San Juan Bautista

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lunes, 31 de agosto de 2020

General León Degrelle: Caudillo del Valor, la Fidelidad y el Honor (II) – Luis Alfredo Andregnette Capurro

 


 

Retomamos contacto espiritual con nuestros amigos lectores, luego de haber aprovechado esta semana, para tener la satisfacción de releer el magnífico trabajo del Dr. José Luis Jerez Riesco “León Degrelle en el Exilio”. Cuantas ideas y emociones, nos dejó en el alma este libro. Llamaradas de admiración por el Héroe fundamentado en una fe religiosa imbatible imbricada en su ideal tradicionalista. Ira por las injusticias y las hipocresías vigentes desde 1945. Además, tristezas e indignación por la tiranía del poder invisible que lleva el alma sacrílega del becerro de oro. De los mismos que desde la Segunda Guerra continúan detentando una tiranía mundial que utiliza a gusto y paladar el Consejo de Seguridad.

 

En nuestra no tan lejana histórica está el horror de la guerra Balcánica, las agresiones a Irak con el asesinato de Sadam Husein y la mal llamada “primavera árabe” con el cruel magnicidio del Jefe libio Kadafy. Y actualmente Siria cuya derrota incondicional puede significar la guerra atómica contra Irán desatada por la camarilla belicista del extremista sionista Netanyahu con su “lobby norteamericano”. ¿Cederá el robusto Trump tan vinculado al sionismo internacional? Aguardemos las decisiones de Poder “invisible e increíble”. El tenebroso cerrojo pergeñado en la Conferencia de San Francisco que funciona o no, según disponga la asamblea que podríamos llamar Sanhedrín con el vicario de Caifás.

    

Pero retornemos al tema central. En la lectura nuestros ojos se deslizaron por páginas en las que se analizan, estudios del General Degrelle mostrando una época que se entrelazaba la historia del “Caudillo de España por la Gracia de Dios” con una Europa “liberada” en medio de una orgía de matanzas eso sí, “democráticas”. Tomo de ineludible lectura para el que desee conocer la Verdad histórica tan deformada.

 

En otro artículo de tiempo atrás nos referimos a la forma casi milagrosa en la que el General Degrelle llegó a España en mayo de 1945 cuando la resistencia heroica de las fuerzas del Eje había quebrado. Fueron los meses y los años en los que la horda comunista desatada, junto con los yanquis, saqueaba, violaba, e incendiaba al continente que decían “liberar”. En un Heinkel con sus insignias (Cruz Gamada con la de los Caballeros Teutónicos) sobrevolando muy bajo las líneas enemigas y por designio de Dios, a salvo del nutrido fuego antiaéreo el avión, cayó finalmente en la bahía de San Sebastián. Allí, el Caudillo de los Cruzados Valones, con numerosas y graves fracturas obtuvo refugio político y atención médica. Los Aliados, con prepotencia amenazaron invadir España para que fuera entregado a la “justicia” aliada junto al ex Premier Pierre Laval. El horror de lo acontecido en Milán (28 de abril de 1945) con los restos mortales del Duce Benito Mussolini, el más grande de los Italianos en siglos, marcaba el 666 satánico de los vencedores en nombre de los “Derechos Humanos.” 300.000 mil fascistas fueron asesinados por la chusma comunista. Ante esta situación, que se expandía por la Europa otrora gloriosa, el gobierno de España para frenar el pretexto invasor optó por entregar a Laval bajo palabra que le fuera respetada la vida.

 

La promesa aliada era moneda tan falsa como la democracia que pregonaban: Laval, poco después de haber pasado por un “juicio”, imitando el gran Guignol y con sentencia redactada de antemano, fue llevado moribundo ante un pelotón de fusilamiento donde expiró y expresando en voz muy alta que, como ex Premier de Francia tenía derecho a que le disparasen al corazón, (octubre 13 de 1945). El 6 de febrero de 1945, el enano moral “señor de vida y muerte,” Charles Degaulle, le negaba gracia y era fusilado, el más grande poeta de Francia: Robert Brasilach. En ese momento contaba con 33 años. El crimen por el que “mereció” el suplicio fue rechazar la decadencia y corrupción de su Patria, declarándose fascista.

