El Vaticano niega
la Corredención de María Santísima
Alejandro Sosa
Laprida - 05/11/2025
El prefecto del ex
Santo Oficio, Tucho el Besuqueiro
Fernández, ningunea a la Madre de Dios[1]
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https://drive.google.com/file/d/1pCJ5FexffEk0k8fUGB_livRHUcvF41Ts/view
El cardenal Víctor
Manuel Fernández[2],
Prefecto del Dicasterio para la Doctrina de la Fe, el mismo bellaco que
implementó la bendición de las “parejas homosexuales” con la declaración Fiducia Supplicans[3] hace dos años, acometió
esta vez contra la Santísima Virgen María, recusándole los títulos de
Corredentora y de Mediadora de todas las gracias, en un documento publicado
ayer, intitulado Mater Populi Fidelis[4].
La falsedad
contenida en ese documento acerca de la inconveniencia de aplicar a María
Santísima los títulos de Corredentora y Mediadora es total. Seguidamente
intentaré explicar muy sucintamente los motivos por los que esos títulos son
legítimamente aplicados a la Madre de Dios en la teología católica,
contrariamente a lo que se pretende en este sofístico y malicioso panfleto,
pergeñado en las oficinas del Vaticano conciliar, modernista, ecuménico e
interreligioso[5].
En efecto, es algo
perfectamente establecido en el magisterio y en la tradición de la Iglesia que María,
la nueva Eva, fue asociada a la redención de Cristo, el nuevo Adán, de modo
análogo al que desempeñó Eva respecto de Adán en la caída original.
Eva fue
indisolublemente asociada al pecado del padre del género humano pues, sin su
intervención, éste no se hubiese producido. Del mismo modo, Dios quiso asociar
a María a la redención operada por su Hijo al encarnarse en su seno sagrado,
requisito indispensable dispuesto por la Divina Providencia para que pudiera
efectuarse la redención del género humano, a través del sacrificio redentor de
Jesucristo en el altar de la Cruz.
Igualmente, así
como Eva fue la “mediadora” de las desgraciadas consecuencias penales
resultantes del pecado de Adán respecto a su posteridad -mediante el acto
generativo que transmite la falta-, de manera análoga María fue libremente
constituida medianera de las gracias redentoras que fluyen de la Cruz, a través
de su maternidad espiritual (“He ahí a tu madre”, Jn. 19, 27), puesto que fue
por su mediación que la humanidad de Nuestro Señor llegó hasta nosotros para
entregarse como víctima propiciatoria por nuestros pecados y abrirnos las
puertas del Cielo.
Su misión de
mediadora entre Jesús y los hombres está claramente simbolizada en el papel que
tuvo María respecto al inicio de la vida pública de Jesús -narrado en el episodio
de las bodas de Caná-, cuando Nuestro Señor realizó su primer milagro a
instancias de su madre.
Entonces, dado que
la redención es fruto de la oblación de la humanidad de Jesús en el Calvario
-hipostáticamente unida al Verbo de Dios-, y que dicha humanidad la recibimos
de María, se desprende de ello que Dios dispuso en su sabiduría infinita que
María fuera el canal destinado a distribuir las gracias que fluyen del
Sacrificio Redentor de Nuestro Señor Jesucristo.
Esto es lo que
enseña el magisterio de la Iglesia, lo que está contenido en la Sagrada
Escritura y lo que cree el pueblo fiel, por más que Bergoglio, Prevost y el
“Tucho” Fernández se empeñen impíamente en negarlo...
Hay muchos papas
que han sostenido la corredención de la Santísima Virgen María. En aras de la
brevedad, suministraré sólo una cita, tomada del magisterio extraordinario de
la Iglesia. En la bula Ineffabilis Deus, que proclamó el dogma de
la Inmaculada Concepción en 1854, Pío IX escribió:
“En consecuencia de
eso, así como Cristo, Mediador entre Dios y los hombres, asumiendo la
naturaleza humana, destruyó el decreto de condenación que había contra
nosotros, clavándolo triunfalmente en la Cruz, así también la Santísima Virgen,
unida a Él por un enlace estrechísimo e indisoluble, fue, juntamente con Él y
por medio de Él, la eterna enemiga de la venenosa serpiente, y le aplastó la
cabeza con su pie virginal.”[6]
Como se puede
apreciar, la idea de la corredención está claramente expresada en el texto
pontificio, aunque no aparezca la palabra “corredentora”.
