San Juan Bautista

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domingo, 20 de septiembre de 2020

Otto Skrzeny (I): Vive Peligrosamente - Luis Alfredo Andregnette Capurro

                                        

La Historia, como diría Macaulay, si se entiende como mera recopilación de datos adecuadamente seleccionados, es tarea sencilla; pero el reconstruir lo pasado haciéndolo vida, es un accionar en el que, la razón tiene un campo vasto y con dificultades, cuando trabajando con sentido moral, se busca la Verdad.

En los tiempos que corren, la Historia ha sido utilizada para justificar guerras, con crímenes monstruosos cometidos por jefes vencedores a los que, por serlo, nunca se les llamó a responsabilidad. Los ejemplos son múltiples, pero los sucesos de la Segunda Conflagración Mundial creemos, se destacan en especial y deberían seguir mereciendo un muy detenido examen. Sin embargo, esto no es así.

A través de la “indiscutible, por deificada, vía democrática” diversos parlamentos, han establecido Leyes Mordaza, respecto a sucesos históricos los cuales No se pueden discutir ni plantear su revisión. La hipocresía partitocrática ha llegado a sumirse en el fango pestilente, al establecer penas de prisión, para quienes se atrevan a desconocer lo que militantes del furioso sionismo han resuelto, es decir que, permanezca intocable la sentencia del Kahal, para los siglos de los siglos. Vale decir para nuestro camarada lector Nacional Católico, que ahora nos vamos a referir al verdadero Holocausto, por lo cual, y como corresponde a su grandeza divina, lo escribimos con mayúscula. Porque, antes, en épocas más serias, esta palabra, era solo requerida para referirse al Supremo Sacrificio, el del Gólgota, cuando Cristo Jesús Crucificado y Coronado de Espinas por los deicidas, entregó su Espíritu y volvió al seno del Padre y del Espíritu Santo. Gigantesco sacrificio de Dios Uno y Trino que partió en dos la Historia.

Hoy, con voluntarismo de Apostasía, todo pretende ser cambiado por las fuerzas esotéricas que campean en medio del hedonismo y el sufrimiento de la humanidad atea. Un autor, Norman Finkelstein, hace la “historia de la idea del “holocausto” y sostiene que luego, de la segunda guerra mundial éste no estaba tipificado como un fenómeno singularmente judío y mucho menos como una singularidad histórica. Es un “presente posterior” el de la guerra de 1967, el que es usado por Israel y por la comunidad judía, en los EEUU para transformar el holocausto en Holocausto”[1].

El Dr. David Irving, es un ejemplo de los atropellos actuales. Este notable investigador historiador revisionista inglés, fue llevado ante los tribunales de Austria, por haber expresado, en una conferencia pública y documentada, su posición negativa respecto a la nueva forma de encarar el holocausto. Fue condenado, a dos años de cárcel por exponer su trabajo en público, amén del efecto que podría producir en el futuro.

No amigo lector, no se indigne. Lo que señalamos sucede porque vivimos en el mundo del relativismo. Donde la diferencia entre el bien y el mal ha desaparecido. En este farisaico “paraíso” demo liberal, homosexual y drogadicto, la única verdad es: “para los amigos sirvientes del sistema, Todo. Para quienes luchan contra las fuerzas abisales Ni la Justicia”.

Por el momento dejaremos de lado este informe de situación, al decir militar, para presentar al lector la personalidad cuyo nombre encabeza esta página: Otto Skorzeni. Un Héroe, cuya síntesis de su vida vivida como universitario y guerrero caballeresco, la resumió en dos tomos que tenemos ante nosotros y que los tituló con acierto: “Vive Peligrosamente” y “Luchamos y Perdimos”.  Editados por, en la España del Caudillo, en el año 1965, por la Editorial Acervo de Barcelona.

Alguien escribió, caracterizando esta egregia personalidad: “Jefe de comando alemán, altamente popular y publicitado, durante la Segunda Guerra Mundial cuyas hazañas elevaron la moral alemana”. Con el milagro de la evocación, lo tendremos junto a nosotros, latiendo su corazón en setecientas páginas de su puño y letra. Primeramente, en los momentos claves de su formación juvenil, y luego como servidor homérico, con Fe ardiente en la santa causa del Occidente anti masónico y anti bolchevique.

