San Juan Bautista

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sábado, 2 de enero de 2016

Necesaria defensa de la hispanidad – Ramiro De Maetzu



  (Sobre las leyendas negras de la conquista española en América) Alguna vez ha protestado España contra estas falsedades. Generalmente, las hemos dejado circular, sin enterarnos. Pero esto de no enterarnos es inconsciencia, y la inconsciencia es una forma de muerte. Lo característico de la conciencia es la inquietud, la vigilancia constante, la perenne disposición a la defensa. Ser es defenderse. La inquietud no es accidente del ser, sino su esencia misma. Conocida es la antigua fábula latina: “Erase la Inquietud, que cuando cruzaba un río y vió un terreno arcilloso, cogió un pedazo de tierra y empezó a modelarlo. Mientras reflexionaba en lo que estaba haciendo, se le apareció Júpiter. La inquietud le pidió que infundiera el espíritu al pedazo de tierra que había moldeado. Júpiter lo hizo así de buena gana. Pero como ella pretendía ponerle a la criatura su propio nombre, Júpiter lo prohibió y quiso que llevar el suyo, Mientras disputaban sobre el nombre, se levantó la tierra y pidió que se llamase como ella, ya que le había dado un trozo de su cuerpo. Los disputantes llamaron a Saturno como juez. Y Saturno, que es el tiempo, sentenció justamente: “Tú Júpiter, porque le has dado el espíritu, le diste el cuerpo, te llevarás su espíritu cuando muera; tu, Tierra, como le diste el cuerpo, te llevarás el cuerpo; tú, Inquietud, por haberlo moldeado, lo poseerás mientras viva. Y como hay disputa sobre el nombre, se llamará: “Homo”, el hombre porque de “humus” (tierra negra) está hecho”.

  Vivir es asombrarse de estar en el mundo, sentirse extraño, llenarse de angustia ante la contingencia de dejar de ser, comprender la constante posibilidad de extraviarse, la necesidad de hacer amigos entre nuestros con-seres, la contingencia de que sean enemigos, y de estar alerta a lo genuino y a lo espúreo, a la verdad y al error. La inquietud no es un accidente, que a unos les ocurre y a otros no. Está en la esencia misma de nuestro ser. Y por  lo que hace a la patria, en cuanto la patria es espíritu y no tierra, es el ser mismo. Nuestra inquietud respecto de la patria es, en verdad, su quinta esencia. Somos nosotros, y no de ella, los que hemos de vivir en centinela; nos hemos de anticipar a los peligros que la acechan, sentir por ella la angustia cósmica con que todos los seres vivos se defienden de la muerte, velar por su honra y buena fama, y de reparar, si fuese necesario, los descuidos de otras generaciones…

  La defensa de la patria no excluye, sino requiere, el respeto de los derechos de las otras patrias… Es tan esencial a las instituciones del Estado y a los valores de la nación como a la vida de la Iglesia. Si no se sostiene, caen las instituciones y perecen los pueblos. Es más importante que los mismos ejércitos, porque con las cabezas se manejan las espadas, y no a la inversa. Esto que aquí inició la “Acción Española”, que es la defensa de los valores de nuestra tradición, es lo que ha debido ser, en estos dos siglos, el principal empeño del Estado no sólo en España, sino en todos los países hispánicos. Desgraciadamente no lo ha sido. No defendimos suficiente nuestro ser. Y ahora estamos a merced de los vientos.



Ramiro de Maetzu – En defensa de la Hispanidad – Editorial Poblet – Bs.As. 1952 – Págs. 38-41.



Nacionalismo Católico San Juan Bautista

3 comentarios:

  1. Se la han cepillado la Hispanidad los sioni-masoniles del N.O.M. en su expansión sureña desde la II guerra mundial, que ganaron los judios y anglo-yankies, y a marchas impunes forzadas tras la caida del Muro de Berlín también.

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    1. anglo yanquies no
      los sionistas...

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  2. Desde México observo con tristeza como se ataca sin cesar la hispanidad, pero lo que no puedo comprender es como en España misma se le ataca con mayor vehemencia, ¿Qué pasa con los europeos que no se dan cuenta de su próxima aniquilación?, ¿hasta cuando despertarán a defender lo que les corresponde? Como no se dan cuenta de que viven en un proceso de suicidio colectivo. ¡Actúen ya!

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