San Juan Bautista

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domingo, 19 de mayo de 2024

Bergoglio y el Judaísmo - Alejandro Sosa Laprida

1.    Francisco y la cuestión del judaísmo - 15/06/2013

 Bergoglio enciende una vela en la fiesta de Hanukkah en una sinagoga de Buenos Aires[1]

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La primera carta oficial de Francisco, enviada el mismo día de su elección, fue dirigida al gran rabino de Roma, hecho por demás sorprendente. Acaso esta llamativa decisión habrá obedecido a un imperativo evangelizador apremiante, a saber, una proclamación inequívoca del Evangelio destinada a disipar la ceguera espiritual del pueblo hebreo, una solemne invitación a que reconozcan por fin a Jesús de Nazareth como a su Mesías y Salvador…

Pues nada de eso. Francisco evoca la «protección del Altísimo», fórmula convencional y vacía de contenido, destinada a ocultar las divergencias teológicas insalvables que separan a la Iglesia de la Sinagoga, para que sus relaciones avancen «en un espíritu de ayuda mutua y al servicio de un mundo cada vez más en armonía con la voluntad de su Creador.»

Hay dos preguntas que un lector prevenido no puede dejar de formularse. La primera es la siguiente: ¿Cómo puede concebirse una «ayuda mutua» con un enemigo que no tiene sino un objetivo en mente, a saber, la desaparición del cristianismo, y esto desde hace casi dos mil años? ¿En qué cabeza puede caber el absurdo según el cual los judíos desearían «ayudar» a la Iglesia, fundada según ellos por un impostor, por un falso mesías, el cual constituye el principal obstáculo al advenimiento del que ellos aguardan, y a propósito del cual Nuestro Señor les advirtió: «Yo he venido en nombre de mi Padre y vosotros no me habéis recibido; otro vendrá en su nombre y vosotros lo recibiréis» (Jn. 5, 43). Terrible profecía que San Jerónimo comenta diciendo que «los judíos, tras haber despreciado la verdad en persona, aceptarán la mentira aceptando al Anticristo» (Epist. 151, ad Algasiam, quest. II) y San Ambrosio que «eso muestra que los judíos, quienes no quisieron creer en Jesucristo, creerán en el Anticristo» (In Psalmo XLIII).

Ahora que el obstáculo político encarnado por la Cristiandad ha sido suprimido por la oleada revolucionaria asistimos a la supresión progresiva del obstáculo religioso, a saber, el papado, alcanzado desde hace más de cincuenta años por el virus de la modernidad revolucionaria. Ese obstáculo a la manifestación del «hombre de iniquidad», ese misterioso katejon del que habla San Pablo (2 Tes. 2, 7), que retarda su venida y que no es otro que el poder espiritual romano, es decir, el papado, según la tradición exegética. Es tan sólo cuando ese obstáculo haya sido removido que «se revelará el impío» (2 Tes. 2, 8).

La penetración de las ideas revolucionarias en Roma no es en absoluto una cuestión de fantasías complotistas ni el resultado de una imaginación desbocada: quienes trabajaron activamente para realizar el aggiornamento de la Iglesia, esto es, con miras a su adaptación al mundo moderno, lo que ha sido el objetivo principal del Concilio Vaticano II, su «línea directora» (Pablo VI, Ecclesiam Suam, 1964, n°52), no tienen empacho en admitirlo. Así el cardenal Suenens no se anduvo con rodeos: «Vaticano II es 1789 en la Iglesia» (citado por Mons. Lefebvre, Ils l’ont découronné, Clovis, 2009, p. 10), aseveró quien fuera una de las figuras más relevantes del último concilio y uno de los cuatro moderadores nombrados por Pablo VI.

El padre Ives Congar (o.p.), nombrado por Juan XXIII en 1960 consultor de la Comisión Teológica Preparatoria y luego, en 1962, experto oficial en el concilio, en el cual fuera también miembro de la citada Comisión Teológica, ha sido sin duda alguna el teólogo más influyente de la asamblea conciliar, junto al jesuita Karl Rahner. El famoso dominico declaró, refiriéndose a la colegialidad episcopal, que, en el Concilio «la Iglesia había efectuado pacíficamente su Revolución de Octubre» (Vatican II. Le concile au jour le jour, deuxième session, Cerf, p. 115), reconoció que la declaración Dignitatis Humanae sobre la libertad religiosa dice «materialmente otra cosa que el Syllabus de 1864, incluso aproximadamente lo contrario» (La crise dans l’Eglise et Mgr. Lefebvre, Cerf, 1976, p. 51) y admitió que en ese texto, en el cual había trabajado, «se trataba de mostrar que el tema de la libertad religiosa se hallaba presente en la Escritura. Pero no lo estaba» (Eric Vatré, La droite du Père, Guy Trédaniel Editeur, 1995, p. 118).

Y según el cardenal Ratzinger «el problema del concilio fue el de asimilar los mejores valores de dos siglos de cultura liberal. Son valores que, aunque surgidos fuera de la Iglesia, pueden hallar un sitio -purificados y corregidos- en su visión del mundo y eso es lo que sucedió» (Revista Jesus, nov. 1984, p. 72), quien tampoco vacila en afirmar, a propósito de la constitución pastoral Gaudium et Spes sobre las relaciones de la Iglesia con el mundo moderno, que se puede considerar ese texto como un «anti-Syllabus, en la medida en que representa un intento de reconciliación de la Iglesia con el mundo tal cual se ha vuelto desde 178» (Les principes de la théologie catholique, Téqui, 1987, p. 427).

La segunda pregunta que se plantea a propósito de la carta enviada por Francisco al gran rabino de Roma es la siguiente: ¿Cómo puede concebirse que una religión falsa (el judaísmo talmúdico-cabalista, corrupción del judaísmo bíblico), estructurada en base al rechazo, a la condena y al odio de Jesucristo, pueda estar «al servicio de un mundo cada día más en armonía con la voluntad del Creador»? Tamaño absurdo exime de comentarios…

Mas se encuentra naturalmente en perfecta consonancia con la modificación de la plegaria por los judíos del Viernes Santo, que Juan XXIII se apresuró a efectuar en marzo de 1959, apenas cuatro meses después de su elección, suprimiendo los términos «perfidis» y «perfidiam» aplicados a los judíos, y que sería luego suprimida definitivamente del nuevo misal aprobado por Pablo VI en abril de 1969 y promulgado en 1970.

