San Juan Bautista

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lunes, 5 de octubre de 2020

Otto Skorzeni (III): Pantelaria Sicilia y la Mafia - Luis Alfredo Andregnette Capurro

 


En pasadas semanas nos asomamos a la situación militar y política que se planteó, en el mar Mediterráneo, desde el 8 de noviembre de 1942 en adelante. En el capítulo, de siete días atrás, presentamos a los camaradas lectores, los preparatorios de la nefasta invasión demo bolchevique a Italia. La horda sedienta de sangre y capitaneada por Ike Eisenhower sabía que contaba con una conspiración integrada por abyectas figuras de traidores que, por medrar eran capaces de vender sus hermanos al enemigo.

Estas afirmaciones como todo asunto histórico veraz deben ser confirmadas por documentos. Para ello, tenemos sobre nuestra mesa de trabajo tres valiosos volúmenes. El primero de ellos fue titulado por su autor, el Duce Benito Mussolini, “Historia de un Año”. Hoy, los ejemplares de las primeras ediciones, de este trabajo están desaparecidos, porque sus tirajes de época fueron destruidos por los vencedores y el lumpen comunista traidor. Los otros dos, nos ilustran con el relato autobiográfico del Coronel Ingeniero Standartenfuhrer SS Otto Skorzeny, el brillante Oficial, que cumplió en forma sobresaliente lo encomendado por el Fuhrer: liberar a Mussolini cuando la traición lo había secuestrado.

Los títulos de sus obras son: “Vive Peligrosamente” y “Luchamos y Perdimos”. En sus páginas se encuentran el valor y el sacrificio al servicio de una gran causa. Por ello, sostenemos con firmeza, que ambos deberían ser de lectura obligatoria en los institutos castrenses serios, que buscan una formación completa para los jóvenes aspirantes.

Ahora creemos necesario, convocar a todos los camaradas hombres y mujeres, para que, con el milagro de la evocación, estar presentes en la Italia de aquel año 1943. Éste, trajo los  momentos trágicos cuando la traición de la Casa Real y la camándula de lívidos traidores, que avergonzaría para los  siglos a una Nación que Mussolini, el último César, había elevado a posiciones de dignidad, solo alcanzados cuando Roma Imperial, llevando la Paz y el Derecho, “preparaba con el gladio la cuna de Cristo” al decir de Hilaire Belloc. Con inmensa tristeza como católicos romanos, decimos junto a Gaio Gradénigo, que el Vaticano fue uno de los puntos claves del espionaje de aquellos días. El Estado Pontificio, que el Duce había establecido, en los Acuerdos de Letrán en Febrero de 1929, “mantenía, a pesar de la guerra, el cuerpo diplomático acreditado sin exclusiones”. Allí se encontraban, representantes de Gran Bretaña y hasta de los EEUU. Estas delegaciones “eran el centro del espionaje enemigo en Italia”. Se afirma, nos dice el historiador Gradenigo, “que la Radio Vaticana trasmitía en clave todos los días las noticias y los informes militares más importantes para los angloamericanos”.

El Conde Galeazzo Ciano, yerno del Duce, y conspirador contra el Fascismo, amén de ser, por entonces, Embajador de Italia ante la Santa Sede, se sirvió ampliamente de todos ellos, para sus fines de hipócrita estilo Marco Brutus. El amoral, que no respetaba la Patria y, por lo tanto, menos al abuelo de sus hijos, recibió con alegría los ataques a Pantelaría.  Era ésta (y lo es hoy) una pequeña isla en el sur y frente a Sicilia, que había sido preparada por el Duce, con un sistema de defensas que consistían en subterráneos abiertos en la piedra donde las armas de todo tipo la convertían en invulnerable posición. 

“En los primeros días de junio, (1943) escribe el Duce, en “Historia de un Año”, los ataques aéreos aumentaron en densidad, se hicieron continuos, día y noche, en simultánea con bombardeos navales. Los partes de hora en hora anunciaban que la guarnición, reaccionando con imperturbable valor ante el accionar aéreo del enemigo, derribaban, decenas de aparatos enemigos. “El parte 1.110 que se refería a la actividad del 8 de junio, llamaba especialmente la atención de los italianos.

