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domingo, 1 de marzo de 2015

Dos estudios sobre la Alianza Libertadora Nacionalista – Octavio Guzzi


¿Cómo debe estudiarse la historia?

  HACE un tiempo ya, promediando el año 20Í3, la editorial "Memoria y Archivo" dio a conocer un nuevo estudio del Profesor Hernán Capizzano, titulado "Alianza Libertadora Nacionalista. Historia y Crónica (1935-1953)".


  Esta investigación resulta realmente novedosa pues constituye el primer libro dedicado plenamente a la génesis y al ocaso de una de las más conocidas expresiones del nacionalismo argentino.

  A toda luz; y sin caer en elogios infundado debe decirse que la minuciosa investigación de Capizzano ofrece un material completo para quién busque profundizar en la dinámica y en la estructura de este fenómeno político que llegó a alcanzar cierta popularidad, y que aun hoy resuena, entre el mito y la crónica.

  Envuelta precisamente entre lo legendario y lo verídico, la Alianza Libertadora Nacionalista ha sido objeto de dispares acusaciones; injustas no pocas de ellas. Aquí, es donde el autor, apelando a documentos y testimonios, logrará separar la paja del trigo. Tanto desde el punto de vista de los hechos como desde las doctrinas.

  Empero, y a pesar de este encomiable esfuerzo, un año después de haber aparecido el libro de Capizzano, un periodista, devenido en historiador, intentó desconocer y minimizar su investigación, atribuyéndose el descubrimiento del Mediterráneo. Nos estamos refiriendo a Rubén Furman y a su ensayo "Puños y Pistolas. La extraña historia de la Alianza Libertadora Nacionalista, el grupo de choque de Perón" (Editorial Sudamericana, 2014).

  Desde su título, y como resulta previsible entre los exponentes del pensamiento único políticamente correcto, Furman intenta vanamente endilgarle a la Alianza Libertadora Nacionalista una historia mediocre y desorbitada por la ambición de poder, sin reparar en clase alguna de ardides con tal de desprestigiar las fuerzas del nacionalismo. Denominador común en esta clase de ensayistas: el objeto de estudio no debe ser comprendido sino odiado a priori.

  En dicho marco, rápidamente, el texto se cubre de falsas acusaciones. A modo de ejemplo, sólo señalaremos dos.

  Primeramente, desconoce la obra del Prof. Capizzano, editada —como ya dijimos— un año antes de su propia obra. Así señala que: "Salvo alguna obra faccional reciente, sorprende la ausencia de una literatura específica sobre la Alianza Libertadora Nacionalista..." (pág. 15). Aún más, llama la atención que la obra del Profesor Capizzano aparezca mencionada en la "Bibliografía", mas nunca citada en el cuerpo del texto.

  Tampoco pretenderemos ahondar en lo qué ha querido significar con el término "faccional", pues de él no existe referencia en la Real Academia Española.

  A reglón seguido y en la misma carilla, la emprende contra el prestigioso Instituto Bibliográfico Antonio Zinny, dirigido por el distinguido Profesor Jorge C. Bohdziewicz.

  Así Furman nos dice: "No fue fácil husmear en las colecciones de publicaciones de la derecha nacionalista argentina que alberga el Instituto Zinny, dadas las restricciones que impone a su consulta el grupo ideológico que está «sentado» sobre los documentos..."

  Oportunamente, hemos consultado al Profesor Bohdziewicz quien manifestó haber coordinado una visita telefónica con el periodista, pero éste nunca apareció a la cita. Para Furman, pues, la calumnia es un hábito. Porque debemos decir las cosas como son: durante décadas, la documentación del Instituto Zinny estuvo abierta indiscriminadamente a todo tipo de investigadores, nacionales y extranjeros, como consta en el registro prolijo de sus visitantes. Y dado que a nadie se le preguntaba cuál era su ideología o su credo, abrevaron en su patrimonio desde Tulio Halperín Donghi hasta miembros de la comunidad protestante.