He aquí la nueva plegaria que en él figura: «Oremos por los judíos, a quienes Dios habló en primer lugar: que progresen en el amor de su Nombre y en la fidelidad a su Alianza.» Plegaria a propósito de la cual cabría efectuar varias observaciones:

1. No se menciona la necesidad de su conversión a Jesucristo. 2. El término «alianza» insinúa que la « antigua » aún tendría vigor. 3. Todo «progreso» en el amor de alguien implica un amor ya presente; ahora bien, ¿cómo podrían «progresar» en el amor del Padre si niegan al Hijo? 4. ¿Y cómo podrían « progresar » en la «fidelidad a su alianza» si se obstinan en rechazar a Jesucristo, sacerdote perfecto y cordero sin tacha, que ha sellado una Nueva Alianza entre Dios y los hombres al inmolarse en la Cruz?

La conclusión cae de su peso: nos encontramos ante una nueva teología que marca una ruptura de fondo con la que había tenido curso en la Iglesia desde sus orígenes hasta Vaticano II y que la antigua plegaria por la conversión de los judíos, eliminada de la liturgia latina, expresaba de manera luminosa: «Oremos igualmente por los pérfidos judíos -perfidis judaeis-, que no han querido creer, a fin de que Dios nuestro Señor quite el velo de sus corazones y que conozcan, ellos también, a Jesucristo nuestro Señor (…) Dios eterno y todopoderoso, que no rehúsas tampoco tu misericordia a la infidelidad judía -judaicam perfidiam-, escucha las oraciones que te dirigimos por este pueblo enceguecido; haz que conozcan la luz de la verdad, que es Jesucristo, para que sean liberados de sus tinieblas.»

El contraste con la nueva plegaria es pasmoso, tanto como lo es con el discurso de Juan Pablo II en la sinagoga de Roma en abril de 1986, en el cual alaba la «legítima pluralidad religiosa» y afirma que hay que esforzarse en «suprimir toda forma de prejuicio (…) a fin de presentar la verdadera cara de los judíos y del judaísmo.» «Prejuicio» que la antigua plegaria del Viernes Santo expresaba de manera cabal, lo que explica, ciertamente, su desaparición de la nueva liturgia…

Pero no se puede negar que esto sea harto problemático, pues según reza el célebre adagio del siglo V atribuido al papa San Celestino I: lex orandi, lex credendi, la ley de la oración determina la ley de la creencia, es decir que, modificando el contenido de la oración, puede modificarse a la vez el contenido de la Fe. Y lo acontecido en el siglo XVI a raíz de las innovaciones litúrgicas de Lutero en Alemania y de Cranmer en Inglaterra basta para demostrarlo.

Desgraciadamente, el episodio de la carta enviada por Francisco al rabino de Roma en el día de su elección no habría de quedar en eso. En efecto, doce días más tarde Francisco reincidió enviando una segunda carta al rabino, esta vez con motivo de la pascua judía, dirigiéndole sus «felicitaciones más fervientes por la gran fiesta de Pesaj

Lo que no deja de suscitar una pregunta insoslayable: desde una perspectiva católica, ¿cuál puede ser la naturaleza de esas «felicitaciones» con motivo de una celebración en la que se ultraja a Jesucristo, único y verdadero Cordero Pascual, inmolado en la Cruz en redención de nuestros pecados?

Porque tales «felicitaciones» no pueden sino confortar a los judíos en su ceguera espiritual y, por tanto, mantenerlos alejados de su Mesías y Salvador, lo cual es, cuando menos, paradójico, viniendo de parte de un soberano pontífice.

El cual prosigue diciendo: «Que el Todopoderoso que liberó a su pueblo de la esclavitud de Egipto para conducirlo hacia la tierra prometida continúe liberándolos de todo mal y acompañándolos de su bendición.»

Son éstas palabras embarazosas en grado sumo, dado que, manifiestamente, Dios no los ha liberado aún de todo mal, puesto que no existe mal mayor que el de ser considerados «enemigos del Evangelio» (Rom. 11, 28) y formar parte de la «Sinagoga de Satán» (Ap. 3, 9). ¿Cómo concebir que Dios pueda continuar «acompañándolos de su bendición», cuando ellos continúan rechazando con obstinación a Aquel que Él ha enviado?

Deseo precisar aquí, para evitar cualquier tipo de malentendido, que de ningún modo ataco a los judíos de manera personal, ya que no me caben dudas de que los hay excelentes personas y que profesan sus creencias con toda buena fe. Al referirme a los judíos, entiendo situarme en el plano de los principios teológicos, el único que es pertinente en esta cuestión. Y, en ese terreno, se comprueba una enemistad irreductible entre la Iglesia, que busca establecer el reino de Jesucristo en la sociedad, y el judaísmo talmúdico, el cual, habiéndose estructurado en oposición a Jesucristo y a la Iglesia, busca obstaculizar su misión evangelizadora, en total coherencia con su teología, que no le permite ver en Jesús de Nazareth más que a un impostor y a un blasfemador, a un falso mesías que impide la venida del verdadero, el que ellos aguardan ansiosamente con vistas a restaurar el reino de Israel y a regir las naciones desde Jerusalén convertida en la capital de su reino mesiánico mundial.

No se trata pues en absoluto de «racismo» ni de un pretendido «antisemitismo» conceptualmente absurdo, según la raída cantinela que no cesan de entonar cuando alguien se atreve a abordar el tema, al unísono y a voz en cuello, los creadores de opinión mediáticos, auténtica policía ideológica del sistema mundialista, para desviar la atención del verdadero problema que plantea el judaísmo talmúdico y sionista, cuya índole es estrictamente teológica, aunque de él se sigan necesariamente consecuencias políticas, económicas y culturales.

