Entre gobiernos militares (que asumían para salvar la
democracia) y gobiernos democráticos, la Argentina fue convirtiéndose de una
casa en ruinas a un circo destartalado.
Un general le entregaba el gobierno a los Montoneros
(1973), otro general se lo entregaba al abogado defensor de terroristas
erpianos (1983). Un presidente era llamado "El Tío", otro "El
Turco", otra "La Yegua"... Los banqueros internacionales vienen
todos los años a cobrar intereses usurarios mientras el capital adeudado sigue
en aumento. Entre auditoría y auditoría alcanzamos el divorcio, el casamiento
homosexual, los vientres de alquiler, el aborto como derecho, la educación
sexual en el jardín de infantes, el "orgullo", las "casas
trans", el cannabis "medicinal" y el "paco" sin
receta, los motochorros y los robos "piraña", los "pueblos
originarios", los saqueos, los cortes de calles, rutas y avenidas; la
desaparición de la autoridad, la ausencia de jerarquías, la desaparición de las
FFAA, la corrupción de la policía, deserción escolar, villas miserias en
aumento, cierre de industrias y algunos logros más.
Cada dos años se vota para cambiar nada y cada cuatro
para tampoco cambiar nada. Promesas de 'salariazos', cohetes por la
estratósfera, trenes bala, "fin del curro de los derechos humanos",
un dólar un peso, "con la democracia se come, se educa y se cura", y
más palabrerío vacuo. La gente sigue votando. Y puteando mientras sigue votando.
Votan "al mal menor", casi tapándose la naríz. Pero siguen votando.
Un nuevo payaso malo se asoma en el horizonte. Es 'la
esperanza'. Lo votaron hasta en la Antártida, donde la mayoría son militares...
Ellos sabrán. Que no se quejen después. Viene acompañado de la Villarruel como
vice, que tenía un kiosco en el que vendía la defensa de las víctimas del
terrorismo. ¿Alguien vio algo más inútil que un vicepresidente? Pato Bullshit,
montonera retirada, es la otra esperanza de la derecha. Así estamos.
En la democracia caben todos, todas... y todes.
Y la gente seguirá votando.