  A partir de este dato inicial, la distancia entre ambas obras sobre la Alianza Libertadora Nacionalista será insalvable. El lector formado puede leer las dos, y solo advertirá las diferencias. Nosotros no nos declaramos neutros, y decimos con firmeza que la obra de Capizzano posee una claridad, agilidad y método de estudio, que vuelve al conjunto de lo escrito sumamente atractivo.

  Contrariamente, la obra de Furman es un dicterio. Para retratar a Juan Queraltó, por ejemplo, recurre a una desgraciada entrevista que le hizo Juan Pablo Hernández, al Padre Leonardo Castellani, sin tener en cuenta aquella sentencia romana, según la cual, "testis unus, testis nullus".

  De las más que cuestionables manos de Cristian Buchrucker, David Rock, y Rodolfo Walsh, Furman recordará a Ramón Dolí y Enrique Oses como dos antisemitas propagadores propagadores del nazismo. La torpeza hermenéutica se completa y entonces resultará que "la Alianza fue la mejor creación del nazismo en la Argentina" (pág. 99). Ya está construido el sofisma de la reductio ad hitlerum. No se necesita más. ¿Para qué escribir historia si es mejor agraviarla?

  Nimio de Anquín, en su famosa conferencia "¿Qué es la historia?", nos decía: "La historia lleva consigo un aspecto de consumación. Tal proceso presupone un cierto centro histórico en el cual se revela lo divino y se hace carne".

  Creemos que dicha consumación histórica se alcanza cuando el investigador consigue contemplar los hechos a los ojos de la Teología de la historia.

  A esta contemplación, y para su bien, ha intentado llegar el Profesor
Capizzano. Es que la historia de la Alianza Libertadora Nacionalista
—con sus múltiples más y menos y claroscuros y contrastes y sombras cuanto luces, y pugna de ortodoxas y heterodoxas posturas-— no puede estudiarse como un mero fenómeno ideológico.

  Hubo algo más allí, por frustro, trunco o incompleto que haya resultado.
"El combate, el estado de permanente movilización, la pasión puesta en la brecha y la actitud siempre alerta" por Dios y por la Patria, fueron notas distintivas de los mejores aliancistas. "Eran, en rigor, dice Hernán Capizzano, una nutrida militancia juvenil que no conocía límites".

  Y en este sentido, podemos encontrar a la historia consumada. Entendiendo, junto al citado autor, que la militancia no es otra cosa que "la vida del hombre sobre la tierra".

Octavio Guzzi


Revista Cabildo – 3° Época – Año XVI – N° 111. Enero-Febrero 2015. Págs. 12-13


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viernes, 12 de diciembre de 2014

Educadores Católicos II - Antonio Caponnetto


Principios y modelos para una pedagogía cristiana

Antonio Caponnetto. 

Ed. Bella Vista, 2014.
  


  En el mes de septiembre del presente, nos fue dado a conocer una nueva investigación del Prof. Antonio Caponnetto. Nos referimos precisamente a “Educadores Católicos II”, libro que continua dando a conocer personajes que han sido claves en la formación de la pedagogía católica.

  En la primera parte de la colección, editada en el año 2013, el profesor se dedicó a analizar cuatro figuras sacerdotales que han sido claves para el desarrollo de la espiritualidad cristiana. Si bien el volumen cuenta con unas 200 páginas aproximadamente, en su interior, cada homenajeado multiplica sus hojas en pos de sus enseñanzas y experiencias.

  En este segundo volumen, el autor ha decidido homenajear al maestro Stan Popescu, al profesor Jordán Bruno Genta y, finalmente, al distinguido colombiano Nicolás Gómez Dávila. Claramente, exceptuando al querido filósofo Jordán B. Genta, los restantes personajes podrían resultarnos un poco distantes.