Hecha esta aclaración, volvamos a la carta de Francisco, quien concluye diciendo: «Les pido que recen por mí, y les garantizo mi oración por ustedes, con la confianza de poder profundizar los lazos de estima y de amistad recíproca.» Nos es forzoso constatar que aquí llegamos al colmo en el ámbito de lo absurdo. En efecto, ¿cómo es posible imaginar que la oración de quienes están, según San Juan, bajo el imperio de Satán, podría ser atendida por Dios?

Además, en buena lógica, si los judíos aceptaran rezar por el papa, cosa inimaginable, considerando que su misión se opone diametralmente a la suya, se verían obligados a pedir su apostasía del cristianismo y su conversión al judaísmo. Es decir que Francisco, implícitamente, les estaría pidiendo nada menos que rezaran por él para que pudiera rechazar a Cristo, ¡tal como lo hacen ellos! A decir verdad, si esta cuestión no revistiese una gravedad inaudita, estaríamos ante un gag desopilante por sus incongruentes y grotescas implicaciones.

Y esto sin mencionar los lazos de «amistad recíproca» que Francisco evoca al final de su mensaje, ya que la incoherencia de esta expresión no es menos flagrante que la de la anterior. Expliquémonos. Un amigo es un alter ego, un otro yo, de lo que se sigue que la verdadera amistad no es viable si los amigos no poseen una correspondencia de pensamientos, de sentimientos y de objetivos que vuelva posible la comunión de las almas.

Ahora bien, los pensamientos y la acción de la Iglesia y de la Sinagoga son, como ya lo hemos dicho, diametralmente opuestos, sus proyectos son incompatibles, la oposición que existe entre ellas es radical, de suerte que, hasta tanto los judíos no hayan aceptado a Cristo como a su Mesías y Salvador, le enemistad entre ambas permanecerá irreductible, por razones teológicas evidentes, del mismo modo que lo son la luz y las tinieblas, Dios y Satán, Cristo y el Anticristo.

Con este tipo de deseos entramos de plano en el terreno de la utopía, de la sensiblería humanista, de la negación de la realidad y, sobre todo, en la falsificación del lenguaje y en la adulteración de los conceptos: nos encontramos de lleno en la esfera de la ilusión, de la manipulación intelectual y de la mentira. Mentira de la cual sabemos fehacientemente quien es el padre…

Monseñor Jorge Mario Bergoglio, cuando era arzobispo de Buenos Aires y cardenal primado de la Argentina, tenía ya la muy peculiar costumbre de acudir regularmente a sinagogas para participar en encuentros ecuménicos, el último de los cuales no remonta más allá del 12 de diciembre de 2012, apenas tres meses antes de su elección pontifical, con motivo de la celebración de Hanukkah, la fiesta de las luces, en la cual se enciende cada tarde una vela en un candelabro de nueve brazos durante ocho días consecutivos, liturgia cuyo significado es, desde un punto de vista espiritual, la expansión del culto judío. El cardenal Bergoglio participó activamente en la ceremonia del quinto día, encendiendo la vela correspondiente.

De más está decir que evento semejante no se había producido jamás en la historia de la Iglesia. Y que constituye un hecho altamente perturbador. Aunque no menos inquietante resulta ser el hecho de que este tipo de gestos escandalosos pasen completamente desapercibidos para la inmensa mayoría de los católicos, profundamente aletargados, imbuidos hasta la médula del pensamiento revolucionario que socava la Fe y debilita el sensus fidei de los creyentes, compenetrados de la ideología pluralista, humanista, ecuménica, democrática y derecho-humanista que sus pastores les inculcan sin cesar desde hace más de medio siglo, ideología que es totalmente extranjera al depósito de la Revelación y que se ha vuelto el leitmotiv de los discursos oficiales de la jerarquía eclesiástica desde Vaticano II.

Para concluir este apartado, he aquí un pequeño extracto de lo que Francisco decía a los judíos en otra sinagoga de Buenos Aires, Bnei Tikva Slijot, en septiembre de 2007, durante su participación a la ceremonia de Rosh Hashanah, el año nuevo hebreo: «Hoy, en esta sinagoga, tomamos nuevamente conciencia de ser pueblo en camino (???) y nos ponemos en presencia de Dios. Hacemos un alto en nuestro camino para mirar a Dios y dejarnos contemplar por Él.»

¿Qué interpretación podrá atribuirse al «nosotros» empleado por Francisco? ¿Qué realidad querrá designar utilizando la palabra «Dios»? En todo caso, habida cuenta del contexto, no podría designar a Dios Padre, pues, de ser así, los judíos no rechazarían al Hijo. En efecto, Nuestro Señor les dijo: «Si Dios fuese vuestro Padre, me amaríais, porque es de Dios que he salido y que vengo (…) Vosotros tenéis por padre al Demonio, y queréis cumplir los deseos de vuestro padre (…) El que es de Dios escucha las palabras de Dios. Vosotros no escucháis porque no sois de Dios» (Jn. 8, 42-47).

Hecho de lo más sorprendente, durante su extenso discurso pronunciado en esa sinagoga de la capital argentina, quien en ese entonces no era «sino» Monseñor Jorge Mario Bergoglio, arzobispo de Buenos Aires y cardenal primado de la Argentina, no se dignó a pronunciar ni siquiera una vez el Santo Nombre de Jesús…

2.    Francisco, “rabino de referencia” - 08/12/2015

Los rabinos Bergoglio, Bergman y Avruj departiendo dichosos en la Sinagoga

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Cuando el rabino Sergio Bergman habla de medio ambiente no vacila en invocar la autoridad del « magisterio ecológico » de Francisco, quien es, como él mismo nos lo asegura, nada menos que su rabino de referencia: « Y como dice mi rabino de referencia, Bergoglio, hoy Francisco, en Laudato Si’, cuidemos nuestra casa y esta madre naturaleza que nos cobija[2]. » Junto a Bergman hay un gran retrato en el que se lo ve recibiendo un caluroso abrazo de su compinche Francisco, colocado justo debajo de un marco que contiene las insignias distintivas de la masonería.

