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lunes, 11 de junio de 2018

El único pecado que queda - Mons. Williamson




     “El único pecado que queda es el PECADO NAZI. Esa es la nueva religión, y Hitler es el Diablo. Los 6 Millones son el Redentor, lo que significa que el pueblo judío es Dios. Esa es la religión de hoy, y eso es fatal, absolutamente fatal. No tiene nada que ver con la fe católica, excepto en cuanto es una inteligente imitación de la fe católica porque obtienes Auschwitz en lugar de Gólgota,  la cámara de gas en lugar de la Cruz. Eso es fatal.

     Pero pregúntense: ¿Cuál es la verdadera religión de la gente de hoy? ¿Cuál es la verdadera religión del Estado hoy en día? ¿Puedo blasfemar contra Nuestro Señor Jesucristo? ¿A alguien le interesa? ¡No hay problema! Blasfema todo lo que quieras.


      ¿Puedo blasfemar contra el Holocausto diciendo que no había cámaras de gas?

     ¡Horror! ¡Horror! ¡Horror! ¡Quemenlo en la hoguera! Es un hereje.
     Allí se puede ver cuál es la verdadera religión del gobierno de hoy, de la política de hoy y de la gran masa de gente de hoy”.

Mons. Williamson




Nacionalismo Católico San Juan Bautista


lunes, 28 de agosto de 2017

Honor a quien honor merece: Ernst Zündel - por Alberto Villasana



En memoria de Ernst Zündel
 (24 de abril de 1939 – 5 de agosto de 2017)
 Descanse en paz



Alemán, escritor y político, pintor y pacifista, conocido como editor revisionista del "Holocausto" en Canadá, Estados Unidos y Alemania

Comenzó, como casi todo alemán, creyendo en la historia del "Holocausto" y sintiéndose culpable del mismo, hasta que conoció al historiador judío Joseph Ginsburg, quien había sido perseguido por el régimen nazi pero, a la vez, fue el primer historiador judío en cuestionar el número de 6 millones de judíos "exterminados" inventado por Churchill, así como las "cámaras" de gas y la supuesta orden de exterminio por parte de Hitler

Instigado por el lobby judío, Ernst Zündel fue encarcelado dos años en Canadá y cinco años en Alemania por haberse atrevido a investigar la verdad histórica de los acontecimientos

Conocí a Ernst Zündel en Guadalajara, México, en el Congreso Internacional Identitario, que se llevó a cabo del 1 al 3 de mayo de 2015. Si algo me impresionó fue su buen humor, serenidad y cordialidad, a pesar de ser perseguido por su trabajo de investigación desde 1985, y de haber estado preso dos años en Canadá y cinco años en Alemania: nada de amargura, nada de resentimiento, solo perdón por sus perseguidores y su incansable y valiente lucha a favor de la verdad histórica.

En esos días del Congreso en Guadalajara se encontró con su esposa Ingrid Rimland. Ellos no podían vivir juntos, dado que Ernst Zündel tenía prohibido entrar a Canadá y Estados Unidos, y ella tenía prohibido entrar a Alemania para encontrarse con él. Por esa razón, los dos se encontraban en México un par de veces al año.
Al salir de Alemania, los guardias aduanales revisaban siempre exhaustivamente su equipaje, pues tenía prohibido sacar sus libros de Alemania para llevarlos a otros países. Los dos esposos estaban felices de verse en México y aceptaban la situación de tener que vivir separados a causa de la persecución ideológica internacional en contra de Ernst.

Él tuvo que emigrar de Alemania a Canadá a la edad de 19 años, donde se desempeñó como artista gráfico. Sus obras llegaron a aparecer en la portada de la prestigiada revista canadiense Macleans´s.

Zündel siempre había creído, como casi todos los alemanes, en el "Holocausto", además de ser un gran pacifista, al igual que su padre, y consideraba los supuestos hechos contra los judíos como ciertos y deplorables.

 Pero Ernst Zündel comenzó a leer el testimonio de un sobreviviente, el judío Joseph Ginsburg, quien escribía acerca de la inexistencia de las cámaras de gas, de las supuestas órdenes de exterminio antisemita por parte de Hitler, y del número de seis millones de judíos asesinados.

Conmovido por la lectura de Ginsburg y de otros historiadores judíos y no judíos que desmentían el "Holocausto", Zündel abandonó su profesión de diseñador y pintor y comenzó a dedicarse a investigar la verdad histórica de los relatos, en gran parte con el propósito de redimir la mancillada reputación de sus compatriotas alemanes.