Mientras el
Vaticano recorre el “camino sinodal”, lucha contra el “cambio climático”,
implementa la “fraternidad universal”, promueve el cuidado de la “casa común” y
se hermana con todas las “tradiciones religiosas”, los católicos nos volvemos a
nuestra bendita Madre del Cielo, implorando su protección y pidiéndole la
gracia de la fidelidad a la fe católica en estos tiempos de apostasía...
APÉNDICE
Francisco ultraja a la Virgen
María[7]
- 15/12/2019
El 12 de diciembre,
en la homilía de la fiesta de Nuestra Señora de Guadalupe, Francisco negó la
participación de María en la obra redentora, calificándola de “historias”
(“fábulas, cuentos”) y de “tontera” (“tontería, bobada, insignificancia”).
Éstas son sus palabras:
“Fiel a su Maestro, que es su Hijo, el único Redentor, jamás quiso
para sí tomar algo de su Hijo. Jamás se presentó como corredentora. (…) Nunca robó para sí nada de su Hijo (…) María mujer, María
madre, sin otro título esencial. (…) Y tercer adjetivo que yo le diría
mirándola, se nos quiso mestiza, se mestizó. (…) Se mestizó para ser Madre de
todos, se mestizó con la humanidad. ¿Por qué? Porque ella mestizó a Dios. Y ese
es el gran misterio: María Madre ‘mestiza’
a Dios, verdadero Dios y verdadero hombre, en su Hijo. Cuando nos
vengan con historias de que habría que declararla esto, o hacer este otro
dogma, no nos
perdamos en tonteras: María es mujer,
(…) mujer de nuestros pueblos, pero que ‘mestizó’ a Dios.”[8]
Los dichos de
Bergoglio, además de insultantes, son completamente falsos. Si bien no ha
habido hasta ahora una declaración dogmática del magisterio al respecto, la
corredención de María forma parte de la revelación divina. Su fundamento escriturístico
es innegable. Éste consiste en el paralelo y en la analogía existente entre Eva
y la Santísima Virgen. Paralelo y analogía que se manifiestan en el papel
desempeñado por ellas en relación, por un lado, con Adán en la caída original
y, por el otro, con Jesucristo, nuevo Adán (Rm. 5, 14 - I Cor. 15, 22), en la
reparación de la misma.
En efecto, del
mismo modo que Eva participó en la caída de Adán, por su falta de fe y su
desobediencia, María lo hizo en la redención, a través de su fe y su obediencia.
Con su “fiat” y su consentimiento al sacrificio salvador de Jesús, María hizo
posible la Redención, así como Eva, tentando a Adán a instancias de la
serpiente, había hecho posible la falta original. Es Adán quien la comete, pero
Eva está íntimamente vinculada a ella, no como artífice, sino como partícipe
necesaria y a modo de causa instrumental.
De manera análoga,
María, nueva Eva, participa en el acto redentor realizado por Jesucristo, nuevo
Adán, no como autora, sino como partícipe necesaria -Dios así lo dispuso en su
Divina Providencia-, y como causa instrumental -con su “fiat” libremente
otorgado, María suministró la “materia” del sacrificio redentor, es decir, el
cuerpo de la víctima expiatoria-.
Es en este sentido
que debe entenderse el término “corredención” aplicado a María, como expresión
de su íntima participación en la obra redentora consumada por su divino Hijo -autor
exclusivo de la misma-, y no como si la redención hubiera sido realizada por
ambos, en el mismo sentido y en un pie de igualdad, como si fuesen coautores
del hecho.
Así pues, a
semejanza de Eva, que interviene de manera decisiva en la caída del género
humano provocada por la falta de Adán, la Santísima Virgen María, la Eva de la
Nueva Alianza, está estrechamente involucrada en la redención operada por el
nuevo Adán, Jesucristo.
Veamos lo que dice
al respecto San Ireneo, Padre y Doctor de la Iglesia, discípulo de San
Policarpo, quien, a su vez, lo había sido del apóstol San Juan, en su obra Contra los herejes:
“En correspondencia
encontramos también obediente a María la Virgen, cuando dice: «He aquí tu
sierva, Señor: hágase en mí según tu palabra» (Lc 1, 38); a Eva en cambio indócil, pues
desobedeció siendo aún virgen. Porque como aquélla, (...) habiendo
desobedecido, se hizo causa de muerte para sí y para toda la humanidad; así
también María, teniendo a un varón como marido pero siendo virgen como aquélla,
habiendo obedecido se hizo causa de salvación para sí misma y para toda la
humanidad (Heb 5, 9). (...) Así también el nudo de la desobediencia de Eva se
desató por la obediencia de María; pues lo que la virgen Eva ató por su
incredulidad, la Virgen María lo desató por su fe.”[9]
Citemos ahora al gran doctor mariano San Luis María Grignon de Montfort:
“Lo que Lucifer perdió por orgullo lo ganó María con la humildad. Lo
que Eva condenó y perdió por desobediencia lo salvó María con la obediencia.