      El rabino Bergman, su retrato con Bergoglio y el emblema de la masonería

Tenemos pues a un supuesto Soberano Pontífice de la Iglesia católica que es considerado como un maestro por un rabino que rechaza la divinidad de Jesucristo, quien además no ve inconveniente alguno en citar públicamente su « magisterio pontificio » como una autoridad en el ámbito espiritual. Calificar la escena de inverosímil o de surrealista sería eufemístico: estamos ante un ejemplo concreto y manifiesto de la impostura religiosa que encarna el actual ocupante del Vaticano. Y yo me pregunto: ¿Acaso hace falta algo más para convencerse de que Bergoglio no es católico? Para los escépticos recalcitrantes, esos que hacen de la negación sistemática de la realidad su pasatiempo favorito, he aquí otros ejemplos similares por demás elocuentes de esta situación inaudita que vivimos.

Aplaude al Rabino Skorka, que está « esperando al Mesías » 

Los rabinos Bergoglio y Skorka están « esperando al mesías »

« Si en este momento elevo un pedido a Dios, es que se multipliquen todos aquellos, que seamos muchos los que breguemos por la verdad, más allá de las disquisiciones y los puntos de vista teológicos, más allá de las diferencias teológicas. Tenemos que hacer una realidad humana, construir una realidad humana distinta. Estamos esperando al Mesías, pero para que Él llegue, le tenemos que preparar el terreno, tenemos que dejarle un lugar. Yo creo que no es una cuestión pasiva, creo que Él va a venir cuando Dios lo disponga, Dios se va a revelar a lo humano, cuando Él lo va a disponer. Pero yo creo que Dios también nos está esperando a nosotros. Muchas gracias[3]. »

Palabras pronunciadas por el rabino Abraham Skorka en su discurso del 11 de noviembre de 2012, cuatro meses antes de la elección de  Francisco, con motivo de la recepción del doctorado honoris causa que le atribuyó la UCA (Universidad Católica Argentina), a manos del cardenal Jorge Bergoglio, quien escuchó y aplaudió el discurso del rabino

Elogia el judaísmo talmúdico 

« Mis felicitaciones más fervientes por la gran fiesta de Pesaj. El Omnipotente, que ha liberado a su pueblo de la esclavitud de Egipto para guiarlo a la tierra prometida, siga librándolos de todo mal y los acompañe con su bendición. Les pido que recen por mí[4]. »

« Dios sigue obrando en el pueblo de la primera Alianza y hace nacer tesoros de sabiduría que brotan de su encuentro con la Palabra divina[5]. »

« Una mirada muy especial se dirige al pueblo judío, cuya Alianza con Dios jamás ha sido revocada, porque ‘‘los dones y el llamado de Dios son irrevocables’’ (Rm. 11,29)[6]. »

Convengamos que, al igual que los otros errores profesados por « Francisco », éste también tiene su origen en la neo-religión ecuménico-conciliar, que asume el judaísmo talmúdico como un culto legítimo, no reprobado por Dios, a pesar de su pertinaz negativa en reconocer a Jesucristo como al Mesías y al Redentor del género humano. A modo de ejemplo, entre muchísimos otros posibles, citemos el documento de la Pontificia Comisión Bíblica del año 2001, intitulado El pueblo judío y sus escrituras sagradas en la Biblia cristiana, prologado por el cardenal Joseph Ratzinger, quien por entonces era el prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe:                                                                                                                                            

«  (…) los cristianos pueden y deben admitir que la lectura judía de la Biblia es una lectura posible, en continuidad con las Sagradas Escrituras judías de la época del segundo Templo, una lectura análoga a la lectura cristiana, que se desarrolla paralelamente. Cada una de esas dos lecturas es coherente con la visión de fe respectiva, de la que es producto y expresión. Son, por tanto, mutuamente irreductibles. En el campo concreto de la exégesis, los cristianos pueden, sin embargo, aprender mucho de la exégesis judía practicada desde hace más de dos mil años; de hecho, han aprendido mucho de ella a lo largo de la historia. Por su parte, pueden confiar que también los judíos podrán sacar partido de las investigaciones exegéticas cristianas[7]. »

Pide a un rabino que escriba el prólogo de su libro El Jesuita 

Rabino Skorka: « Hasta donde mis conocimientos llegan al respecto, esta debe ser la primera vez que un rabino prologa un texto de un sacerdote católico, en dos mil años de historia. Hecho que adquiere más relevancia aún cuando dicho sacerdote es el arzobispo de Buenos Aires, primado de la Argentina y cardenal consagrado por Juan Pablo II[8]. »

« La obsesión de Bergoglio que cual leitmotiv va y viene en todo el libro, puede definirse con los vocablos: encuentro y unidad. Entendiendo éste último como un estado de armonía entre los hombres, en el que cada uno desde su peculiaridad coopera para el crecimiento material y espiritual del otro, inspirado en un sentimiento de amor[9]. »

Bergoglio a Skorka: « No olvido que Usted me invitó dos veces a orar y a hablar en su sinagoga. Y yo lo invité para que les hablara sobre los valores a mis seminaristas[10]. »

Skorka a Bergoglio: « Yo aprecio los cambios que Usted introdujo, que el Presidente salude a todos los dignatarios religiosos, que varios de ellos participen en las prédicas del Te Deum. Cambiar esas cosas dentro de una estructura tan antigua no es fácil. Lo felicito por intentar romper viejos círculos viciosos[11]. » 

« En sendas oportunidades (2004 y 2007) estuvo en la comunidad Benei Tikva en los servicios religiosos preparatorios para estas festividades, denominados Selijot. En esas ocasiones brindó su saludo reflexivo y sentido a Benei Tikva y a toda la comunidad judía del país. Fueron momentos de encuentro en los que, más allá de las diferencias y divergencias, se generó un sentimiento de hermandad ante la presencia de un único Padre. Bergoglio manifestó entonces cómo las oraciones vertidas habían tocado su corazón. Acentuó insistentemente el sentimiento de cercanía espiritual y fraternal que sintió junto a los presentes. Fue el mismo sentimiento que sintió la comunidad para con él[12]. »