En 1977 fundó la editorial Samisdat Publishers, con la que publicó varios libros como "El Hitler que amamos y por qué", y "¿Murieron realmente seis millones?", una versión ampliada de la obra de Richard Harwood, a la que Zündel agregó las aportaciones de otros prominentes historiadores judíos revisionistas. Sus primeras publicaciones las realizó bajo el pseudónimo de Christof Friedrich.

En la década de los noventa tuvo un programa de radio "A voice of freedom", en el que entrevistaba a diversos judíos sobrevivientes de la Guerra, testigos ignorados que desmentían las historias churchillianas del "Holocausto". El famoso "casa nazi" Simon Wiesenthal catalogó a Zündel como "el distribuidor de literatura peligrosa número uno en el mundo".

Ernst Zündel vivió en Toronto y Montreal hasta que en 2001 se mudó a los Estados Unidos, donde se casó con Ingrid Rimland. En 2003 los EEUU lo deportaron a Canadá por una supuesta violación a la ley migratoria. A su arribo a Canadá fue arrestado, a pesar de haber vivido 43 años en ese país. Lo mantuvieron preso dos años sin poderle fincar delito alguno, simplemente lo declararon como una "amenaza a la seguridad nacional".

A raíz de esa sentencia fue deportado a Alemania, en donde fue nuevamente encarcelado, por cinco años, por "crímenes de pensamiento por negación del Holocausto".

Ernst Zündel se hizo famoso por los juicios de 1985 y 1988. Estos han sido el más importante debate sobre el "Holocausto", ya que por primera vez supuestos sobrevivientes del Holocausto estuvieron cara a cara frente a historiadores reconocidos y fueron críticamente cuestionados bajo juramento acerca de sus dichos y puntos de vista.

Para enfrentar la batalla legal, Ernst Züdel presentó a un equipo de investigadores y expertos entre los que se encontraban Doug Christie, Robert Faurisson, David Irving, Mark Weber, Udo Walendy, Bradley Smith, Wihelm Stäglish, Thies Christopherse, Milliam Lindsey y Fred A. Leuchter.

Fred Leuchter pasó a ser uno de los más famoso en el caso de Ernst Zündel, pues conformó un equipo de científicos estadounidenses, canadienses y alemanes, que fueron a los campos de trabajo de Polonia y Alemania (supuestamente campos "de concentración"), en donde realizaron análisis de las paredes de las cámaras en donde, según la versión oficial, gaseaban a miles de judíos para matarlos. El estadounidense Fred Leuchter es un especialista en el diseño y construcción de equipos para la ejecución de prisioneros en las cárceles de los Estados Unidos. En su informe, demostró materialmente la falsificación de las supuestas "cámaras de exterminio" en Auschwitz, Birkenau y Majdanek.

El Informe Leuchter pasó a constituir la prueba más fehaciente de la falsedad de las versiones "antisemitas", pues concluye que en las paredes de esos cuartos no había rastro de cianuro ni de gas Zyklón B, ni de ningún otro gas letal, sino que allí colgaban los uniformes de los inquilinos de los campos de trabajo para rociarlos con desinfectante y combatir la plaga de tifus que había sobre todo en los dormitorios. Los trozos de pared obtenidos de las paredes de los cuartos donde fumigaban los uniformes de los habitantes fue la más importante prueba a favor de Ernst Zündel: nunca hubo allí ningún exterminio de personas.

Leuchter y su equipo tomaron fotografías de todos los ángulos de los cuartos: no estaban sellados herméticamente y sus puertas son de madera, es decir que fácilmente hubiera habido fuga del supuesto gas letal Zyklón B, y las instalaciones habrían volado por los aires al estar al lado de los supuestos "crematorios", dado que ese gas es sumamente explosivo.
El Informe Leuchter añade que al no haber suficiente ventilación, al realizarse una ejecución de un grupo de personas no hubiese podido ventilarse con efectividad una cámara para realizar al instante otra ejecución de otro grupo de personas, como afirman los "testigos". El gas Zyklón B puede permanecer incluso una semana después de un solo gaseo, por lo que hubiera significado un peligro para cualquiera que entrara a esas "cámaras". Las puertas se abren hacia adentro, por lo que comandos de soldados alemanes no habían podido entrar a la "cámara" llena de cadáveres.

Todas las muestras de las paredes fueron analizadas por el laboratorio independiente Alpha Analytical Labs. El veredicto fue aplastante: más de 20 muestras indicaron cero rastros de cianuro o de cualquier gas letal. La concentración de ácido cinahídrico HCN suministrado por la fábrica Degesch se usó exclusivamente para fumigar y desinfectar ropa, no hubiera servido para ejecuciones humanas ni de grupo ni siquiera individuales. El mismo gas fue utilizado por los Estados Unidos en la Primera Guerra Mundial con el mismo propósito: la desinfección de uniformes.


