San Juan Bautista

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lunes, 13 de noviembre de 2023

Tutorial para las próximas elecciones - Antonio Caponnetto

 


Primera Parte

Como está visto que nuestros compatriotas quieren cumplir o sí o sí con el sacro deber cívico de tirarse unos tiritos a la ruleta electoralera; y como está más y peor visto que del rebaño sufraguero no escapan los más próximos, allegados, cercanos o semejantes. Como está tristemente visto, al fin, que aún entre estos amigos de la vida quedan indecisos, dubitativos, vacilantes o irresolutos, les alcanzamos sin fines de lucro este esquemático tutorial. Paso a paso, usted irá viendo con seguridad y calma, que su decisión toma un rumbo certero y definido. Siga este tutorial y deponga tranquilo su sufragio.

1) Pregúntese cuál de los dos candidatos está dispuesto a declarar que su elección carece de legitimidad de origen, por basarse en todos los principios, normas y requisitos impuestos por un sistema intrínsecamente perverso.

2) Pregúntese cuál de los dos candidatos está dispuesto a legitimar su ejercicio mediante la supresión violenta de la democracia y la implantación de un gobierno lícito que asegure la conquista efectiva del bien común completo.

3) Pregúntese cuál de los dos candidatos está dispuesto a llamar genocida al Estado de Israel, a toda la alianza judeomasónica dominante, y a romper relaciones con nuestros agresores históricos, a diestra y a siniestra. Sin que tiemble el pulso ni haya indulgencia para los réprobos.Mientras estén robadas las Malvinas, nuestras vinculaciones con el Reino Unido no pueden ser sino de hostilidad.

4) Pregúntese cuál de los dos candidatos está dispuesto a implantar la pena de muerte –por fusilamiento en la Plaza Mayor- a toda la recua de traidores a Dios, a la Patria, al Orden Natural y al Orden Sobrenatural. Sinn excluir de la lista a prelados, nuncios, clérigos, presbíteros, obispos o alcahuetes de la Roma apostática.

5) Pregúntese cuál de los dos candidatos está dispuesto a hacer propias las palabras del insigne Don Juan Manuel de Rosas, en su proclama de 1835: “Resolvámonos a combatir a estos malvados que han puesto en confusión nuestra tierra. Persigamos a muerte al impío, al ladrón, al homicida y, sobre todo, al pérfido y al ladrón que tengan la osadía de burlarse de nuestra buena fe. Que de esa raza de monstruos no quede uno entre nosotros y que su persecución sea tan tenaz y vigorosa que sirva de terror y espanto a los que puedan venir en adelante”.

6) Pregúntese cuál de los dos candidatos está dispuesto a hacer propias las consignas del Gral. San Martín, escritas en el Código de Honor del Reglamente de Granaderos a Caballos: “Todo el que blasfemare del Santo nombre de Dios, o de su adorable Madre, e insultare la Religión, por primera vez sufrirá cuatro horas de mordaza atado a un palo en público por el término de ocho días, y por segunda vez, será atravesada su lengua con un hierro ardiente y arrojado del cuerpo. Sea honrado el que no quiera sufrir estas penas. La patria no es abrigadora de crímenes”.

7) Pregúntese cuál de los dos candidatos está dispuesto a asumir este dictamen certero de Pío XI, en la Quadragesimo Anno (& 109), según el cual “la libre concurrencia se ha destruido a sí misma; la dictadura económica se ha adueñado del mercado libre; por consiguiente, al deseo de lucro ha sucedido la desenfrenada ambición de poderío; la economía toda se ha hecho horrendamente dura, cruel, atroz”, desembocando en el “no menos funesto y execrable imperialismo internacional del dinero, para el cual, donde el bien, allí la patria”. Y a combatir entonces todas las pinzas nefastas de ese funesto Imperialismo.

8) Pregúntese cuál de los dos candidatos está dispuesto a dinamitar el Congreso, a pasar la motosierra por todos los comités, las guaridas partidocráticas, las unidades básicas, los lupanares derechohumanistas, los templos de la usura y las logias masónicas. A demoler sin piedad los antros donde conviven la ralea oficialista y la supuesta oposición.

9) Pregúntese cuál de los dos candidatos está dispuesto a reivindicar oficialmente las dos guerras justas que libraron las Fuerzas Armadas de la Nación en el siglo XX, y en consecuencia, a dejar en libertad a aquellos prisioneros de guerra que fueran capturados desde 1983 hasta la fecha, y a enviar a prisión a los principales responsables de la subversión y del terrorismo marxistas. Cómo se resarcirá, y no económicamente, a aquellos específicos prisioneros de guerra capturados por la maldita democracia, que han sido y son a la par guerreros de Malvinas.

