuestionar nuestras medidas coercitivas.
Quédate en casa, sin sueldo, sin vacaciones, sin viajes, sin futuro, sin escuela, pero con Netflix.
Quédate en casa, mientras seguimos implementando un régimen totalitario gracias a tu pasividad, a tu indiferencia y a tu ignorancia.
Quédate en casa. Repite este mensaje mil veces y pide a los tuyos que también lo repitan. Porque de tanto decirlo, te lo vas a terminar creyendo. No por dos meses o un año, sino por el resto de tu existencia.

Bienvenido a la “nueva normalidad” que Big Brother está diseñando para ti y tu familia por el resto de tu vida. Y desde ya, te agradecemos infinitamente tu colaboración, sin la cual esto no sería posible.



Me parece que ha llegado la hora de abrir los ojos y de comprender que desde hace más de dos meses somos objeto de una gigantesca manipulación mental y emocional, somos víctimas de una descomunal operación de ingeniería social, sin precedentes en la historia de la humanidad por su amplitud geográfica, efectuada con vistas a la instauración, a corto o a mediano plazo, de un gobierno totalitario a escala planetaria, y esta falsa pandemia[2] es el pretexto ideal para alcanzar dicho objetivo

Para mayor información:


[1] Texto cuyo autor desconozco y que me he decidido a publicar, tras haber efectuado algunas correcciones y modificaciones.
[2] No digo que el virus sea ficticio -de origen natural o no, lo ignoro-, o que no se haya cobrado víctimas, o que no haya que tomar recaudos sanitarios básicos, sino que no estamos ante cifras de pandemia, y además, esas cifras están distorsionadas, para apuntalar el discurso oficial. Se puede consultar al respecto el siguiente informe:    http://www.ncsanjuanbautista.com.ar/2020/05/libro-gratuito-la-construccion-del.html          




Nacionalismo Católico San Juan Bautista



sábado, 23 de mayo de 2020

A 75 años de la gran “derrota mundial” – Luis A. Andregnette Capurro



Nota de NCSJB: Nos honra publicar el presente escrito del camarada oriental Andregnette Capurro, incansable luchador por la verdad histórica, en el cual nos enseña con su acostumbrada sapiencia y didácticas formas, los sucesos que terminaron por imponer el régimen que trajo el caos hoy reinante en nombre de la diosa democracia.
Con una extensión mayor a la que solemos publicar en forma de artículo, consideramos importante tomarse un tiempo y disfrutar del presente escrito, que sirve para esclarecer y desvelar las tergiversaciones que construyeron esta “historia oficial”, que terminó convirtiendo en héroes a villanos.



A 75 AÑOS DEL FINAL DE LA GUERRA QUE DEJO A MEDIO MUNDO EN MANOS DE LA TIRANIA ROJA Y CON CIUDADES ANIQUILADAS CON BOMBAS ATÓMICAS

La propaganda y la penetración subliminal de las emociones ha desempeñado un importante papel de la política interior y exterior en todas las partes del mundo. Pero durante la Segunda Conflagración y en los años de la post-guerra alcanzó en una escala que hoy ha llegado a la robotización de los seres humanos que son manejados al estilo que proféticamente describió George Orwell en su trabajo que tituló “1984”.

Corría 1948 y, ya la Guerra Fría había comenzado. Ella fue proclamada por un hombre de Yalta. Nos estamos refiriendo Winston Churchill que en marzo de 1947 señaló, ante el mundo, a su antiguo aliado el bestial Stalin como enemigo del mundo. Como aprecia el camarada lector, corrían los meses en que los vencedores de la guerra mundial habían dado fin a la “orgía de Yalta” (febrero de 1945) durante la cual se habían repartido el mundo entre el feroz Stalin con el Capitalismo del Estado Bolchevique y sus amigos y socios los “señores” Winston Churchill y Franklin Delano Roosevelt. Estos sí, representantes conspicuos de las criminales plutocracias del Occidente.

