San Juan Bautista

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jueves, 25 de abril de 2013

Aplazar la conversión. Sobre un sermón del Santo Cura de Ars - Por Augusto TorchSon



  "Yo me voy. Me buscaréis, pero moriréis en vuestro pecado. Adonde yo voy no podéis ir vosotros".( Juan 8,21)

  Gran miseria es vivir en pecado pero peor es morir en él, por eso debemos recurrir a la gracia de Dios para evitarlo. Muchos confían que a último momento harán penitencia y se salvarán, esto es engaño del demonio. Cuando más dilatamos la conversión y rechazamos las gracias el Señor se va apartando de nosotros y nos ponemos en mayor peligro de no convertirnos nunca más. Esto porque perdemos de vista los bienes del cielo y pensamos hallar la felicidad en las cosas creadas. Si vivimos ciegos así moriremos. Un solo pecado mortal es suficiente para caer en el infierno si no es confesado adecuadamente, por eso el Sr. nos alerta respecto al día de su llegada:
-"... si un dueño de casa supiera a qué hora de la noche lo va a asaltar un ladrón, seguramente permanecería despierto para impedir el asalto a su casa."( Mateo 24,43)
- "pues saben perfectamente que el día del Señor llega como un ladrón en plena noche."(1°Tesalonicenses 5,2)
-"Pero ustedes, hermanos, no andan en tinieblas, de modo que ese día no los sorprenderá como hace el ladrón."( 1° Tesalonicenses 5,4)
-"Recuerda lo que recibiste y oíste, ponlo en práctica y arrepiéntete. Porque si no te mantienes despierto vendré como un ladrón, sin que sepas a qué hora te sorprenderé."(Apocalipsis 3,3)
-"Miren que vengo como un ladrón. Feliz el que se mantiene despierto y no se quita la ropa, porque así no tendrá que andar desnudo y no se verán sus vergüenzas"( Apocalipsis 16,15)

  Leer los evangelios nos ayuda, tanto en las parábolas, oráculos y demás ejemplos en los que se nos advierte que o no podremos convertirnos o no querremos hacerlo si dejamos para hacerlo a último momento.

 Nuestro Señor Jesucristo nos llama a vigilar continuamente ya que el enemigo trabaja continuamente para nuestra perdición.

  Nuestro Señor Jesucristo con severidad advierte a los pecadores que tienen que aceptar las gracias en el tiempo en que se nos ofrecen, porque sino después nos rechazará aunque insistamos.

  Podemos ver a un pecador con mil proyectos y con mucha salud y sin embargo muere de repente sin haber hecho lo que Dios nos pidió y nos enseño, y cuál será su destino? Por ej. En la Parábola del rico tonto de Lucas 12, 16-21. También nos enseña que quien vive en pecado muy probablemente muera en pecado salvo milagro de la gracia. Así leemos en Mateo 7,21 “No son los que me dicen: "Señor, Señor", los que entrarán en el Reino de los Cielos, sino los que cumplen la voluntad de mi Padre que está en el cielo.22 Muchos me dirán en aquel día: "Señor, Señor, ¿acaso no profetizamos en tu Nombre? ¿No expulsamos a los demonios e hicimos muchos milagros en tu Nombre?".23 Entonces yo les manifestaré: "Jamás los conocí; apártense de mí, ustedes, los que hacen el mal".

  Pobre alma del que vive tranquilo en el pecado. Porque vender el alma y a Dios solo por un placer instantáneo o por odiar o por un vicio o por acumular bienes que no podemos llevar con nosotros después de la muerte. Por eso muchos querrán reparar sus faltas pero no tendrán oportunidad, y así a cuantos pecadores la muerte los lleva tan rápidamente que no pueden ni siquiera llorar sus pecados.

  Cuantos imitan a Antíoco (2° Macabeos 9) y lloran e imploran misericordia pero no se atiende a las mismas. El problema es pensar que hay tiempo para convertirnos. 

  Un relato del Cura de Ars cuenta que una vez un extranjero llamado Lorrein quiso confesarse pero su confesor no pudo hacerlo en ese momento y fue al procurador del rey y pidió que lo encarcelen hasta que lo vea un sacerdote porque se había entregado al demonio. Este llamó a un sacerdote para que lo asista, y este después de hablar con él pensó que estaba loco y no lo confesó. Entonces fue a unas comunidades aledañas a buscar sacerdotes y dos de ellos estaban ocupados y no pudieron confesarlo y el último le dio un rosario y le dijo que se encomendase en la Virgen hasta el día siguiente en que él iba a poder confesarlo. Este hombre estaba desesperado y llorando en la calle lo encontró un carnicero que se conmovió y le ofreció ayuda y lo llevó a su casa, este hombre le comentó que había hecho un pacto con el diablo y esta noche terminaba el plazo. Esa noche al sentir horribles gritos el carnicero se acercó y observó como el demonio arrastraba al hombre y lo colgaba de un árbol. De ahí que no hay que esperar a quedar enfermo para confesarse, y hacer promesas de portarse bien recién cuando uno tiene miedo. ¿Si nuestro Señor nos devolviera la salud, nos portaríamos mejor? ¿Nos confesaríamos y comulgaríamos frecuentemente?. Usualmente esto no pasa, sino más bien cuando conseguimos lo que pedimos volvemos al a vida que teníamos antes. Esto es burlarse de Dios.