Basándose en el análisis químico de las paredes, el Informe Leuchter concluye: "no existieron cámaras de gas y no podrían haber funcionado nunca para realizar ejecuciones, solo servían para la fumigación de parásitos". Es famosa la frase de Leuchter: en Alemania nunca han habido cámaras para matar gente, en mi país sí las hay".

El análisis químico de las muestras de las paredes fue repetido por el Instituto de Medicina Forense de Cracovia y por el químico alemán independiente Germar Rodolf. Ambos llegaron a las mismas conclusiones.

Con el Informe Leuchter, Ernst Zündel ganó el juicio en las cortes y tuvo que ser liberado. No pudieron probar ni la historia de las cámaras de gas, ni se presentó documento o testimonio alguno que demostrara un plan de exterminio judío, ni se pudo probar la muerte de una sola persona por gas tóxico. El principal testigo, Arnold Friedman, supuestamente presencial, perdió los nervios en el juicio y tuvo que reconocer que él nunca había visto nada, sino que todo lo refería "de oídas". Desacreditado Friedman, el juicio contra Zündel se vino abajo.

Sin embargo, tres años después, en 1988, presionada por grupos judíos, la fiscalía volvió a presentar acusaciones. El historiador Raul Hilberg, quien había asesorado al supuesto "testigo" Arnold Friedman, se negó a presentarse nuevamente como experto.

En esa ocasión, la defensa de Zündel contó con el Informe Leuchter, conteniendo los peritajes científicos realizados por el equipo de Fred Leuchter. El juez dio instrucciones al jurado de ignorar el Informe, argumentando que el autor no había presentado a tiempo sus credenciales de ingeniero experto. El segundo juicio declaró a Ernst Zündel como culpable y lo sentenció a nueve meses de prisión. Pero la sentencia fue apelada ante la Corte Suprema y quedó sin efecto el 27 de agosto de 1992.

En 2001 Zündel se mudó a los Estados Unidos. El lobby judío comenzó a acosarlo y encontró la forma de silenciarlo denunciándolo ante Alemania, ya que en ese país los judíos lograron tipificar como delito el no creer en el "Holocausto", aunque el acusado no se encuentre en su territorio.

En 2003, Ernst Zündel fue deportado desde los Estados Unidos a Canadá, bajo el pretexto de violar leyes de migración, y fue mantenido preso por dos años en Canadá. En febrero de 2005, un juez canadiense sentenció que las actividades de este pacifista constituían una "amenaza para la seguridad nacional y para la comunidad internacional de naciones". Quien luchaba en contra de la violencia y del odio racial, fue repentinamente víctima de la violencia y del odio racial de un grupo organizado. Sobrevivió a tres intentos de asesinato, incluyendo un incendio provocado y una bomba.

El 1 de marzo de 2005 fue deportado a Alemania, como lo solicitaban las organizaciones judías. Desde su llegada fue recluido en la prisión de Mannheim, donde enfrentó cinco años de prisión por "crimen de pensamiento por negación del Holocausto".

Para facilitar la condena de Zündel, las organizaciones judías presentaron cargos contra su abogada por "negar el Holocausto en la Corte". Sylvia Stolz fue sentenciada a tres años y medio de cárcel y cinco años de inhabilitación para ejercer como abogada.

El 15 de febrero de 2007, Ernst Zündel fue condenado a cinco años de prisión, el máximo previsto por la ley alemana. A los 70 años de edad, obtuvo la libertad gracias a su abogado Herbert Schaller. A su salida de la cárcel, el 1 de marzo de 2010, Zündel fue recibido con aplausos por parte de simpatizantes, y él exclamó: "Estoy nuevamente libre después de 7 años y 3 semanas, tres prisiones y tres países".

La pregunta de fondo de todo esto es: si el "Holocausto" fue cierto ¿porqué tipificar como delito el cuestionarlo honesta y científicamente?

Cinco años después de su última liberación, a sus 75 años de edad, Ernst Zündel dio su testimonio en México durante el Congreso Internacional Identitario organizado en Guadalajara. Dos años después, el Señor de la Historia se lo llevó a la casa paterna del cielo. Descanse en paz ese incansable buscador de la verdad.