Pocas semanas después de aquellas “fiestas”, a orillas del Mar Negro, es decir en mayo, daba principio al final a la Segunda Guerra mundial (el imperio japonés en tanto continuaba la lucha) con la doble rendición de Alemania obligada a humillarse ante los jefes militares plutócraticos y al día siguiente ante a las hordas Comandadas por el “mariscal” Stalin en ese momento deificado por TODOS los medios de comunicación del Mundo, como defensor de los valores de la civilización Greco Romana. Escarnio mayor no habían conocido los siglos. De todas maneras, faltaba el colofón de ese año terrible de 1945. El “maravilloso” final se dio en agosto, cuando las ciudades japonesas de Hiroshima y Nagasaki desaparecieron en segundos pulverizadas por sendas bombas atómicas lanzadas sin aviso por los “defensores” de la paz, la democracia y los derechos humanos.

Los “personajes elevados en esos días de sangre a “mesías” de la era paradisíaca que amanecía, fueron para la VERDAD histórica los CRIMINALES DE GUERRA: Josif Stalin, Winston Churchill y Salomón Truman, entonces presidente de los EEUU, en sustitución de Delano Roosevelt que había sido llamado, el 12 de abril de ese mismo año, para presentarse a ocupar un sitial de relevancia en los Infiernos que Dios Nuestro Señor en su infinita justicia, tiene preparados para los monstruosos criminales. Caben, para el Presidente yanqui, el de la sonrisa hipócrita, mostrando con orgullo sus dientes de animal prehistórico, así como también, para cada uno de sus cómplices, que ya no descansan en paz, las palabras que Cristo Jesús dedicó al traidor deicida Judas Iscariote: “Mas le valiera no haber nacido”.

Todo esto se ha callado en la propaganda subliminal de estas semanas, que, encontramos en la prensa escrita, y nos estamos refiriendo concretamente a “El País” de Montevideo con fecha 17 de mayo del corriente año. En su página editorial tropezamos desagradablemente con la presencia de un largo artículo titulado “75 años” cuyo autor Julio Ma. Sanguinetti no teme a las medias verdades a designio para renovar la condena al Reich de 1945 en la misma forma que se había condenado con un Diktat sádico a la Alemania del Kaiser en 1919 durante las locas jornadas de Versalles.

La derrota germana de 1945, por sus consecuencias de horror que persisten hasta nuestros días “no es una memoria congelada” Por todo ello, y con justicia se ha dado en llamar, siguiendo al historiador mejicano Salvador Borrego, la “DERROTA MUNDIAL”. En el artículo del diario al que hicimos referencia líneas arriba, y en un recuadro, con gruesas letras en negrita leemos: “Hace 75 años terminó la Segunda Guerra mundial, una dramática lección sobre la intolerancia y el dogmatismo”. El golpe artero que se aplica a la Verdad histórica, se frena y fracasa en principio, leyendo el título de este trabajo.  Los que creemos fervorosamente que el primer deber de la historia debe ser la VERDAD, no nos rendiremos jamás a las falsedades dogmáticas que mutan en “políticamente correctas”, para lavar la mente de los libres que arden y andan en las calles.

A esta altura de nuestro alegato, consideramos necesario trasladar al juicio de nuestro lector consideraciones y condenas referentes a la Conferencia de Versalles. Ésta fue la auténtica Caja de Pandora de la que salieron todos los males del mundo nacidos del odio de los albañiles esotéricos munidos de compases y escuadras.

Tal vez el tripunte de mayor importancia de aquellos días versallescos se conoció como Wodrow Wilson presidente de los EEUU, quien había conseguido hacer entrar a su patria en la contienda europea. El anzuelo había sido, como en el caso del acorazado “Maine” que explotara en la rada de la Habana (1898), y, como se probó años después, mediante la manipulación de manos norteamericanas. De esa manera consiguieron desatar la guerra con España a la que expulsaron del Caribe, logrando los yanquis, finalmente, apoderarse no solo de Cuba sino incorporar a los territorios hispanos del Océano Pacífico.

El largo párrafo anterior, viene a cuenta   porque la guerra de la cual participaron mediante la perfidia los EEUU de 1917 lo fue, también, una criminal maniobra marítima.