Continúa Mussolini, reavivando sus sentimientos ante la noticia de que la guarnición de Pantelaria, durante el día de ayer y hoy, sufrió un ininterrumpido ataque aéreo, no dio respuesta a la propuesta de rendición formulada por el enemigo”. El mundo estaba admirado de la resistencia italiana. Mussolini, escribe al respecto, que un periódico sueco señalaba que los soldados italianos sorprenden al mundo”. Pero sobrevino la traidora defección del miserable histrión almirante Pavesi.

He aquí el relato del Capo di Governo en sus aspectos esenciales. El elogio dirigido desde Roma al jefe de la base se cruzó, con otro telegrama del mismo Comandante Pavesi en el que, afirmaba la imposibilidad de continuar la resistencia a causa principalmente de la falta de agua. Pero sigamos leyendo al Duce. Pavesi dirigió un telegrama a Mussolini en el pintaba la situación como absolutamente insostenible…. Una gran bandera blanca fue desplegada en el puerto, las otras sobre algunos edificios de la isla y el fuego cesó. Tranquilamente desembarcaron los ingleses. Algunos soldados –continúa Mussoilini- no podían creer lo que veían, hicieron disparos de fusil. Nada más. El desembarco en Pantelaria -según un documento inglés hubiera sido imposible con cualquier otra guarnición- costó a Inglaterra, dos heridos leves. ¿A Italia cuánto le costó la defensa de la primera isla de su territorio...?” Así contesta el propio Duce: “la población y las tropas aferradas a la protección de los refugios subterráneos solamente habían sufrido pérdidas insignificantes. La guarnición entera casi intacta, compuesta de 2000 hombres fue capturada. Semanas más tarde, un cuidadoso informe del almirante Gachino daba cuenta que el total de pérdidas sufridas por la guarnición durante un mes de bombardeos se reducía a 35 muertos. Los refugios e instalaciones subterráneas cavados en la roca habían anulado los efectos de las bombas enemigas. Las 2000 toneladas de bombas fueron arrojadas sobre las rocas…”

Como un balde de agua fría cayó sobre el espíritu italiano. Leemos en “Historia de un Año”, el parte 1113 en el que se daba cuenta de la caída de la isla. Se añadía un comentario de las circunstancias que, pasando de Pantelaria a Lampedusa, exaltaba a la pequeña y heroica guarnición que resistía con heroica firmeza…” “El almirante Pavesi había mentido; hoy se puede decir: había traicionado (subrayado nuestro). Ni siquiera –señala el Duce– fueron volados los hangares subterráneos y se dejó casi intacto el campo de aviación. Con inmenso dolor e indignación Mussolini dice a continuación lo que nosotros trasmitimos con letras en subrayado especial: “Lastima que el pelotón de ejecución no haya alcanzado al primero de los almirantes traidores. Al que pocos meses después había de consumar su traición en la forma más viturperable: entregando al enemigo la flota entera”.

Tamaña y repugnante traición solo puede explicarse por obediencia con la jefatura de la secta masónica residente en la Corona Británica. Ella se posaba, por esos días en la cabeza, del tartamudo Jorge VI. El oprobio, fue tan grande que ni el “rio de las sombras” de los días actuales lo ha podido hacer desaparecer. “La Flota entera”, realización del Grande Hombre traicionado, marchando a toda máquina hacia la isla de Malta, con las banderas a media asta, a las órdenes, de los “almirantes” Maugeri y Olivia, para rendirse, con repugnante ignominia, al Almirantazgo inglés. Bajeza tal no habían conocidos los siglos. “Con la caída de Pantelaria, se alzaba el telón y daba comienzo el drama de Sicilia”. La lucha fue encarnizada pero también en Augusta aguardaba un Iscariote.