Visto en: Últimos Tiempos

 Nacionalismo Católico San Juan Bautista



domingo, 8 de enero de 2017

Del holocausto al mito de los 30.000 desaparecidos en Argentina – Santiago Mondino



  Llama la atención de cualquier estudioso de la historia reciente Argentina, la gran cantidad de similitudes y el parentesco directo que existen entre las persecuciones a los altos mandos del Ejército alemán luego de la Segunda Guerra Mundial, y la persecución a Militares argentinos luego de la deblacle del Proceso de Reorganización Nacional y el retorno a la Democracia. No son pocos los miembros de la colectividad Judía que han participado en los denominados “Organismos de DDHH” pidiendo que sean castigados los miembros de las Fuerzas de Seguridad. Su influencia tiene un carácter más que simbólico, si se observa cómo se han replicado en Argentina, y en otros países de América en menor medida, la metodología y procedimientos que los Judíos emplearon en el hostigamiento a los representantes del Nacionalsocialismo. A continuación exponemos algunos ejemplos de la influencia e intervención de los integrantes de la colectividad Judía en Argentina (algunos claramente vinculados al Estado de Israel), tanto en los ámbitos gubernamentales, judiciales y organizaciones de Derechos humanos.



Origen del “Nunca más”

  En el imaginario colectivo argentino existe la creencia que la expresión “nunca más” fue adoptada por la CONADEP (Comisión Nacional sobre la Desaparición de personas) como un lema original para referirse a la “guerra sucia” ocurrida en Argentina. La realidad es que no se trata de una frase original que haya tenido su génesis con motivo de la persecución a militares por supuestos crímenes de lesa humanidad. El autor de ese título (que lleva el nombre del informe de la CONADEP) es un rabino llamado Marshall Meyer, el único miembro extranjero que integro la Comisión,  cuyo lema apareció escrita en el gueto de Varsovia durante su levantamiento en 1943 en el transcurso de la  Segunda Guerra Mundial. El “Nunca más” quedó confinado a las víctimas directas de los campos de concentración, especialmente los judíos. Sin embargo, con el paso del tiempo el lema fue adoptado para otras causas vinculadas a crímenes atribuidos a regímenes militares, en particular, en Argentina, al denominado Proceso de Reorganización Nacional que tuvo lugar en 1976 hasta 1983. Marshall T. Meyer fue miembro de la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos y co-fundador junto al periodista Herman Schiller del Movimiento Judío por los Derechos Humanos. Durante los años de la dictadura militar de 1976-1983 se convirtió en fuerte crítico del gobierno militar y de sus violaciones de los derechos humanos. Trabajó arduamente para salvar vidas de centenares de personas que eran perseguidas por el régimen y visitó a los presos en las cárceles, entre ellos el periodista Jacobo Timerman, que dedicó su libro, “Preso sin nombre, celda sin número”, al rabino, que “tanto consuelo ha traído a los presos judíos, cristianos y ateos”. El Seminario Rabínico Latinoamericano se transformó en un lugar donde se convocaban familiares para realizar hábeas corpus colectivos. En 1981, el Seminario Judío Teológico de Nueva York lo distinguió con el título de Doctor Honoris Causa en Teología Sagrada. En 1983, la Universidad de Darmouth lo distinguió con el título de Doctor Honoris Causa en Humanidades. Ese mismo año, cuando la democracia volvió a la Argentina, el presidente electo, Raúl Alfonsín, reconoció el trabajo del rabino Meyer concediéndole la condecoración más alta que la Argentina entrega a un extranjero, la Orden del Libertador San Martín.
Dicho emblema no solamente fue utilizado en Argentina. La Comisión Chilena de Derechos Humanos elaboro un Informe que lleva como título: “Nunca más en Chile”.


  En Brasil, el rabino Henry Sobel, el pastor presbiteriano Jaime Wright y el Cardenal Paulo Evaristo Arns, con todo un equipo de investigadores reunieron informaciones de más de 1.000.000 de páginas contenidas en 707 procesos del Tribunal Superior Militar. El libro, publicado por la Editora Vozes, Brasil Nunca Más”, jugó un papel clave en la identificación y comunicación de los torturadores del régimen militar y aceleró la caída de la dictadura.




 “Me alarma la posibilidad de que se reivindique a las Fuerzas Armadas cuando nunca reconocieron su culpabilidad y se jactan de lo que hicieron. Sería matar a los desaparecidos por segunda vez. Es lo mismo que hace Pinochet cuando dice que los judíos muertos por el nazismo fueron solamente cuatro millones y no seis, o los norteamericanos y europeos cuando dicen que el Holocausto judío no existió. Estoy de acuerdo con todo lo que perpetúe la memoria de los desaparecidos: desde un concurso nacional de esculturas hasta el nombramiento de una plaza central del país en su homenaje. Hay que asegurar de alguna manera que esto quede grabado en la historia argentina.”

  Visita de Bergoglio al monumento dedicado a los seis millones de judíos asesinados durante el Holocausto.