De todas maneras, debemos decir algo sobre ella, por lo que aquí van las siguientes aclaraciones históricas. La situación se dio con el hundimiento del transatlántico “Lusitania” el que con muchos pasajeros pero con sus bodegas abarrotadas de armas las que, bajo la bandera “neutral” de las barras y estrellas, viajaban hacia Gran Bretaña que se encontraba en plena guerra con los imperios de Austria, Hungría y Alemania. Un submarino germano, alertado, hundió ese transporte de lujo que violaba toda norma de guerra. Penoso hundimiento, pero el gobierno de Washington sabía a lo que exponía a sus pasajeros inocentes. La maquiavélica entrada en el conflicto europeo fue aderezada por la prensa “libre del poder del dinero”. Lo señalado entre comillas va de barato ya que, nunca hubiera podido desarrollar de otra manera conociendo la moral Tartufesca de los “rubios del norte”.

En el Palacio de Versalles, ese edificio hermosísimo, obra del Rey Sol como se conociera al Gran Luis XIV, fue invadido por el Poder Invisible e Increíble y en sus salones de ensueño se dibujaron mapas que, para quien conociera la historia de Europa, eran poderosas bombas de tiempo. Alemania fue humillada hasta lo indecible. Veamos el tema sucintamente.

No podía tener sino un pequeño ejército, la marina, de acuerdo a su tradición, le estaba casi vedada. Todo lo debió firmar tal como se le presentaba, mecanografiado con puntos y comas. Fue lo que se llamó el “Diktat”. Un mamotreto que establecía la pérdida de enormes territorios, en los cuales se dejaban a la buena de Dios, a millones de germanos detrás fronteras extrañas. Con un largo corredor de más de cincuenta kilómetros de ancho dividieron al Reich (por decisión unilateral de los “dioses”) en dos partes. Por un lado, la gran Alemania y por el otro el glorioso solar de los Junkers y los filósofos. Sí, esa era la tradicional austera Prusia con la ciudad de Konisberg, levantada por los guerreros, como capital. El Corredor seria por siempre territorio polaco a cuyo Estado se le entregaba de hecho la ciudad de Dantzig por siglos y siglos alemana y por lo tanto poblada en un ciento por ciento por tudescos. Miles de ellos, eran descendientes de los Caballeros Teutónicos que habían luchado por la Cristiandad hasta más allá de Memel en territorios que, luego fueron las fronteras cristianas de Estonia, Letonia y Lituania.

La cruz negra con sus cuatro brazos iguales sobre fondo blanco que mostraban con orgullo santo las alas de los aviones germanos y los carros de guerra, así como los seculares estandartes que llevaban ese mismo signo que, vale decirlo, no era otro que el que caracterizaba a la gloriosa Orden Monástico Militar medieval que citamos más arriba y que, había tenido nada menos que a Dantzig como ciudad centro.

En otro aspecto, y ahora volviendo otra vez a Versalles, (siempre Versalles) éste masónico sínodo desconoció democráticamente un plebiscito, por el que Austria había decidido incorporarse a la Alemania para formar un solo Reich. Esa decisión fue solo la postergación de lo que en Alemania se conoció como el “Anschluss” que recién se concretaría en marzo de 1938, bajo la conducción de otro austriaco llamado Adolf Hitler, entonces Fuhrer de Alemania.

Por otro lado, en una de las reuniones versallescas se pergeñó, apuntando el corazón del Alemania, a un “Estado” absolutamente grotesco al que se denominó Checoeslovaquia y que como una lanza se clavaba en vital zona germana. Era el gendarme inventado para controlar al Reich y contra toda lógica se instaló un gobierno bajo la dominación de los checos encarnados en Benes, el “presidente” que, desde la ciudad de Praga ordenaba los principales puestos de gobierno dejando de lado numerosas etnias. El “absurdo y democrático Estado” se componía de cientos de miles de alemanes (llamados “Sudeten”) así, como de un millón de magyares, eslovenos y polacos. Todos componía el armazón de una bomba de tiempo que inevitablemente debía estallar, tal como sucedió en setiembre de 1938.