El Gral. Fascista Francisci reunió todos los elementos disponibles de las Milicias Camisas Negras “23 de Marzo” junto a los germanos de la División “Herman Goering”. Con ellas, encabezó un contraataque exitoso contra la plaza principal del desembarco en Gela obligando a replegarse a los yanquis. Intervino entonces la aviación norteamericana que ametralló a los ítalos germanos a baja altura. En esas horas cayó mortalmente herido el heroico general Francisci.

Era el momento decisivo para que las fuerzas de la reserva intervinieran con el fin de defender la costa oriental. Estas tropas, no solamente no se movieron, sino que el viperino almirante Lonardi, que comandaba Augusta, se rindió sin disparar un solo tiro.

Veamos lo que al respecto nos informa el Duce, en la citada. “Historia de un Año”. Entre tanto se preparaba la línea del Tirreno para la protección de Mesina y el Estrecho comenzaron a circular versiones concretas de traición. El Coronel alemán Schmaltz, jefe de una brigada, elevó al Mando Supremo alemán un informe telegráfico, el cual el General Rintelen entregó al Duce (no olvidemos que en estas notas de sus memorias, Mussolini, escribía en tercera persona, una copia en la tarde del 12 de julio de 1943. Este documento descorre el velo del misterio de Augusta: “Hasta la fecha ningún ataque enemigo ha sido realizado contra Augusta. Los ingleses no la han ocupado nunca. A pesar de ello, la guarnición italiana ha volado cañones y municiones e incendiado un gran depósito de carburantes,. Las unidades de artillería antiaéreas situadas en Augusta y Priolo han arrojado al mar las municiones y luego han inutilizado los cañones.”  “El 11 por la tarde, ningún Oficial italiano se encontraba en la zona de la brigada Schmaltz. Muchos Oficiales habían abandonado por la mañana a sus tropas y se habían trasladado en automóviles a Catania y aún más hacia la retaguardia. Multitud de soldados aislados o en grupos vagaban por el campo… algunos se han despojado de sus uniformes y visten de paisano…” “Durante estos días –leemos al Duce – comenzaban a llegar a Roma noticias de testigos oculares de los acontecimientos. He aquí algunos párrafos sacados de una relación escrita por un alto funcionario de Ministerio de Cultura que permaneció con una misión en Sicilia desde finales de junio al 15 de julio… Así dice: “Respecto a la situación de ánimo provocada por los bombardeos… era más bien de resignación en lo que se refería al peso de la constante acción aérea enemiga, con estallidos de odio y rebeldía contra la barbarie norteamericana, y una cierta confianza respecto al resultado de la guerra. Todo siciliano tenía la certeza que, cualquier tentativa de invasión enemiga sería truncada en poco tiempo y que toda Italia, se uniría en la ayuda a Sicilia en el deseo de aplastar la ofensiva contra el suelo de la Patria. La noticia de la invasión se supo en Palermo en las primeras horas de la mañana”. “Puedo decir, con plena conciencia, que, en general la población dio muestras de tranquilidad y de una fe absoluta en que el intento seria rechazado”. Pero como hemos visto, al dar cuenta de lo sucedido con la Oficialidad y los traidores de Augusta, Sicilia comenzó a disfrutar de la “liberación” porque, con los defensores de los humanos derechos, volvía la Maffia que caracterizara a la histórica isla desde el siglo XIV.

La necesidad de enfrentar el flagelo secular en 1927 hizo que Mussolini buscara a alguien excepcional para lograr el éxito que había sido esquivo durante siglos. Lo encontró, en el Prefecto Mori, quien condujo la campaña con un éxito completo: Viterbo se recuerda hoy, como ayer y siempre porque allí, fueron a comparecer cientos de jefes mafiosos. La estampida fue fantástica. La mafia pagó sus crímenes y horrores con los capturados. Los que pudieron huir, fueron a instalarse en las ciudades norteamericanas como Nueva York, Chicago, Filadelfia y Boston principalmente. Los personajes, como Al Capone, Lucky Luciano, y Sindonna se injertaron primeramente en el bajo fondo yanqui, donde traficaron con la prostitución, el juego clandestino, las drogas, los alcoholes (durante la ley Seca). Mas adelante, otros negocios turbios a los que se agregaron lazos con los partidos políticos y sindicatos. Todo fue un mundo de dinero hirviente de oro y poder. A esa gentuza amoral, los demócratas masones y bolcheviques, buscaron y llevaron a la invadida Sicilia. Esa carne de presidio, guió a los “libertadores”, siendo designados por el Comando Norteamericano en la administración del ocupante.