Eva, al obedecer a la serpiente, se hizo causa de perdición para sí y para
todos sus hijos, entregándolos a Satanás; María, al permanecer perfectamente
fiel a Dios, se convirtió en causa de salvación para sí y para todos sus hijos
y servidores, consagrándolos al Señor. -53- (…) Lo que digo en términos
absolutos de Jesucristo, lo digo, proporcionalmente, de la Santísima Virgen. Habiéndola
escogido Jesucristo por compañera inseparable de su vida, muerte, gloria y
poder en el cielo y en la tierra, le otorgó, gratuitamente - respecto de su
Majestad- todos los derechos y privilegios que Él posee por naturaleza: “Todo
lo que conviene a Dios por naturaleza, conviene a María por gracia”, dicen los
santos. -74-.”[10]
Cito ahora por
partida doble a Pío XII, primero en una alocución dirigida a los peregrinos de
Génova del 22 de abril de 1940:
“De hecho, ¿no son Jesús y María los dos amores sublimes del pueblo
Cristiano? ¿No son acaso el nuevo Adán y la nueva Eva a quienes el Árbol de la
cruz une en el dolor y el amor para redimir el pecado de nuestros primeros
padres en el Edén?”[11]
Y luego, en su
constitución apostólica Munificentissimus Deus, en la que definió
solemnemente el dogma de la Asunción de María al Cielo en cuerpo y alma:
“Pero ya se ha recordado especialmente que desde el siglo II María
Virgen es presentada por los Santos Padres como nueva Eva estrechamente unida
al nuevo Adán, si bien sujeta a él, en aquella lucha contra el enemigo infernal
que, como fue preanunciado en el protoevangelio (Gn 3, 15), habría terminado
con la plenísima victoria sobre el pecado y sobre la muerte, siempre unidos en
los escritos del Apóstol de las Gentes (cfr. Rom cap. 5 et 6; 1 Cor 15, 21-26;
54-57). Por lo cual, como la gloriosa resurrección de Cristo fue parte esencial
y signo final de esta victoria, así también para María la común lucha debía
concluir con la glorificación de su cuerpo virginal (n. 39).”[12]
Transcribo
seguidamente otras citas pontificias sobre esta cuestión:
León XIII: “Cuando María se
ofreció a si misma completamente a Dios junto con su Hijo en el templo, ya
estaba compartiendo con Él la dolorosa expiación a favor de la raza humana. Es
seguro, por tanto, que sufrió en lo más profundo de su alma con los
sufrimientos más amargos y los tormentos de Él. Finalmente, fue precisamente
frente a los ojos de María que el sacrificio divino, por el cual Ella había
nacido y alimentado a la víctima, tuvo que ser consumado; vemos que estuvo Su
Madre frente a la Cruz de Jesús (…) voluntariamente ofreciendo a su Hijo a la
divina justicia, muriendo con Él en su corazón, atravesada con la espada de
dolor”. Encíclica Jucunda Semper, 1894.[13]
San Pío X: “A todo esto hay que añadir, en alabanza de la santísima Madre de Dios,
no solamente el haber proporcionado al Dios Unigénito que iba a nacer con
miembros humanos la materia de su carne con la que se lograría una hostia
admirable para la salvación de los hombres; sino también el papel de custodiar
y alimentar esa hostia e incluso, en el momento oportuno, colocarla ante el
ara. De ahí que nunca son separables el tenor de la vida y de los trabajos de
la Madre y del Hijo.” Encíclica Ad diem
illum, 1904.[14]
Benedicto XV: “El hecho de que
Ella estuvo con su Hijo, crucificado y agonizante, fue de acuerdo al plan
divino. Hasta tal punto entregó sus derechos maternales sobre su Hijo para la
salvación del hombre, y lo inmoló -hasta donde le fue posible- para calmar la
justicia de Dios, que podemos correctamente decir que redimió a la raza humana
junto con Cristo.” Carta Apostólica Inter Sodalicia, 1918.[15]
Pío XI: “O Madre del amor y de la