Judíos y dictadura

  El rol del Rabino Marshall Meyer como participante activo en organismos de DDHH encargados de la persecución a militares por supuestos crímenes cometidos durante el gobierno de facto de mediados de la década del 70 no fue un caso aislado. La participación de judíos tuvo un papel muy significativo interviniendo a título personal en carácter de querellantes, abogados, fiscales o jueces. También tomaron cartas en el asunto mediante las organizaciones de la colectividad judía que actúan en Argentina.

 “La Delegación de Asociaciones Israelitas de Argentina” (DAIA) tiene su origen hacia mediados de la década de 1930 como un Comité contra el Antisemitismo, cuya labor fue denunciar la prédica antijudía propagada por grupos de derecha nacionalista. Desde entonces se ha convertido en la representación política de la comunidad judía de Argentina y continuó siendo uno de sus objetivos primordiales la denuncia del antisemitismo en el país. En relación a lo sucedido con los judíos durante la última dictadura militar, la DAIA presentó dos Informes: el primero al inicio de la recuperación democrática (1984) y el segundo durante el gobierno de Néstor Kirchner (2007).

  Tras la apertura de los debates acerca de lo acontecido durante la dictadura militar y el conocimiento acerca de las formas que adquirió el terrorismo de Estado en Argentina, el Centro de Estudios Sociales de la DAIA inició un proyecto de investigación en el que intentó abordar la situación de los detenidos-desaparecidos judíos. Parte de este Informe fue entregado en 1999 al juez español Baltasar Garzón. El rabino Daniel Goldman, de la comunidad Bet El, explicó que aunque los judíos eran sólo un uno por ciento de la población argentina, representaron el 12 o 13 por ciento de los torturados, asesinados o desaparecidos. Ocho carpetas fueron entregadas a Garzón por el periodista Herman Schiller, con numerosos testimonios directos de sobrevivientes de los campos clandestinos y opiniones sobre la represión antisemita de prestigiosas personalidades argentinas. Es particularmente valioso lo que testimonia Mario Villani, superviviente de cinco campos de concentración. Símbolos, marchas nazis y retratos de Hitler en las cámaras de torturas y las salas de guardias, señaló Schiller. Sólo en las denuncias de Villani se enumeran los nombres y grados militares de treinta represores caracterizados por su sadismo antisemita. En el informe de casi 200 páginas presentado ante Garzón por la Comisión de Familiares de Desaparecidos, con sede en Barcelona, se detallan estas actividades en 27 centros clandestinos. Matilde Mellibosky, dirigente de las Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora, entregó a Garzón una lista de 164 casos sobre la persecución antisemita de la dictadura.

  En el emblemático juicio al ex capellán de la policía bonaerense Christian Von Wernich, en el que cumplieron con su deseo de sentar en el banquillo de los acusados a un hombre de la Iglesia, encontramos la intervención de Miriam Bregman, abogada del colectivo “Justicia Ya”, quien manifestó en su alegato: “No es partícipe, es  autor y pieza clave del genocidio; es un engranaje de una única maquinaria represiva que actuaba en todo el país”.

  El tribunal que estuvo a cargo del juzgamiento de Von Wernich y de Miguel Etchecolatz, fue presidido por Carlos Rozanski, un asiduo concurrente a conmemoraciones relativas a la shoá”, interviniendo como conferencista. Podemos citar como ejemplo la celebrada por  el Polo del Judaísmo Plural (Meretz, Convergencia, ICUF e Independientes) en el  Acto en Homenaje al Levantamiento del Gueto de Varsovia. En la cual Rozanski se refirió a las similitudes y divergencias entre la represión, la censura y el terrorismo de Estado durante la Shoa y durante la última dictadura militar argentina. También participo en la conferencia “Memoria, verdad, justicia y reparación” en el Centro Cultural de la Cooperación Floreal Gorin, en la cual disertó sobre el negacionismo desde una perspectiva jurídica. Citando al escritor Súlim Granovsky, señaló que “es imposible hacer justicia sobre algo que no sucedió: ese es el sentido de la negación, pretende evitar que no se haga justicia y que no se pueda elaborar lo sucedido. La herida psicológica es de una profundidad muy alta”. 

  Hubo verdad, pero mucho tiempo después. La verdad la conocían los 1.500.000 muertos, y se la llevaron a esas fosas comunes, la sabían los sobrevivientes pero no pudieron elaborarla y transmitirla”.

  Rozanski tuvo que renunciar a su cargo en octubre del 2016 por tener varias denuncias en su contra.  Estaba acusado ante el Consejo de la Magistratura, entre otras cosas, por supuesto “maltrato laboral” contra su personal, a partir de una denuncia de Julio Piumato, jefe de la Unión de Empleados de la Justicia de la Nación (UEJN).”