  Si alguno preguntara por Stan Popescu, deberíamos responder con un bloque ingente de obras. El eximio Popescu dedica gran parte de sus estudios al fracaso democrático. Sin embargo, la profundidad de su saber psicológico lo lleva a volcar sus experiencias en el ámbito pedagógico. Así, la última expresión de dicha investigación será “La adolescencia y los padres como educadores”.

  El Prof. Caponnetto conoce y comenta con holgura dicho estudio. A su vez, los comentarios se ven enriquecidos por el trato personal y amical que ha unido a ambos profesores. En definitiva, es la primera biografía que se conoce de esta personalidad que, hasta hoy, ha permanecido escondida en el más penoso olvido.

  Aquí, el autor decide duplicar la apuesta. Y, como centro de su nuevo estudio, decide conmemorar los 40 años del asesinato del filósofo Jordán B. Genta. Entonces, la obra es llevada a su máxima expresión. Entre poesía y anécdotas se va columbrando los dos ámbitos de una única personalidad: el santo y el héroe.

  ¿Qué más puede pedirse a un educador católico?. Solamente eso: el ejemplo. Línea tras línea, la investigación avanza sobre los preceptos fundamentales enseñados por el Prof. Jórdan B. Genta. El autor explora ámbitos personales y vocacionales del homenajeado. En definitiva, todo lo que pueda decirse resulta poco. Necesariamente, debe leerse esta profunda y austera reivindicación que conmueve hasta las lágrimas.

  Finalizando el trabajo, nos encontramos con otro monumental pensador: Nicolás Gómez Dávila. En esta parte, puede suscitarse algún prurito sobre la figura convocada. Sin embargo, el autor, caracterizado por su estudiosidad, acompañará al lector para despejar toda duda. Auxiliado por la genialidad de los “Escolios”, el Prof. Caponnetto reconstruirá el saber pedagógico escondido tras los elocuentes y sagaces apotegmas del colombiano.

  En definitiva, y teniendo presente los permanentes embates que recibe la religión católica, estos magníficos aportes del Prof. Caponnetto son de una doble utilidad. Primeramente, constituyen una permanente denuncia frente al caos y el desmantelamiento que ha sufrido la educación argentina, anquilosa e incapaz de gestar al verdadero maestro. En segundo lugar, la obra constituye un genuino reconocimiento a todas y cada una de las personalidades que supieron regalarnos el amor a la cristiandad.

   Octavio Guzzi


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jueves, 21 de agosto de 2014

León Degrelle: Guerrero, Filósofo y Poeta - Por Octavio Guzzi


A veinte años de su muerte


  El 31 de marzo de 1994, en la ciudad de Málaga, partía de este mundo uno de los últimos guerreros de la segunda guerra mundial. Un viejo sobreviviente de la rabia de Nüremberg. Líder político, militante, soldado, padre y poeta, León Degrelle, parece sintetizar en su figura la amalgama de los templados héroes del parnaso.

  En el género autobiográfico, el mismo Degrelle se ha retratado en sus "Memorias". Nos ha revelado cuánto debió luchar, en territorio belga, para consolidar la unidad política de su movimiento rexista, nacido en honor al único Rex: Cristo. En fin, en estas páginas, se puede leer un colorido testimonio de un guerrero incansable batallando por el triunfo de la verdad. Dice en uno de sus párrafos: "Así, pues, me alisté como soldado simple, pese a que era padre de cinco niños, para que el menos favorecido de nuestros camaradas me viese participar con él de sus penas y sus infortunios..."

  Sin embargo, al conmemorar estos veinte años de su partida, hemos decido recordarlo, enfatizando su condición de poeta. Oportunamente, Santo Tomás recordaba que "el filósofo y el poeta tienen en común lo maravilloso". Seguramente, las difíciles experiencias de la segunda guerra mundial habían regalado a Degrelle la posibilidad de poner en práctica un bagaje de conocimientos que pronto serían transformados en una ascesis poética.


