San Juan Bautista

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miércoles, 17 de abril de 2013

Manipulación democrática de las masas (2° parte) - Por Augusto TorchSon

Primera parte: Manipulación democrática de las masas (1° parte) 

  Es en el contexto de búsqueda de libertad ilimitada en donde el anticristo va a concretar su aparición pública, ofreciendo terminar de cortar con los vínculos que supuestamente esclavizan y condicionan al hombre, y también prometiendo la paz y prosperidad mundana que tanto se busca en la actualidad y esto va a llevar aparejada la imposición de una sola religión mundial (que parece más cerca que nunca), con el pretexto de terminar con conflictos que en razón de la diversidad de cultos se puedan generar.  Imponiendo esta democrática creencia global superadora de diferencias y para que así funcione, desprovista de cualquier verdad dogmatica que pueda dar lugar a concepciones absolutistas con las que se pretende terminar. Y en este dogmatismo del relativismo se va a bajar la guardia a tal punto a la gente que va a terminar aceptando mansamente todo lo que en nombre de este nuevo contrato social se imponga.


  Así con grandes aplausos y algarabía generalizada asistiremos a la pérdida absoluta de nuestra verdadera libertad, es decir, la de elegir el bien; esto sucederá al cederle la decisión de lo que es bueno a esa gran ficción que siempre representó la voluntad popular, que en este caso al ser transnacional va a estar encarnada en la persona del anticristo.


  En estas democracias modernas es en donde la masonería, que es la propiciadora del nuevo orden mundial que va a traer al anticristo, se infiltra en la prensa, en los partidos políticos, en las escuelas y universidades y de esa forma logran imponer el pensamiento único de libertades y DDHH en donde el hombre-masa acepta estos axiomas y se siente sabio en su ignorancia ya que acepta las conclusiones que se le proponen aunque estas estén desvinculadas de hechos que las generen. De esa manera se confía en personas que se autodenominan confiables y el hombre moderno se evita el trabajo de investigar la veracidad de las propuestas. Y así se vuelve irreflexivo y solamente tiene oído para promesas de bienestar conseguidas sin ningún esfuerzo. Ahí es en donde va a ser realmente talentoso el anticristo. Y se le robas la gente la libertad haciéndolos "sentir libres", en una sociedad de consumo voraz.


  El padre L. Castellani decía que San Hipólito Martir en sus “Comentarios” señalaba que: “en los últimos tiempos los reinos serán democracias, gobiernos sedicentes del pueblo”(Apokalypsis, pag. 70 Ed.Paulinas 1963) y así lo estamos verificando.


  Hay por lo tanto que asegurar el libre ejercicio de la libertad de ser esclavo y esto se va a lograr con complejísimos sistemas de policía que van a asfixiar cualquier intento de rebelión contra la felicidad impulsada por la diosa democracia.


  En estos tiempos las contradicciones se van a presentar como dogmas democráticos, cuyos cuestionamientos van a ser el más peligroso de los ejercicios. Por eso la imposición opresiva de la felicidad global tendrá que sofocar cualquier intento de religiosidad particular, por considerarla, individualista y por lo tanto egoísta y por sobre toda las cosas antidemocrática. Estas situaciones hacen que la aparición del hombre de la iniquidad sea aceptada mayoritariamente e inclusive se considere a este como una fase superadora de la democracia, que si bien va a surgir aparentemente como producto de esta, va a hacer innecesaria la misma al ceder democráticamente el poder absoluto al anticristo. Este sería el democrático fin de la democracia, para darle lugar a la persona del anticristo de quien ella fue desde su principio la precursora y preparadora de caminos.


  Al ser la democracia la propiciadora del anticristo, este va a ser una figura política y no religiosa. Por lo que tiene que servirse de un vicario (demoníaco) para establecer su religión global. Probablemente un falso Papa que va a estar a cargo de la Iglesia apostata que está representada como la Ramera de Babilonia en Apocalipsis 17, y que va a fornicar con los reyes de la tierra. Solamente al final de su reinado va a adquirir carácter religioso al autoproclamarse dios, y recién en ese momento se va a mostrar como opresor abiertamente.




Augusto TorchSon



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