Celebra Hanukkah en una sinagoga 

               El rabino Bergoglio encendiendo una vela en la fiesta de Hanukkah

« El arzobispo de Buenos Aires y primado de Argentina, cardenal Jorge Bergoglio, destacó los lazos que unen a la fiesta de Janucá, la festividad de las luminarias, con la Navidad al encabezar un oficio religioso realizado en una sinagoga de la ciudad de Buenos Aires. “Janucá se une en un símbolo con la Navidad y es el símbolo de la luz, ya que en el relato del nacimiento de Jesús, los ángeles anunciaban la presencia de la luz, o sea que la luz está en ambas fiestas. En el caso de Janucá tiene un significado histórico muy concreto pero también se proyecta hacia adelante y da lugar a luces propias”, explicó Bergoglio en declaraciones a la Agencia Judía de Noticias. Bergoglio realizó estas declaraciones tras visitar la sinagoga de la comunidad NCI-Emanu El de la Fundación Judaica, donde encendió la quinta vela de la festividad de Janucá. El cardenal aclaró que no es la primera vez que concurre a una sinagoga. “Es algo que suelo hacer, como los hermanos judíos vienen a nuestra casa, yo voy a la de ellos, somos hermanos. El amor nos lleva a la fraternidad”, resaltó el líder de la Iglesia Católica[13]. »

Discurso en otra sinagoga por Rosh Hashanah 

« Hoy, aquí en esta Sinagoga, tomamos nuevamente conciencia de ser pueblo en camino y nos ponemos en presencia de Dios. Es un alto en el andar para mirarlo a Él y dejamos mirar por Él; para examinar nuestro corazón en Su presencia y preguntar si caminamos siendo irreprochables. También yo lo hago, como caminante, junto a Ustedes mis hermanos mayores. (…) Por ello, al ponernos hoy en la presencia de Dios, al sometemos a su juicio, lo hacemos confiados en ese Señor de honda ternura, que es fiel y se nos presenta como el que dice “te amé con un amor eterno y por eso te atraje con fidelidad’’ (Jer. 31:3). Sí, el Señor nos atrae hacia sí con fidelidad, “con lazos de amor.” (Os. 11:4). Sólo nos pide que nos dejemos tomar en brazos por Él, que dejemos que Él nos enseñe a caminar (Os. 11:3); nos pide que reconozcamos que Él es nuestro Dios, ‘‘es el verdadero Dios, el Dios fiel, que a lo largo de mil generaciones, mantiene su alianza y su fidelidad con aquellos que lo aman y observan sus mandamientos                       (Dt. 7:9) ’’[14]. »

Celebra liturgia judía de la B’nai B’rith en la Catedral de Buenos Aires

Bergoglio celebrando una liturgia elaborada por la B’nai B’rith

« Cristianos y judíos conmemoraron el lunes 12 de noviembre 2012 en la catedral metropolitana de Buenos Aires un nuevo aniversario de la Noche de los Cristales Rotos o Kristallnacht, considerado el primer pogrom antijudío y el inicio del Holocausto judío. La liturgia, organizada por la Comisión de Ecumenismo y Diálogo Interreligioso y la B´nai B´rith Argentina, contó con reflexiones del primado argentino, cardenal Jorge Bergoglio y del rabino Alejandro Avruj, de la comunidad NCI-Emanu El. La recordación se fundamentó en el texto De la muerte a la esperanza, escrito por el rabino León Klenicki y el teólogo Eugene Fischer, y actuó el coro polifónico de la Sociedad Hebraica Argentina. Participaron, además, representantes de las iglesias Evangélica Metodista, Luterana Unida y Presbiteriana San Andrés[15]. »

  

Su oración es judía 

« Yo rezo todos los días el oficio divino con los salmos de David. Los 150 salmos los pasamos en una semana. Mi oración es judía, y luego tengo la eucaristía, que es cristiana[16]. »

La oración pública de la Iglesia incluye los salmos y otros textos del Antiguo Testamento, cuyos libros inspirados preparaban al pueblo de Israel a recibir a Jesucristo, Mesías y Redentor del género humano. Los salmos que la Iglesia hace recitar a su clero son tan cristianos como los Evangelios, pues se ordenan al misterio de la Encarnación y de la Redención. Rezar los salmos rechazando a Jesucristo no es una oración judía auténtica, sino un acto de rebelión contra Dios. Esto no es invento mío, sino enseñanza del Apóstol San Juan, divinamente inspirada:

« ¿Quién es el mentiroso, sino el que niega que Jesús es el Cristo? Ese es anticristo, el que niega al Padre y al Hijo. Todo aquel que niega al Hijo, tampoco tiene al Padre. » (1 Jn. 2, 22-23)

Confesamos el mismo Dios que los judíos

« Nuestra humana fragmentariedad, nuestra desconfianza y nuestro orgullo se han superado gracias al Espíritu de Dios omnipotente, de tal forma que entre nosotros ha ido creciendo siempre más confianza y fraternidad. Ya no somos más extraños, sino amigos y hermanos. Confesamos, aunque con diferentes perspectivas (!!!), el mismo Dios, Creador del universo y Señor de la historia. Y Él, en su infinita bondad y sabiduría, siempre bendice nuestro compromiso con el diálogo. […] Las confesiones cristianas encuentran su unidad en Cristo; el Judaísmo encuentra su unidad en la Torá. Los cristianos creen que Jesucristo es la Palabra de Dios hecha carne en el mundo; para los judíos la Palabra de Dios está presente principalmente en la Torá. Ambas tradiciones de fe (!!!) tienen como fundamento al único Dios, el Dios de la Alianza, que se revela a los hombres a través de su Palabra. En la búsqueda de una actitud justa hacia Dios, los cristianos se dirigen a Cristo como la fuente de vida nueva, los judíos a la enseñanza de la Torá[17]. » 

El rabino Bergoglio disertando sobre « valores » en una sinagoga

Es decir que aceptar o rechazar a Jesucristo como Hijo de Dios y Redentor de la humanidad caída no es sino una cuestión marginal, un detalle sin mayores consecuencias, una mera diferencia de « perspectiva », que no incide en la legitimidad de la « tradición de fe » talmúdica, tan agradable a Dios como la « tradición de fe » cristiana, sin que cuente en lo más mínimo que se acoja o que se rechace al « Hijo bienamado » en quien el Padre tiene puesta « toda su complacencia » (Mt. 3, 17).