 

La misma suerte corrió Alexis Carrel Premio Nobel de Medicina aplicándose para artistas como Sacha Guytry. Encontramos en la interminable lista al General Maurice Blanc, Héroe de 1914-18 junto a Auguste Lumiere (inventor del cinematógrafo) así como el de George Claude creador del “Agua Pesada” con Abel Bonnard miembro de la Academie Francaise. Subrayamos el nombre del Cardenal Baudrillart, Decano de la Universidad Católica de Paris que no fue coronado de espinas porque Dios lo llamó a su diestra, antes de la llegada de los “libertadores”. Nombres que deberían estar grabados en oro. Incontables los linchados y torturados brutalmente que sumaron muchos más que el genocidio de la vesánica “Revolución Francesa”. Esto lo reconocería en 1957, con nobleza, el entonces Ministro de Justicia francés.

 

Pero volvamos nuestra atención al homérida que es motivo de esta nota. León Degrelle estuvo durante 16 meses en el Hospital “General Mola” donde padeció, enyesado para recuperarse de las horrorosas fracturas. Tiempo después, el Héroe comentaría a un periodista: “La aventura de San Sebastián era una misión imposible. Se logró superar la imposibilidad porque cualquier cosa para mi era preferible a la capitulación. Prefería mil veces la muerte, ser abatido en vuelo, estrellarme contra el suelo, morir en el mar, antes que perecer víctima de la injusticia”. La victoria del alma, superó a la derrota del cuerpo. Así ha escrito el Caballero y Patriarca Falangista Blas Piñar en sus “Memorias”: “Solo un hombre fuerte de cuerpo y de alma… pudo sobrevivir a la tragedia y a las y lesiones de aquel forzadísimo y peligroso aterrizaje”.

 

Apenas pudo mover un poco los brazos, el General comenzó a escribir los recuerdos de guerra. La primera sección escrita en esas condiciones de casi paralización lo tituló “Campaña en Rusia” que fue publicada en Francia en dos tomos. Así respondía aquel Grande al gobierno “libre” de Bélgica que lo condenara a la pena de fusilamiento luego de un “juicio” que duró una hora. La fecha de la infamia fue el 27 de diciembre de 1944. Los demócratas - bolcheviques no pudieron satisfacer su sed de vampiros con la sangre del Cruzado.

 

En carta a un camarada refugiado en la noble República Argentina, luego que los intentos de los esbirros fracasaran con ese guerrero, escribía el General: “En el momento en que los aliados llegaban a Bélgica yo estaba combatiendo en Letonia, país emocionante, de brezos, abetos y lagos. Pude allí salvaguardar la vieja Ciudad Universitaria de Dorpat, ganando por ello la Cruz con las Hojas de Roble. Después, fue la ofensiva de las Ardenas… ¡La Navidad en nuestra casa! Estábamos en nuestras bellas Ardenas repletas de nieve con sus valles violetas y sus albergues con torretas. Pasamos la Nochebuena y la Nochevieja muy conmovedoras entre aquellos bravos campesinos que nos habían dispensado una acogida inolvidable… luego… llegó el enemigo “liberador” con la masacre metódica e implacable. Todo fue reducido a cenizas. La Roche, Saint Vith, Houffalizeno, quedaron como horribles montañas de escombros. Pronto una nueva orden: marchar otra vez al frente del Este, para detener a las bestias bolcheviques… En Pomerania, delante nuestro, otra vez el infierno. La potencia de los soviéticos era brutal. Al asalto de cada aldea ellos, lanzaban 20 o 30 carros de combate T 34. Era horroroso. Tuvimos 450 muertos y 700 heridos (de los 1400 hombres que combatíamos) en cinco semanas. Cuatro veces en una semana fui hecho prisionero. Cada vez que me hacían prisionero me escurría como una culebra. Las noches eran grandiosas. Todas las aldeas ardían en las nieves mientras que los carros comunistas, vomitaban acero ardiente. Pese a todo, en 35 días retrocedimos 30 kilómetros. ¡¡El heroísmo del Ejército Alemán fue indescriptible!! Tuvimos un respiro detrás del Oder. Habíamos reunido 2000 hombres de los cuales 650 eran tropas de choque. El 20 de abril de 1945 los rusos cruzaron el Río. Lanzamos nuestros 650 hombres al contraataque que en 5 ocasiones rechazaron a los bolcheviques varios kilómetros para atrás, pero, al final los combates eran cuerpo a cuerpo y solo éramos 35 hombres, sin municiones. Tan solo me quedaba un puñado de valientes, que ya habían alcanzado Lubeck. Un último frente anti bolchevique, permanecía en el norte de Noruega, por lo que decidí allí, constituir una unidad de combate, ya que tenía noticias que otros valones intentaban por mar acceder a Dinamarca para luego llegar a Japón que seguía luchando. Desembarcamos en Copenhague, justo para caer en plena revolución. Pasé catorce horas en medio de la jauría triunfante. Uno de mis oficiales, fue engullido por la marea bestial. Gracias al desparpajo de un alemán, atravesé la ciudad y pudimos saltar a una lancha de guerra y llegar a Oslo el domingo…”

