San Juan Bautista

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martes, 8 de octubre de 2013

Homilía sobre la Virgen de Lourdes -Por el Cardenal Ivan Dias

Homilía pronunciada en Lourdes el 8/12/2007 en la apertura, como legado pontificio, del año jubilar, 150 aniversario de las apariciones de Ntra. Señora

  Nos encontramos reunidos a los pies de la Virgen María para inaugurar el año jubilar como preparación para el 150 aniversario de sus apariciones en este bendito lugar. Os traigo un saludo muy cordial de Su Santidad el Papa Benedicto XVI, quien me ha encargado os exprese su amor y solicitud paternal, os asegure sus oraciones y os dé su bendición apostólica. Como peregrinos reunidos en el amor de Cristo, queremos recordar con gratitud y afecto las apariciones que tuvieron lugar aquí en 1858. Buscamos conjuntamente oír los latidos del corazón materno de nuestra querida Mamá celestial, recordar sus palabras y escuchar el mensaje que nos propone aún hoy.

  Conocemos bien la historia de estas apariciones. La Santísima Virgen bajó del cielo como una madre muy preocupada por sus hijos e hijas que vivían en el pecado, lejos de su Hijo Jesús. Apareció en la Gruta de Massabielle que entonces era una ciénaga donde pacían los cerdos, y es precisamente en ese lugar donde quiso hacer construir un santuario para mostrar que la gracia y la misericordia de Dios han de prevalecer sobre la miserable ciénaga de los pecados humanos. En el lugar próximo a las apariciones, la Virgen hizo brotar una fuente de agua abundante y pura, que los peregrinos beben y llevan al mundo entero con mucha devoción, significando así el deseo de nuestra afectuosa Madre de hacer extender su amor y el saludo de su Hijo hasta los confines de la tierra. En fin, desde esta bendita Gruta la Virgen María ha lanzado una apremiante llamada a todos a rezar y hacer penitencia para obtener la conversión de los pobres pecadores.

  Se nos puede preguntar: ¿qué significado puede tener hoy para nosotros el mensaje de Nuestra Señora de Lourdes? Deseo situar estas apariciones en el contexto más amplio de la lucha permanente y feroz existente entre las fuerzas del bien y del mal desde el comienzo de la historia de la humanidad, en el jardín del Paraíso, y que continuará hasta el fin de los tiempos. Las apariciones de Lourdes se hallan, en efecto, entre las primeras de la larga cadena de apariciones de la Virgen que se inició 28 años antes, en 1830, en la Rue du Bac, en París, con el anuncio de la decisiva entrada de la Virgen María en el corazón de las hostilidades entre Ella y el demonio, como está descrito en la Biblia, en los libros del Génesis y del Apocalipsis. La Medalla, llamada milagrosa, que la Virgen hizo grabar en esa circunstancia la representaba con los brazos abiertos de donde salían rayos luminosos, que significaban las gracias que distribuía al mundo entero. Sus pies se posaban sobre el globo terrestre y aplastaban la cabeza de la serpiente, el diablo, indicando la victoria que la Virgen lograba sobre el Maligno y sobre las fuerzas del mal. En torno a la imagen se leía la invocación: “Oh María, concebida sin pecado, ruega por nosotros que recurrimos a ti”. Es de notar que esta gran verdad de la Concepción Inmaculada de María haya sido afirmada aquí 24 años antes que el Papa Pío IX la definiera como dogma de fe (1854): cuatro años más tarde aquí en Lourdes, nuestra Señora quiso ella misma revelar a Bernadette que era la Inmaculada Concepción.

  Después de las apariciones de Lourdes, la Santísima Virgen no ha dejado de manifestar su viva preocupación materna por la suerte de la humanidad en sus diversas apariciones en el mundo entero. En todas partes, ha pedido oración y penitencia por la conversión de los pecadores, pues Ella preveía la ruina espiritual de algunos países, los sufrimientos que el Padre Santo tendría que padecer, el debilitamiento general de la fe cristiana, las dificultades de la Iglesia, el ascenso del Anticristo y sus tentativas para reemplazar a Dios en la vida de los hombres: tentativas que, a pesar de sus fulgurantes éxitos, estarían sin embargo destinadas a fracasar.

  Aquí, en Lourdes, como por todas partes en el mundo, la Virgen María está tejiendo una inmensa red de hijos e hijas espirituales para lanzar una fuerte ofensiva contra las fuerzas del Maligno, para encerrarlo y preparar así la victoria final de su divino Hijo, Jesucristo.