  También cuenta el Santo Cura de Ars que había un caballero muy bueno y su criado siempre lo injuriaba y le robaba y sedujo a una de sus hijas. Y al ser descubierto se escapó para no ser castigado. Un sacerdote muy piadoso le pidió al caballero que perdonase al criado y este aceptó bajo condición que este vaya a su casa a disculparse de rodillas con la cabeza descubierta, de lo contrario sería aceptar por buena la injusticia. Al ir el sacerdote al criado este dijo que le parecían muchos honores y que él iba a disculparse cuando él quiera y de la forma en que el piense. De esa manera nos portamos con Dios cuando pensamos q aun tenemos tiempo para convertirnos. Cuanto más diferimos la conversión más difícil es que esto pase. Cuanto más permanecemos en pecado mas se aleja Dios de nosotros. Si queremos retornar al Señor no sabemos si aún quedan gracias o ya despreciamos al límite las que se nos concedieron. Entonces ¿no tendremos más que entregarnos a la desesperación? Si bien muchos se convirtieron en la hora de su muerte como el buen ladrón hay que notar que este nunca había conocido a Dios y al hacerlo se entrego entera y confiadamente a él, sin embargo es el único caso que nos presenta la escritura de esa situación y sirve para no desesperar llegada esa situación.

  Muchos se pueden haber arrepentido pero convertirse es otra cosa. Llamar a un sacerdote por temer el mal que viene no implica convertirse, JUDAS se arrepintió y devolvió el dinero y sin embargo se colgó y se considera tradicionalmente que está en el infierno.

  El perdón solo podemos lograrlo de Dios. Por eso no podemos pretender multiplicar estos pecados y tener esperanza de salvarnos o tener mayores fuerzas para terminar con el pecado. Hay que recurrir siempre a la CONFESIÓN.

  En el momento del final de nuestras vidas queremos bien morir pero aunque tengamos esperanzas de que podemos salvarnos, hay que tener en cuenta que se necesita reparar todos los pecados que cometimos en nuestras vidas y no sabemos si va a ser eso posible.

  Queremos dejar el pecado antes de morir pero convertirnos en esos momentos es bastante difícil ya que Dios no escuchara mentiras de quien muchísimas veces tuvo oportunidad de arrepentirse y reparar el daño causado y no lo hizo. Por eso no podemos vivir en pecado despreciando el tiempo si vivimos sirviendo a los demonios.

  Se le podría preguntar si el moribundo quiere confesarse y diría que sí, pero después de vivir en pecado al momento de la muerte tal vez no le alcanza el tiempo para reparar el daño causado. Padre Pio consultado por una persona sobre el destino del alma de su abuelo  dijo que si bien se confesó antes de morir, se condenó por haber dejado para último momento la confesión y había cosas de las que no se había arrepentido adecuadamente.  No podemos dilatar la confesión. No podemos pretender llevar toda nuestra maldad al cielo. Si aceptamos las propuestas del demonio en la hora de nuestra muerte vamos a preferir ir al infierno que ir al cielo con toda la suciedad de nuestra alma, como enseña Santa Catalina de Génova en su "Tratado sobre el Purgatorio"

  Dios nos va a mostrar en nuestro juicio particular todos lo medios que el nos ofreció para salvarnos y como los rechazamos.

  Un sacerdote puede ofrecernos confiar en Dios en el momento previo a nuestra muerte pero esto puede hacer  que aumente nuestra desesperación.  
   
  Un Dios que muere desnudo y lleno de llagas en medio de las más terribles penas y ultrajes no puede ofrecer tan grande sacrificio por un vengativo, lujurioso o avaro que no se arrepiente con todo dolor de sus miserias. 

  San Juan Crisóstomo, continuamente enseñaba que Nuestro Señor Jesucristo predicaba con más frecuencia sobre el Infierno que sobre el Cielo.

 Es una gran obra de misericordia llamarle la atención al pecador, como cuando uno le pega en la mano a su hijo pequeño para que no meta los dedos en el enchufe, se electrocute y muera. No hacerlo pensando en que pueden ofenderse o molestarse es no amarlos y contradecir a Nuestro Señor Jesucristo que dijo que no temamos a quién mata el cuerpo sino el alma. (Respetos humanos)

"La ciencia más acabada

es que el hombre en gracia acabe,

pues al fin de la jornada

aquél que se salva, sabe;

y el que no, no sabe nada"

  Dios nos colma de gracias para acercarnos a Él, y compartir su dicha eternamente. No despreciemos a quién dió la muestra más grande de amor que podamos alguna vez recibir.

  Augusto TorchSon

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