Como si la elección de Israel, la revelación veterotestamentaria y la ley mosaica no hubiesen sido dispuestas por Dios para preparar la venida del Mesías prometido desde la falta original, Jesucristo. Como si el Antiguo Testamento sin Jesucristo del judaísmo talmúdico fuese una interpretación legítima de las Escrituras, una alternativa válida a la enseñanza apostólica que ve en Cristo el pleno cumplimiento de la ley mosaica y la instauración de una nueva y eterna alianza entre Dios y los hombres, establecida por el sacrificio redentor de Nuestro adorable Salvador en el Calvario.

Que un simple feligrés se vea obligado a recordar estas verdades fundamentales del cristianismo a un « cardenal » devenido « papa » constituye un hecho tan descabellado e inverosimil que es digno de una novela  de « realismo mágico », género literario oriundo justamente de nuestras tierras sudamericanas.  Pero es sobre todo un indicio inconfundible de que la plenitud del « misterio de iniquidad » (2 Tes. 2, 7) se despliega ante nuestros ojos atónitos, una prueba irrefragable de que la « apostasía » (2 Tes. 2, 3) y la « abominación desoladora » (Mt. 24, 15) anunciadas por San Pablo y por Nuestro Señor se verifican literalmente en los acontecimientos en vías de realización…

« Antes de finalizar su discurso, el Papa Francisco afirmó que en la reflexión sobre el judaísmo, el Concilio Vaticano II tuvo en cuenta las diez tésis de la Conferencia de Seelisberg, un encuentro entre cristianos y judíos celebrado en esta ciudad suiza en 1947 en el que se elaboró un documento con un nuevo tratamiento teológico de la Iglesia hacia el judaísmo. Este documento sentó también las bases del Consejo internacional de judíos y cristianos, cuya cooperación con la Iglesia “se avivó oficialmente después del Concilio, y especialmente después de la institución de nuestra Comisión para las relaciones religiosas con el judaísmo en 1974[18].’’ »

El rechazo de Jesucristo no es obstáculo para alcanzar la « santidad » 

« Quisiera ante todo enviar un saludo a la comunidad judía, a nuestros hermanos judíos, que hoy celebran la fiesta del Yom Kippur. Que el Señor los bendiga con su paz y los mantenga en una vida de santidad, según la Palabra del Señor que hemos escuchado hoy: ‘‘sed santos porque Yo soy Santo’’[19]. »

Debo de ser un tanto estrecho de entendederas, sin duda víctima de una bochornosa rigidez intelectual y de una penosa tendencia simplificadora, les ruego me tengan paciencia, pero ante semejantes palabras de nuestro « Santo Padre » no puedo dejar de interrogarme: ¿Cómo es posible concebir una vida de santidad si se rechaza a Jesucristo? Y además, sepan disculpar la insistencia, pedir a Dios que « bendiga con su paz » y que « mantenga en una vida de santidad » precisamente a quienes lo rechazan obstinadamente, ¿no es acaso faltar a la lógica más elemental y, peor aún, proferir una blasfemia colosal?

El « magisterio » ecológico de Francisco, fuente de inspiración para los judíos 

« El Shalom Center, una comunidad judía basada en Filadelfia, organiza una celebración por Yom Kippur en el Lincoln Memorial de Washington para llamar la atención sobre la cuestión ambiental. La celebración no utilizó solamente pasajes de literatura rabínica, sino que también citó pasajes de la encíclica del Papa Francisco Laudato Si’. “El hecho de que el Papa haya hablado con tanta fuerza y claridad acerca de este asunto, sumado al hecho de que está por intervenir en las Naciones Unidas y en el Congreso, además de encontrarse con el president Obama, significa que el trabajo que hemos venido haciendo desde hace años se encuentra en primer plano”, dijo el rabino Arthur Waskow, fundador del The Shalom Center.  “El mensaje del Papa allude a nuestra labor y le da un lugar central en la conciencia de la gente”, declaró al Huffington Post[20]. »

Así pues, el « magisterio » de Francisco es recibido con beneplácito por los izquierdistas, los judíos, los feministas, los laicistas y los homosexualistas: a todos los enemigos de la Iglesia y de la civilización cristiana les encanta y les parece estupendo su mensaje ecológico, ecuménico y mundialista. Pero un hecho tan curioso, aparentemente, no quita el sueño a la inmensa mayoría de los católicos. Al final de cuentas, que los LGBT consideren al « Sucesor de Pedro » hombre del año y que los « hermanos mayores » que aborrecen a Cristo alaben su « magisterio » y lo tengan pour un « rabino de referencia » es algo sin duda perfectamente natural. Tan natural, dicho sea de paso, como un « Papa » que no cree en un Dios católico y que se dice dispuesto a bautizar a los marcianos…

Bendice estatua en honor de la « unidad » de la Iglesia con la Sinagoga 

« El Papa bendijo una escultura que representa la unidad católico-judía: casi 50 años después de que el Vaticano proclamara oficialmente a los judíos libres de culpa por el asesinato de Jesús, el Papa Francisco hizo un cambio sorpresa en su agenda en el día final de su viaje a Estados Unidos para dar su propio mensaje de respeto al pueblo judío. En un evento no anunciado, el pontífice paró el domingo para bendecir una escultura comisionada por el Instituto de Relaciones Judías Católicas en la Universidad de St. Joseph de Filadelfia, la cual repudia la imagen antisemita. A su lado se encontraba el rabino argentino Abraham Skorka, su amigo y colaborador literario, quien voló desde Buenos Aires para acompañarlo. Los dos hombres compartieron un momento ante la nueva escultura mientras el pontífice la bendecía con agua bendita. Titulada Sinagoga e Iglesia de nuestro tiempo, la obra de arte es de dos mujeres sentadas una al lado de la otra, como dos hermanas. Una sostiene un libro y la otra un rollo, mientras ambas miran los textos de la otra con mucho respeto[21]. »