10) Pregúntese cuál de los dos candidatos está dispuesto a proclamar públicamente la Realeza Social de Nuestro Señor Jesucristo. Y a obrar en consecuencia.

Si su respuesta es NINGUNO, pues entonces, lo invitamos a darse cuenta de una vez por todas, de que los falsos opuestos, en rigor, son la misma corrupción, similar náusea, idéntico relajo, análogo desquicio, simétrica basura.

Lo invitamos a darse cuenta de que no hay solución democrática; de que existe un quehacer político para el católico argentino. Ese quehacer es posible, concreto, dinámico, operativo, amasado de realidades, experiencias, instituciones naturales y personas de carne y hueso. La Iglesia supo trazarnos ese camino, cuando estuvo encabezada por pontífices sabios. La Historia nos ofrece esos ejemplos. Nuestros héroes encarnaron esa solución. Hay vida política sin democracia; y la democracia es la muerte de la vida política. Atrévase a convertirse en un contrarrevolucionario. A militar en la reacción. A reemplazar la demoníaca mística democrática por una mística cristiana y criolla.

 

Segunda Parte

En vano se seguirá apostando a este Régimen, ratificado por todas las variantes del sistema, hayan sido cualesquiera sus protagonistas eventuales. En vano se continuarán las prácticas de un modelo que, cada partido a su turno, demostró ser inviable para asegurar el bien común. La democracia no puede dar sino lo que ha· dado: desnudez, desarraigo, esclavitud y muerte. Mas no están cerradas las puertas de la esperanza, si se acude a Nuestro Señor Jesucristo, para que con su Divina Realeza arroje al demonio llamado <Multitud> ( que significativamente con ese nombre aparece en Ls. 8, 26-30) a una piara de cerdos, y éstos a su vez, como lo narra el Evangelio, se arrojen a un despeñadero para que el agua se los trague.

Dostoievsky supo imaginar a uno de sus Endemoniados, convirtiéndose al final de sus días, y haciéndose leer el pasaje de San Lucas sobre el poseso de Gerasa, para terminar como el gerasiano, libre y sano, sentado a los pies del Señor contemplando sus enseñanzas. En la ocasión dice el anciano contrito: "los demonios que salieron de ese hombre enfermo para entrar en los puercos, son todas las plagas, suciedades, miasmas y delitos que se han juntado en nuestra querida y amada patria, la que al final, se desembarazará de todas las impurezas y podredumbres que hoy la hacen sufrir, porque ellas mismas querrán entrar en los puercos. Y entonces la enferma patria se sentará a los pies de Jesús y todos la mirarán con asombro, como asombrados contemplaron los gerasenos al endemoniado aquel que curado escuchaba al Divino Maestro”

Una vez más surge con nitidez el significado de nuestra lucha: contra Multitud, por el Reinado de Jesucristo . Y una vez más la apuesta empecinada, a que de las cenizas surgirá el rescate. Porque las aquí mentadas, no son las pavesas de las urnas roñosas, sino las reliquias de ese renovado y eterno primer Miércoles de Cuaresma.

La “mística democrática”, enseñaba Martínez Villada, se sostiene en el fraude moral, según el cual, el demócrata se sabe bueno porque se siente bueno, creyendo en “la efusión purificadora de los fraudes electorales”. “La democracia es incorregible y recae y se despeña en extravíos; carece de luz porque ha renunciado a la inteligencia”.

La mística del católico, en cambio, parte y se dirige hacia la Luz. Teniendo lumbre al comienzo y al final del camino, es más fácil arremeter, abalanzarse y embestir. Nuestra esperanza cuenta con la ventaja de la inextinguible luminosidad teofánica. “No es bueno el blandito, sino el justo misericordioso”, diferenciaba Fray Petit de Murat con aquilatada sabiduría. “Los blanditos llegan a hacer horribles males, porque dejan que se caiga una casa encima y no quieren contrariar a nadie. Es la ignavia”. Cuidado entonces, mucho cuidado, con que la necesaria y legítima perspectiva parusíaca nos haga caer en la ignavia.

No necesitamos engañarnos ni engañar a nadie respecto de nuestros poderes, que no son tales temporalmente hablando. No necesitamos nutrirnos de ilusiones vanas respecto de conquistas terrenas, que tal vez no lleguen. Pero necesitamos ser inclaudicablemente fuertes y esperanzados. Y no es poca cosa, ni tarea para cobardes.