  El Juez Federal Daniel Rafecas, está a cargo de la investigación de la "Megacausa Primer Cuerpo del Ejército", en la cual se investigan crímenes cometidos contra más de 1200 víctimas en numerosos centros clandestinos de detención (CCD) en la Capital Federal y la Provincia de Buenos Aires.

Rafecas y el garantista ex juez Zaffaroni en la conferencia "Memoria, verdad, justicia y reparación" 

  En el contexto de esta causa, se ha imputado a más de 160 personas por la comisión de delitos de lesa humanidad, habiéndose llegado a juicio oral por los hechos ocurridos en los CCD “Mansión Seré”, “Vesubio”, “Atlético, Banco y Olimpo”, “Automotores Orletti” y “Hospital Posadas”.  El curriculum de Rafecas nos informa que es profesor regular de Derecho Penal en la UBA y en la Universidad de Rosario, y consejero académico en el “Museo del Holocausto de Buenos Aires”. Autor de numerosos trabajos sobre derecho penal y derechos humanos, se ha especializado en los estudios sobre la Shoá y sus implicancias sociales y jurídicas. Tiene a su cargo un seminario sobre “Ciencias Penales y Shoá” en el posgrado de la Facultad de Derecho de la UBA. Ha dictado conferencias sobre temas relacionados con la Shoá en los Estados Unidos (Auschwitz Institute), Francia (UNESCO), España (Casa Sefarad) e Israel (Yad Vashem), así como también en países de Latinoamérica y en universidades del interior de la Argentina. Recientemente, ha recibido los premios “Derechos Humanos”, de la Fundación B’nai B’rith de Argentina; “Gilbert Lewi”, de la Fundación Museo del Holocausto de Buenos Aires, y “Moisés”, de la Sociedad Hebraica, en virtud de sus constantes aportes para mantener viva la memoria de los acontecimientos que se narran en la presente obra.

  También es autor del libro “Historia de la solución final”.

  Al igual que su colega Carlos Rozanski tiene un pedido de juicio político ante el Consejo de la Magistratura por supuestas maniobras realizadas para desacreditar al fallecido fiscal Alberto Nisman, por haber tergiversado documentación con el objetivo de desacreditar la figura del doctor Nisman.
  
  El presidente de la Corte Suprema de Justicia, Ricardo Lorenzetti, quien en más de una oportunidad manifestó que “los juicios contra los represores no son una moda, no cambian con los gobiernos ni con los tiempos, y los definió como una política de Estado, forma parte fundamental del proceso democrático y del estado de Derecho" fue reconocido por la logia Judeo-Masónica B´nai B´rith Argentina con el premio “B´nai B´rith Derechos Humanos 2010 en el acto que tuvo lugar en el Aula Magna de la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires.


El Nüremberg argentino

  Otra extraña similitud encontramos en el parentesco que pretende realizarse entre los juicios llevados a cabo contra los altos mandos del Ejército Alemán que fueron juzgados y condenados por los vencedores al finalizar la segunda guerra mundial en lo que se denominó, los juicios de Nüremberg, y el juzgamiento a la cúpula militar del Proceso de Reorganización Nacional. Con el retorno a la democracia, Raúl Alfonsín asume la Presidencia de La Nación y a los cinco días dictó el decreto 158/83 por el cual ordenaba enjuiciar a los “...integrantes de la junta militar que usurpó el gobierno de la Nación el 24 de marzo de 1976 y a los integrantes de las dos juntas militares subsiguientes”.

  En el año 2004 se estrenó en Argentina un documental Coproducido por la Argentina y España, “El Nüremberg argentino” se basa en un guión coescrito por Fredy Torres y Miguel Rodríguez Arias. A lo largo de sus ochenta y tres minutos de duración, “El Nüremberg argentino” reconstruye el desarrollo del juicio, a través de imágenes de archivo, a las que se suma material fílmico de la época. Además, hay en el documental entrevistas actuales a seis de los principales testimoniantes, a los cuatro jueces que integraban el tribunal (los doctores León Arslanian, Ricardo Gil Lavedra, Jorge Torlasco y Andrés D´Alessio), al fiscal Julio César Strassera, al Premio Nobel de la Paz Adolfo Pérez Esquivel, a la presidente de Abuelas de Plaza de Mayo, Estela de Carlotto, al periodista y escritor Miguel Bonasso y al pensador Tomás Abraham.