La obra del Coronel Skorzeny, está presentada por Peter Hauser  Generaloberst der Waffen SS quien expresa: “Su camarada y antiguo Jefe de División se complace en poder decirle unas palabras de saludo y confirmarle su estima”, continuando, “Otto Skorzeny no era ningún luchador convencional pero, después de haber empezado a participar en el funcionamiento de una división acorazada, como una pequeña rueda del mismo, más tarde, Dios, le dio ocasión de perfeccionarse como motor propio en nuevas misiones”. Ahora, es el mismo Skorzeny quien toma la palabra. Lo que el relata no se refiere solamente al pasado, sino que se interesa también por el futuro. Las órdenes sólo pueden ser ejecutadas por hombres dispuestos para las más diversas acciones, con valentía, que encuentran salida incluso en una posición perdida. Quizá el título “Vive Peligrosamente” pueda parecer altisonante, pero no hay duda que aquí, está plenamente justificado. Así saludamos a todos los hombres, procedentes de las unidades de la Wermacht que, bajo sus jefes, fueron verdaderos guías que le ayudaron a alcanzar el éxito en las misiones más difíciles”.

En el primer capítulo Skorzeny estampa esta dedicatoria: “A todos los camaradas caídos en la guerra 1939-1945”. Luego da comienzo a su autobiografía de esta manera: “12 de Julio de 1908. El pueblo vienés llenaba las calles de la Imperial Viena, cabeza del Imperio Austro- Húngaro. Se celebraba con entusiasmo, el sesenta aniversario de la coronación del Emperador Francisco José I. En las primeras horas de la tarde de aquel día, mi madre, que había presenciado y admirado el desfile y los cortejos por la mañana, me dio el ser. Mis primeros recuerdos infantiles están estrechamente vinculados con el hundimiento de aquella época dorada y, por lo tanto, con el estallido de la primera guerra mundial” (julio agosto de 1914). “Las calurosas noches de aquel agosto, nos hicieron ser testigos de los primeros bombardeos, efectuados por los ingleses sobre el puerto de Bremer. A pesar de que todavía la guerra estaba en pañales, hubo que cumplir el ‘toque de queda’, y las órdenes de oscurecimiento de las ciudades; se instalaron baterías antiaéreas y la población civil, compuesta de mujeres y niños, sufrió por los efectos de la nueva situación. Es comprensible que, las angustiosas noches de aquel dramático mes de agosto quedaran grabadas en nuestras mentes infantiles… Realicé mis estudios secundarios entre 1919 y1926… Muy pronto me decidí por una carrera: quería ser ingeniero. Igual que mi padre y hermano e ingresé en la ‘Escuela Técnica de Viena’ en el otoño de 1926 y pasé satisfactoriamente por los exámenes del primer semestre llegando, incluso a hacer una disertación sobre el desarrollo de la construcción de la maquinaria... En 1927, me hice miembro de un ‘clan’ juvenil lo que me proporcionó la ocasión de tratar con los que se denominaban ‘hermanos de grupo’”.

En esta parte del capítulo Skorzeny explica el origen de las cicatrices de su rostro. Ellas, dieron origen a que un periodista, años más tarde, lo llamara “scarface” (cara cortada) popularizando su apelativo. Así nos escribe nuestro magnífico Camarada: “Puedo afirmar formalmente que, las cicatrices de mi rostro, no son consecuencia de duelos a cuchillo sostenidos en ambientes de bajos fondos. Me las gané, de un modo honrado. No ignoro que la costumbre austríaca y alemana de los de los duelos a espada entre los estudiantes se considera, en algunos países, como una actitud primitiva… Sin embargo, quiero explicar el porqué de esta costumbre y romper una lanza” por dichos duelos… El duelo a espada era, sencillamente, un medio educativo y como tal fue ejercido durante mucho tiempo. Combatíamos, basándonos en la idea de medir nuestras fuerzas, nuestra destreza, no siendo, por lo tanto, una vergüenza ser herido por nuestro adversario. No obstante, aquel que intentaba, evitar la herida desviando la cabeza, era sancionado. El único motivo de nuestras luchas, era tratar de conseguir un dominio completo sobre nuestros cuerpos y nervios. Estábamos obligados a luchar en actitud ofensiva, prohibiéndosenos adoptar una actitud defensiva. Esto, es indiscutible, tenía un sentido digno de elogio. Todo hombre que piensa pasivamente, no llegará nunca a realizar grandes cosas… El hombre activo, consigue desarrollar su personalidad de una manera más completa. Desde jóvenes se nos educó para que nos inspirásemos en dichos principios, y me siento reconocido en que así fuera. La educación que recibí me ha permitido tener completo el dominio de mis nervios que en muchas ocasiones así lo requerían; me dio la capacidad de enfrentarme fríamente a toda clase de peligros…, tanto morales como físicos… pero nunca me descorazoné y, cada vez luché con nuevos bríos. Aprendimos a ‘dar la cara’, como hombres en defensa de lo que decíamos y hacíamos; aprendimos a luchar por nuestros actos y palabras hasta la última consecuencia. Pero también, aprendimos a encajar todos los golpes, manteniendo una actitud impasible; a soportar el dolor y apretar fuertemente los dientes cuando estábamos a punto de gritar de angustia y dolor. En muchas situaciones de mi vida, sentí agradecimiento por haber sido formado con tanta rudeza. No obstante, nada más lejos de mi ánimo afirmar que, la rudeza solo puede ser alcanzada por tales procedimientos. Me limito hacer constar que los ‘Duelos Estudiantiles’ tenían un significado honroso ajenos a toda mezquindad … Cuando recuerdo aquellos tiempos, observo que muchas costumbres han cambiado. ¡También el dogma católico advierte ilicitud en tales costumbres! Reconozco sus argumentos, pero… yo guardé siempre, de ellos, una herencia positiva de nuestras costumbres.  Proclamo que, estoy orgulloso de que mis heridas sean consecuencia de Duelos Estudiantiles. De haber soportado estoicamente el dolor y, de haber sabido comportarme en todo momento con dignidad”.