 

En el reportaje: “Degrelle me dijo” y que firmó la duquesa de Valencia, el General realiza un análisis de la victoria de los soviéticos armados por los yanquis. Así resume, el cierre del libro Jerez Riesco: “Analiza las carencias de la democracia y los logros del Fascismo en el período interbélico. La revolución social del Nacional Socialismo, que despertó al pueblo alemán del somnífero utilizado por los detentadores del oro, lo cual puso a la nación a la cabeza de los pueblos más avanzados de la tierra…” El colofón va en los siguientes términos: “Es todo lo que el 8 de mayo de 1945 nosotros perdimos. Las dos grandes democracias tan falsas la una como la otra. Ambas dictaduras del dinero y la leninista, una tiranía de la Nueva Clase Marxista. La URSS le ha robado a Europa la mitad de su territorio aumentando sus presiones cada año” “...prefiero mil veces haber militado entre los que han perdido, pero mantenían un gran sueño que haber estado del lado de estas pluto -democracias las que, después de haber provocado la Segunda Guerra dejaron sobre la tierra calcinada por su victoria, a una Europa decadente.”

 

Degrelle permaneció en España luego que el gobierno del Generalísimo, resolviera expulsarlo oficialmente pero no, en la realidad. Se mantuvo en refugios desde el barrio de Carabanchel hasta el Monasterio del Valle de los Caídos. Escritor de casta, como muy bien lo titula el Dr. Jerez Riesco, continúa lo comenzado en el Hospital, traduciendo y comentando a Santa Teresa. Al prefacio le dio plenitud: “He adivinado más que traducido estas poesías de Santa Teresa de Jesús. No soy un filósofo ni un filólogo, tan siquiera conozco la lengua española. Pero más allá de la gran mística estaba el cántico. He sentido ese cántico que me ha estremecido. He querido reproducir este gran grito de un alma”. Estas páginas íntimas fueron publicadas en dos libros titulados “Je te benis belle mort” y “Pastorales”.

La poesía de su tierra natal fue también glosada en escritos durante diez jornadas. “Allí estaba el paisaje y sus gentes”. Esos trabajos estampan para la inmortalidad “su pasión por la vida y por todo lo noble y lo bello”. Precisamente, dice el Dr. Jerez Riesco, cuando estaba en los umbrales del túnel que podía conducirle a la muerte”.

 

El gobierno belga integrado entre otros por Henry Spaak masón que habló con Hitler para ofrecerle sus servicios hasta que habiendo llenado la medida fue expulsado de Berlín. Luego de finalizada la guerra, rebosante de odio lanza la gran ofensiva contra el Monje Caballero, promoviendo la llamada “Ley Degrelliana” por la cual se penaba poseer, o recibir libros del Héroe. Mientras tanto preparaba arteramente un secuestro que felizmente pudo abortar la policía española. Este fue el primero, de los varios intentos para llevarlo a Bruselas, París o Tel Aviv. Fue autor de la idea el mismo ex locutor de la BBC de Londres que respondía al nombre de Charles Degaulle quien intentó llevarlo a Paris para conseguir, con métodos democráticos, “demostrar las trapacerías morales y políticas de Henry Spaak”.