misericordia quien, cuando vuestro dulcísimo Hijo estaba consumiendo la
Redención de la raza humana en el altar de la cruz, permanecisteis de pie junto
a Él, sufriendo con Él como la Corredentora. (…) Conserva en nosotros, os lo
suplicamos, e incrementa día a día, los frutos preciosos de Su Redención y la
compasión de su Madre.” Oración en la clausura del Jubileo de la Redención,
1933.[16]
Pío XII: “Fue Ella quien, libre de toda mancha personal y original, unida siempre
estrechísimamente con su Hijo, lo ofreció como nueva Eva al Eterno Padre en el
Gólgota, juntamente con el holocausto de sus derechos maternos y de su materno
amor, por todos los hijos de Adán manchados con su deplorable pecado; de tal
suerte que la que era Madre corporal de nuestra Cabeza, fuera, por un nuevo
título de dolor y de gloria, Madre espiritual de todos sus miembros. (51)” Encíclica Mystici Corporis, 1943.[17]
En la Bula Ineffabilis Deus, que proclamó el dogma
de la Inmaculada Concepción en 1854, el Papa Pío IX escribió:
“En consecuencia de eso, así como Cristo, Mediador entre Dios y los
hombres, asumiendo la naturaleza humana, destruyó el decreto de condenación que
había contra nosotros, clavándolo triunfalmente en la Cruz, así también la
Santísima Virgen, unida a Él por un enlace estrechísimo e indisoluble, fue,
juntamente con Él y por medio de Él, la eterna enemiga de la venenosa
serpiente, y le aplastó la cabeza con su pie virginal.”[18]
Por último, no
puedo evitar relacionar esta desafortunada salida bergogliana con la que
profiriera un año atrás, el 21 de diciembre de 2018, con motivo del discurso
navideño ofrecido al personal del Vaticano, impugnando solapadamente la
Concepción Inmaculada de María:
“Entonces, ¿quién es feliz en el Belén? La Virgen y San José están
llenos de alegría: miran al Niño Jesús y son felices porque, después de mil
preocupaciones, han aceptado este Regalo de Dios, con tanta fe y tanto amor.
Están “rebosantes” de santidad y, por lo tanto, de alegría. Y me diréis
vosotros: ¡Anda, claro! ¡Son la Virgen y San José! Sí, pero no pensemos que
haya sido fácil para ellos: los santos no nacen, se hacen, y esto vale
también para ellos.”[19]
Así pues, según
Francisco, María se caracterizaría esencialmente por ser una
“mujer-madre-mestiza-discípula” -todos atributos de orden puramente natural y
que podrían corresponder a infinidad de personas-, pero no cabría atribuirle
los títulos de Inmaculada -preservada de todo vínculo con la falta original- ni
de Corredentora -cooperadora en la reparación de dicha falta-, los cuales no
merecerían otro calificativo que el de meras “historias” o “tonteras”…
Todo esto sin poder
detenernos como convendría en el empleo esperpéntico del término “mestizar”
aplicado a María en referencia a la Encarnación. Digamos simplemente que, amén
de constituir una novedad absoluta en materia teológica, la noción de
“mestizaje” es totalmente inapropiada, ya que supone una mezcla o confusión de
elementos, cosa que no sucede en Jesucristo, cuyas dos naturalezas, divina y
humana, permanecen perfectamente distintas, unidas en la persona del Verbo,
unidad que la teología denomina “hipostática”.
Además de ser una
palabra que implica la dimensión generativa, lo cual resulta chocante en
alusión a la Santísima Virgen. Sin dejar de mencionar, por último, ya en un
plano de índole política e ideológica, el “mundialismo” o “globalismo”
preconizado sistemáticamente por la ONU -con la anuencia manifiesta del
Vaticano-, una de cuyas características principales es el “inmigracionismo”,
con el consiguiente “mestizaje” y la disolución de la identidad cultural y
religiosa de las naciones occidentales, el famoso “multiculturalismo”.