  La Virgen María nos invita hoy una vez más a formar parte de su legión de combate contra las fuerzas del mal. Como señal de nuestra participación en su ofensiva, pide entre otras cosas la conversión del corazón, una gran devoción a la Sagrada Eucaristía, la recitación diaria del Rosario, la oración incesante y sin hipocresía, la aceptación de los sufrimientos por la salvación del mundo. Esto podría parecer que son pequeñas cosas, pero son poderosas en las manos de Dios, para quien nada es imposible. Como el joven David que, con una pequeña piedra y una honda, abatió al gigante Goliat que fue a su encuentro armado con una espada, una lanza y una jabalina (cfr. 1 Sam 17,4-51), también nosotros, con las pequeñas cuentas de nuestro rosario, podremos hacer frente a los asaltos de nuestro temible adversario y vencerlo.

  La lucha entre Dios y su enemigo causa siempre estrago, hoy todavía más que en el tiempo de Bernadette, hace ciento cincuenta años. Porque el mundo se encuentra terriblemente sumergido en la ciénaga de un secularismo que quiere crear un mundo sin Dios; de un relativismo que sofoca los valores permanentes e inmutables del Evangelio; y de una indiferencia religiosa que sigue imperturbable frente al bien superior de las cosas que conciernen a Dios y a la Iglesia. Esta batalla causa innumerables víctimas en nuestras familias y entre los jóvenes. Algunos meses antes de que llegara a ser el Papa Juan Pablo II (9 de noviembre de 1976), el cardenal Karol Wojtyla decía: “Nos encontramos hoy ante el más grande combate que la humanidad haya nunca visto. No creo que la comunidad cristiana lo haya comprendido totalmente. Estamos hoy ante la lucha final entre la Iglesia y la Anti-Iglesia, entre el Evangelio y el Anti-Evangelio”. Una cosa es, no obstante, cierta: la victoria final pertenece a Dios y ello se verificará gracias a María, la Mujer del Génesis y del Apocalipsis, que combatirá a la cabeza del ejército de sus hijos e hijas contra las fuerzas enemigas de Satanás y aplastará la cabeza de la serpiente.

  En la Gruta de Massabielle la Virgen María nos ha enseñado que la verdadera felicidad se encontrará únicamente en el cielo: “No te prometo hacerte feliz en este mundo, sino en el otro”, dijo a Bernadette. Y la vida de Bernadette lo ha ilustrado muy claramente: ella, que había tenido el privilegio de ver a la Santísima Virgen, fue profundamente marcada por la cruz de Jesús, fue consumida por la tuberculosis, y murió joven, a la edad de treinta y cinco años.

  En este Año jubilar, agradecemos al Señor por todas las gracias corporales y espirituales que ha querido otorgar a tantos centenares de millares de peregrinos en este lugar santo, y por la intercesión de Santa Bernardette, pedimos a la Santísima Virgen que nos fortalezca en el combate espiritual de cada día para que podamos vivir en plenitud nuestra fe cristiana, practicando las virtudes que distinguían a la Virgen María, FIAT, MAGNIFICAT y STABAT: es decir, una FE intrépida (FIAT), una ALEGRÍA sin medida (MAGNIFICAT), y una FIDELIDAD sin compromiso (STABAT).

“Oh María, Nuestra Señora de Lourdes,
bendita tú eres entre todas las mujeres
y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.
Santa María, Madre de Dios,
ruega por nosotros, pobres pecadores,
ahora y en la hora de nuestra muerte.
Amén.”



Nacionalismo Católico San Juan Bautista

4 comentarios:

  1. http://salutarishostia.wordpress.com/2008/10/11/12-de-octubre-fiesta-de-la-virgen-del-pilar/


    D. Augusto, sintiéndolo mucho, porque entra en competencia con las otras dos advocaciones que protagonizan los bellos renglones de la entrada, me permito la osadía de dejarle este enlace que habla sobre otra advocación mariana. Y es que, como bien sabe, jeje, porque le tengo por persona bien informada, el día doce del corriente ...¡es la Virgen del Pilar! Y eso, eso, eso, don Augusto, no hay español, de España e Hispanoamérica que se lo salte. La advocación más antigua de esta patria mía, esta patria nuestra...
    La advocación que le otorga el título de Reina de las Españas o de la Hispanidad. Eso es arte y grandeza. No sabe lo orgullosa que me siento de llevar su nombre y la medallita que me regalaron años ha... Porque, además, llegó a España, según cuentan las crónicas, en carne mortal, acompañada de unos coros inmensos de ángeles que entonaban "Gratia plena...", para animar y salvaguardar al Apóstol Santiago, en su recorrido evangelizador por estas tierras, (entonces casi tan paganas como las de hoy, jeje) y prometer permanecer allí, sobre aquel pilar de mármol, hasta el fin de los tiempos; en el templo mariano que se construiría después, conviirtiéndose en el más antiguo del mundo dedicado a María.
    Como se recuerda en el oficio del día dos de enero, fecha de Su llegada a España, "con ninguna otra nación hizo nada semejante".