En su confortadora encíclica Spe Salvi, Su Santidad Benedicto XVI –que no elude el tema de la adversidad política, tan cercano a nuestra propia experiencia- memora un texto del Sermón 340 de San Agustín, que parece contener toda una respuesta al qué hacer, en las actuales circunstancias. Explica allí el de Hipona que una misión se ha impuesto: “corregir a los indisciplinados, confortar a los pusilánimes, sostener a los débiles, refutar a los adversarios, guardarse de los insidiosos, instruir a los ignorantes, estimular a los indolentes, aplacar a los soberbios, apaciguar a los pendencieros, ayudar a los pobres, liberar a los oprimidos, mostrar aprobación a los buenos”.

Todavía hay quienes se preguntan qué tenemos que hacer. Pues varias tareas pendientes y por delante surgen del texto precitado. Es cuestión de encararlas, una a una, sin quejas ni desmayos. Sabiendo que quien tal cometido se propone, ya está en posesión de una alegría elegida y alta. Una alegría que no puede empañar el rejunte de penurias diariamente padecidas. Porque ella –según cita preciosa, traída a colación por el mismo Benedicto XVI- es “una bienaventuranza que atraviesa felizmente las batallas con una rosa en la mano”.

Sólo y principalmente en esta dimensión sobrenatural, alcanzará su pleno significado nuestro amor a la patria, nuestro quehacer político, nuestra insistencia en proseguir, a pesar de los pesares. Sólo y principalmente en esta dimensión sobrenatural alcanzará su pleno significado aleccionador y confortador, aquel soneto de Manuel de Sandoval (citado lo encontré por Blas Piñar) que nos invita a no desfallecer :

“Lo que no logres hoy, quizá mañana

lo lograrás; no es tiempo todavía.

Nunca en el breve término de un día

madura el fruto, ni la espiga grana.

No son jamás en la labor humana

Vano el afán ni inútil la porfía;

el que con fe y valor lucha y porfía

los mayores obstáculos allana.

Trabaja y persevera, que en el mundo

nada existe rebelde ni infecundo

para el poder de Dios o de la idea.

Hasta la estéril y deforme roca

es manantial cuando Moisés la toca

y estatua cuando Fidias la golpea.


Antonio Caponnetto


8 comentarios:

  1. La democracia no está enferma, la democracia es la enfermedad.
    Esteban Nieves

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  2. ricardo norberto devrient14/11/23, 2:32 p.m.

    A los que se dicen católicos o se creen tal, sobre todo luego del CVII, se deberían preguntar y si están con Cristo o contra Cristo, seguramente responderán que están con Cristo, pero que respecto a temporal es del Cesar la política y el quehacer de lo temporal. No aceptan la realidad de que el Cesar, no es Dios, por lo que el mismo Cesar, y sobre todo El, fautor de las leyes naturales, debe darle a Dios que le corresponde, es decir todo.

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    1. Adonde quiere llegar con su planteo?, ningún católico dice que el Cesar es Dios, eso lo creían los paganos hace 2000 años.

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  3. Acaso San Martín no fue masón?

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  4. De acuerdo en todo conceptualmente hablando y también en términos prácticos. Pero la empiria tiene tiempos de sucesión, el concepto no, aunque la guie. Cualquier acción que se tome el día de las elecciones (CUALQUIER ACCION) tendrá repercusión en el resultado. No importa si vota a uno u otro, si impugna, o si se queda en casa, toda acción tendrá repercusión y esa acción es responsabilidad de cada quien. Esto es así, no hay refutabilidad lógica o coherente posible. Por tanto, por cualquier acción deberemos pedir perdón al Señor si no hay opción buena, porque aun no queriendo hacer, y aun no haciendo, sabremos que hacemos y que esa acción conduce a uno de los lados. La encrucijada esta puesta por el enemigo y no es posible escapar. Se debe actuar con valentía y honestidad, tomando una decisión, pidiendo perdón y poniendo el futuro en manos de la Divina Providencia.

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  5. Capponetto dice tantas verdades argumentadas con tal belleza estilística pero lamentablemente tiene entre sus lectores y seguidores a esos católicos tradicionales ligths que más allá de un "Viva Cristo Rey" vitoreado en sus conferencias jamás saldrán de la comodidad de sus burguesas y apacibles vidas para dar la batalla decisiva, porque aunque digan no ser de este mundo lo disfrutan tanto o más que un libertino.

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