El asunto de los “sudeten” que deseaban volver a ser alemanes inició el proceso. La situación se tensó y puso en peligro la paz de Europa. Ella fue salvada por Mussolini quien propuso una conferencia en Munich, presentando una fórmula que hacía justicia a los justos reclamos. Los “sudeten” consiguieron su auto determinación y se reincorporaron al Reich Nacionalsocialista, Eslovenia fue independiente con el católico Monseñor Tisso a su frente, en tanto Hungría recuperaba 400.000 kilómetros cuadrados con un millón de magyares. En la misma situación, Polonia, recuperaba posiciones que había exigido.

En los meses siguientes el aborto Versallesco wilsonista se disolvió como un terrón de azúcar en una taza de café. Ahora a vuelo de pájaro digamos algo de los Balcanes. En Versalles siempre con Wilson de padrino, se parió otro monstruo llamado Yugoeslavia que bajo el duro puño de los serbios agrupaba a croatas, montenegrinos, griegos, dálmatas y muchas razas más. Esta anomalía contra natura llegó a sufrir la tiranía del bolchevique “mariscal” Tito, terrorista partisano, ayudado por los demócratas occidentales en la post guerra del 45.

Con el terror de José Brozip (Tito) se mantuvo el engendro. Pero el mal llegó a su fin poco después de la muerte del misterioso Tirano con la cruel inevitable y guerra balcánica de 1996-99, que dio al traste con aquel amasijo inventado por las cabezas adormecidas con el excelente champagne bebido por los diplomáticos visitantes nocturnos del Moulin Rouge parisino.

Pero no todo era locura y fiestas. Había pese a todo cabezas pensantes que no podían aceptar como vedados por mandato del Gran Arquitecto de la teogonía masónica, lo pactado en Versalles. Atendamos como primer ejemplo una parte del informe rubricado por el político inglés Loyd George quien señalaba con fecha 25 de marzo de 1919 lo que transcribimos a continuación: “La injusticia y la arrogancia empleadas a la hora del triunfo no serán perdonadas ni olvidadas nunca más…

Para mí, la razón más fuerte de una guerra futura, sería que el pueblo alemán, quien, sin duda, se ha demostrado como una de las razas más vigorosas y potentes del planeta, se viera circundado de numerosos pequeños Estados formados, los más de ellos, por pueblos que nunca habían creado un Gobierno estable, y cada uno de los cuales abrace abundantes masas alemanas que reclamen, en cambio, su reunión con la patria”.

Estas consideraciones, que pueden calificarse de verdaderas profecías fueron olvidadas. De la misma forma, se desdeñaron las posiciones de Sus Santidades los Pontífices de la Santa Iglesia Católica quienes estigmatizaron el instrumento surgido en la Francia jacobina, con el asentimiento del Kahal internacional. Benedicto XV, condenó el Tratado de Versalles por la “falta de un elevado sentido de justicia, la ausencia de dignidad, moralidad y nobleza cristiana”. Pio XI, en su Encíclica “Urbi arcam” del 26 de diciembre de 1922 deploraba “una paz artificial, llevada al papel, que en lugar de despertar nobles sentimientos incrementa y legitima el espíritu de la venganza y el rencor”. Mussolini en 1921, siendo centro de un formidable movimiento de pueblo, que clamaba indignado por la forma despectiva con que se había tratado a Italia en Paris, afirmaba que, el dilema era: “una nueva guerra o revisión de los Tratados de 1919”.

Cuando el 16 de noviembre de 1922, el rey Víctor Manuel III llamó a Mussolini para formar gobierno, el entonces designado Premier y ya Dux, quien encabezara la pueblada gloriosa conocida como “Marcha sobre Roma”, señalaba en su discurso asunción: “Desde este momento, la tesis italiana en lo exterior sostendrá que Europa deberá elegir entre una paz viva y una paz muerta. La paz de 1919, ha dividido el mundo en poderosos e inermes, en ricos y pobres. Tan solo un equilibrio soportable hace tolerable una convivencia entre los pueblos; es decir hace posible la paz, una paz fundada en la injusticia es ya una paz muerta. Si la injusticia radica en los tratados hay que revisarlos a todos y esto debemos decirlo, cuando todavía no están secas las firmas de Versalles”…

En la misma línea insistió cuando firmó los Pactos de Locarno y Stressa, Refiriéndose a la Liga de las Naciones. Oigámosle en 1932: “La revisión de los Tratados de Paz debe ser impulsada dentro de la Liga, como se admite y reconoce por la Convención misma en el Artículo 19. Aquellos que rechazan la idea de la revisión fuera del espíritu de la Liga de las Naciones no dicen que ésta no puede quedar limitada al papel de simple guardián de los tratados de 1919, sino que debe elevarse a la estatura de veladora de la justicia entre los pueblos”.

