San Juan Bautista

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domingo, 31 de diciembre de 2017

La imposición de la imbecilidad


 
  En la despedida de este terrible año, NCSJB quiere compartir el video titulado “Modern Educayshun”, escrito y dirigido por Neel Kolhatar.

  Si bien el video tiene un par de años y fue ampliamente difundido oportunamente, en estos tiempos padecemos más que nunca la promoción de la imbecilidad en manos de la dictadura global judeomasónica imperante. El gobierno mundial se empeña hoy más que nunca tratando de abolir el sentido común en nombre de los "derechos humanos" que son torcidos antes que derechos, y bestiales en vez de humanos; logrando de esa forma reducir y hasta anular el amor a Dios, a la Patria y a la familia, en pos de supuestas reivindicaciones igualitarias que pretenden despojar al hombre de su individualidad con la cual fue creado por Dios (a su imagen y semejanza) y en la cual fue dotado con los medios para alcanzar la verdadera libertad cuya plenitud consiste en ajustarse a los designios del Creador.



  En tiempos aciagos para la Iglesia, las Patrias y la humanidad toda, transmitimos el deseo a nuestros lectores para este año que comienza, de no dejarnos vencer por el desánimo y seguir luchando por nobles causas en contra de este inmenso desorden institucional mundial, buscando el verdadero orden al cual el Supremo Ordenador nos llamó, para así poder cumplir el destino de gloria para el cual fuimos creados, resistiendo el mal y combatiendo el error.

Feliz y aguerrido 2018

Augusto


Nacionalismo Católico San Juan Bautista

2 comentarios:

  1. No hay ni tiempo ni gente ni fuerza para el orden cristiano terrenal, solo ya para el espiritual de la 2ª venida y el juicio Final. THE END.

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  2. Laprida:

    Realmente me parece un argumento viejo el de la judeomasonería.

    Salvo ciertos ahincados tradicionalistas ya nadie le presta ninguna atención.

    Con todo, siempre habrá ataques contra la Iglesia Católica, y contra otras expresiones religiosas. Y ciertamente ataques muy serios, de dentro y de fuera.

    Yo considero que dentro del catolicismo hay gente que de un lado ( ciertos tradicionalismos) y del otro ( ciertos progresismos) actúan contra la Iglesia en forma conjunta con los de afuera , o en forma peor que los que la atacan desde el exterior.

    Presentan una Iglesia católica degradada, indigna de cualquier evangelización.

    Como ya le dije en otras oportunidades, es muy pelagiano ésto, porque esperan la salud de cierto grupo de iluminados, dejando al Espíritu Santo el lugar de una marioneta utilizada al gusto de los grupos.

    Es fácil y peligroso andar jugando al Fin del Mundo.

    Todos los que jugaron, Castellani inclusive, hace rato han fallecido.

    En una homilía de San Agustín, del Siglo V, se refería a estos que viven apostando al fin de los tiempos para quedarse allí expectantes. Si lo encuentro se lo reenvío.

    Se me hace muy difícil ver que pertenezcamos a la misma Iglesia.

    Saludos

    Ut in omnibus glorificetur Deus.

    Por tanto, el poder debe ser justo, no despótico, sino paterno, porque el poder justísimo que Dios tiene sobre los hombres está unido a su bondad de Padre. Pero, además, el poder ha de ejercitarse en provecho de los ciudadanos, porque la única razón legitimadora del poder es precisamente asegurar el bienestar público. No se puede permitir en modo alguno que la autoridad civil sirva al interés de uno o de pocos, porque está constituida para el bien común de la totalidad social. Si las autoridades degeneran en un gobierno injusto, si incurren en abusos de poder o en el pecado de soberbia y si no miran por los intereses del pueblo, sepan que deberán dar estrecha cuenta a Dios. Y esta cuenta será tanto más rigurosa cuanto más sagrado haya sido el cargo o más alta la dignidad que hayan poseído. A los poderosos amenaza poderosa inquisición[2]. De esta manera, la majestad del poder se verá acompañada por la reverencia honrosa que de buen grado le prestarán los ciudadanos. Convencidos éstos de que los gobernantes tienen su autoridad recibida de Dios, se sentirán obligados en justicia a aceptar con docilidad los mandatos de los gobernantes y a prestarles obediencia y fidelidad, con un sentimiento parecido a la piedad que los hijos tienen con sus padres. «Todos habéis de estar sometidos a las autoridades superiores»[3]. Despreciar el poder legítimo, sea el que sea el titular del poder, es tan ilícito como resistir a la voluntad de Dios. Quienes resisten a la voluntad divina se despeñan voluntariamente en el abismo de su propia perdición. «Quien resiste a la autoridad resiste a la disposición de Dios, y los que la resisten se atraen sobre sí la condenación»[4]. Por tanto, quebrantar la obediencia y provocar revoluciones por medio de la fuerza de las masas constituye un crimen de lesa majestad, no solamente humana, sino también divina.
    Inmortale Dei

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