 El objetivo principal de este largometraje -señala Rodríguez Arias- es dar a conocer a los más jóvenes los siniestros objetivos y métodos de la represión y proponer a los adultos un saludable ejercicio de la memoria. Al mismo tiempo, la película trata de brindar un testimonio completo de ese episodio trascendental para la historia del país y para la jurisprudencia internacional”. La intención de los documentalistas para inculcar en los jóvenes el paralelismo entre el juicio a la Junta Militar Argentina por supuestos crímenes de lesa humanidad y los llevado a cabo en Alemania es más que evidente. El adoctrinamiento a través de la educación y los medios masivos de comunicación referidos a las violaciones de DDHH y su asimilación a los crímenes atribuidos a la Alemania nacionalsocialista fue profundizado a partir del año 2003.

  Pero el paralelismo no se limita al juicio a las Juntas Militares. En agosto del 2016 se dictó sentencia en la denominada “Megacausa La Perla” en la provincia de Córdoba. En los medios de prensa cordobeses el juicio fue conocido como “El Núremberg cordobés”.  El periódico Día a Día hace esta comparación: “No es una exageración: el juicio por la megacausa La Perla es el “Nüremberg” cordobés: un proceso que entrará en la historia de Córdoba como el que permitió visualizar la magnitud del terrorismo de Estado en nuestra provincia. Del mismo modo que las principales figuras del Estado nazi dieron cuenta ante la Justicia (ciudad alemana de Nüremberg, 1945–1946), la megacausa La Perla aglutina gran parte de los crímenes contra la humanidad que el Ejército y la Policía cometieron en Córdoba incluso en democracia, antes del golpe de Estado, principalmente en los campos de concentración La Perla, Campo de la Ribera, Departamento de Informaciones (D2), Penitenciaría de San Martín y numerosas comisarías, destacamentos y otras “cuevas” parecidas.”


 Los “escraches”

  Finalizada la segunda guerra mundial el objetivo de algunos judíos se centró en buscar a militares alemanes que habían logrado eludir los juicios que los vencedores de la guerra estaban llevando a cabo para castigar a los derrotados. Tal vez el más célebre de los “cazadores nazis” fue Simon Wiesenthal quien con el nacimiento del Estado de Israel en 1948, fue enrolado para trabajar con el organismo que antecedió al Mossad, el “departamento de estado” del Ministerio de Asuntos Exteriores, y aunque no era israelí, recibió un pasaporte del Estado Hebreo.

  A pesar de no ser tan famosos como Wiesenthal, el matrimonio compuesto por Beate y Serge Klarsfeld desarrollaría una intensa labor de investigación de los crímenes del nazismo y de búsqueda de los criminales nazis. Se puede decir que cada miembro de la pareja tuvo su papel: Beate, fue la activista y la cara pública, mediática y polémica: en 1968, Beate llamó la atención de la opinión pública internacional al abofetear al Canciller alemán Kurt Georg Kiesinger, un antiguo nazi reconvertido en político democristiano (CDU, el partido de la actual Canciller Angela Merkel), algo bastante frecuente en la República Federal Alemana (RFA). Por su parte, Serge, licenciado en Derecho por la Soborna, se encargaba de la investigación y de llevar a juicio a esos criminales nazis. En 1979, Beate sobrevivió a un intento de atentado por parte de la red de antiguos soldados nazis ODESSA.

Mucho se ha dicho y escrito sobre el matrimonio Klarsfeld, aunque Beate fue acusada de izquierdista por sus duras críticas al SPD por su pasividad ante la penetración de antiguos nazis en las instituciones de la RFA, también se sospechaba de las relaciones del matrimonio con los servicios secretos israelíes, el MOSSAD, debido fundamentalmente a la colaboración que mantuvieron con el también conocido cazador de nazis Simon Wiesenthal. Incluso, se llegó a insinuar que los Klarsfeld colaboraron con la CIA, ¿quién sabe?

  Lo interesante del caso es que Beate Klarsfeld tenía por costumbre presentarse ante los domicilios de esos antiguos nazis y denunciarlos públicamente, es decir, lo que las agrupaciones de derechos humanos, en especial “HIJOS”, realizan en los domicilios particulares de los militares acusados por supuestas violaciones de derechos humanos. El antecedente de dichas manifestaciones es la labor que desarrollo el matrimonio Klarsfeld


Negacionismo

  Se denomina negacionismo el cuestionar la veracidad sobre el holocausto. Las afirmaciones frecuentes de la negación son las siguientes: que el asesinato de aproximadamente seis millones de judíos durante la Segunda Guerra Mundial nunca sucedió; que la Alemania de Hitler no tenían ninguna política oficial o intención de exterminar a los judíos; y que las cámaras de gas de guerra en el campo de exterminio de Auschwtz-Birkenau nunca existieron. Todos estos hechos fueron puestos en duda por la corriente histórica revisionista de la segunda guerra mundial. Entre los historiadores más reconocidos se encuentran Ernst Zundel, David Irving, Gerd Honsik, Pedro Varela, Germar Rudolf y Gerald Fredrick Toben. Por el simple hecho de investigar esta cuestión y llegar a conclusiones distintas a la que impone la historia oficial han sufrido persecuciones judiciales, incluso condenas de prisión. Recientemente quien fue víctima de estas persecuciones por atreverse a desafiar la versión oficial fue Ursula Haverbeck


  En los países europeos existe una diversidad de leyes que sancionan el negacionismo, especialmente a partir del año 2007 en que  La Unión Europea aprueba leyes que convierten la negación del Holocausto en un delito penado con prisión.