  Allí se producirá el encuentro con lo maravilloso. Las condecoraciones eran sólo un reflejo de una entrega absoluta; abandono propio del hombre filosófico que se da permanentemente a fin de encontrarse con la verdad. Idea y realidad, en Degrelle, se vuelven un todo indisoluble, prueba viva del apotegma "filosofar es estar presto a morir". De un momento a otro, esa filosofía se iría modelando hasta producir el deslumbramiento de las formas. El libro "Almas ardiendo" es el fruto de un soldado que ha lidiado contra todas las inclemencias, materiales y espirituales. Como lo dice el mismísimo Gregorio Marañón, en el prólogo a dicha obra, son "páginas de insuperable hermosura".

  Será suficiente emprender la lectura de la "Agonía del Siglo" para encontrar párrafos de intensa profundidad: "¿Para qué guardar al fruto maduro que tendría que repartirse entre todos? El amor, el mismo amor, ya no se da a los demás; se huye con él entre los brazos, de prisa, de prisa. Sin embargo la única felicidad era aquello: el don, el dar, el darse, era la única felicidad consciente, completa, la única que embriagaba, como el perfume sazonado de las frutas, de las flores, del follaje otoñal".  

  La aguda perspicacia que ha caracterizado a este "homo conditor", puede colegirse de la primera parte de este maravilloso libro.

  Claramente, y como su título lo indica, "Corazones Vacíos" narra las consecuencias de la posguerra, no como un estólido y vacuo relato del "triunfo de la libertad", sino más bien retomando una mirada analítica del hombre desacralizado. Entonces, el epílogo no se hace esperar: "Sin amor, sin fe, el mundo se está asesinando a sí mismo..."

  Degrelle, como buen poeta, sabía elevar su mirada a Dios. Sabía adorar el esplendor de la Forma, pues su vida y su gloria militar no eran otra cosa que una consagración a la Voluntad Divina.

  Así, este valiente y audaz luchador no nos dejará sucumbir en la pobreza de los tiempos. La "Vida Recta" es una lección para el combate diario. Es alimento para el hombre que reconoce en las armas un medio para alcanzar la gloria. "El gran ideal da siempre fuerza para domar el cuerpo, para soportar el cansancio, el hambre, el frío..." Nuevamente, aflora el coraje de nuestro luchador cuando en dicho capítulo leemos: "Una vez cumplidos nuestros deberes, ¿qué más da morir a los treinta años o a los cien años? ¡Lo que importa es sentir el corazón encendido, cuando la bestia humana grita extenuada!"

  Los capítulos se suceden en este libro que parece no tener fin. Cada palabra, cada hoja descubre un sinnúmero de reflexiones y alternativas. En la "Renunciación" nos enseña el misterio de la felicidad. "La verdadera felicidad, la felicidad digna del hombre, la que nos eleva, es la felicidad asistida por el espíritu, la que nace de la renunciación del alma, de su abdicación, en la plena conciencia, de los placeres que la vida nos ofrece y nos regatea".

  Podríamos abundar en citas. Pero entendemos, que siempre es mejor leer y releer el texto mismo. Allí, se encontrará un manual para el guerrero, una guía para el filósofo y una palabra para el poeta. •


Octavio Guzzi

Revista Cabildo 3° Época – Año XV – N° 108. Julio-Agosto 2014


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miércoles, 25 de septiembre de 2013

Amigos, sucesores y defensores de Bergoglio y el periodismo - Por Octavio Guzzi

NCSJB: El título publicado es nuestro, a continuación el artículo como aparece en la Revista Cabildo.

El Pluralismo de la Mentalidad Clerical - Por Octavio Guzzi

  La crisis de la Iglesia, arraigada en su seno, es una cuestión arduamente discutida. Es doloroso asumirlo, pero en circunstancias vigentes, el católico cabal está llamado a practicar la más dura y prudente de las resistencias contra los errores que puedan emanar de quienes deberían protegernos de ellos.