Sin embargo, el tradicional empecinamiento de la República de Francia y la estupidez verdaderamente insular de los ingleses llegaron incluso –expresa el autor del notable “Contramemorial” Dr. Bruno Spampanato –a “concebir una Sociedad de Naciones para montar la guardia ante su paz”…

El 30 de Enero de 1933 se produjo un acontecimiento que llenó las primeras páginas de los diarios del mundo. El Presidente del Reich Mariscal Ludwig Hindenburg llamó al Führer del Partido NSDAP, Adolfo Hitler, para que asumiera como Canciller. Esto equivalía decir, Jefe del gobierno.

Alemania vivía en esos días con seis millones de desocupados y con una deuda gigantesca en oro. La inflación de 1923 había sido horrorosa y las asonadas bolcheviques se habían sucedido por años.  Para los seguidores de la política europea   fue esa jornada el final del intento de mantener al Reich en un estado de perpetua inferioridad y verdadera servidumbre   derivada de los Tratados de Paz del nefasto 1919.

Desde ese momento todo en el Reich cambió radicalmente. El Partido Nacional Socialista del Trabajo Alemán de absoluta raíz antimarxista, llegaba al gobierno con poderosísimo respaldo luego de años de lucha en las calles enfrentados con los comunistas de Thalmann, el camarada delegado de la Internacional, que había aceptado la tesis que declaraba: “Los obreros no tienen Patria” expuesta como obligatoria por Lenin y su Partido Bolchevique.

El Canciller Hitler en los dos años siguientes a su elevación al cargo que ocupaba reclamó a Europa que, todos los que habían firmado el Desarme en los acuerdos de 1919 cumplieran su obligación y mostraran al mundo que no tenían más arsenal que el que conservaba el Reich después del Diktat. El silencio con que fue recibida la proposición, llevó al Canciller Presidente (el anciano Mariscal Hindenburg había fallecido en 1935) a declarar que, ante el incumplimiento por parte de las potencias vencedoras, el gobierno de Berlín, se consideraba con derecho a igualar a todos los países que mantenían su armamento fuera de los acuerdos del Desarme.

Los acontecimientos sucedidos entre 1935 y 1938 a los hemos revistado. La Paz de Munich conseguida por Mussolini había llevado a la figura del Dux al más alto de la popularidad en el Occidente. Pero Munich era ya historia para recordar. Ahora se presentaba una nueva situación referente al Corredor Polaco y a Dantzig que, como vimos, tal vez era la afrenta peor que golpeaba al gobierno de Berlín.

 Fue entonces que el ministro de Relaciones Exteriores de Hitler el Barón Joaquin Von Ribentrop en una entrevista con el Embajador polaco Lipski “le hace notar la actualidad del problema de Dantzig y el Corredor polaco”. La cuestión quedó sin respuesta. No obstante, antes de terminar 1938, concretamente el 19 de noviembre, Ribentrop entregó al diplomático de Varsovia la tesis alemana que era evidentemente amistosa y de fácil solución. En los documentos se leía que el Reich reclamaba la devolución de Dantzig y la concesión a Alemania de una carretera y un ferrocarril extraterritoriales de acceso y asimismo de un puerto franco.

El 5 de enero de 1939, en una entrevista en Bertchstesgaden, Hitler insiste ante el Ministro de Relaciones Exteriores polaco, el coronel Beck, las conocidas propuestas  sin  recibir nada  más que un escueto: “lo pensaremos y consideraremos  todos sus aspectos”  En verdad que, el autor del “Contramemorial” ya citado por nosotros, está perfectamente ubicado cuando estampa: “Hubiera sido más sencillo para Alemania reivindicar la totalidad del territorio  alemán por la geografía y la historia y también por su carácter étnico y  del que sólo un Diktat había podido mutilarla”.