Sinagoga e Iglesia en nuestra época, bendecida por Francisco durante su viaje a los USA

« “Esta estatua es una perfecta manifestación de la idéntica dignidad de las dos hermanas, la Iglesia y la Sinagoga’’, explicó a los periodistas el vocero del Vaticano, el Padre Federico Lombardi antes de que el Papa visitara la estatua[22]. »

Pero yo me pregunto: ¿Cómo podría la unidad existir en detrimento de la verdad? Es completamentente absurdo, además de lisa y llanamente blasfematorio, pretender que pueda existir unidad con quienes rechazan obstinadamente a Jesucristo desde que lo hicieron crucificar por considerarlo un impostor. Eso es algo que debería ser evidente para cualquier cristiano medianamente instruido. Por otra parte, es totalmente descabellado sostener que la Esposa Mística de Cristo y su más acérrima enemiga desde hace dos milenios puedan gozar de una dignidad equivalente. Es algo tan ridículo que no necesita refutación alguna...

Bromea con rabinos acerca de Jesús

Almuerzo kosher con doce rabinos en la Casa Santa Marta, en el Vaticano

« “Yo estaba en la mesa del Papa: hubo pensamientos bastante profundos acerca de temas como el mesianismo, el diálogo interreligioso y cómo sumar más a los musulmanes, nos dijo que esa mañana había hablado sobre Moisés y su guerra contra los amalequitas, y contamos chistes religiosos: el del Papa fue un clásico, que es buenísimo y contado por él tiene otro peso, sobre un cura que durante semanas da prédicas antisemitas hasta que Jesús, en la cruz, mira a la Virgen, que estaba a un lado, y le dice: ‘Mami, vámonos que no nos quieren…’”, relató el presidente de la Asamblea Rabínica Latinoamericana. “En ese marco se amplió la mesa y todos quedamos alrededor del Papa, como se ve en la foto, y ya teníamos que irnos, pero seguimos contando anécdotas y chistes y yo dije que lo ideal sería poner lo que estaba sucediendo en palabras de los Salmos: ‘¡Qué bello y agradable es que los hermanos estén sentados juntos!’, con tanta calidez y armonía”, continuó[23]. »

« - ¿Puedo contar un cuento que viene a colación?, preguntó el Cardenal. - Claro. - Trata acerca de un chico judío a quien echaban de todas las escuelas por indisciplinado hasta que otro judío le recomienda al padre un ‘‘buen colegio de curas’’. Y lo anima diciéndole que, seguramente, allí lo van a enderezar. El padre acepta el consejo. Es así como pasa el primer mes y el chico se comporta muy bien, no tiene ninguna amonestación. Tampoco tiene problemas de conducta en los siguientes meses. El padre, ganado por la curiosidad, va a ver al rector para saber cómo había logrado encarrilarlo. ‘‘Fue muy sencillo’’, le responde el sacerdote. ‘‘El primer día lo tomé de una oreja y le dije, señalándole el Crucifijo: Ése era judío como vos. Si te portás mal, te va a pasar lo mismo[24].’’ »

Francisco, esperanza judía

El rabino Bergoglio rindiendo pleitesía a sus « hermanos mayores »

« “Juan XXII es el Papa bueno, que para nosotros es sumamente importante, porque no es sólo de la iglesia sino de la humanidad.  Es el Papa del CVII y lo que se conoce de la Iglesia post conciliar, donde el reencuentro con las religiones en general y el judaísmo en particular dio por terminado un ciclo de falsa acusación del pueblo judío », dijo. “El otro Papa, que también será canonizado como santo, Juan Pablo II, para nosotros es tan importante sobre todo para aquellos que lo pudimos conocer en persona en la Argentina, cuando yo era un referente de la juventud judía y pude compartir con él su visita a nuestro país. El cierra el círculo que abrió Juan XXIII y dijo que los judíos son los hermanos mayores en ma fe’’, detalló el Rabino Sergio Bergman. [...] Claudio Epelman, director del Congreso Judío Latinoamericano, quien también asistió a la canonización, expresó: “Estos dos Papas muy queridos por el pueblo judío fueron artífices indiscutidos del acercamiento entre ambas religiones. Vivimos un gran momento de hermandad entre católicos y judíos, pero esto no siempre fue así: la historia da cuenta de cientos de años enfrentamiento”. Fue Juan XXIII quien marcó el quiebre en la historia, y reformuló la relación entre judíos y católicos, e inequívocamente Juan Pablo II fue el impulsor de estas ideas. Conozco personalmente al Papa Francisco y será el líder de la Iglesia cuando se cumplan 50 años del histórico documento Nostra Aetate, que reinició la relación entre católicos y judíos, y sin dudas dará gigantescos pasos en la construcción de entendimiento y hermandad con los judíos’’, explicó[25]. »  

  El judeocristianismo de Bergoglio y de Vaticano II condenado por la Escritura

« ¿Quién es el mentiroso, sino el que niega que Jesús es el Cristo? Ese es anticristo, el que niega al Padre y al Hijo. Todo aquel que niega al Hijo, tampoco tiene al Padre. El que confiesa al Hijo, tiene también al Padre. Lo que habéis oído desde el principio, permanezca en vosotros. Si lo que habéis oído desde el principio permanece en vosotros, también vosotros permaneceréis en el Hijo y en el Padre. » (1 Jn. 2, 22-24)