    Le dejó la oración a nuestra Pilarica:

    Oh Virgen del Pilar, Reina y Madre, España y todas las naciones hispanas reconocen con gratitud tu protección constante y esperan seguir contando con ella. Obténnos de tu Hijo fortaleza en la fe, seguridad en la esperanza y constancia en el amor. Queremos que en todos los instantes de nuestra vida sintamos que tú eres nuestra Madre. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.

    Un cariñoso abrazo, amigo. Y no olvidemos:
    "Fortaleza en la Fe, seguridad en la Esperanza y constancia en el Amor".

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    1. Estimada amiga, antes que nada feliz día por tu tan agraciado nombre.
      Sonreí un poco pensando en la competencia de Nuestra Santisima Madre con ella misma en las distintas advocaciones, pero el objetivo de publicar este artículo fue más que nada resaltar los tiempos que vivimos. Me interesó la visión esjatológica que le atribuye a estos el Cardenal.
      Por lo demás, tengo que reconocer mi escaso conocimiento sobre esta tan importante advocación. Un conocimiento muy superficial, que voy a tratar ahora de ahondar empezando por el link que nos pasas, ya que considero imprescindible la promoción de la hispanidad en nuestra tradiciones (estamos a 2 día de festejar el día de la Raza en latinoamerica), en tiempos en donde nos quieren hacer avergonzar de nuestras sagradas raíces.
      En fin, avergonzarnos de todo lo bueno y tradicional, y sentirnos orgullosos de las perversiones modernas para no desencajar con estos tiempos. Esa es la propuesta hasta vaticana. Sign of the times diríamos para internacionalizar la propuesta y ser "inclusivos".
      Hermosa oración por cierto.
      En Cristo y María, cordiales saludos.

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  2. "Sonreí un poco pensando en la competencia de Nuestra Santisima Madre con ella misma en las distintas advocaciones..."

    ¡Jejeje! Pues yo no me sonrío, me río abiertamente con su comentario, porque admiro muy mucho en los demás el sentido del humor. Y usted puede hacer alarde de él aunque lo disimule, por no ser este el lugar adecuado, tratando, como se hace, temas tan serios y trascendentes.
    Cierto es, también, que la Inmaculada es la Patrona de España, así que lo de "tierra de María" nos viene de lejos. La pena es que la devoción a unas u otras advocaciones, se haya visto aminorada con el paso del tiempo. Como casi todo lo relacionado con la Iglesia, por desgracia, desde aquel infausto Concilio V. II.

    En fin. Recemos para que siga protegiéndonos bajo Su manto. Sobre todo ahora, que tan necesitados estamos de Su amparo para no alejarnos de Él.

    Saludos de nuevo.

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    1. Pueden pensar quienes leen el blog que tanto yo como el reducido grupo de amigos con los que compartimos esta visión del mundo y de la vida, somos gente que nos sentamos a lamentarnos amargamente y terminamos dándonos ánimo para no suicidarnos o algo por el estilo. Sin embargo como casi siempre, empezamos con un paneo de la cruel realidad (en este momento serios) e inmediatamente después empiezan las carcajadas sobre estas mismas situaciones y personas que son enemigos nuestros y hasta nos persiguen y atacan. A veces se realizan estas tertulias con total falta de caridad, jeje, por lo que después de recuperar el aire de tanto reírnos, nos decimos que ya es demasiado, tratando de recuperar la moderación, que no nos caracteriza.
      Sin hacer apología de estas conductas, también sabemos que no hay personas más realistas que los locos, y que el problema de estos, no es que no pueden percibir la realidad en su justa dimensión, sino más bien, su incapacidad para lidiar con esta. Por ese motivo, y para conservar el poco de cordura que nos queda, es que recurrimos a estas prácticas que, no solo hacen más llevaderos los tiempos actuales sino también, hasta los hacen amenos en algún aspecto.
      Lo que no se puede negar, es que a los que no queremos negarnos a ver las cosas como realmente son, lo que nunca nos va a pasar es: aburrirnos.
      En una oportunidad, escribí un artículo, reflejando un poco de ese humor que dices que tengo, y que fue un fracaso total:
      http://nacionalismo-catolico-juan-bautista.blogspot.com.ar/2013/06/la-educacion-de-los-hijos-aplicacion.html
      Sé que fracasó porque puedo hacer un seguimiento de los artículos. Así que no insistí mucho en esa práctica. jeje. En fin...
      Volviendo a temas serios, María capitana de los ejércitos celestiales, es quién nos va a mantener fuertes y a salvo de nuestros enemigos (los del alma principalmente). Y pidiendo que nos proteja bajo su manto, pidámosle también, que no permita que nos quiten la alegría.
      Sancta Maria, Mater Dei, ora pro nobis peccatoribus, nunc, et in ora mortis nostrae.

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