  Por su parte, la Asamblea General de la ONU adoptó una resolución, patrocinada por la Argentina y otros 102 países, que condena cualquier intento de negar el Holocausto.

  En el preámbulo, el texto “rechaza cualquier acción tendiente a negar el Holocausto, pues al ignorar terribles eventos históricos como éste, aumenta el riesgo de que se repitan” y además reafirma “el derecho de los pueblos y los gobiernos a un mundo sin genocidio”.

  En la parte resolutiva, la Asamblea General “condena sin ninguna reserva cualquier negación del Holocausto” y exhorta a los Estados Miembros de las Naciones Unidas a “rechazar cualquier negación del Holocausto como evento histórico, total o parcialmente, y cualquier actividad destinada a este propósito”.

  En Argentina una agrupación peronista presentará un proyecto para crear la figura del negacionismo y llevar a la Justicia a los funcionarios que pongan en duda la cantidad de desaparecidos o “busquen relativizar los hechos de la última dictadura”, luego de las declaraciones de Mauricio Macri, que dijo desconocer si los desaparecidos eran 30 mil. En el peronismo denuncian que es como “negar el Holocausto”.

 “La mayoría de las sociedades que han pasado por genocidios como el nuestro castigan severamente a quienes buscan subestimar y negar las atrocidades vividas. Esto pasa en la mayoría de los países desarrollados, como Alemania, Austria, Francia o Israel. Si es delito dudar de los 6 millones de judíos asesinados por los nazis, ¿por qué no lo es hacerlo sobre las víctimas de la dictadura argentina?”, señaló Juan Manuel Valdés ante la prensa. 


Museos del Holocausto y Espacios de Memorias

  Con el objetivo de propagar y mantener viva la historia oficial sobre el “holocausto”, los judíos han promovido la construcción de museos para “difundir y educar, para concientizar a la sociedad acerca de las graves consecuencias del racismo, la discriminación, la xenofobia y el antisemitismo”. En el mundo existen Museos del Holocausto en Alemania, República Checa, Israel, Francia, Holanda, Polonia y Estados Unidos.

  Siendo Argentina uno de los países cuya colectividad judía es de las más numerosas del mundo, a mediados de la década de 1990 se iniciaron las gestiones para la creación del museo, cuando la Fundación Memoria del Holocausto comenzó la recolección de relatos, testimonios, documentos y objetos personales de los sobrevivientes del Holocausto en la Argentina. Luego de recibir del Gobierno Nacional el edificio de la Sub-Usina “Montevideo” de la Compañía Ítalo-Argentina de Electricidad, en el barrio de Recoleta se desarrolló el concurso de proyectos, donde se eligió ganadora la propuesta de Dujovne-Hirsch y Grinberg-Dwek-Sartorio-Iglesias. El arquitecto Berardo Dujovne es uno de los creador de Dujovne-Hirsch & Asociados y padre del actual Ministro de Haciendas Nicolás Dujovne

  Uno de los fundadores y ex Presidente del Museo de la Ciudad de Buenos Aires es Claudio Avruj, quien durante la presidencia de Mauricio Macri pasó a comandar la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación, una dependencia emblemática durante el kirchnerismo por su rol en la persecución judicial de miembros de las Fuerzas Armadas. Cuando en el año 2013 asumió la presidencia de dicha entidad designó como hombre de confianza a Guillermo Yanko, pareja de la actual ministra de Seguridad, Patricia Bullrich. Es importante destacar que Avruj mantiene vínculos muy aceitados con el Estado de Israel, por tal motivo en el año 2014 Mauricio Macri lo designo en su comitiva cuando viajo a Israel para estrechar vínculos con el primer ministro Benjamin Netanyahu.


Santiago Mondino


Claudio Avruj en el “Museo del Holocausto en Buenos Aires”


Macri y su jefe

Obama en el Museo Conmemorativo del Holocausto (USHMM)         Museo de la ESMA - Argentina

Fuentes:




Nacionalismo Católico San Juan Bautista