 

Cebados por la impunidad hubo intentos de la Mossad. Recordemos el secuestro de Eichmann (1960) en Argentina y en Uruguay (1963) el vil asesinato del aviador letón Cukurs. El 5 de julio de 1961 la policía española arrestó a los ciudadanos israelitas, Alduide Idewlon y Suison Jake de Moncoln, éste con pasaporte francés. En poder de esos sujetos, se encontraron armas, 500.000 dólares y un equipo de anestesia. Ambos confesaron ser un comando judío con la misión de secuestrar a Degrelle.

 

Trabajó Degrelle como obrero de la construcción y así llegó a tener su empresa de construcción. Ello no le impedía seguir escribiendo. Entre sus varios trabajos ya citados publicó las “Memorias de un Fascista” y una “Carta al Papa Juan Pablo II”. De ella, entresacamos algunos párrafos. Está fechada el 20 de mayo de 1979. “Muy Santo Padre: Yo soy León Degrelle, Jefe del Rexismo Belga Comandante de los Voluntarios en el Frente Este… Soy católico como Usted y me creo por este hecho, autorizado a escribiros como un hermano en la fe…” y luego, agrega preguntando a Su Santidad, como testigo de excepción, “Ya que el Santo Padre estuvo allí detenido: ¿ha usted visto personalmente esas grandes masacres colectivas tan repetidas una y otra vez por propagandistas sectarios? Ciertamente se sufrió en Auschwitz. En otras partes también. Los centenares de miles de niños carbonizados por orden directa de los Jefes de Estado Aliados en Dresden, Hamburgo, Hiroshima y Nagasaki etc. tuvieron padecimientos más horribles…”.  

 

S. S. Juan Pablo II no le contestó a su Hermano en Cristo. ¿Olvido u omisión a designio? No lo sabremos jamás. Pero de todas maneras… ¡¡cuánto dolor debe haber provocado, el sepulcral silencio, en aquel Hombre de   FE!! Seguramente, recordó lo que el Divino Maestro dijera para todos los tiempos: “La Verdad os hará libres”.  Y así fue, es y será.

En el caso que estudiamos, el silencio de quien ocupaba el Solio Pontificio, se convirtió luego en una “Clarinada Divina”.

 

Nuevamente Cristo Jesús, realizó el milagro que relata el Evangelio cuando, leemos que, tocando los oídos de los buscadores de la Verdad, permitió que escucharan. El que quiera oir que oiga, el que quiera seguir que siga clara, por la Luz Divina, es el camino de la Verdad, y tan pura como un manto de seda blanca, nuestra divisa. Ya oímos la Verdad, y también la oyó Degrelle que por olvido u omisión se le negó. Ya nadie podrá negarla, por más manejos subliminales que realicen.

 

Degrelle entregó su alma al Creador, en Paz y confortado con los Santos Sacramentos, el Jueves Santo 31 de marzo de 1994. Claro mensaje de Dios: “Sin Viernes Santo no hay Resurrección”. Hubo sí, Viernes Santo en los Cielos, con la presencia del Caudillo a la Diestra del Señor Dios de los Ejércitos.  Para cumplir con su ruego, las cenizas del General y Caballero fueron llevadas secretamente a Bélgica para ser repartidas por los lugares que más amó. En primer lugar, Bouillon, la nobilísima cuna de Godofredo y Degrelle. Tierra y Ancestros en comunión, para seguir el combate como llama eterna. 

 

Para finalizar, leamos de pie, el   postrer mensaje del Héroe: “Veo con la mirada limpia que esta vida me ha dado un máximo de congojas y de alegrías. Recapitulo. Valía la pena. Soy feliz. Sólo estamos vencidos cuando nuestra alma está vencida. La derrota no es más que un incidente. Al servicio de la Fe mi vida ha sido una espada. Permanecí inflexible tanto en la Victoria como en el Infortunio”.                        

General León Degrelle

¡¡PRESENTE¡¡

 

Luis Alfredo Andregnette Capurro.   

Desde el Real de la Muy Fiel y Reconquistadora Ciudad de San Felipe y Santiago de Montevideo.

 

Nacionalismo Católico San Juan Bautista

 

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