Antes de 1914 un hombre todavía podía darse el, lujo de ser apolítico. Pero las cosas cambiaron a partir de 1918. La Paz y el Tratado de Versalles fueron causas del nacimiento de problemas que no podían ser pasados por alto. ¿Por qué se habían formado Estados autónomos tales como, Polonia, Hungría, Checoeslovaquia, Yugoeslavia, Letonia y se había privado de tal privilegio, a grandes grupos de alemanes que vivían, en el norte de Silesia y en el sur del Tirol?

“En el año 1919 el parlamento austríaco había adoptado el lema, con un solo voto en contra, que establecía: “Austria es una parte integrante de la gran Alemania”. Los aliados, encabezados por Wilson, prohibieron que se llevase adelante la deseada unión de los austriacos con Alemania. La política exterior del Canciller Hitler el austriaco Führer del III Reich desde 1933, concretaría el anhelo del Anchluss (unión con Alemania) de sus compatriotas en marzo de 1938. Por otra, parte dice Skorzeny, en el mismo capítulo del tomo “Vive Peligrosamente” lo siguiente: “¡Como respuesta a la agitaciones y desórdenes de las izquierdas agrupadas en las ‘Uniones Protectoras Republicanas’ surgieron los ‘Cuerpos Francos de Estudiantes’! Yo formé parte de ellos”, agregando que, “se regían por leyes militares sin que por ello dieran formación militar a los que los integrábamos. Las nuevas ideas políticas para formar un ‘Estado Fuerte’ encontraron gran aceptación porque el sistema democrático fue deteriorándose y disolviéndose a causa de las rencillas de los partidos políticos que no proporcionaban ninguna ventaja ni alivio visible a la situación general. Creo que el éxito que el Parido Nacional Socialista del Trabajo (NSDAP) obtuvo en Alemania, y  más tarde también  de Austria, se debió a la intención de que no se formara parte de ningún partido y sí de un Movimiento que englobara a toda la población, destinado a lograr mejoras en el trabajo, mejorar el nivel de vida, y la unión, para conseguir eliminar la lucha de clases, en base  a  que, el único objetivo fuera, una sola idea: ‘El bienestar de la Patria’. En el invierno de 1931 pasé mis últimos exámenes de final de carrera en la ‘Escuela Técnica Superior’. Ello, me permitió estar capacitado, para colocarme como ingeniero en cualquier industria. Pero… ¡era más fácil decirlo que lograrlo! En aquellos momentos, tanto Alemania como Austria, sufrían la crisis internacional que parecía alcanzar entonces, su punto culminante...”

Hacia 1931, al que se refiere el entonces joven ingeniero, ya se cumplían dos años de fundación en Austria del Partido Nacional Socialista del Trabajo (NSDAP) hermano, por su programa y características del Movimiento alemán. Su aparición fue muy bien recibida.  Empezó por ser un grupo reducido, que fue aumentando vertiginosamente, a medida que pasaba el tiempo. “Algunos de mis conocidos -escribe Skorzeny- y muchos de mis amigos se hicieron miembros del movimiento” que en Alemania crecía en medio de luchas callejeras con los comunistas, acercándose al poder con su Führer, el austríaco Adolf Hitler. En esos meses, ya había cruzado las fronteras, el libro fundamental de Nacional Socialismo titulado “Mi Lucha”, y que fuera escrito por Hitler, en 1924, en la cárcel de Landsberg, donde cumplía prisión luego del fracasado levantamiento en Münich de noviembre de 1923, contra el dominio bolchevique en la tradicionalista Baviera.