  Se suma a la confusión el periodismo, pues bien sabemos y nos lo ha dicho el Padre Ezcurra, que “el santo patrono del periodismo es el Diablo”. Así, no pocos son los que advierten la rauda y rapaz incumbencia de los medios periodísticos en las cuestiones eclesiales. Con funestas consecuencias que de ello se siguen.

  Pongamos algunos ejemplos.

  Con fecha 26 de mayo del corriente año, el Diario “Clarín” publica: “El sucesor de Bergoglio pidió no tener miedo a la variedad de ideas” (aquí).

  Dicho sucesor es Monseñor Poli, como se sabe; y en la citada homilía manifestaba que: “debemos apostar a una comunión que no le tenga miedo a la variedad de ideas…

  ¿A qué variedad de ideas hace alusión el primado? ¿Es lo mismo la “idea” católica de la Trinidad que la “idea” budista del nirvana? ¿Es lo mismo la “idea” de la concordia que la de la revolución permanente? ¿No existe ya el legítimo temor ante aquellas ideas que puedan, precisamente, hacernos perder el santo temor de Dios?

  El periodismo capitaliza la siega, claro. Pero primero hay otros que podan la verdad. Obispos y sacerdotes que no honran la Palabra ganan terreno dentro y fuera de la Iglesia. Luego, los operadores de la comunicación se convierten en agentes de la confusión y osadía clerical.

  En el mismo tenor, pude consultarse una curiosa entrevista a doble página al Pbro. Rafael Braun, difundida por el “Gran Diario Argentino” (aquí).

  Este hombre que, alérgico a la vestidura sacerdotal, ostenta un siniestro curriculum (distinguido con Laurel del Plata por el Rotary Club y el premio derechos humanos B’nai B’rith, entre otras lindezas) celebra que la “Argentina es un país pluralista, y que el mito de la nación católica concluyó hace mucho tiempo”. Acotando que “hoy en día el nacionalismo antiliberal es un anacronismo que no tiene fundamento; ésta es una sociedad pluralista en su propia conformación, que ha incorporado el valor de las libertades civiles y políticas como irrenunciables…

  ¡Bien Don Braun o Dan Brown! Tenga cuidado, esos sí; en el infierno no hay mucha seguridad de que se respeten las libertades civiles de los felones. Y sigue vigente la enseñanza de Lewis: “Cristo, también, de muestra amor pos su patria”. ¡Ay, de quién no lo tuviere!

  A estas alturas, no se puede decir más que esto: el clericalismo avanza hacia la burocracia espiritual y el triunfo de la religión universal.  El periodismo aplaude y el Diablo se regocija. Luego, los hechos hablan y las palabras sobran. Quizás debamos concederle razón a Federico Mihura Seeber, cuando en su obra “El Anticristo”, dice oportunamente: “…es de temer que el Anticristo llegue a ser secundado por la misma Iglesia de Cristo… porque la Iglesia oficial ha avanzado  mucho en el camino de la complicidad con esta nueva figura de Cristo, que es la que impulsa el Anticristo” (pag. 133).


  En fin, una vez más, podemos confortarnos con un dicho de Tolkien: “No es oro todo lo que reluce, ni toda la gente errante anda perdida”.  Imploremos al Padre que nos conceda la pronta conversión de cuanto clérigo haya abdicado de la Causa Divina y, al mismo tiempo, vivifique “la voz del desierto” que, reconociendo tiempos postreros, no se cansa de gritar que Cristo vuelve y vence.

Visto en: Revista Cabildo – Julio-Agosto 2013 – 3° Época – Año XIII – N° 104

Nota de NCSJB: Recomendamos a nuestros lectores de Argentina adquirir y apoyar a una de las mejores publicaciones del Nacionalismo Católico Argentino: “Cabildo” porque definitivamente “Alguien tiene que decir la verdad”.

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