El citado historiador Gradenigo, en su interesante biografía de Mussolini, nos expresa algo que por su interés transcribiremos textualmente: “Un sello que se ha perpetrado hasta nuestros días, pues la mafia así solicitada y protegida por el artículo16 del tratado de paz es aquella que hoy se ha infiltrado en toda la política y los negocios italianos, los visibles y sobre todo los menos visibles, pero que asoman de continuo en los escándalos que estallan en la península”. La aseveración nos vuelve a la memoria el momento, cuando promediando la década de 1980, estalló la oculta corrupción generalizada que el mundo conoció con el nombre de “manni pulite”. Ella fue, de tales dimensiones que puso en descubierto la formidable gangrena democrática mostrando que la “clase dirigente” se repartía la “Res” Publica en forma tal que llegaba a las tumbas de los cementerios. Amoralidad democrática mafiosa sin par.

Pero retomemos nuestro tema que tiene como escenario el año trágico de 1943. Tiempos de traición a cara descubierta contra el César reanimador de las aspiraciones de la Estirpe Itálica. El Conductor Mussolini, con cuya presencia su pueblo salió de su ausencia histórica con voluntad de un Imperio de Paz, tal como él mismo lo expresara en la histórica jornada del 9 de mayo de 1936.

Al convertirse en hombre de gobierno, el discípulo de Wilfredo Paretto supo conservar un plan de filosofía y una visión integral de los problemas. A la lucha de clases supo oponer la armonía social. Atemperó las fuerzas del hiper capitalismo. En el aspecto de la legislación positiva, no exageraba quien señaló, que la creación de los códigos mussolinianos constituyó una obra a la altura de la legislación napoleónica, expresión de la época “Corporativista” con la comunidad de intereses de patrones y operarios como productores llevan para siempre el espíritu del Duce y la visión total del Derecho Romano.

“La crisis militar –escribe el Duce- no podía por menos de llevar consigo una crisis política que arremetía en el Jefe y el sistema. La Historia –sobre todo la moderna- ha demostrado que un régimen no cae nunca por razones de carácter interno. Cuestiones morales, inquietudes económicas, luchas de partidos, jamás ponen en juego la existencia de un régimen”. “Son problemas que jamás alcanzan a todo el pueblo, sino a limitados sectores del mismo, un régimen cualquiera que sea, cae sólo por el peso de una derrota. El Imperio de Napoleón III se derrumba después de Sedán; el de los Habsburgo, de los Hohenzollern, de los Romanoff, después de la derrota de la guerra del 14; la Tercera República Francesa cae en 1940 después del armisticio Petain. De aquí se deduce que la monarquía italiana y sus cómplices más que un programa: alcanzar mediante la derrota el derrumbamiento del Fascismo”.

“El Rey Víctor Manuel III en el centro de la maniobra, porque tenía motivos para pensar que, la victoria obtenida o conquistada por el fascismo le habría empequeñecido aún más. Hacía 20 años que aguardaba la ocasión propicia. Esperaba que se produjera aquel estado de ánimo, aquella emoción popular, capaz de ser desatada con un gesto”. Hasta aquí el Duce.  

Nosotros, en próximas entregas observaremos el centro de la traición y, Dios mediante, el accionar de la gran Alemania aliada.

 

Luis Alfredo Andregnette Capurro

Desde el Real la Muy Fiel y Reconquistadora Ciudad de San Felipe y Santiago de Montevideo

 

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