Comenzaron entonces a actuar las rotativas del mundo plutocrático. Alemania y su gobierno fueron la “Bete noir”. Polonia se sentía engrandecida al oír “el apoyo de Chamberlain garantizando que Gran Bretaña actuaría junto con Francia, si el Reich insistía con Dantzig y el Corredor con carretera y ferrocarril”. Esta situación nos recuerda lo que confiesa Mr. Churchill en el libro segundo de sus soporíferas “Memorias” que editó Peuser titulando a ese tomo: “Se cierne la tormenta”.

En uno de los capítulos, el memorista cuenta, lo sucedido cuando se entrevistó por primera vez con el Barón de Ribentrop, entonces Embajador alemán en Londres. Durante la conversación, y al señalarle Ribentrop que Alemania no tenía nada con el Occidente Europeo y si, con el Oriente (queriendo significar, decimos nosotros, que el enemigo era el bolcheviquismo) Churchill confiesa que, en alta voz le expresó: “Si eso sucediera, volveríamos a poner al mundo contra ustedes como sucedió en 1914”. Entonces, Winston recuerda que Herr Ribentrop enrojeció y conteniendo su enojo, dijo: “Eso no sucederá” repitiendo la frase dos veces consecutivas.

Para abreviar este ya largo informe histórico vamos directamente al mes de agosto de 1939 que fuera definitivo en una guerra largamente deseada por las llamadas democracias, incluida la perfecta y paradisíaca Unión Norteamericana del belicista Mr. Roosevelt. El 21 de agosto en Berlín, el Embajador Inglés Henderson, desarrolló un largo coloquio con el Führer. Henderson, trató de hacer responsable a Berlín de la situación que había llevado a Gran Bretaña a firmar un pacto de asistencia mutua con Varsovia “Hitler le señaló entonces que en Polonia debían haber pensado antes de firmar porque Alemania no se arrogaba la responsabilidad de las garantías concedidas por Londres”.

Mussolini el 23 de agosto presentó un plan de paz que posibilitaba la devolución de Dantzig al Reich y una conferencia internacional. Si Londres y Paris querían salvar la Paz hubieron debido aceptar lo propuesto. El mundo aguardó la aceptación de la propuesta italiana. Pero Londres y Paris estaban decididos a todo. Mientras tanto, el Foreign Office, se mostró apurado en realizar un cerco contra el Reich. Von Ribentrop viajó a Moscú y firmó un pacto de no agresión con Stalin.

Era algo que todos sabían que duraría muy poco por razones obvias, pero, en las circunstancias que se vivían, el Reich guardaba sus espaldas. El día 27, Hitler informó que esperaría hasta el 31 de agosto la llegada de un Plenipotenciario polaco a fin de zanjar la situación respecto a la propuesta germana. Las horas corrieron y Polonia enceguecida por una ayuda que no llegaría ni de Londres ni de Paris ni de los EEUU, el 31 de agosto anunció la movilización general de sus FFAA. La guerra había estallado.

El 1 de setiembre a las 4:45, muy cerca del rosicler, se cruzó el fuego polaco con el germánico.  Nadie acudió ayudar a la Polonia carne de cañón de las camarillas belicistas de Londres y Paris. Lo mismo sucedió con Finlandia agredida por la Rusia bolchevique el 30 de noviembre de ese mismo año 1939. Es más que sospechoso que, las plutocráticas democracias, durmieran (para decirlo en sentido tripunte) ante este vil ataque.  Tal vez el objetivo era que el rayo de la guerra cayera sólo destruyendo al Tercer Reich y no al “progresista” Stalin personaje simpático a Roosevelt y a los “estadistas” de Londres y Paris.


Luis Alfredo Andregnette Capurro


Desde el Real de la Muy Fiel y Reconquistadora Ciudad de San Felipe y Santiago de Montevideo.



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