« Porque vosotros, hermanos, vinisteis a ser imitadores de las iglesias de Dios en Cristo Jesús que están en Judea; pues habéis padecido de los de vuestra propia nación las mismas cosas que ellas padecieron de los judíos, los cuales mataron al Señor Jesús y a sus propios profetas, y a nosotros nos expulsaron; y no agradan a Dios, y se oponen a todos los hombres, impidiéndonos hablar a los gentiles para que éstos se salven; así colman ellos siempre la medida de sus pecados, pues vino sobre ellos la ira hasta el extremo. » (1 Tes. 2, 14-16)

« ¿Por qué ustedes no comprenden mi lenguaje? Es porque no pueden escuchar mi palabra. Ustedes tienen por padre al demonio y quieren cumplir los deseos de su padre. Desde el comienzo él fue homicida y no tiene nada que ver con la verdad, porque no hay verdad en él. Cuando miente, habla conforme a lo que es, porque es mentiroso y padre de la mentira. Pero a mí no me creen, porque les digo la verdad. ¿Quién de ustedes probará que tengo pecado? Y si les digo la verdad, ¿por qué no me creen? El que es de Dios escucha las palabras de Dios; si ustedes no las escuchan, es porque no son de Dios. » (Jn. 8, 43-47)


Y también por el Magisterio de la Iglesia

« Los testimonios incesantes de los Santos Padres, al atestiguar que en el patíbulo de la Cruz consumó su obra, enseñan que la Iglesia nació en la Cruz del costado del Salvador, como una nueva Eva, madre de todos los vivientes. […] con la muerte del Redentor, a la Ley Antigua abolida sucedió el Nuevo Testamento; entonces en la sangre de Jesucristo, y para todo el mundo, fue sancionada la Ley de Cristo con sus misterios, leyes, instituciones y ritos sagrados. Porque, mientras nuestro Divino Salvador predicaba en un reducido territorio -pues no había sido enviado sino a las ovejas que habían perecido de la casa de Israel- tenían valor, contemporáneamente, la Ley y el Evangelio; pero en el patíbulo de su muerte Jesús abolió la Ley con sus decretos, clavó en la Cruz la escritura del Antiguo Testamento, y constituyó el Nuevo en su sangre, derramada por todo el género humano. Pues, como dice San León Magno, hablando de la Cruz del Señor, de tal manera en aquel momento se realizó un paso tan evidente de la Ley al Evangelio, de la Sinagoga a la Iglesia, de lo muchos sacrificios a una sola hostia, que, al exhalar su espíritu el Señor, se rasgó inmediatamente de arriba abajo aquel velo místico que cubría a las miradas el secreto sagrado del templo. En la Cruz, pues, murió la Ley Vieja, que en breve había de ser enterrada y resultaría mortífera, para dar paso al Nuevo Testamento, del cual Cristo había elegido como idóneos ministros a los Apóstoles; y desde la Cruz nuestro Salvador, aunque constituido, ya desde el seno de la Virgen, Cabeza de toda la familia humana, ejerce plenísimamente sobre la Iglesia sus funciones de Cabeza, porque precisamente en virtud de la Cruz -según la sentencia del Angélico y común Doctor-, mereció el poder y dominio sobre las gentes; por la misma aumentó en nosotros aquel inmenso tesoro de gracias que, desde su reino glorioso en el cielo, otorga sin interrupción alguna a sus miembros mortales; por la sangre derramada desde la Cruz hizo que, apartado el obstáculo de la ira divina, todos los dones celestiales, y, en particular, las gracias espirituales del Nuevo y Eterno Testamento, pudiesen brotar de las fuentes del Salvador para la salud de los hombres, y principalmente de los fieles; finalmente, en el madero de la Cruz adquirió para sí a su Iglesia, esto es, a todos los miembros de su Cuerpo místico, pues no se incorporarían a este Cuerpo místico por el agua del Bautismo si antes no hubieran pasado al plenísimo dominio de Cristo por la virtud salvadora de la Cruz » (Encíclica Mystici Corporis, Pío XII, 1943).

En la solemnidad de la Inmaculada Concepción de la Santísima Virgen María, madre de Jesucristo, verdadero Mesías, Rey de Israel y Redentor del género humano.

PARA MÁS INFORMACIÓN

“Diez años con Francisco”:

https://gloria.tv/post/UEqqVjZCCVLQ6g89ps67irXSM

NOVEDAD EDITORIAL

“Apostasía vaticana”:

https://gloria.tv/post/7ynAG7ZfxBvK1MBD4MqN3aMxn

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[4] Saludos a la comunidad judía de Roma el 25 de marzo de 2013: https://www.aciprensa.com/noticias/el-papa-saluda-al-rabino-de-roma-por-la-pascua-judia-82652/ 

[5] Exhortación apostólica Evangelii Gaudium del 24 de noviembre de 2013, § 249.

[6] Ibidem, § 247.

[10] Sobre el cielo y la tierra, cap. 28, p. 2: http://fr.calameo.com/read/002080055a8b71b163859

[11] Ibidem cap. 28, p. 5.

[12] Visiones de un mundo en paz, publicado por el diario La Nación el 4 de septiembre de 2013: https://s3.amazonaws.com/archivo.lanacion.com.ar/impresa/pdf/2013/09/04/040913DT0250101211.pdf

[14] Visita a la sinagoga Benei Tikvá Slijot el 8/8/2007 por el Año Nuevo judío: http://www.zenit.org/es/articles/el-cardenal-bergoglio-en-una-sinagoga-por-el-ano-nuevo-judio

[17] Dirigiéndose al Consejo Internacional de Cristianos y Judíos el 30/6/2015:

 http://www.zenit.org/es/articles/el-papa-la-declaracion-conciliar-nostra-aetate-es-un-no-al-antisemitismo

3 comentarios:

  1. Le agradezco mucho la publicación. Un cordial saludo en Cristo y María.

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  3. Yo lo que veo es que cuando un no judío entra en una sinagoga, debe cubrirse la cabeza; de la misma manera cuando un judío entra en una iglesia debería descubrirse pero no lo hace, son unos insolentes y se creen superiores.

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