Si bien, nuestro biografiado, el ingeniero Skorzeny, nos da más adelante en sus “Memorias”, la fecha de su afiliación al Nacional Socialismo, intuimos, cuando leímos esta página, que estaba muy próximo a obtener su documento. Veamos la forma de acercarse: “Una de las primeras reuniones políticas a las que asistí, fue decisiva para la formación de mis posteriores puntos de vista, referentes a esas cuestiones. En el verano de 1932, el doctor Joseph Goebbels, figura de primera línea del Hitlerismo alemán, pronunció un discurso en un local de Viena completamente abarrotado de público. Nunca había tenido la ocasión de comprobar personalmente que, un hombre fascinase totalmente, con el inmenso don de la palabra, a la masa de gente, como la que tuvo de auditorio en aquella ocasión, el doctor Goebbels. No podía caber la menor duda que el orador, creía absoluta y totalmente en sus ideas sus palabras eran tan efectistas, que, durante las dos horas de su discurso, el público que escuchaba permaneció sentado, inmóvil, completamente hipnotizado por su verba, pendiente de cada una de sus expresiones, de sus ideas y de cada una de sus exposiciones”.

“Yo sentí lo mismo que los demás. No solo me conmovió la influencia de la maravillosa retórica de aquel hombre, sino que comulgué plenamente con el sentido de sus ideas, que me parecieron realizables. ¿Acaso no era verdad la idea expresada por el orador de que el pueblo austriaco tenía de siempre, orígenes alemanes, exactamente como los bávaros y los prusianos? Solo había una solución para acabar de una vez con los problemas económicos del país: ¡Una estrecha y definitiva unión del pueblo austríaco con el pueblo alemán! ¿Acaso no era justo romper enérgicamente con las fuerzas de capitalismo internacional y el valor de la moneda fundamentarlo No sobre el patrón oro, sino sobre el trabajo y la producción nacional? ¿Acaso no era Verdad, que el Tratado de Versalles había creado un sin fin de problemas y un ilimitado número de inquietudes universales difíciles de ser superadas?”

“Las ideas y pensamientos sociales de su discurso, sobre todo las que se referían a la superación de las luchas entre los partidos, fueron para mí, acicates decisivos que me iluminaron y me hicieron ver la Verdad. Decidí, en aquel instante, inscribirme en el NSDAP. Sin embargo, antes de dar el paso decisivo, pasé un año estudiando a fondo todos sus puntos y bases programáticas, asistiendo a todas las reuniones; incluso pagando la cuota establecida. En junio de 1933 las actividades del NSDAP austriaco fueron declaradas ilegales En aquella ocasión el gobierno del Canciller Dolfuss No tuvo en cuenta que todas las prohibiciones pueden ser consideradas como un arma de doble filo… Medidas como esa sólo pueden ser coronadas por el éxito, si las ideas prohibidas son sustituidas por otras que estén dotadas de tanta fuerza de persuasión como aquellas... Las gentes que se identificaban con nuestro partido no perdieron contacto entre si… Yo consideré que el ayudarnos unos a otros era justo y acertado, ya que creía que era indispensable que el tiempo fuese operando en favor de nuestras ideas... En pocas palabras, aguardaba que era mejor que la dictadura instaurada en Austria, se fuese pudriendo por si sola. En 1934 aprovechando una de mis vacaciones visité Roma. Me encontré que tenía un ambiente totalmente festivo, como solo puede encontrarse en las naciones meridionales. Los obreros ofrecían un aspecto que era difícil ser superado. Las antorchas encendidas en todas las fachadas de los barrios populares, aumentaban la alegría general de sus habitantes. No creo que esta alegría de las masas fuera motivada únicamente por la conmemoración oficial del 2687 aniversario de la fundación de la Urbe… No creo equivocarme si afirmo que los romanos, con su vehemente entusiasmo de latinos, exaltaban la doctrina y los logros del Régimen Fascista… Pronto aprendí a conocer que el hombre italiano en sí, como el humilde campesino, el hotelero, como el cochero, o el aristócrata eran seres humanos dignos de ser considerados y tenidos en cuenta, tan dignos como sus iguales austriacos o alemanes… Una noche, en los últimos días el mes de mayo de 1934, paseaba por las concurridísimas e iluminadísimas calles de Roma, dejándome zarandear por la multitud llegué a la, Plaza de Venecia, esperando al parecer, que sucediera algo importante. Aquella noche vi por primera vez, a Benito Mussolini, Duce de Italia. Apareció en el balcón del Palacio Venecia rodeado de sus Camisas Negras, y fue recibido por los vítores de la multitud Miles y miles de gargantas gritaban, una y otra vez:

¡¡ E VIVA IL DUCE!!

“No pude sustraerme al entusiasmo general…”

 

Luis Alfredo Andregnette Capurro

 

 Desde el Real de la Muy Fiel y Reconquistadora Ciudad San Felipe y Santiago de Montevideo

 



[1] Norman Finkelstein: “La industria del holocausto. Reflexiones sobre la explotación del sufrimiento” Buenos Aires, Siglo XXI, cap 2,47-87.



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