PARA MÁS INFORMACIÓN
“Diez años con Francisco”
https://gloria.tv/post/UEqqVjZCCVLQ6g89ps67irXSM
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https://gloria.tv/Miles%20-%20Christi
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Impresas
https://saint-remi.fr/fr/35-livres?q=Filtre%20Auteur-MILES%20CHRISTI-MARIE%20Alexandre
Digitales
[1] https://www.infobae.com/leamos/2023/07/18/saname-con-tu-boca-el-arte-de-besar-las-frases-mas-estacadas-del-libro-de-victor-tucho-fernandez-el-hombre-de-confianza-del-papa/
[2] Sobre este siniestro individuo recomiendo ver: 1. https://gloria.tv/post/6tx9HLuPetx9BsbjkSt2Hc9rR - 2. https://gloria.tv/post/N3VmAdMVGcoT4yJhVNnRk2egB - 3. https://gloria.tv/post/4DfejpEVjHjfDpWRzEBtWqFSQ - 4. https://gloria.tv/post/Y9py2jN8Bgiu2NDa2ZL4JCBof - 5. https://gloria.tv/post/Gof1GDxwagXv4Rw9GhtoUhPNS - 6. https://infovaticana.com/2024/01/08/sale-a-la-luz-un-libro-oculto-del-cardenal-victor-manuel-fernandez-la-pasion-mistica-espiritualidad-y-sensualidad/ - 7. https://caminante-wanderer.blogspot.com/2024/01/se-descubre-un-nuevo-libro-oculto-del.html - 8. https://www.lifesitenews.com/es/noticias/sale-a-la-luz-un-escandaloso-libro-del-cardenal-fernandez-sobre-los-orgasmos/
[3] “El Vaticano bendice la sodomía”: https://gloria.tv/post/BgvkYWfSKY3n4NRxHpivtTcpq
[4] Dicasterio para la Doctrina de la Fe, “Mater Populi
Fidelis. Nota doctrinal sobre algunos títulos marianos referidos a la
cooperación de María en la obra de la salvación.” https://www.vatican.va/roman_curia/congregations/cfaith/documents/rc_ddf_doc_20251104_mater-populi-fidelis_sp.html
[5] Para quien deseara ahondar en el tema, recomiendo vivamente
la siguiente lectura: “La Virgen María. Teología y Espiritualidad Mariana.” -
R. P. Antonio Royo Marín O.P. - Páginas 140 a 203 - La primera edición es de
1955, lo cual prueba que hace por lo menos 70 años que la doctrina de la
corredención y la mediación universal mariana está firmemente establecida en la
teología católica. Esto explica también el hecho de que durante el CVII varios
obispos hayan pedido la declaración de un nuevo dogma al respecto. Como es
sabido, esta propuesta no prosperó a causa del giro ecuménico decidido por Juan
XXIII, puesto bajo la dirección del cardenal Bea, que en 1960 fue designado
primer presidente del Secretariado para la promoción de la unidad de los
cristianos. Descargar el libro:
[6] https://www.vatican.va/content/pius-ix/it/documents/18541208-costituzione-apostolica-ineffabilis-deus.html
[8]http://www.vatican.va/content/francesco/es/homilies/2019/documents/papa-francesco_20191212_omelia-guadalupe.html - Nuevo
exabrupto bergogliano, durante la Audiencia General del 24/03/2021: “Jesús extendió la maternidad de María a
toda la Iglesia cuando se la encomendó al discípulo amado, poco antes de morir
en la cruz. Desde ese momento, todos nosotros estamos colocados bajo su manto,
como se ve en ciertos frescos y cuadros medievales. (…) la Virgen que, como
Madre a la cual Jesús nos ha encomendado, envuelve a todos nosotros (…) como
Madre, no como diosa, no como corredentora: como madre. es verdad que la piedad cristiana siempre le da bonitos
títulos, como un hijo a la madre: ¡cuántas cosas bonitas dice un hijo a la
madre a la que quiere! pero estemos atentos: las cosas bonitas que la iglesia y
los santos dicen de maría no quita nada a la unicidad redentora de cristo. él
es el único redentor. son expresiones de amor como la de un hijo a su madre -algunas
veces exageradas-; pero el amor, nosotros lo sabemos, siempre nos hace hacer
cosas exageradas, pero con amor.” El video: https://gloria.tv/post/BQBmbvf7hzNa6xpitoGcE9zML - El texto:
[11] https://infovaticana.com/2019/12/13/el-papa-descarta-como-tonteria-proclamar-a-maria-corredentora/
[13] http://w2.vatican.va/content/leo-xiii/it/encyclicals/documents/hf_l-xiii_enc_08091894_iucunda-semper-expectatione.html
[15] https://www.mercaba.org/FICHAS/MAR%C3%8DA/corredentora_respuestas_objeciones.htm (5ta
objeción) - http://www.fundacionspeiro.org/verbo/2006/V-447-448-P-609-620.pdf (nota 14)
[16] https://www.mercaba.org/FICHAS/MAR%C3%8DA/corredentora_respuestas_objeciones.htm (5ta
objeción)
[17] http://www.vatican.va/content/pius-xii/es/encyclicals/documents/hf_p-xii_enc_29061943_mystici-corporis-christi.html

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